Esta vez traigo una pequeña historia un tanto cursi, pero necesitaba escribirlo. Por el momento me encuentro escribiendo una historia más larga PruAus. Muy pronto la compartiré. Siento la ausencia.

Disclaimer: Los personajes originales le pertenecen a Hidekaz Himaruya. La historia es completamente mía.


Mi memoria

En la tarde de un otoño tan dorado como el mismo oro; frente al ventanal de su desolada habitación, Roderich tocaba el piano, sintiendo los tibios rayos solares besar sus manos que bailaban a través de las teclas blancas y negras del piano.

Tal época evocaba recuerdos agridulces, memorias congeladas en su mente, provocandole un pesar muy intenso.

A medida que tocaba, aún sus pensamientos estaban estancados en un amor que nunca fue.

Él ya no estaba. Aquella figura amplia y tan alta como él ya no estaba a su lado. Roderich aún no podía asimilar que Gilbert ya no estaba. Que estaba viviendo una vida sin él.

Un remordimiento tras otro atravesaba su mente: "Déjame solo", "¡Vete!", "¿Por qué no te vas?". Fueron algunas de las dolorosas palabras que le dijo al albino, sin saber que después se arrepentiría.

Fueron palabras que nunca quiso decirlas, pero que al final lo hizo. Y por cada una de ellas, él se maldecía más por su miserable orgullo.

Amarlo siempre lo sintió como si estuviera viviendo un infierno en vida, sin poder demostrar sus sentimientos, gracias al profundo miedo de sufrir más miserias gracias a sus fallidas y pasadas relaciones. No querer sentir dolor solo lo empeoró. Y, sin embargo, muy en el fondo agradecía que Gilbert viniera a verlo cuando nadie más se acordaba de él. No podía, no podría negarlo.

La melodía del piano se elevaba con más fuerza al recordar sus añorables momentos, al recordar las veces que pasó con él sin pelear, sin argumentar por temas inútiles, al rose de sus dedos, al estar sentados junto al otro frente al piano y el escuchar una melodía en un día otoñal

No podía negar que no pasó momentos agradables junto a él. No podría refutar que le embelesaba su fragancia a alcohol y el toque sutil amaderado de su colonia cuando los brazos del germano le rodeaban su delgado cuello.

Todo lo que él era, todo en él se ha ido partiendo en diminutos pedazos. ¿Qué podía hacer? Jamás se había sentido de esta manera, con una tristeza más profunda que el mar corroyendo su espíritu.

'Si tan solo hubiera aceptado tus sentimientos, mis sentimientos. Si pudiera volver el tiempo atrás, entonces sería yo el que te tomase de las manos. Si mi boca no se hubiera apartado de la tuya. Si mis ojos se hubieran mantenido fijos en los tuyos por más tiempo. Si no me hubiera dado la media vuelta ante tu confesión. Si hubiera tenido el mismo valor de Orfeo de no rendirme ante la adversidad. Si tan solo hubiera sido yo el que esté en tu lugar.'

Pero tan solo puso una pared de pretextos ante el miedo. El miedo de perderlo como a los otros.

Nunca volvería a amar, porque en su larga vida jamás había conocido a alguien más noble que él; nunca volvería a ver otros ojos, porque jamás había visto una mirada encarnada con infinita tristeza, así como también de infinita alegría; nunca volvería a tocar otras manos, porque jamás otras manos le habían tocado con tanta calidez. Nunca más porque él seguía albergando con fulgor su imposible amor.

Sus fuentes se abrieron y gotas como gotas de rocío en los pétalos de las flores, se iban adornando, deslizando a través de sus pálidas mejillas.

El clímax estaba por llegar. El sol estaba a punto de ocultarse en el horizonte. Sin embargo, en su corazón aún permanecía un dorado sol nostálgico que parecía consumirse entre las hojas de los arboles; manteniendo así el dulce recuerdo de Gilbert.


Gracias por leer y los reviews siempre son bienvenidos.