Dos jóvenes, dos sombras en la noche, corren. Corren por extensos corredores, por pasillos inacabables. El chico acaba con cualquiera que se les cruza, siguen corriendo, por fin tras la puerta que se les alza, se halla la salida. Ella tropieza y cae al suelo, y él se agacha y la coge en su espalda. Ya están fuera del edificio. Bajan los escalones lo más rápido que pueden, siempre corriendo. Él abre un agujero en una muralla, y por ese mismo lugar, salen hacía la libertad. Deja a la chica en el suelo, y corren. No pueden parar de correr. Y ahora sus pasos se vuelven más pesados, debido a la arena que se extiende, inagotable. Sólo corren. Aproximándose hacia un bosque de árboles inertes, corren escondiéndose entre ellos, aunque corren unidos por las manos, para no tener que separarse. Encuentran lo que buscan. Un camino marcado entre los árboles. Lo siguen corriendo, con menos prisa, y aquello se empieza a convertir en una ligera carrera. Aun así siguen huyendo. Este pensamiento en la cabeza del chico le hace correr con más fuerza que antes, tirando de su compañera. Ya se acaba el camino. Ahora hay unas grandes rocas. Sólo tiene que apartarlas. Sin hacer mucho ruido, las mueve sin esfuerzo. La chica se sorprende enormemente, pues, tras ellas, se halla un cambio de paisaje absoluto, ya que la arena está convertida en césped, con ligeros toques de color, flores. Entre las rocas desciende una corriente de agua, formando un pequeño lago, al borde del paisaje hay un cerezo. La chica está emocionada y sonríe dulcemente. Provoca que el chico sonría también. Ella, cogida de la mano de él, anda tranquila en dirección al árbol, él suspira y anda junto con ella. Al llegar, la chica se suelta de su mano y se sienta bajo el cerezo, que desprende algunos pétalos. Se ve hermosa. El chico vuelve a sonreír y se tumba, apoyando la cabeza entre la falda de ella. Cierra los ojos. Si han llegado hasta ahí, es precisamente para descansar. La chica le acaricia el pelo, dulce. Ante el gesto, él abre los ojos. Y ella se ruboriza, pero sigue, delineando ahora su casco con un dedo. El chico se incorpora. La mira a los ojos y le pregunta si le quiere. Ella no se lo piensa un segundo y le dice que si. La toma cuidadosamente con las manos y la besa. Se separa, para besarle, ahora, el cuello. A él le cae una gota en el suyo propio, y alarmado ve que la chica esta llorando. Para en el mismo momento y le pregunta que es lo que le pasa. Ella sin parar de gimotear, le mira y le dice que no quiere separarse de él. Él solo sonríe tristemente. Es lo mejor para ti, le contesta. Ella tartamudea entre los sollozos.

-Te amo Ulquiorra.

-Y yo a ti, Inoue.

Un beso callará su llanto esa noche. Mañana cuando vuelva a su mundo, sólo tendrá su recuerdo. Y la solemne promesa de que volverán a verse.

Me quieren matar, háganlo, en los comentarios, jeje. Final triste ¿no? Yo al menos hasta he estado por soltar una lagrimita (seré melodramática…) A mi personalmente, me gusta mas que el otro que tengo de esta pareja ^-^ espero ansiosa comentarios. Y dicho sea de paso, amenazas/amistosas ¿Ne? Nos leemos.

Haineko