EL AMANTE DE LAS ROSAS NEGRAS.
Edificio Wyvern, Berlín Alemania, Sótano, Cuarto de calderas-
Cuantos días, cuantas semanas, meses, ya casi tres años de vivir tan solo para amar a ese joven encantador que habitaba el penthouse del edificio, el esposo de ese sucio bastardo. Aquel que cada noche ensuciaba su cuerpo con cada toque, por que lo que él hacía sobre ese nívea y hermosa piel no podría ser considerado como una caricia de modo alguno. Aquel miserable que abusaba del poder concedido por lo dicho en un papel, por aquello que era pero nunca debió ser. Por aquel inmundo trueque de poder entre dos imperios tan solo para afianzar aun mas su dominio sobre los demás, pobres, y comunes mortales de este mundo.
Aquel que lo ahogaba, envenenándolo con la saliva que fluía en su boca al forzar el pasaje de su lengua entre sus delicados labios.
Rhadamantys de Wyvern, el heredero de la compañía industrial más poderosa e importante de Alemania, no solo dentro de la nación germana, sino de toda la Unión Europea. El perro maldito que poseía al joven propietario de su corazón, aquel que lo comprara para saciarse en su cuerpo, para desarrollar sobre él las perversiones más recónditas de su mente asquerosa.
Una sonrisa ilumina su rostro, y se eleva hacia los cielos como una muda plegaria que agradece el descanso, que agradece la bendición de saber que él podrá descansar de su abuso, de la tortura a la que debe someterse noche tras noche entre las sabanas blancas de seda del lecho que comparte con su esposo, al ver la nota principal en la sección financiera de su diario. Rhadamantys debe viajar a Montreal a una importante convención de empresarios de su ramo y lo hará solo. Dejando aquí al ángel que ama. Con cuidado hurga entre los apartados de su vieja y sucia caja de herramientas buscando las tijeras, una vez que su mano contacta con ellas extiende el periódico con sumo cuidado, tan solo para no maltratar la foto del ser amado que acompaña el artículo del diario-
Un corte delicado por aquí, otro por allá y con furia apenas contenida la imagen del acaudalado heredero desaparece sucumbe destrozada en pedazos para dejarlo solo a él en la fotografía, una más de las tantas que ha recortado y coleccionado en su diario. Una más con la que podrá deleitarse y acariciarla soñando con que él puede sentir cada uno de sus toques. Soñando con algún día demostrarle su amor con algo más que la rosa negra que deposita cada mañana frente a su puerta, cuando a través de las cámaras de seguridad del edificio, sabe que no hay probabilidad de que él lo descubra.
Y es que el no es un hombre educado, refinado como la mayoría de los que habitan aquel edificio de lujo. Él se crió en la calle, en medio de los botes de basura, callejones y arrabales, en ella aprendió a trabajar por el pan que lleva a su boca, no sabe de poesías, oraciones suaves que halaguen el oído, o melodías refinadas, no conoce de detalles de romance más que aquellos que ha visto en el cine o en revistas baratas. Pero sabe de amor, de cariño y de ternura, la misma que lo ha llevado a observar a esa delicada criatura desde el momento en que consiguió este empleo, a interpretar la profunda desesperanza reflejada en sus pupilas, a conmoverse ante las lágrimas escondidas que a solas descarga una vez que su verdugo yace lejos.
Y todo por él, con que ganas le rajaría la cara al tipo, con que ganas le demostraría que el vigor, la fortaleza y hombría propias de un hombre se forjan con sudor, con el ardor de las manos tras un día de trabajo duro y se expresan en un abrazo, en un toque delicado, en una sonrisa de agradecimiento. No en balde ahí, en las calderas, donde ninguno de esos refinados hombres acude, por la mugre y porquerías aberrantes que arruinarían sus finos trajes, por el calor que ocasionaría que de sus poros abiertos el sudor emergiera empando sus finas camisas de seda, el descargaba toda su rabia contenida, la frustración acumulada en el día a día de verlo a lo lejos, de saberlo sufriendo, de no poder consolar su corazón herido, él descargaba contra un costal de arena con su fotografía prendida el dolor de su alma ante la incertidumbre, su coraje por saberse un cobarde que jamás le dirá cuan importante es su presencia en su vida, que los mejores días son aquellos en que sus labios esbozan para él una tenue sonrisa en agradecimiento a la más leve atención recibida.
Si ahí, entre cajas de cosas rotas, de herramientas y piezas de plomería, electricidad y albañilería, florecen en macetas de color celeste delicadas e insólitas rosas de color negro, rosas que atiende con agrado, que riega, poda y abona con dedicación para que a la puerta de su amor, nunca falte aquella rosa que le exprese todo aquello que nunca saldrá de sus labios.
Su vipper lo alerta mediante ligeras vibraciones en la cintura y el toque característico, problemas en la instalación eléctrica en el apartamento 605, Marco Aurelio, digo Mascará Mortal urge que te presentes allá de inmediato. Ese Milo quizás es el único de la sarta de perros sarnosos que trabaja para Rhadamantys como jefe de seguridad y administrador del edifico que vale la pena, bueno, él y Kanon, quienes se han constituido en sus cómplices. Los únicos que saben el origen de las rosas que cada mañana una vez ausente el amo y señor, su ángel caído recibe para alegrarlo, para expresarle que a pesar de la desgracia hay cosas en la vida que aunque pequeñas vale la pena el alegrarse por ellas.
-Ya me pagaras esta bromita Milo Portokalos...ya me adeudas todo un cajón de cervezas por todo aquello que hago en tu beneficio...aunque no debería de cobrármelas...no mientras has cumplido con la palabra que me empeñaste y ni a tu patrón ni a mi ángel les has aclarado nada sobre las rosas...-
El trabajo llama, y para el es prioritario ser mas que eficiente, indispensable en el manejo de ese edificio. Por que de otra manera ya no podría verlo más. Acomoda las tijeras y el resto de su herramienta en su vieja caja. Arma de nuevo el periódico para con un ágil movimiento de su muñeca arrojarlo a la basura, toma el recorte y luego de besarlo y sonreírle susurrando tan solo para si "Eres adorable…te amo tanto", lo dobla con cuidado y lo introduce en su billetera. Una vez que todo queda en orden, las sólidas pisadas de sus botas de trabajo lo conducen al exterior, al mundo prefabricado de todos esos hijos de padres ricos.
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Edificio Wyvern, Penthouse.
Una vez más, una noche más de tormento antes de que se vaya…que se largue lejos, al menos lo suficiente como para permitirle unos días de paz, unos días libre de la zozobra de saber que llegara a tomarlo, que lo mancillara, lo manoseara y poseerá por que para ello lo adquirió. Por que para eso les pago a sus padres un muy alto precio. Para tenerlo como su juguete exclusivo, el adorno más caro entre todo aquel lujoso mobiliario.
Se mira en el espejo, y no por vanidad sino por que no es tan cínico o deshonesto como para no aceptar lo obvio admite que es muy hermoso, a pesar de los continuos abusos y maltratos de Rhadamantys su marido, su belleza se mantiene inexorable, contrario a la luz de sus pupilas que con cada ocasión en que ese hombre lo penetra y lo llena de su esencia masculina, se apaga poco a poco hasta perderse en los pliegues de la almohada donde cada noche líquidos y silenciosos lamentos la humedecen. Las campanadas del reloj su fiel y único compañero en aquella lúgubre habitación se dejan oír, las ocho en punto. Él debe estar por llegar, y no admite pretexto o excusa alguna para el más mínimo retraso de su parte. Se lo ha dejado claro incontables veces.
"Tu me perteneces, yo te mantengo como un rey para que estés siempre listo a satisfacerme…para que en tu cuerpo de dios me descargue…para que el sabor emanado de tus poros me alimente…y todo lo que tu debes hacer es prepararte para recibirme, para colmarme de atenciones y ofrecerteme siempre…como mi puta que eres"
A pesar del tiempo y de la cantidad de veces que se las había repetido siempre conseguían herirle, siempre conseguían lacerar su corazón y lo forzaban a maldecirle por lo bajo, a él y a sus padres, para quienes la posición económica, social y la apariencia fueron mas importantes que los sentimientos o voluntades de su único hijo varón.
Si, era su marido, pero no merecía al menos un poco de consideración de su parte en especial, considerando la diferencia de ideales, intereses y edades. Nunca hubo un toque gentil, galante de su parte, la misma noche de su boda prácticamente no espero ni que llegaran a la recamara, en medio de la sala sobre uno de los sillones deshizo su ropa en toscos jirones, llenando a la vez su blanca e inmaculada piel de arañones, profundos, dolorosos y sangrantes. Marcas rojizas que se gravaron como hierro ardiente en su corazón y su mente.
Tan solo para minutos después poseerlo violentamente una y otra vez hasta desgarrarle, sin tomar en consideración el estado virgen de su cuerpo. Sin una palabra de cariño o respeto, ni un toque que lo ayudara a calmar el dolor que su abrupta invasión le generaba por dentro.
Y lo peor del caso es que cada noche la misma escena se repetía. Por lo menos dos o tres veces antes de que el sol clareara al alba de un nuevo día.
-Señor ten compasión de mi, y si no puedo escapar ni cambiar la forma en que él me trata, o el valor que me ha conferido al menos déjame morir pronto, rápido, tranquilo, en lugar de esperar a que cada día el mate un pedazo de mi espíritu...-
Dolorosas palabras para quien el éxtasis, la maravilla del amor contenido en un toque, beso o entrega ardiente entre las sabanas no existe. Para quien los detalles que le dan color y un sabor dulce a la vida parecen inalcanzables. Sonríe amargamente, utopías simples utopías porque el amor no existe, el paso de cada uno de los años de abuso y cautiverio le han llevado a creerlo, a asegurar que un sentimiento que permite a una persona tratar con ternura, confianza, respeto y devoción a otra no es más que el objeto de los cuentos. Lo único palpable es el sexo, y ni siquiera eso es como lo ilustran en filmes, poesías o programas televisivos.
El sexo carecía de placer para el actor pasivo, carecía de satisfacción, o al menos él jamás lo había tenido, jamás se había sentido ligeramente complacido al compartir su intimidad con su marido, y antes que él, con nadie más se lo había permitido. Esta era una de las características por las que Rhadamantys se había mostrado más complacido, por ser el único para su marido, porque antes de él, nadie hubiera conocido el esplendor, el sabor, y textura de su cuerpo. Esto lo enloquecía, y cuando lo ponderaba en la cama era cuando más agresivo se mostraba.
Un par de salinas estrellas se desprenden de las sombrías pupilas de quien en un movimiento brusco las retira de su faz, quien termina de arreglarse frente al espejo buscando lucir perfecto, perfecto para su dueño, para aquel que gobierna sobre su cuerpo sin importarse en lo más mínimo por su corazón cada vez mas deshecho. De aquel que le niega la alegría, el placer de un toque calido, tierno.
Y perfección es lo que le ofrece incuestionablemente esa y cada una de sus noches.
Sus ojos de un azul celeste resaltan sobre los pómulos rosados de su rostro, engalanados por la fina línea de delineador que utiliza para resaltarlos, sus labios brillan con cada haz de luz que alcanza su macia superficie de tono rosado, su cabello despide la fragancia favorita de su esposo, rosas con ligeros toques de madera tropical y jazmines, entallado pantalón a la cadera que permite apreciar las firmes líneas de sus muslos y la curvatura perfecta de su trasero, la camisa de seda en color vino resalta la claridad de su piel. En verdad hace honor a su nombre de pila Afrodita...Afrodita de Wyvern, de aquí hasta que Dios se apiade por su calvario y la muerte alcance a alguno de los dos con su eterna sombra.
Sus ojos se empañan, no, no puede, no debe derramar lagrimas, eso solo le acarrearía más dolor y desesperanza si es que su marido se percata de ellas, porque es cuando lo expresa, es cuando inconcientemente refleja su malestar, su inconformidad al ser su pertenencia cuando Rhadamantys arrecia en su trato, cuando incluso ha llegado a golpearlo, o a ofrecerlo para la satisfacción de los bastardos que tiene por guardaespaldas, cuando lo hizo fue cuando logro sacar a flote lo más ruin y podrido en el alma de su marido, quien luego de desnudarlo, y amarrarlo sobre la burda superficie del escritorio en su despacho, convido a sus guardaespaldas a jugar con él, a poseerle, a ultrajarle cuanto y como lo quisieran.
"Esto te ayudara a apreciarme...a apreciar la fabulosa oportunidad que tienes de compartir tu cama conmigo...de estar entre los brazos de un verdadero hombre no de ratones mediocres y serviles a los que por su paga mantengo conmigo moviendo dócilmente la cola...pasen muchachos, diviértanse, disfrútenlo, es delicioso realmente, esta noche sabrán lo que es en verdad satisfacerse... cuando lo posean sabrán por que existen las clases sociales, porque con ninguna otra ramera sentirán el placer que sentirán con mi "doncella"...por que ninguna otra zorra los deleitara como mi Afrodita puede hacerlo...solo...procuren no lastimarlo demasiado, lo quiero en mi cama en un par de horas, lo necesito para descargar el ardor de mi cuerpo..."
Golpeo el pequeño tocador con impotencia, era lo único que podía hacer, descargar su rabia contra los muebles inmóviles, A Rhadamantys nunca le ganaría físicamente y si intentara defenderse de otra manera, cuchillos, una lámpara o cualquier otra cosa, sus perros guardianes intervendrían de inmediato, deseosos por revolcarse con él de nuevo.
Aún sentía su asquerosa saliva, su fétido aliento impregnándose por todo su cuerpo, el nauseabundo recorrido de sus manos sobre su piel, sobre su hombría, y su semen escurriéndose entre sus piernas. Cuando finalmente Rhadamantys lo liberara, estuvo cerca de arrancarse la piel de tanto tallarla para librarse de toda aquella suciedad.
-¡¡¡Maldito Seas!!!, y maldito sea yo por no poder defenderme...- Un nuevo golpe sobre la superficie tallada hace saltar todas las pequeñas botellitas, frascos y accesorios comprados en su mayoría para su uso.
Un toque, el timbre de la puerta resuena inclemente, ¿acaso es ya la hora?, no eso no puede ser, aún no esta todo listo, lo castigara por eso....pero...espera, el tiene llave, no necesita tocar a la puerta. Tres toques gentiles a la puerta, y luego el silencio, la paciente espera de quien del otro lado, educadamente espera la respuesta.
-Adelante...esta abierto...entre...-
Una azulada y desordenada cabellera se asoma tímidamente, enmarcando un rostro color caramelo, adornado por un par de gemas verde-azules y un par de labios que traviesos se curvan en una sonrisa amable.
-Milo...eres tú...-
-Buenas noches Señor Afrodita...vine a traerle este paquete, el Señor Rhadamantys lo dejo para usted, para que lo use esta noche, y sabe...la rivera canadiense es maravillosa en esta época del año y en muchas otras...mi amigo Camus me ha mandado algunas postales, postales y descripciones de lugares, rutas de peaje, y otras novedades...- Me mira con simpatía, pero hay algo en su gesto, es decir siempre ha sido atento y respetuoso conmigo, de todos los perros del infierno que mi marido tiene a su servicio él y Kanon son a los únicos que considero como gente decente.
-Tu amigo Camus...tu amor secreto desde que eras más joven...¿cierto?- Un sonrojo pigmenta casi instantáneamente sus mejillas, y pasea inquietos sus ojos alrededor de la estancia, lo apena que yo toque al asunto con él...pero me gustaría tanto que finalmente se decidiera y fuera por él a Canadá...quizás pueda convencerlo ahora...después de todo va a acompañar a mi marido en su viaje. Y solo espero que nada malo le ocurra, he visto la forma en que mi marido y Aiacos lo observan, cuando piensan que él no se da cuenta.
-Milo...- y me estiro hasta capturar su mano entre las mías, tratando de animarlo, de transmitirle el valor que irónicamente a mi me hace falta para buscar una mejor vida. Para en un acto de coraje mandar al demonio a mi marido y a mis padres e iniciar de forma distinta, pero tengo miedo, miedo a fracasar incluso en ello. Mis padres me educaron toda la vida para depender de los demás, para no trabajar como lo hace la mayoría por un sueldo reducido y prestaciones mínimas...aún así la mayoría son más felices de lo que yo lo soy.
-No puedes vivir toda tu vida alimentando un sentimiento que no sabes si podrás realizar, si en verdad él es para ti tan importante...debes hablarle, sincerarte y esperar por...confiar en una respuesta afirmativa de su parte...debes luchar por tener una oportunidad de realizar ese amor...- Y el burro hablando de orejas sobre el valor.
-Joven Afrodita...yo...ya no tengo esperanza sobre algún futuro a su lado...en su última carta me habla de...de un acontecimiento importante por venir en su vida, incluso me pregunta si lo apoyaría...va a pedir a una joven en compromiso y quiere que yo lo acompañe, que funja como su testigo y padrino...para su compromiso y su boda...-
Sus ojos se han ensombrecido, y sus labios temblaron al pronunciar las últimas palabras, su ceño se contrajo dolido. Cuanto lo siento por mi joven amigo, se lo importante que ese joven francés es para él. Pero tiene demasiados principios, es demasiado integro para interferir, para hacer algo que disuelva la relación presente de su mejor amigo.
A pesar de todo aprieta mi mano entre las suyas, y trata de esbozar una sonrisa optimista, como lo envidio...Milo es de las personas que aunque todo sea negro alrededor, siempre encuentran la forma de darle brillo. Me guiña un ojo como mudo agradecimiento por mi interés. Más, algo me alerta, el agarre de sus manos sobre la mía ya duro demasiado. No es que yo le tema: Si alguien estoy seguro que no me haría daño, es él. Pero hay algo más en su contacto. No consigo descifrarlo...solo que ahora incluso su mirada es diferente, como si a través de sus ojos algo quisiera expresarme, algo que a viva voz no se atreve.
Se inclina cerca, muy cerca de mi oído y me susurra en forma apenas audible para mí.
-Hay algo más en el paquete...algo que originalmente no venia incluido...son algunas imágenes, imágenes que describen mejor que todas las palabras que ya existen una oportunidad de una vida mejor para usted....una vida mejor que la que tiene aquí...-
Respira profundo, y lleva una de sus manos a su frente para retirar un mechón inquieto de su cabello, que insiste rebelde en cubrir sus ojos. Finalmente continua, siempre discreto, siempre susurrando, para que solo yo pueda escucharlo, nadie me graba ahora, el como jefe de la seguridad maneja las cámaras a su antojo, y desde hace mucho acordó este lapso de tiempo con mi marido para desconectar las cámaras de nuestra recamara, por darme la privacidad necesaria para mi arreglo. Y es que Rhadamantys primero me mata antes que dejar que él o Kanon me vean desnudo.
-Son postales que Camus me ha enviado de Canadá, un boleto de avión a su nombre, reservado en clase turista, en el mismo vuelo que el de su marido...- Abro los ojos con total consternación y estoy a punto de hacer lo mismo con mis labios ante tal audacia, más el lo impide colocando sus dedos con gentileza sobre mis labios.
-Se que suena atrevido, y que necesitara de arrojo, mucho arrojo para decidirse a llevarlo a cabo, pero otra oportunidad como esta, no tendremos de ayudarlo...a partir de ayer Kanon esta de vacaciones, la persona que se hará cargo del equipaje de su marido, es su amigo, el vendrá por el equipaje media hora después de que el jefe salga con rumbo al aeropuerto, y Kanon vendrá escondido en la camioneta que utilizara para tal efecto, el joven lo ayudara a usted a salir a través de una maleta con fondo falso, la que traje hace tres días y que su marido rehusó por corriente, se supone que me la llevaría, pero no lo hice esta escondida en el cuarto de limpieza, tras de los trapeadores...- Inhala profundo de nuevo, y sus ojos resplandecen ante la vivida emoción que para él decirme todo esto significa.
Lo miro incrédulo por su osadía, de su buena voluntad y valor al desafiar a mi celador de la forma que lo hace, si mi marido lo descubre...no quiero ni imaginar lo que le hace. Y todo en un intento de ayudarme, a mí, que no merezco la consideración de nadie, al ser tan débil, al haber aceptado tan sumisamente todos estos años el trato que Rhadamantys me ha prodigado. Supongo que visto desde esa perspectiva lo merezco.
-No tenga miedo...- Como rayos consigue leer en mis pensamientos, su voz es un consuelo, su intención me ha hecho revivir muchos sueños, viejos pensamientos de una vida mejor, de una vida en libertad.
Pero no me atrevo...y no quisiera que por mi ellos se arriesgaran, mi marido es en extremo cruel y vengativo.
-No tiene de que preocuparse...- No me lo explico pero lo hace de nuevo, adivina o más bien intuye lo que pienso, lo que siento al respecto. –Lo hemos pensado con mucho cuidado...en el paquete junto a las postales, que le suplico no deje a la vista de nadie, y que de ser posible si se decide a llevarlo a cabo, se lleve con usted, va a encontrar un pasaporte con un nombre falso, no desconfié lo arregle con un amigo muy querido que trabaja en la oficina de relaciones exteriores...y que conoce la crueldad y lascivia de su marido, además hay dinero canadiense, tintura provisional para su cabello, y una pasta que le permitirá simular arrugas en su rostro así como un par de pupilentes para disfrazar el tono de sus ojos, la fotografía Kanon la adaptara mañana al pasaporte, para que se adapte a su apariencia en el momento...-
Acaricia mi palma con sus dedos tratando de infundirme el valor que necesito, para contagiarme su seguridad y espíritu.
-Por el equipaje no se preocupe, tendrá todo lo necesario al llegar a Canadá, nosotros estaremos bien, si optamos por hacerlo ahora es por que en esta forma disminuimos las posibles sospechas sobre nuestra persona, yo me voy hoy por la noche hacia mi casa y me encontrare con su esposo directamente en el aeropuerto, por lo que resulta poco probable que yo pudiera ayudarlo a escapar...Kanon esta de vacaciones, nadie lo vera rondar por aquí ni a usted salir...quizás lo más riesgoso es que tomará el mismo avión que su marido...pero es necesario hacerlo así...-
Hasta ahora lo que dice tiene sentido, aún así sigue representando un riesgo para ellos.
-Será muy difícil que su marido se imagine que ha sido lo suficientemente audaz como para abordar el mismo avión que él, y que su destino final es el mismo lugar al que él va a dirigirse...estamos casi cien por ciento seguros de que el primer lugar donde lo buscara será con sus padres o en la residencia de alguna de sus hermanas, después lo procurara por la ciudad, dentro del país...no creo que se aventure a imaginar que usted se encuentra en Canadá...-
-Pero... ¿Que pasará con Hypnos?...él va a revisar las maletas, ¿Recuerdas?...-
Pregunto temeroso, convencido de que en este pequeño detalle ellos no habían pensado.
-La maleta con fondo falso lo resuelve...mañana Hypnos va a acudir con una resaca increíble, como hoy es su día libre, una amiga en común lo va a invitar a tomar unas copas, el mesero que va a atenderlos, ya fue aleccionado para que vierta una droga orgánica, no se preocupe...- Me ataja antes de que yo pueda protestar, conciente de que lo que más anhelo es mi libertad, pero no a costa de la vida de persona alguna. -No le causara más daño que el de una resaca descomunal para mañana...además a las seis horas la droga ya no será detectable ni en su sangre ni en su orina, y dudo mucho que Hypnos se arriesgue a confesar que no cumplió debidamente con su labor por estar en tal estado...la maleta esta preparada para que una vez con usted adentro, todo lo que parecerá es que lleva ropa y artículos de uso personal de su marido, y como la maleta no estará documentada gracias al amigo de Kanon, nadie reparará en su falta...Una vez en el aeropuerto usted sale de ella, y se dirige al acceso para abordar el avión, la maleta se queda vacía en la camioneta y nadie sospechara nada...-
Pestañeo repetidas veces tratando de asimilar el significado real de sus palabras, el propósito comprendido en cada una, su plan es bueno, y parece que realmente pensó mucho en ello, y que tanto él como Kanon realmente se han tomado mucho trabajo para montarlo. Pero yo sencillamente no me atrevo. Cuando trato de expresarlo, cuando finalmente me decido a hablar para pedirle que lo cancele todo. Que no se arriesgue con todo esto. Que no es necesario hacerlo, me ataja suavemente, aun inclinado hacia mi costado, susurrando siempre, introduce la mano a su saco y puedo ver el arma, la cacha del revolver que porta habitualmente...más no es en si el revolver más que conocido lo que atrae mi atención, es otro brillo tenue pero fuerte a la vez, distinto a lo que usualmente exhibe a los demás, algo metálico que no soy capaz de distinguir con claridad antes de que finalmente extraiga su mano portando el retrato de un hombre joven en la palma. Un retrato donde él también esta presente y ambos lucen radiantes, felices de encontrarse juntos.
Mucho no tengo que pensar para adivinar la identidad del hombre que feliz le sonríe con las montañas de fondo a tan maravilloso cuadro. Es Camus...su amor imposible, aquel por el que suspira en los rincones.
-¿Verdad que es hermoso?...y no tiene usted idea de lo gentil que puede ser...aunque a veces también muy terco...nadie consigue hacerlo retractarse...el estará en Montreal, esperando por usted, lo ayudara, lo llevara a un lugar seguro que no tiene relación con nadie en este país, ni con él ni conmigo, allá le obsequiara un celular que aun no ha sido activado para su seguridad y que no deberá activar hasta que tenga en Canadá por lo menos tres meses...el pago del mismo ya está cubierto, también le dará una tarjeta de identidad falsa y un nuevo pasaporte, el que viene dentro del paquete deberá dejarlo con él para que el se encargue de destruirlo, además le proporcionará las llaves de un carro deportivo blindado, mapas de cada una de las carreteras y caminos rurales alrededor del lugar donde va a ocultarse por un tiempo, dos diferentes tarjetas de crédito internacionales con dos diferentes bancos, procure cargar una en su billetera y la otra en algún escondite de su ropa, la pretina o el dobladillo de sus pantalones...-
De nuevo alimenta a sus pulmones con aire, habla rápido pero en definitiva, serena y confiadamente. Continúa sin dejar de observarme directamente a los ojos, tratando de motivarme, de darme el empujón necesario para tomar el riesgo, de infundirme el coraje cuya falta me ha mantenido prisionero.
-Igualmente tendrá preparado para usted un celular desechable con un par de números precargados en la memoria...no lo utilice más que en caso de verdadera urgencia...se que es difícil atreverse...pero...¿No cree que la recompensa prometida al final de este largo viaje bien lo vale?...es usted tan joven que no concibo la idea de verlo marchitarse aquí como el juguete de ese hombre...viéndolo vivir aterrado, agachando la mirada, rehuyendo a las pretensiones y manoseos de mis compañeros...usted merece por lo menos mil veces más que todo esto...-
Quiero replicar...necesito con urgencia hallar un punto flaco en todo lo que ha planeado, algo que lo convenza de desistir en el acto, mis labios se abren y cierran repetidas veces, pero no consigo articular sonido alguno...mi mente clama a gritos por que lo obligue a desistir, por que incluso lo amenace con revelarle todo a mi marido, pero mi corazón hace vibrar cada uno de los órganos alrededor de lo fuerte que late ante la expectativa de una vida diferente...de un mejor futuro.
Cuando finalmente mi cabeza se aclara un poco y me dispongo a replicar, vuelve a sonreírme mientras firmemente sacude su cabeza en sentido negativo. ¡¡Dioses!!, ¿Cómo hace para adelantarse a todo lo que yo quiero rebatirle?.
-No es necesario que me diga nada ahora...me sentiré feliz si promete pensar en ello esta noche...si mañana la maleta se halla en el vestíbulo, entonces significa que acepto usted lo que le he propuesto, y nosotros tomaremos el cuidado de que llegue a salvo a su destino...si no es así...bueno seguimos siendo sus amigos y puede contar con nosotros, aunque nada nos daría mas gusto que poder ayudarle...debo irme, su marido pronto estará aquí y no quiero que por mi culpa tenga usted el más mínimo inconveniente...debe darse prisa para arreglarse...por cierto...no lo había notado...pero esas rosas negras en su buró, al lado de donde descansa, lucen increíbles...creo que la persona que con tanto cuidado y cariño las deposita al pie de su puerta cada mañana...también sería inmensamente feliz de que usted pudiera al fin ser libre...-
Sonrió al posar mí vista sobre las flores referidas por mi amigo, es cierto, la luz del sol, y agua fresca con que las alimento cada mañana han dado un buen resultado; y los botones se han madurado lo suficiente para ser ahora rosas espectaculares. El único aliento que tengo, y el motivo por el cual me levanto cada mañana, sabiendo que él vendrá, que acudirá a mi puerta para obsequiarme una única rosa...negra...el color del misterio en el que se mantiene envuelto hasta ahora. Siempre presente, constante, y es que en los últimos tres años no ha habido un día en que me falle. Siempre cuida de que yo no lo sorprenda y lo sorprendente es que lo ha conseguido, de tal forma que solo Milo y sospecho Kanon también saben quien es, y lo más importante que se hace presente cada vez que mi marido parte ha ocuparse de sus importantes asuntos. Aunque el par de griegos son una tumba y nada he conseguido arrancarles.
-Nunca has querido decirme quien es...quien es la persona que tan maravilloso detalle mantiene hacia mí siempre...y no te esfuerces en negarlo se que lo sabes, porque nada de lo que pasa en este edifico es desconocido para ti, sea de día o de noche....Milo...si yo llegara aceptar tu propuesta, tú...tú le dirías a él lo agradecido que estoy por haberse mantenido a mi lado, y que espero que un día me permita conocerle, mirarle de frente y expresarle a él y no al viento las gracias por sus rosas...por todo lo que a través de ellas me ha ayudado a seguir vivo...-
-Por supuesto...creo que los dos se merecen ese instante.-
-Gracias Milo...pero sabes creo que no llegara nunca...porque no me atrevería a seguir tu plan...- Sonrió avergonzado ante mi cobardía, él se ha tomado tantas molestias, incluso ha envuelto en todo esto al amor de su vida. Y eso habla de cuanto me aprecia...no me atrevo a mirarle, mucho menos cuanto a mi mente no acude una sola razón viable para seguir negándome...aunque de pronto ahí está...esa es la clave...la clave por la que ninguno de nosotros deberá exponerse. El error en su plan, el detalle que escapo a sus manos.
-Milo...tu plan es bueno pero tiene un pequeño detalle que lo hecha a perder...que lo condena a fracasar antes de iniciado, ¿Cómo diablos se supone que hago yo para empacarme solo?, ¿Cómo en nombre de todo lo que es santo me introduzco en la maleta, coloco el fondo falso y la cierro por dentro?.- Y lo miro con alivio hasta que...hasta que sus labios esbozan una amplia sonrisa y me mira con un brillo de suficiencia que me eriza la piel. Ya lo veo venir, al traste con la única excusa que mi mente pudo argüir frente a este hombre.
-Eso no será problema, una vez que usted llegue al cuarto donde se almacenan todos los artículos de limpieza, en el sótano junto a las calderas tendrá toda la ayuda que necesita, ni más ni menos...la única que realmente necesita. Y por cierto me alegra que lo este considerando, sabía que al final el plan entero le parecía viable-
He caído en mi propia trampa, al tratar de disfrazar mi intención a rehusarme, le di los argumentos suficientes para acorralarme. Mi cabeza repica, creo que tendré un colapso en cualquier instante y es que necesito con desesperación absoluta alguna otra salida...pero mi mente parece estar de vacaciones, parece haberse quedado estancada en las ultimas palabras de mi joven amigo, grabadas a fuego...¡¡Eso es!! , ¡¡Las cámaras de vigilancia!! , ese es el detalle que no ha tomado en cuenta Milo, el detalle que finalmente va a desarmarle, ha tirar a tierra el hermoso castillo de naipes que se ha esforzado en construirme.
-Y dígame mi genio amigo... ¿Cómo piensas evitar que las cámaras de seguridad que desafortunadamente mañana no estarán a tu cuidado, registren que he dejado el apartamento sin el consentimiento de mi marido?, seguro que apenas lo noten, tanto Giganto como Zeros se me echan encima el par de desgraciados asquerosos esos...y dudo mucho poder noquearlos...-
Ja ja, mira a ver si puedes rebatirme ahora mi querido amigo, esta vez te vencí...esta vez yo domine el juego, ¡¡No!! , ¡¡Espera no te atrevas!! , no de nuevo, esa sonrisa la conozco y a estas alturas ya la temo. ¡¡Detente por favor, no me hagas esto!! . Griego de todos los infiernos es que no hay nada que se te escape.
-No tiene de que preocuparse ya lo arreglamos. Kanon transmitirá con un efectivo mecanismo de largo alcance escenas grabadas de días anteriores, que en cuanto salga su marido, mostraran un camino despejado y todo en calma, se lo aseguro no hay por que temer la acción de ese par, Giganto llegara a dormir como lo hace siempre, y Zeros, pues Zeros es un caso aparte, a él el manejo de las computadoras, los monitores y las diversas pantallas lo aturden, así que encenderá su game-boy y se perderá jugando en ello. Ya deje de buscarle a todo pretextos y confié en nosotros, confíe en que todo saldrá esplendido-
¿Acaso soy tan permeable? , ¿Acaso en algún momento mi mente me ha traicionado y expreso lo que se supone solo fueron pensamientos?. Tú me miras divertido, seguro que esto no ha dejado de divertirte ni por un instante, seguro de poder echar abajo cualquier otro argumento que yo en resistencia esboce. Finalmente retomas la vertical y guiñándome un ojo con cierta burla te despides de mí doblando y estirando tus dedos. Te giras y lo último que mi mente sorprendida registra es el reflejo de tus cabellos al perderse al exterior de la alcoba. No puedo evitar el sonreír, dentro de toda mi miseria, he encontrado un par de amigos realmente honestos conmigo.
Bien a enfocarme ahora en mi marido, debo terminar mi arreglo y disponerme una vez más a compartir la cama con él, a satisfacer hasta el mínimo de sus deseos y perversiones, y debo ser fuerte por que seguramente hoy me lastimara como pocas veces antes, tan solo para asegurarse de que lo recuerde, de que de mi mente no escape la idea de que le pertenezco y puede hacer conmigo lo que mejor le plazca. Al evocar los instantes que he vivido a su lado dentro de las cuatro paredes que conforman nuestra recamara, me estremezco, si tan solo fuera diferente...si tan solo fuera otra persona quien...por instinto busco aquello que siempre consigue serenarme, que siempre engalana mi rostro con una sonrisa, las flores en el jarrón a un costado de mi almohada. Las maravillosas rosas negras de mi secreto amante.
Estoy listo, por hoy al menos no creo poder y en verdad no deseo esforzarme por brindarle algo más que la visión que ya el reflejo en el espejo devuelve.
Me levanto cansado, con aire triste, camino hasta mi buró y jugueteo con mis amadas rosas entre las yemas de mis dedos, lo dulce del aroma que exhala de su interior, lo terso de cada uno de sus pétalos, y aún lo agudo de sus espinas me inspira, me lleva a pensar que ellas son el ideal que debería predominar en los hombres, por sobre las clases sociales, que pese a la tenebrosa primera impresión que proyectan, de cerca son fantásticas, de cerca su belleza salvaje se revela al ojo inexperto, embriaga los sentidos como un manantial en su origen, avasallador, refrescante, limpio y puro. Libre de mascaras u accesorios, de maquillajes o disfraz alguno, que tan solo la marchitaría, la extinguiría hasta convertirla en una flor más, de las cualquiera que pueden encontrarse todos los días en cada esquina.
¿Será el así?, una rosa negra perfecta, única y distintiva de su belleza inapreciada. Quizás si. Quizás mis rosas han absorbido la belleza de quien con tanto amor, debe cuidarlas desde su origen, quizás la rosa negra más maravillosa, madre de la perfección en cada una de las que puedo disfrutar entre mis dedos sea él, sea mi amante secreto de las rosas negras.
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Consorcio Industrial Wyvern, Oficina Principal en el Último Piso.
Las ocho, hora de terminar labores, hora de emprender el regreso, para la velada deliciosa que tendrá con su juguete, con su mascota predilecta, con ese amante complaciente, a quien los golpes, maltratos físicos y verbales, y la violación constante han forjado a su gusto. Su esposo Afrodita. Pero por hoy, por hoy va concederle a él, el sutil veneno de la incertidumbre, de la agonía de la espera prolongada, completamente fuera de lo habitual, injustificada. Por que eso, eso lo hará más vulnerable al trato que le brindara esta noche. Eso permitirá que las marcas sobre su piel, su cabello y su íntimo espacio alcancen lo más profundo de su alma. Que su huella perdure hasta la próxima ocasión en que comparta con él la cama. Hasta su regreso del próspero Canadá.
¿Podría llevarlo con él cierto? , es decir, nada lo obliga a privarse de su compañía, a no mantenerlo al alcance de su mano para saciarse con su carne deliciosa cada vez que el cuerpo le arda por deseo mal contenido. Si, en definitiva por ser quien es, y por tener a su disposición los recursos financieros, políticos y sociales que tiene, bien podría concederse ese capricho. Pero no lo hará, De Afrodita se saciará esta noche, esta noche la dedicará por completo a la lujuria que la estremecedora visión de ese perfecto ser al desnudo provoca en sus entrañas.
Esta noche se adentrara a sus entrañas hasta que su miembro duela, hasta que su miembro no le permita otra invasión a lo más íntimo de su cuerpo y una vez saciado continuara manoseándolo a su antojo sobre la cama, se aliviara en su boca que tan bien ha aprendido el ritmo y forma en que las chupadas lo conducen al cielo, lo mantendrá desnudo, despierto, para que sus ojos también se sacien de su visión angelical, y lo extrañen, lo suficiente como para volver a saciarse de él a su regreso. Lo morderá a su gusto hasta provocarle dos o tres cortes profundos, que lo obliguen a pensar en él, cuando el contacto con el agua, las sabanas o sus ropas lo lastime. Que no le permitan olvidarse que le pertenece a él, Rhadamantys de Wyvern.
-Si, esta noche será tuya mi querido Afrodita, por que los quince días por venir, los dedicare por completo a ese ser que me ha provocado más de una dolorosa erección en estos días. Los dedicare al ser que cada vez con más frecuencia me roba la cordura...los dedicare a Milo, mi nuevo deseo, mi nuevo capricho, mi nuevo vicio, y al igual que a ti, a él también lo quiero solo para mí, y me asegurare de que sea así, tú serás mío Milo...por bien o por mal, pero solo mío, solo yo conoceré el sabor de tu carne, de tu sangre, de tu esencia derramada entre nuestros cuerpos desnudos, solo yo podré embriagarme con tu varonil encanto salvaje...y a nadie le concederé el tocarte, mi confiado niño, eres tan inocente que aún no sospechas de la intención oculta al llevarte conmigo...que aún no puedes prever que este viaje será cuando seas mío...y cuando volvamos, vivirás a mi lado, y compartirás la cama con Afrodita y conmigo...aunque tu no estés de acuerdo precioso mío.-
Y una risa sorda sella su discurso, una risa siniestra, que delata que el dueño saborea por anticipado un placer único, un placer destinado solo para él mismo...y que importa si su jefe de seguridad no esta de acuerdo, después de todo, él será el elemento de balance perfecto, Afrodita luego de un largo proceso de moldeo ya es sumiso, entregado, resignado a la tortura que a él se le venga en gana dentro de la cama. A Milo deberá domarlo cada vez que se acueste con él, será la furia, la rabia, la tempestad apenas contenida que exalte su virilidad, que exalte su sed de dominio. Y lo obtendrá así tenga que pasar sobre el mismo diablo, que importa si alguien no parece estar de acuerdo, él es Rhadamantys de Wyvern, y a él nadie puede tocarlo ¿No es cierto?
Fin del primer Capitulo.
