Disclaimer: Por medio del presente escrito, dejo constancia de que no poseo derecho alguno sobre el libro Harry Potter, incluyendo productos derivados del mismo (Películas, merchandising, música, etc.). Renuncio por medio de este escrito a cualquier intento de adueñarme de dicho libro o argumento, sin alterar ninguno de los mismos para mi propio beneficio, obedeciendo derechos de autor pertenecientes a J.K Rowling.


Devorador de Estrellas
Capitulo 0

Käärme Herättää

El universo se desata
Un nuevo resplandor de oro
Tres nombres, tres coronas
Y un cuarto rey rojo de corona blanca

Corría lo más rápido que podía, aunque a esta altura, parecía poco.

Pasillos y pasillos vacíos, desnudos, descarnados; la figura de un cuerpo en aquellos grandes frascos de vidrio, el brillo azul de la muerte nórdica, y el sonido de extraños mecanismos que se movían y detenían, controlando esos peces sin agua.

El frío impasible de aquel pasillo del Ministerio era tan horrible que parecía congelar los pulmones pero ella sabia que era apenas una sensación…no tenia tanto frío como aquellas personas en los grandes frascos, flotando en hielo y sin tiempo alguno. No, ella sentía apenas un soplo, y sabía que tenía que buscar entre esos cubos de hielo al sujeto HJ234/C, comúnmente llamado entre los internos como "prisionero del pasillo norte, numero doscientos treinta y cuatro".
Los tacos hacían ese "Clack, clack" distintivo, y sus aretes se movían, al ritmo de aquellas horribles maquinas. Ese ruido extraño de movimiento parecía romper aquel lugar, tan cargado de durmientes y maquinas de arena.

Día tras día, noche tras noche, tenía que ocuparse de aquellos seres intangibles que dormitaban sin dormir, esperaban sin ver. La señorita Karme parecía confundirse entre aquellas figuras pálidas, con su piel extrañamente blanca y cabello tieso, color blanco. Su cuerpo delgado de gacela daba un aspecto de que un momento soplaría un viento y quebraría a la señorita Alexandria Karme, supervisora de la Prisión Criogénica Mágica con sede en Londres.

Giro en un pasillo, de una hermosa etiqueta antigua y cubierta de escarcha, al igual que varias partes del complejo

Pasillo C. a

1998 – 2010

Esta mañana tenían que ocuparse de un prisionero que llego hacia algunas horas y ya había pasado por los procesos para llevarle al "frasco", y no era el único que necesitaba ser procesado. Estaba harta de las guerras entre magos, ya que desde la destrucción de Azkaban, el Ministro de la Magia había decidido (sabiamente y favoreciendo a algunos pocos, como bien sabia la honorable señorita Karme) que necesitarían un nuevo método para tener a sus prisioneros.

He aquí que surgió la idea más macabra posible: Congelarlos en sueño perpetuo, hasta que cumplieran su condena.
Pero, como bien le había dicho un colega de Estados Unidos con el que había hablado hacia unos días, "No hay que quejarse cuando llueven galeons, sino cuando no llueve". Y la honorable y fría señorita Karme no iba a sacar su paraguas para protegerse de los afluentes ingresos que generaba la Prisión Criogénica.

La luz de una lámpara azul pálido le ilumino un instante, y se detuvo a contemplar la maravillosa obra que era su prisión.

Hileras de cuerpos fríos que se elevaban hacia el cielo raso negro de luces blancas y azules daban al lugar aspecto de una tumba perpetua, y las esculturas nada agradables de cuervos o ángeles no hacían sentir mejor al lugar.

La señorita Karme odiaba esos cuervos, mas aun porque estaban encantados, y volaban de aquí para allá algunas veces, llevando recados o mensajes. Todo seria perfecto si no fuera por el hecho de que eran aves de roca, y que si alguno se caía o peleaban, rompían los frascos. Mientras pensaba en aquellos pajarracos pétreos, uno paso a su lado, llevando al menos cinco notas distintas en el pico y ese aspecto de gárgola espantosa.

Estrujo una nota en su abrigo blanco, y la saco para cerciorarse de los datos. Esa mañana Wallace le había enviado un cuervo distrayéndole de su trabajo de cerciorarse sobre los nuevos reclusos. Pero, como bien sabia, ninguno estaría impaciente.
Es más, la esperarían tiesos y listos para meterse entre las estanterías.

A la honorable directora del P.C.M

Me dirijo a usted para comunicarle sobre el Prisionero sometido a juicio en el año 2004, en el mes de Octubre. Le ruego encarecidamente que venga hacia el pasillo C.a, para ver sobre el caso del prisionero HJ234/C.

Atentamente,
Wallace Freelord

─ Señorita Alexandria, un gusto verla ─ La voz zalamera y segura de Freelord era signo de que algo había pasado; y bien sabia la señorita Karme que cuando Freelord le llamaba, solo había malas noticias. ─ Pensé que el cuervo no llegaría a tiempo para comunicar mi mensaje, ya que se que estuvo muy ocupada con varios ingresos este día.

─ Wallace, solo me llamas cuando sucede algo malo… ─ Comenzó Karme sin la más mínima delicadeza, aunque con un tono punzante. Freelord suspiro y se acerco a un extraño palco lleno de botones y palancas. Apretó algunos de los botones rápidamente, como luciéndose ante Karme, y un frasco descendió de la izquierda por medio de mecanismos mágicos. La figura de lo que estaba adentro estaba opacada por el frío, una especie de privacidad que brindaban en la prisión.

─ Bueno, Alex, resulta que este ingreso tiene algo en particular…para cuando ingreso, tu eras secretaria del señor Mossdog, y seguramente no viste su expediente porque fue un caso muy especial…pensé que te interesaría saber que hay dentro de este frasquito ─ Con delicadeza, Freelord saco su varita y la movió delante de la cámara criogénica. Aquel vaho de hielo y privacidad desapareció, mostrando un rostro joven y surcado de marcas.

Un joven de alrededor de los veinte años, de un pelo negro y descontrolado, permanecía entre vidrio y hielo, y en un descanso miserable. Alexandria Karme, la mujer más correcta del mundo, casi emite un grito de sorpresa y espanto que reprimió con las manos pintadas con fino esmalte blanco.

─ Sabría que lo reconocerías…todos lo reconocen enseguida por esa marca, la marca de un héroe…esta aquí desde hace años, pero no se ha dicho nada de eso. No es un prisionero, eso si…creo que el objetivo es obvio, pero Scrimgeour lo ha puesto en secreto de estado. Pero…aquí entre nos, y siendo tan inteligente como eres, querida Alex, te darás cuenta el porque este pobre infeliz esta en el hielo ─ Mientras hablaba, Freelord apretaba y movía palancas, activando y desactivando aquel frasco y sus facultades, moviendo hechizos y rompiendo otros en el pasar.

Alexandria miro a aquel joven.
Obvio que sabia quien era, no era ninguna idiota. Toda persona que se considerara inteligente reconocería esa cicatriz donde fuera. Y ahora, ese ser tan hercúleo parecía apagado entre ese frío temible.

─ ¿Qué hace él aquí? ─ Pregunto la mujer mientras Freelord terminaba de mover aquellos implementos, y se activaban luces o apagaban otras alrededor del frasco. ─ ¿No debería estar enterrado, como todo humano? El no cometió ningún delito para estar aquí… ¿Freelord, que significa esto?

El hombre miro por sobre el hombro de su traje blanco a la mujer, y una sonrisa enigmática se dibujo en aquel rostro surcado por algunas arrugas producidas por el frío.

─ Sabia que verlo te despertaría esa pequeña Alexandria que antes correteaba con los pasillos. Es un secreto de estado, cómo te dije. Pero te lo diré, o en todo caso, el te lo dirá. ─ Un hermoso botón celeste sintió la presión de un arrugado dedo y una luz sobre la frente del prisionero se ilumino. ─ Ya he abierto comunicación con el exterior…pruébalo.

Karme se acerco temblorosa, y aclaro su garganta. No tenía ánimos de hablar ante alguien así, pero sabía que Freelord no hablaría tanto si no había un motivo.

─ Prisionero doscientos treinta y dos, díganos su nombre. ─ Su voz resonó en aquel pasillo lleno de frascos y cámaras criogénicas mágicas, entre cadáveres con vida y el frío temible. Un vaho salio de su boca, cosa acostumbrada, pero en ese momento parecía que iba a congelarse del silencio temible que siguió. ─ ¿Estas seguro que…?

De repente lo escucharon. La prueba de que el invento de comunicación que había creado Freelord había funcionado, la prueba más temible que podían oír en ese momento en aquel lugar lúgubre y de luz pálida como una muerte triste.

─ Harry James Potter.

Karme creyó que jamás conocería una voz así. Había cansancio, derrota, y rencor en aquella voz, como si hasta el cerebro del recluso considerara ese descanso y esta perturbación del mismo como un insulto a su persona.

El pasillo resonó con aquella voz, y Freelord sonrió mientras miraba la expresión de sorpresa de Karme.

Karme simplemente enmudeció, Freelord se acerco al prisionero dentro del frasco.

─ Señor Potter, ¿puede decirnos el porque de su encarcelamiento? ─ Algo extraño sucedió en ese momento con una de las luces, que paso de un color blanco a un rojo furioso. Un fuerte ruido parecido a una ballena salio del frasco, y Freelord miro preocupado al prisionero. No esperaba ese tipo de reacciones.

─ ¿Qué demonios hago aquí? ─ El tono de la voz se volvió terrible, cargado de rencor. Y era de esperarse, pues Karme miro a Freelord interrogante y este volvió a sonreír, arrugando su rostro ya parecido a un gato maniático que ha descubierto un jugoso ratón.─ Contesten de una vez. ¿Qué demonios hago aquí?

─ El ultimo ministro de magia nos ordeno salvaguardarlo aquí, señor Potter. Y dijo que le comunicara las siguientes palabras cuando despertara. ─ Un extraño vaho salio de la boca del prisionero, y Freelord aclaro su garganta ─ Dijo…"Las estrellas están cayendo, el universo resplandece… ¿Dónde esta tu espada?"

Un silencio, que rompía el mismo silencio común en aquella prisión, siguió. Y de repente, los ojos del prisionero se abrieron. Verdes, verde esmeralda…y brillando de furia.

El frasco se sacudió repentinamente por un movimiento del cuerpo que contenía, haciendo tintinear los mecanismos con un temblor digno de la ira de un dragón. Karme y Freelord miraban a aquel hombre y su expresión de ira algo sorprendidos, aunque por el rostro de Freelord (Karme odiaba ese rostro que sabe todo y oculta mucho) se notaba que esperaba algo así.

─ ¡Déjenme salir de aquí!, ¡Demonios, déjenme salir de una maldita vez! ─ El cuerpo se movía en temblores cortos pero fuertes, y Freelord suspiro mientras activaba algunos botones más. Karme solo miraba al joven héroe que recordaba en fotos transformado en un hombre cargado de rencor. Había algo en esa voz; odio, rencor, y principalmente prisa.

─ Señor Potter, espero que no le molesten algunos cambios que me pidió especialmente el ministro luego de su…batalla, antes del congelamiento presidiario…bien, empezando a activar el sistema nervioso. ─ Un extraño clic sucedió, y de repente un grito profundo salio del frasco de vidrio, cargado de dolor ─ Se que duele, señor Potter…los brazos y miembros artificiales generan dolor en los primeros momentos. ─ El hombre se acerco a un extraño prendedor en su pecho, lo apretó y hablo en voz alta ─ Smithenson, Brown, vengan aquí inmediatamente.

─ Ya vamos señor, espere unos momentos, estamos en el pasillo D, lado sur. ─ Respondió la voz de un joven a través del mismo prendedor, y luego de esto, Freelord continuo manejando todos los sistemas para empezar a sacar el cuerpo de su congelamiento.

Karme miraba mientras varios signos vitales empezaban a moverse de manera normal en un cuerpo no confinado. Cada tanto le interrumpía la lectura el ruido de movimiento de Potter, cosa que era señal de que todo su cuerpo estaba saliendo del letargo.

Dos personas llegaron corriendo rapadamente. Un hombre de cabello rubio y bata blanca aséptica y una joven de rostro rechoncho y cabello pelirrojo, con varias pecas de una viruela sutil de la infancia.

─ ¿Nos llamo, señor Freelord?

─ Si, John…abre el frasco, este prisionero debe salir. ─ El joven se aproximo hacia el frasco y empezó a vigilar y mover palancas en el mismo, haciendo traqueteos continuos.

La joven se puso manejar con una varita algunos extraños compartimientos escondidos en una especie de caja flotante que se ubicaba cerca de Freelord.

─ Muy bien, señor Potter…esta listo. Activando signos vitales y rompiendo la cadena de frío en tres…dos…uno… ─ El joven empezó a bajar una palanca en la cuenta regresiva, mientras que la joven también lo hacia. La extraña cámara empezó a abrirse lentamente, dejando salir un frío polar que cortaba la respiración de los vivos.

Una figura salia del interior, respirando dificultosamente, tratando de adaptarse a ese aire distinto al que había respirado durante varios años. Harry miro a Freelord, quien tenía una caja pequeña en las manos.

─ Supongo que querrá su varita, señor Potter…─ Alcanzo la caja al mago, quien estiro una mano dificultosamente y tomo aquel extraño cofrecillo entre las pálidas manos como si descubriera otra vez el tacto de un objeto. Al abrir la caja, no sin cierta dificultad, encontró una hermosa varita entre terciopelo rojo y dorado. Al posarse en su mano, sintió como todo su cuerpo parecía recobrar fuego y vida.

La joven, de apellido Brown, ahogo un grito. Algunas chispas furiosas salían de la varita y del cuerpo de Potter, quien estaba casi desnudo salvo por un mísero pantalón corto de color gris azulado.

Su pierna izquierda y su brazo derecho, y algunas partes de su pecho, poseían partes metálicas o reemplazos de acero. Había plata en aquel metal, y entre algunos espacio se veía correr sangre, a modo de combustible. Otro grandioso invento de Freelord, sin duda.

─ ¿Qué ha sucedido?, ¿En que año estoy?

─ En la última batalla ha perdido su brazo, pierna y algunas partes de su pecho y cuello. Tomamos la libertad de restaurar con sustitutos mágico-mecánicos antes de confinarlo al sueño helado.

Un silencio siguió, y Harry miro al señor Freelord. El hombre portaba una de sus sonrisas calculadoras y casi parecidas a una risotada. Esas sonrisas que Karme tanto odiaba.

─ Bienvenido al 2010, señor Potter…y de vuelta a la batalla.


Nota de Autor

Bueno, luego de más de un año, escribí otro fic.
En este voy a jugar con algunos detalles y demás bizarros, los cuales agradezco a un gato loco y a un husky pasado de rosca. :P

Como creo que se dieron cuenta, va a ser un AU, así que espero que me vaya bien. El próximo capitulo va a tratar del porque de las prótesis y eso...seh,re vaga.

Orion.-