1- El sonido del puente
Una chica de larga cabellera morada, atada en dos coletas, corría por el pasillo a todo lo que sus piernas daban. Trastabillaba un poco debido al peso del estuche que llevaba a su espalda. Iba tarde a la práctica de su club, y solo tenía unos minutos para usar el escenario del auditorio de la preparatoria y lo estaba desperdiciando.
Dobló en una esquina y se topó de frente con tres chicas. Se mordió el labio y bajó la mirada, tratando de pasar desapercibida pero ya la habían visto.
¡Nozomi detente!
Nozomi frenó en seco y maldijo por lo bajo mientras las tres chicas se acercaban. Una era pequeña, de ojos purpura y de cabello café, la otra tenía el cabello de color castaño y los ojos azules y la que estaba entre las dos, alta, de cabello café oscuro y ojos color miel. Cuando se colocaron frente a ella, la más alta de las tres habló con voz cansada y molesta.
–Está prohibido correr por los pasillos de la preparatoria. Una estudiante de tercero debería saberlo.
–Hola Fumiko –dijo Nozomi tratando de dibujar una sonrisa sincera–. Perdona, pero llevo prisa. Tengo que…
–Nozomi, el que nuevamente llegues tarde a algún lugar no me sorprende, es natural en ti. Pero deberé reportarte por esta infracción.
Nozomi torció la boca en una mueca de molesta y desvió la mirada. La más pequeña de las chicas abrió un cuaderno y habló despacio y con voz casi robótica.
– ¿Hoy si piensas ir a la reunión de presidentes de club Nozomi?
– ¿Es hoy Mika? –las tres chicas la miraron con molestia.
–Sí, es hoy Nozomi –dijo la tercera chica–. Si faltas, será la tercera vez de este semestre, y sabes que eso significa que tu club puede ser disuelto.
–No Hideko, por favor. Además –agregó mirando a las tres fijamente– solo he faltado una vez. A la reunión anterior asistió Rin-chan.
Hideko miró a Fumiko y negó despacio. Mika se sonó la garganta y comenzó a hablar en el mismo tono robótico de antes.
–La vicepresidenta del club es Honoka no Rin.
–Pero Honoka-chan es muy despistada. Prefiero que vaya Rin-chan –se justificó Nozomi levantando los hombros.
–Como si hubiera alguna diferencia entre una atolondrada y la otra –agregó Fumiko con un suspiro aburrido. Nozomi las miró con molestia. Hideko suspiró.
–Deberías tomar más en serio esto Nozomi. Tu club solo tiene cuatro miembros y si no consigues otro antes de que acabe el semestre, y con las ausencias a las reuniones, no sería de extrañar que el comité decida suspenderlo. Nosotras como miembros no podemos hacer mucho, aunque seamos tus amigas.
–Gracias chicas por recordarme mis problemas.
Las tres chicas se miraron y negaron despacio. Se alejaron de Nozomi que se quedó en mitad del pasillo. Lanzó un suspiro y comenzó a caminar nuevamente hacia el auditorio.
Tojou Nozomi era una chica de tercer año de preparatoria, conocida como la bruja del tarot por todas las estudiantes. Pertenecía a la preparatoria Otonokizaka y tenía la costumbre de ser muy retraída y poco comunicadora. Siempre estaba sola, y la única compañía que tenía eran sus cartas y su bajo. Era una excelente bajista pero nunca había pertenecido a una banda o un club. Al ser su último año en la preparatoria, decidió crear un club de música. En su primer mes de vida, se habían unido tres integrantes, dos chicas de primer año y una de segundo año.
Iban a participar en el festival de la ciudad de Tokyo, ese año, organizado por la preparatoria a la que ella asistía. En ese festival, se enfrentarían a las demás escuelas de la ciudad, la más temible era la preparatoria UTX y su banda Sweet Devil Girls.
Faltaban dos días para el festival y todos los grupos tenían un espacio para ensayar en el auditorio. Cuando recordó eso, volvió a correr con todas sus fuerzas.
–Nya… llegas tarde Nozomi-chan –dijo una chica pequeña de cabello corto color naranja y ojos color ámbar. Estaba sentada en un taburete y jugaba con dos baquetas, golpeando unas cajas cercanas.
Nozomi respiró profundamente ya que se había quedado sin aire y se apretó las costillas debido al dolor.
–Perdón Rin-chan, la maestra de ciencias me volvió a castigar.
– ¿Por volver a hacer conjuros mágicos con tus cartas?
Nozomi sonrió pero no asintió ni negó. Miró a Rin fijamente.
Hoshizora Rin era una chica enérgica de primer año de preparatoria. Su tamaño y su físico no hacían pensar que era una chica de preparatoria. Tocaba la batería, ya que un doctor se lo había recomendado a su madre para tratar su hiperactividad.
Una chica de cabello corto de color café, ojos color rosa y con lentes se acercó a ellas. Llevaba una carpeta entre sus brazos.
–Ah… Nozomi-chan, llegaste –dijo en tono tímido. Nozomi asintió y se mordió el labio.
–Perdón por llegar tarde Hanayo-chan, perdón –y unió sus manos en señal de disculpa.
–Otra vez la castigaron, Kayo-chin –dijo Rin con una sonrisa. Hanayo sonrió levemente.
–Debes tener más cuidado Nozomi-chan, es tu último año. No sería nada agradable que tengas que repetir año por tus castigos.
–Es que esa profesora es muy aburrida… por eso me distraigo muy fácil.
Las tres rieron. Koizumi Hanayo era una chica tímida de primer año de preparatoria. Era la mejor amiga de Rin y se habían criado juntas desde pequeñas. Era muy estudiosa y atenta con todas las personas. Tocaba el teclado, pero no se sentía muy segura de tener talento.
Nozomi se quitó el gran estuche que llevaba a la espalda en donde venía su instrumento musical, un bajo Fender Standard Jazz Bass de color azul. Suspiró y miró hacia todos lados.
–Este… ¿Dónde está Honoka-chan? –preguntó regresando la mirada a Hanayo que se mordió el labio.
–Está haciendo el tonto en el escenario. Cree que se parece a Jimmy Page.
–Es patético Nozomi-chan. Todas las demás bandas se están burlando nya.
Nozomi suspiró y se colocó el bajo. Asintió despacio y caminó hacia el escenario acompañada de sus dos compañeras. Cuando llegó cerca, podía escuchar una melodía completamente desafinada y las risas de muchas personas. Hanayo soltó un suspiro de tristeza y Rin colocó sus manos detrás de la cabeza.
Subieron al escenario. Ahí estaba una chica, de cabello corto color castaño. Sus ojos azules estaban llenos de energía mientras tocaba su guitarra eléctrica Gibson SG color rojo. Al ver a las tres chicas dejó de tocar y sonrió.
–Al fin llegas Nozomi-chan.
– ¿Qué estás haciendo Honoka? –le preguntó en un tono algo rudo. Honoka suspiró y se mordió el labio antes de contestar.
Kousaka Honoka, era una chica algo atolondrada, olvidadiza y torpe de segundo año. Era conocida por ser la hija de los dueños de una tienda de dulces, y por su mala costumbre de reprobar la mayoría de los exámenes. Era guitarrista por accidente, ya que un día, con cinco años, se encontró la guitarra de su tío y terminó por cortarle todas las cuerdas. Luego de eso, aprendió a amar ese instrumento.
–Este… –comenzó a responder con molestia–. Es que las de UTX dijeron que si no íbamos a usar el escenario ellas podían adelantar su ensayo para salir de este inmundo lugar.
Nozomi se molestó al escuchar eso y miró hacia el resto de las bandas. Ninguna les prestaba atención a ellas y solo se limitaban a hablar entre ellas. No había señales de las personas que buscaba. Suspiró y miró a sus compañeras.
– ¿Cuánto tiempo nos queda Hanayo-chan? –preguntó tratando de bajar su enojo.
–Solo cinco minutos Nozomi-chan. No podremos practicar mucho.
–No importa, hagamos lo que podamos hasta que nos saquen.
Todas asintieron. Rin se dirigió rápidamente a la batería sobre el escenario. No era la suya propia, sino una básica para los ensayos. Se sentó y practicó un poco con sus baquetas mientras Hanayo se colocaba en los teclados y las otras dos chicas conectaban sus instrumentos de cuerda a los amplificadores. Cuando estuvieron listas, la pequeña baterista dio la señal de inicio.
–Uno, dos… un, dos, nya.
Comenzaron a tocar una canción propia escrita por Nozomi. Aún no tenía letra, pero la melodía era fuerte y con energía. Varias integrantes de las otras bandas comenzaron a ponerles atención y hablaban entre ellas intercambiando comentarios.
Menos de un minuto después, un hombre activó un megáfono y habló despacio pero fuerte.
–Academia Otonokizaka, su tiempo terminó.
Nozomi, Hanayo y Honoka dejaron de tocar, pero Rin, que estaba concentrada, seguía golpeando la batería con fuerza. El hombre las miró con enojo y volvió a colocar el megáfono en la boca.
–La loca de atrás, por favor detenerse.
Rin se detuvo y se mordió el labio. Las risas comenzaron a escucharse en el auditorio. Hanayo suspiró triste y Nozomi se llevó una mano a la cara con frustración. El hombre miró hacia un sector del auditorio y volvió a hablar.
–Estudiantes de la academia UTX, por favor comenzar su ensayo.
Un grupo de cinco chicas sonrieron y se pusieron de pie. Nozomi las miró fijamente mientras ellas se acercaban al escenario. Todas las demás bandas se alejaban y les abrían paso a las chicas que caminaban con mucha soberbia y seguridad. Delante de todas iba la más pequeña, una chica de cabello negro atado en dos coletas y ojos color rubí. Detrás, un poco más alta, iba una chica de cabello corto castaño y ojos color esmeralda. A su lado caminaba una hermosa chica pelirroja de cabello corto y ojos rasgados color purpura. Detrás de ellas iban dos chicas más, una alta, de cabello largo color gris y ojos color miel y la líder de la banda, una hermosa chica de rasgos extranjeros, de cabello largo rubio intenso y ojos color azul cielo.
Honoka y Hanayo se acercaron a Nozomi mientras Rin se colocaba detrás de ellas. Cuando la pequeña chica de ojos rubí llegó al primer escalón del escenario, soltó una risa de burla y arqueó una ceja.
– ¿Qué están esperando para abandonar nuestro escenario? ¿Una invitación?
Nozomi se mordió el labio y recorrió con la mirada a las cinco integrantes. Se detuvo en la rubia que la miraba fijamente.
–Vámonos chicas –dijo mirando a Honoka y tomó la mano de Hanayo. Rin les mostró la lengua a las chicas de UTX y se alejó corriendo detrás de Honoka.
– ¡Kousaka-san! –dijo la chica de ojos esmeralda. Las chicas se detuvieron, pero Honoka se giró para mirarla–. Por lo menos acabo de ver que ya puedes tocar más de un acorde seguido. Eso es un avance contigo.
Se comenzó a reír y fue acompañada por las risas de la rubia y la pelinegra y del auditorio completo. Las otras dos chicas se mantuvieron en silencio. Honoka comenzó a ponerse colorada de la molestia pero se mordió el labio. La pequeña de ojos color rubí continuó.
–Y Hoshizora-san. Tocar la batería no es solo golpear los tarros con fuerza.
Las risas de todo el auditorio se hicieron más grandes. Rin se puso colorada, iba a avanzar pero Hanayo la detuvo de un brazo.
–No les hagas caso Rin-chan. Vamos.
–Pero Kayo-chin… esa tabla enana nya –dijo con mucho enojo. La chica pelinegra se molestó.
– ¿A quién le dices tabla enana, patética gata retrasada mental?
La pelinegra iba a avanzar pero la detuvo la rubia que se había colocado al frente del grupo. Nozomi se acercó a Rin para calmarla. Escuchó la voz de la rubia a su espalda.
–Oye Tojou-san, ¿ya están listas para perder? Las vamos a destrozar en el festival.
Nozomi sonrió amargamente. Sacó una carta de su bolsillo y se la enseñó a las chicas frente a ellas. Todas retrocedieron asustadas menos la rubia y la pelirroja.
–Las cartas me dicen que no será así Ayase-san. Que tú y tu grupo serán los que morderán el polvo, y nosotras ganaremos.
Las dos chicas pequeñas comenzaron a reír a carcajadas pero se quedaron calladas al ver que la chica rubia y las otras dos no sonreían.
–Deberían dejar la soberbia de lado y no se llenaran de arrugas tan rápido, porque ya se les ven a algunas de ustedes –continuó Nozomi sonriendo y bajando del escenario.
Las dos más pequeñas intentaron subir al escenario pero la pelirroja las detuvo tomándolas de los hombros.
Nozomi y sus compañeras llegaron detrás del escenario. Ella respiró profundamente pero Rin le dio una patada a una caja cercana y Honoka lanzó lejos una botella de agua.
–Detesto a esas brujas –dijo con enojo. Rin asintió.
–Esa enana nya. Se cree mejor baterista que yo…
–Honoka-chan, Rin-chan, calma, por favor. No les den importancia a lo que ellas digan.
–Pero Kayo-chin… ¿dime que no te molesta escuchar a esas tontas?
Hanayo no respondió. Se acercó a Rin y la abrazó. Nozomi suspiró y miró a sus amigas. Se mordió el labio y sonrió. Le acarició la cabeza a Honoka y suspiró.
–Ya chicas. No le demos importancia. Las cartas me dicen que nos irá bien.
– ¿Cuándo has acertado con tus cartas Nozomi-chan nya?
Nozomi soltó una leve carcajada y negó despacio. Guardó su bajo en el estuche y se lo colgó a la espalda. Todas la miraron con sorpresa.
– ¿Te vas? –le preguntó Honoka.
–Eh… sí. Necesito hacer unas diligencias antes de regresar a casa.
–Pero Nozomi-chan –comenzó a decir Hanayo tímidamente–. Hoy tienes reunión de presidentes de club. No puedes… –Nozomi unió sus manos y miró a Honoka.
–Honoka-chan, por favor. Ve tú.
–Eh… ¿Yo?
Nozomi asintió y sonrió ampliamente. Honoka miró a las demás pero cuando iba a negarse, ya Nozomi iba saliendo del auditorio. Suspiró molesta mientras Rin y Hanayo sonreían.
Nozomi suspiraba mientras caminaba despacio por la ciudad. Cargaba su bajo a la espalda, su mochila a un lado y llevaba una bebida caliente en su mano. Repasaba en su móvil la lista de las cosas que tenía que comprar para llevar al templo Kanda, ya que ella trabajaba medio tiempo en ese lugar como sacerdotisa y ese día le tocaba hacer las compras.
Miró la entrada del supermercado mientras se abrazaba a si misma debido al fuerte frío que hacía en esa época del año. Dio un paso hacía el supermercado cuando comenzó a escuchar una melodía a lo lejos. Era una hermosa canción que no conocía, pero sonaba algo… mágica. No era la única que lograba escucharla. Todas las personas miraban en todas direcciones buscando la fuente de tan hermoso sonido.
Suspiró y agudizó su oído. La música sonaba a lo lejos, pero era constante. El viento traía las notas hacia ella. Miró hacia el puente. El sonido debía provenir de ahí. Olvidó las compras y comenzó a correr hacia ese lugar. Un minuto después, ya se encontraba en la entrada al puente. Notó una aglomeración de personas en el centro del mismo y decidió acercarse. La melodía era más hermosa entre más fuerte sonaba. Sus oídos, sus sentidos, su alma se llenaban completamente con esa melodía.
Llegó al grupo de personas, aproximadamente unas cincuenta. Podía escuchar el sonido, pero no podía ver nada, ya que su estatura no la ayudaba mucho, a pesar de ser una chica alta. Suspiró y comenzó a forcejear para abrirse paso entre las personas. Cuando logró llegar al frente de la aglomeración se sorprendió.
Una hermosa chica, de largo cabello oscuro, en un tono azulado, tocaba un viejo y algo destartalado violín con mucha maestría y simpleza. Vestía un abrigo color gris algo raído y una boina sobre su cabeza. Tenía los ojos cerrados y las mejillas algo coloradas por el frío. Sus manos, con unos guantes negros algo rotos, sujetaban con mucha firmeza su instrumento y su arco mientras ejecutaba tan mágica melodía.
Frente a ella estaba un pequeño estuche, que Nozomi adivinó, era de su violín. Tenía algunas monedas y unos dos billetes. Algunas personas del grupo que escuchaba atento lanzaron unas monedas más.
Nozomi cerró los ojos y escuchaba la melodía como hipnotizada, dejando que llenara todo su ser. Era dulce, pero a la vez fuerte, llena de muchos sentimientos. Abrió los ojos y notó la mirada triste en la chica. Sus ojos de color miel lucían sin vida, muy diferente a la música que estaba tocando.
Nozomi se sintió mal. Metió una mano a su abrigo y sacó el dinero que iba a usar para la compra. Se mordió el labio y tomó una pequeña cantidad. Se acercó al estuche y notó que la chica sonreía mirándola. Justo cuando iba a colocar el dinero dentro, una fuerte voz gritó cerca del grupo.
– ¡Hey tú! Ya te dije que está prohibido tocar aquí.
Un oficial de la policía se acercaba corriendo. La chica se mordió el labio y rápidamente se agachó, guardó su violín y cerró su estuche. Sin mirar a nadie más, lo levantó y comenzó a correr dejando a todos sorprendidos.
Nozomi la miró hasta que ella desapareció a lo lejos del puente, aún con el dinero en su mano y la hermosa melodía en su corazón.
Bien, como en mi primera historia no me presenté lo haré en esta. Mi nombre es Emilio y esta será mi nueva historia.
Será una historia un poco diferente a lo que Love Live es, pero las chicas mantendran su forma de ser y su personalidad. Espero que les guste mucho y dejen sus comentarios, ya que como saben me agrada mucho leerlos.
Eso sí, a diferencia de mi otra historia, "Un nuevo comienzo, una nueva oportunidad", esta no será actualizada tan constante pero prometo que no duraré mucho entre capitulo y capitulo.
Sin más que decir, que disfruten de esta historia y dejen sus comentarios.
