Rurouni Kenshin no me pertenece.

- bla – grito

- bla – diálogo

Desagradable noche.

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Las hojas de los árboles bailaban suavemente al ritmo del viento, a un vaivén perfecto, mientras algunas hojas de desprendían de aquellas ramas tan frágiles a la vista. Cierta chica de kimono amarillo, con cabellera negra miraba los árboles moverse, encantada con aquella danza cautivadora.

- una danza muy sutil y bella – se dijo en suspiro

Al retomar su caminar podía ver muchas parejas conversando animadamente y una que otra sonrojada mientras se veían a los ojos fijamente, - eso era amor - se decía ella misma, amor que ella no conocía aún... ya que esperaba a cierto pelirrojo, pelirrojo que no entendía su forma de actuar ante él...

- la vida se me ira esperándote, Kenshin – decía sin mirar por donde iba – una vida de espera por ti -

La chica al estar hablando para ella misma, ensimismada, salía del típico camino de la ciudad y se adentró por el bosque sin darse cuenta.

Mientras tanto en otro lugar te Tokio, cierto pelirrojo se encontraba en la entrada del dojo Kamiya esperando a la chica de ojos azules, ya que el sol se estaba ocultando.

- ¿Dónde estará Kaoru-dono? – se preguntaba con notoria preocupación

-Tranquilo Kenshin, ya verás que la fea ya llegará, debió haberse perdido o algo por el estilo, con lo tonta que es – y al decir esto el muchacho moreno rompe en carcajadas.

- ¡Hey! ¿Qué tanto hacen? – Se escuchó una voz-

A lo lejos se veía a Sanosuke con Megumi, ambos caminaban a la par con tranquilidad, muchos rumores se oían en ese momento sobre el luchador y la doctora, aunque ellos no afirmaban ninguno, pero al mismo tiempo no los desmentían, simplemente formaban una sonrisa y se retiraban del lugar.

- que tal Sano – respondió el samurái al estar frente a frente con su amigo.

- Pues nada nuevo, acompaño a esta mujer zorro ya que es peligroso que ande sola – dijo señalando a la doctora ganándose un puntapié en su tobillo -

- ¿peligroso? Si aún no oscurece – dijo el menor de todos los que estaban reunidos-

- lo dice porque, últimamente han encontrado a muchachas muertas y violadas cerca del bosque y del río -notifico a los dos habitantes del Dojo mientras se arreglaba sus cabellos- por eso insistió en acompañarme – dijo la mujer estirándole la oreja al peleador- ¿Y Kaoru? – dijo llena de curiosidad – es raro que no esté con ustedes - pregunto soltando al luchador -

- Pues... Kaoru fue de comprar y aún no regresa – dijo el moreno -

- ¿Fue hace mucho? - pregunto el luchador preocupado-

- supongo - dijo el joven mirando a Kenshin.

- deberíamos ir a buscarla Kenshin – dijo rápidamente el luchador - no tengo un buen presentimiento, Jo-chan siempre llega temprano cuando no se trata de entrenamiento en otros dojos.

- Yahiko, quédate con Megumi-dono – fija su mirada en Sanosuke- en marcha

Ambos hombres comienzan a correr por la ciudad buscando a la despistada chica, que aún no sabía que se había perdido, la muchacha aún caminaba metida en sus pensamientos, intentando arreglar algo que no podía ya que no era por parte de ella.

- si Kenshin tan solo le importara un poco mi integridad física y emocional, pero – suspiro – para él tan solo un chiquilla despistada - dijo para sí misma – con un demonio Kenshin...

Mientras seguía avanzando miraba sus pies, sentía sus ojos ahogados de lágrimas las cuales le nublaron un poco la vista, estas comenzaron a caer poco a poco sin ser enjuagadas por la muchacha de ojos azules, no detuvo su marcha hasta que choco con algo en frente de ella que hizo que cayera al suelo.

- ay, lo siento mucho – dijo levantándose rápidamente – señor ¿árbol? ¿Do-dónde estoy?

Sintió un poco de miedo, llego sus manos a su pecho y trago con un poco de dificultad, la luz hace poco se había ido, y la noche cubría la ciudad con su mando de oscuridad siendo alumbrada simplemente por la luna llena que había; comenzó a caminar por el bosque, con miedo y un poco de desesperación, su caminar poco a poco se transformó en una carrera ¿Dónde estaba? ¿Cómo había llegado ahí? Corría, simplemente corría ya que no podía ver nada, no importaba hacía donde fijará su mirada, solo podía ver unos pocos arboles a su alcance y luego de eso nada, solo oscuridad, sus mejillas comenzaron a mojarse por las lágrimas que había empezado a salir, estaba asustada, siguió caminando aterrada hasta que pudo visualizar las luces de la ciudad, sonrió ampliamente, enjuago sus lágrimas y corrió con determinación, pero nuevamente choco con algo.

- ¡Ay! estúpido árbol - dijo la muchacha sobando su rostro, específicamente su nariz.

- ¿estúpido árbol? Me han dicho de muchas formas, pero jamás árbol – dijo una voz ronca –

- creo que en la oscuridad te ves más alto y duro ¿no crees? – respondió otra voz masculina

- lo siento mucho – dijo la muchacha reincorporándose, dejándose ver con las luces cercanas de la ciudad.

Su cabello ahora estaba suelto por la corrida de hace poco y su kimono estaba levemente suelto. Su rostro brillaba por la carrera y sus mejillas estaban sonrojadas además que su respiración estaba agitada, les miraba con un poco de impaciencia, necesitaba que se apartaran para poder seguir su camino, al ver que no se movía intento pasar por su izquierda, pero el hombre se interpuso, al hacer lo mismo, pero hacia la derecha el otro hombre hizo lo mismo, sintió un escalofrió en toda su espalda.

- con una disculpa no bastara, señorita – respondió el primer hombre –

- pero creo que nos puede ayudar en algo – dijo su acompañante sujetándole las muñecas a la muchacha y acorralándola en el tronco de un árbol cercano-

- ¡pero que está haciendo! ¡Suélteme! ¡Suélteme le digo! – gritaba Kaoru con todas sus fuerzas mientras forcejeaba con el hombre.

- este si tiene fuerza – dijo acercándose al rostro de la chica – me gustas las chicas salvajes como tú – al decir esto toma ambas manos de la chica con una de las de él para ponerlas en altura, las presionaba con fuerza contra el árbol impidiendo que la chica pudiera usar sus brazos, seguía moviéndose hasta que sintió como su kimono, específicamente la parte de abajo comenzaba abrirse por la intrusión de la mano del hombre que la tenía capturada, sintió asco, quería vomitar, estaba mareada. son sutileza el hombre comenzaba a acariciar el muslo derecho de la chica, puso su rodilla entre las piernas de la muchacha para poder separarlas y tener mejor acceso, mientras este hacia todo eso el otro hombre comenzaba aflojar la ropa de Kaoru, podía oír las risas pervertidas de ambos, estaba aterrada pero no podía quedarse callada ¡debía luchar! al menos debía gritar.

- Suélteme... ¡Suélteme! ¡Kenshin! - grito desesperada - ¡Ayuda! -

No muy lejos de allí, Kenshin y Sanosuke preguntaban a toda persona que estaba en la calle si había visto a una chica de kimono amarillo, cabello negro en una coleta y ojos azules, unos pocos les dijeron que la vieron caminando al bosque distraídamente, ambos se miraron y comenzaron una carrera hacia el bosque con rapidez, a medida que se acercaban la luz se hacía menos presente, el silencio del bosque simplemente era destruida por dos risas roncas.

- deberíamos ir a ver qué sucede – sugirió el peleador –

- pero ¿Y Kaoru? – pregunto el samurái.

- Tal vez pudieron verla, quien sabe – dijo caminando hacia el ruido - no perderemos nada preguntando -

Mientras tanto ambos hombres manoseaban a la chica que estaba contra presión en el tronco, sus pechos estaban al aire al igual que su cintura y su abdomen, sus manos aún estaban siendo presionadas contra el árbol, sus lágrimas caían abundantemente por sus mejillas, su pecho estaba rojo de tanto ser manoseado y baboseado por ambos hombres, sus pequeños botones rosados ya estaban rojos y le producían un enorme dolor, sus piernas estaban al descubierto casi en su totalidad, estas temblaban del miedo.

- pero que festín tenemos aquí – decía uno de los hombres mientras acariciaba la entre pierna de la muchacha, poco a poco subía para llegar a la intimidad de esta -

- déjala en el suelo ya he esperado demasiado – le respondió el otro aflojándose la cinta de su cintura – tengo ganas de divertirme-

Al decir esto soltaron a la chica dejando que la gravedad hiciera lo suyo, Kaoru cayo sentada apoyada al tronco del árbol, se sentía asquerosa, usada, una basura por culpa de los hombres que tenía al frente, en un segundo, con sus pocas fuerzas luego de luchar intento correr de ellos, pero uno de los hombres la toman del cabello y la jalan hacia ellos, provocando un grito de dolor por parte de ella, uno de los hombres golpeo su rostro con rabia por la insolencia de la muchacha, la puso debajo de él, mientras que otro hombre sujetaba sus manos arriba de su cabeza. El hombre que estaba encima de ella se posicionó entre sus piernas para poder mantenerlas abiertas. Al entender lo que los hombres le harían Kaoru comenzó a forcejear salvajemente, debía luchar, debía evitar esto.

- suéltame– exclamo con su voz rasgada y cansada - ya suéltame - decía llorando - por favor -

Tenía su rostro amoratado y sus mejillas rojas, además de un pequeño hilo de sangre naciente de sus labios hinchados, sus ojos seguían botando lágrimas amargas ¿Sería violada? ¿Nadie vendría a ayudarle? ¿Así sería todo?

- cállate que nadie te oirá, ahora cierra el pico y ven aquí – dijo el hombre, sacando su miembro de sus ropas y posicionándose para adentrarse a la intimidad de la muchacha -

- ¡Auxilio!– Gritaba nuevamente la chica pataleando y golpeando a los hombres - ¡Suéltame! - estaba aterrada, no quería nada de esto, no se lo merecía, alguien debía ayudarla, alguien...

- ¡que te calles perra! – Dijo propinándole un fuerte golpe en el rostro a la chica- a ver si con esto te callas – decía mientras se acercaba más y más a su intimidad - solo dolerá si sigues oponiéndote

- date prisa, yo también quiero disfrutar un rato -

- ya voy -

En ese mismo instante Kenshin y Sanosuke se acercaban donde ambos hombres estaban en el suelo, por su contextura ósea grande no podían ver que hacían, los dos guerreros caminaron con tranquilidad al ver dos piernas, al parecer de una mujer, moviéndose con desesperación, pero se les heló la sangre al oír una leve exclamación, esa voz la conocían donde fuera que estuvieran, ambos corrieron cargándose más, y ahí se quedaron, viendo aquella asquerosa escena, Kaoru acostada con un hombre encima de ella apunto de violarla, a punto de penetrarla, con su cuerpo amoratado, sus pechos rojos de tantas caricias sin suavidad, con sus ojos llenos de lágrimas y la sonrisa de los dos bastardos que aún no se percataban de la presencia de los dos. Sanosuke se lanzó sobre el hombre que estaba encima de la muchacha, logrando así que el otro que tenía sus manos sujetadas la soltara, rápidamente la chica adopto un estado fetal, llorando y tratando se cubrirse lo más posible ya que su kimono estaba desgarrado.

- ¡Malditos! – Gritaba Sanosuke al golpear al tipo en su cara con furia - ¡Qué le están haciendo! ¡Hijo de puta mal nacido!

Kenshin aún no salía del shock hasta que escucho un leve gemido de llanto por parte de la muchacha de ojos azules, vio como intentaba cubrirse sin mucho resultado, su sangre hirvió se furia, veía como uno de los hombres escapaba, sería inútil, se acercó a ella con delicadeza.

- Kaoru-dono - susurro -

La chica salto al oír su nombre, volteo al ver al dueño de aquella voz y sus lágrimas incrementaron aún más, sin importarle su desnudez se aferró a las ropas del samurái y lloraba desgarradoramente, se despojó de su Gi y lo puso en los hombros de la chica para que cubriera su desnudez, se alejó de ella y la vio a la cara, la mirada de él estaba llena de culpabilidad, tristeza y otros sentimientos más, limpio el hilo de sangre de la muchacha y se levantó, sin poder darse cuenta Kaoru vio como Kenshin desaparecía. Escucho un grito en la lejanía, un grito de dolor, Sanosuke ya no golpeaba al tipo ya que estaba inconsciente y ensangrentado totalmente, Kenshin se acercaba con el otro hombre a rastras inconsciente. La pelinegra se tapaba con la ropa del samurái, aún estaba sentada en el suelo, sin poder mover un músculo, aún estaba aterrada y su cuerpo adolorido, pero lo que más le dolía era su dignidad, una dignidad que hubiera desaparecido en su totalidad si Sanosuke o Kenshin no hubiera llegado. Veía como sus amigos juntaron a los dos hombres y los dejaron en el suelo, vio sus labios moverse, algo habían dicho, pero ella no había oído. Acto seguido vio a Sanosuke llevarse a ambos hombres y a Kenshin acercarse a ella con cautela.

- Kaoru-dono - susurro - lo lamento, debí protegerla y-yo-

Pero no pudo seguir ya que la voz del samurái se quebró y la abrazo con fuerza, pudo sentir el temblor en el cuerpo de Kenshin, y como la abrazaba con más fuerza en cada instante.

- Lo lamento Kaoru, lo lamento -

Kaoru no podía decir palabra alguna, solo se aferró a él y dejó que sus lágrimas cayeran de manera silenciosa, su dolor físico aún estaba presente pero el de su alma se estaba calmando poco a poco, ese abrazo le estaba brindando protección, calidez y amor, podía sentir los sentimientos que Kenshin quería transmitirle en ese instante pero que no podía decir con palabras.

- Lo lamento - decía en susurro una y otra vez -

- e-está bien Kenshin - susurro - está bien... -

- casi, casi te pierdo - dijo aferrándose más a ella - no soportaría perderte Kaoru -

- jamás me perderás Kenshin - susurro ella acariciando su cabeza - siempre estaré aquí -

- deb- -

Kenshin fue interrumpido por la mano de Kaoru, ella le miraba con cariño, a pesar de todo el mal momento que había vivido ¿Cómo lo hacía? ¿Cómo lograba eso? -

- está bien - susurro - llévame a casa Kenshin -

El guerrero tomo a la chica en sus brazos logrando que ella se aferrara a él, se detuvo un segundo, y la quedo viendo un instante, ella aparto la mirada avergonzada, con delicadeza dejo las piernas de la muchacha en el suelo, tomándola de la cintura y atrayendo su rostro al rostro de él, sus alientos chocaron lo que provoco unas leves cosquillas a la muchacha, sus labios se unieron en ese instante. ¿Si la hubiera perdido? ¿Qué habría sucedido con él? No podría seguir adelante, no sin ella. Al separarse los ojos de ella brillaban con más intensidad, se aferró al cuello de él y escondió mi rostro, nuevamente la tomo en sus brazos y tomaron rumbo al dojo. Ambos entendían ahora los sentimientos del otro.

Por otro lado, bueno Sanosuke no solo había llevado a los hombres a la cárcel antes de eso los había llevado a las familias de las mujeres abusadas, cabe destacar que los dos hombres llegaron casi muertos y sin una parte de su cuerpo. Eso era justicia.


*Gi: parte de arriba del kimono masculino.