"La venganza es un arma de doble filo, cuando la llevas a cabo te envenena el corazón"
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"No mires atrás Naruto… avanza y olvida…no busques venganza, no seas como él"
Esas habían sido las palabras que entre lágrimas le había dicho ella, su compañera de equipo y también su primer amor, antes de finalmente cerrar sus hermosas esmeraldas para no volverlas abrir.
Pero aquella petición había sido tan difícil de obedecer que simplemente no pudo, todo en él, todo en su alma clamaba venganza contra aquel que una vez consideró hermano, contra aquel a quién en su momento quiso salvar de la oscuridad, contra su único mejor amigo y rival que ahora se había convertido en su enemigo. Porque el hubiera sido capaz de perdonarle todo, absolutamente todo menos el que separara de él a su único pilar a su "Sakura-chan" y peor aún por una razón tan estúpida como lo era aquella.
¿Por qué? Ella te amaba.
Y es por el amor que me tenía, esos eran los lazos que aún me ataban a ella por eso lo hice. ¿Sabías que el Sharingan evoluciona con el dolor?
Había susurrado con una sonrisa siniestra en sus labios y con aquellos ojos malditos evolucionando a unos más poderosos.
Ódiame Naruto, sumérgete en la oscuridad y entonces por fin me entenderás y comprenderás el porqué de mis actos.
Había dicho antes de dar media vuelta sabiendo que en el estado de shock en el que aún se encontraba no sería capaz de atacarlo. Pero eso había sido pasado, ya habían pasado más de seis meses desde ese nefasto día en donde con la mirada perdida y cargando estilo nupcial a su Sakura-chan había regresado a Konoha, nadie le dijo nada en su trayecto hasta la torre Hokage, nadie se entrometió en su camino solo lo observaban curiosos y confundidos de no haberlo visto llegar con la jovialidad de siempre. Ajenos a él hecho de que sus manos no cargaba a una desmayada Sakura, si no, a una ya muerta con su pecho atravesado y su rostro manchado de lágrimas.
Había tenido ya seis meses de pesadillas, seis meses sintiéndose miserable y patético, seis meses hundiéndose en la miseria y la soledad. Ya había tenido suficiente de todo eso, ya no aguantaba la sed de venganza que lo recorría entero clamando la sangre y vida de su en el pasado hermano. Lo odiaba a muerte, como jamás imaginó odiar a alguien.
—¿Estás listo muchacho? Después de esto ya no habrá vuelta atrás, lo sabes ¿Cierto?.
Advirtió el kyubi en su interior con una mueca siniestra en su hocico.
—Serás cazado y puesto en el libro bingo por tu poder, ¿Aún así planeas buscar al Uchiha y asesinarlo? ¿Te sentirás mejor una vez que acabes con la vida de ese chico? ¿Ignoraras la última petición de la chica rosa? Dime serás capaz de cargar con el peso de tomar la vida de ese Uchiha? ¿No estarías tu siguiendo su mismo camino?.
Lo atacó el zorro con preguntas y sin borrar aquella siniestra mueca que asemejaba una sonrisa.
—Vengare a Sakura-chan, lo demás no importa.—susurro sentado sobre la rama de un árbol observando con su mirada vacía la aldea que ya jamás podría volver a pisar, al menos no a modo de Shinobi si no de desertor.
Con un suspiro salto de aquella rama escuchando en su interior una pequeña carcajada del kyubi.
—Definitivamente el papel de vengador no te queda a ti, muchacho. No podrás acabar con la vida de ese chico Uchiha. Eres débil¹ y sentimentalista.
Fue lo último que dijo el zorro antes de cerrar sus ojos y dormir, dejándolo paralizado un segundo ante sus palabras.
—Sin importar como mataré a Sasuke, ten eso por seguro Kurama.
Y entonces sin voltear su rostro atrás abandonó su hogar con su alma clamando venganza y sumiéndose sin saber de a poco en la oscuridad que Sasuke le había dicho.
