¡Saludos! ¡Estoy de vuelta! :)
Algunos personajes le pertenecen a Claudia Gray, otros a Stephanie Meyer y los demás a mí, Itzi.
Prólogo
Ser valiente no consiste en la ausencia de miedo, sino en sentirlo y aún así seguir adelante.
Punto de vista de Fred.
¡Demonios! La sed había vuelto y con más fuerza de la usual. El terrible dolor en mi garganta no me dejaba pensar. Pero Riley me había inculcado bien eso de salir a cazar de noche, así que tendría que esperar, no era como si confiara en él y menos aún sabiendo que la luz del sol no me dañaría, pero aún así, los humanos están más indefensos en la oscuridad, cuando no pueden ver.
Se supone que aguardaría por Bree en Vancouver, pero ahora no estoy seguro… ¿debería ir por ella?, quizá no debí dejarla ir…no es mi problema… quiero averiguar que más sabe ella…
¡Y una mierda! La sed no me deja concentrar, podría ir a cazar primero… qué más da…
Ese olor me es familiar, ¿Diego?, ¿El favorito de Riley?, eso creo, pero Bree siguió a los otros para encontrarlo, ¿qué hace él aquí? El rastro no era difícil de seguir y en esa misma dirección se mezclaba el olor de Riley, pero también otro que no pude identificar… súbitamente una imagen asaltó mi mente, una melena anaranjada y una voz infantil y aguda acompañados de un formidable suplicio. Ella. Me detuve de golpe y en ese momento me percate de que había estado corriendo para seguir el rastro. La sola idea de toparme con ella de nuevo me hacía regresar a la peor noche de mi vida, recordaba claramente la intensa agonía que había experimentado. No moví ni un musculo intenté escuchar a la máxima distancia posible, el viento entre las quebradizas ramas, el chirriante canto de una parvada de aves, abejas zumbando en su colmena, ardillas corriendo entre la hierba, además olía a humedad, llovería pronto.
¡Carajo!, ¡La sed! Otra visión me dejó desorientado, recordé como había asesinado a un vagabundo un par de semanas atrás, su cálida sangre escurriendo, descendiendo lentamente por mi garganta apagando el fuego en mi interior. Sangre tan dulce y tibia… mi boca empezó a llenarse de veneno… ¡Suficiente! Debo controlarme…
Caminé con cuidado con los sentidos más alerta que nunca antes y a medida que avanzaba el temor se acrecentaba, me encontré en un prado del tamaño de una hectárea, cerca del centro había una pequeña cabaña de madera, estaba pintada de rosa, blanco y verde con florones y adornos ridículos, apreté los labios en una sonrisa forzada para contenerme de reír.
El aroma de Riley y Ella eran incuestionables, un hormigueó de tensión recorría mi piel. Pero también me percaté de cuatro nuevas esencias, me encorvé instintivamente en una posición defensiva aunque nada se oía, apartando roedores, pájaros e insectos por supuesto, no había señales de humanos o vampiros en la cercanía. Ni alimento ni peligro. Me enderecé y respiré hondo, continué a paso humano.
Abrí la puerta de madera, estaba sobrepuesta y se desplomó fragmentándose diminutas astillas, no fue una completa sorpresa cuando vi pedazos de madera que en algún tiempo fueron muebles regados por el piso, una pelea había tenido lugar.
Pero lo que me dejó perplejo fue ver trozos de vampiro esparcidos por todo el lugar, era más lógico encontrarme con una pila de restos quemándose, por lo tanto alguien tenía prisa por largarse, quienquiera que hubiera hecho esto estaba sumamente desesperado por terminar, para darle muerte a un vampiro es vital incinerarlo, por fortuna para el pobre desdichado reconocí su olor.
Diego.
¡Los reviews son adictivos y entre más obtengo más ganas me dan de escribir y actualizar! ;)
