No es igual

Quizá estuviera imaginándolo.

Quizá al crecer, a las cosas uno la veía de forma diferente.

Porque en realidad, nada había cambiado mucho que digamos. Que estaban fuera de Hogwarts, sí, era verdad. Pero a pesar de toda la seguridad que ofrecía el castillo, habían estado en un peligro impensado dentro de él más de una vez. Que Dumbledore no estaba para guiarlos… sí, bueno. De no ser por él, probablemente ya no estarían ahí para seguir la historia, pero hubo momentos de mucha preocupación en los que el director no había podido ayudar, y sin embargo ella nunca se había sentido así. Que estaban lejos de sus familias… en los peores casos, siempre fue así.

Algo, sin embargo, no era igual ahora.

No era tan sólo miedo lo que sentía en esos momentos, era un vacío de pánico.

No era simple tristeza, era un remolino de dolor.

Y todo había pasado tan rápido.

Imágenes volaban por su memoria, imágenes de un tiempo que a pesar de no ser perfecto, ahora veía, había sido de algún extraño modo un tiempo feliz.

La primera vez que vio el techo embrujado de Hogwarts, aquel troll que parecía tan lejano, el primer juego de Quidditch, un juego de ajedrez, un regreso al Gran Salón luego de un susto de muerte, una foto en blanco y negro que infundía temor a magos y hechiceras, un gato, su gato… ¿Dónde estaría Crookshanks?... una vuelta al tiempo, un dragón, un beso…

Las lágrimas comenzaron a bailar por sus mejillas.

… Tareas, exámenes, el ministerio, una profecía, un diario, una promesa…

¿Qué le había pasado al mundo?, se preguntaba Hermione abrazándose con frío y cansancio.

Algo era distinto, aunque todo pareciera casi igual. Aunque estuvieran viviendo una continuación de lo anterior, más de lo mismo.

Siempre habían tenido que arreglárselas para salir de embrollos peligrosos y cruciales, siempre habían tenido que llorar una o dos lágrimas, siempre se les habían complicado las cosas y habían cargado con un peso sobre sus hombros que no se sentían capaces de cargar. Más de una vez pensaron que no podrían, pero pudieron.

¿Por qué ahora se le partía en dos el alma, por qué no era fuerte, como antes?

Cierto, faltaba Ron.