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Sin embargo, Nitori
Disclaimer: personajes no son míos.
Advertencia: Spoiler 2da temporada. Referencias a FrFr!
Capítulo 1
Del respeto
Nitori dejó a un lado el portaminas y observó su cronograma. Al estudio de historia le seguía el de literatura, y ya no había nada más que memorizar de la aristocracia del Heian, de momento. Cerró el folio y lo dejó sobre la pila de papeles con cuidado, o esta podría irse abajo en cualquier minuto.
Ya había acumulado muchos folios sobre el escritorio.
A Matsuoka-senpai no le haría gracia percatarse del desorden de la habitación. Pero a Nitori qué podía importarle: Matsuoka-senpai ya no dormía allí. Esto lo pensó con más amargura que otra clase de sentimiento.
—¡Nitori-senpai! ¡Nitori-senpai!
El escandaloso de Mikoshiba entró revoloteando y sembrando destrucción a su paso, moviendo sus brazos de arriba hacia abajo. Como el aleteo de una libélula roja, pensó Nitori.
—Nitori-senpai, no vas a creer quien me ha venido a visitar.
—Gou —adivinó.
No se trataba de una suposición demasiado difícil. Y por la forma en que estalló Mikoshiba, supo que sí, se trataba de ella.
—¡GOU-SAN! ¡GOU-SAN! ¡GOU-SAN VINO A VER A ESTA TALENTOSA NUTRIA!
O a su hermano, dedujó Nitori.
Pero Mikoshiba nunca llegaría a esa deducción, y a Nitori qué más le daba que se autoengañase. Pero se lamentó cuando el muchacho pelirrojo, en un arrebato de alegría, extendió sus brazos y sin querer, golpeó la alta pila de folios.
Los folios se vinieron abajo y arrastraron cuadernos y lápices a su paso. Y el odio opacó los ojos de Nitori, la temperatura de la habitación descendió cinco grados.
Nitori no siempre se enojaba, pero cuando lo hacía, a su alrededor todo se enfriaba.
Mikoshiba, por supuesto, ni se enteró. Lo más probable es que, como las nutrias, poseyera bajo la piel una capa de grasa gruesa y compacta que funcionase como buffer de temperatura. Claro, porque el muchacho siguió aleteando por la habitación, y luego desapareció de forma tan inesperada y abrupta como hubo aparecido.
Nitori suspiró, y resignado, se agachó a recoger los folios.
Su flequillo gris se meció de un lado a otro.
Soy su senpai y aún no me respeta, pensó Nitori. Debía ser por la diferencia de altura, o porque no era tan buen nadador como él. Porque no tenía un apodo genial (aunque nutria no era necesariamente genial, pero ofensivo mucho menos), o porque carecía de ese aire de respeto de Matsuoka-senpai.
No era justo.
Matsuoka-senpai era alto, y el mejor nadador. Mucho mejor nadador que esa nutria, o ese tipo de Tokio tan arrogante y que tanto acaparaba la atención de su senpai.
De repente, Matsuoka-senpai le reemplazó y andaba para todas partes con ese sujeto de ojos de color impreciso. ¿Eran verdes? ¿Eran azules? Ese tipo de seguro usaba lentes de contacto. Unos lentes con imanes de verdad, negativos, y habían atraído a Matsuoka-senpai quien ahora era tan positivo.
Apenas Matsuoka puso un pie fuera de la habitación, se había olvidado de Nitori.
Eso tampoco era justo.
Nitori siempre estuvo al lado de su senpai en los momentos difíciles. Se quedaba hasta las tantas de la noche con Matsuoka-senpai en la piscina, registrando sus tiempos cada vez más bajos. A veces tenía que estudiar, a veces tenía que estudiar mucho, pero sin importar sus responsabilidades, Nitori apoyó a su senpai.
Le apoyó porque eso es lo que hacen los kohai. Y los amigos.
Le tendía la mano para ayudarle a salir de la piscina, le arrojaba una bebida isotónica, sonreía por los dos porque alguien tenía que hacerlo, y apagaba la luz de la habitación cuando se lo pedían, aunque el manga estuviese en su mejor momento.
Ahora resultaba que Nitori era el senpai de alguien más, y Matsuoka-senpai no actuaba como su senpai.
¿Era muy despreciable pensar que prefería a su senpai antes, cuando no hablaba con nadie del club, más que con él? Seguramente Nitori era desagradable por muchos motivos.
Pero literatura, eso era lo que realmente importaba en aquel momento. Dejó la pila de folios sobre el escritorio y buscó en su mochila el libro que comentarían en clase la próxima semana. Dinos cómo sobrevivir a nuestra locura. Por el título, le dio la impresión de que el libro hablaría de su vida.
·
·
Su senpai, Matsuoka-senpai, le dijo el año pasado que se especializara en distancias largas. En ese tiempo, aquella instrucción bien podía calificarse como un cumplido. Así lo recibió Nitori.
Su senpai era de dirigirle cumplidos ambiguos. Cumplidos que no querían serlo, que llevaban una instrucción adherida. Cosas como «No eres tan lento, tienes que pulir tu entrada al agua» o «Me agradas, pero ordena un poco el escritorio».
Lo de ordenar no era lo suyo. Con Matsuoka-senpai era fácil mantener cierto grado de orden, pero ahora que se había ido, la habitación volvía a ser un desastre. Disciplina, a Nitori, acababa de descubrir, le faltaba disciplina. Por eso es que no podía ser un buen nadador. Y por eso es que nunca podía terminar un libro.
Y a Mikoshiba le faltaba mucho más que disciplina. Si Nitori era desordenado, Mikoshiba era un tifón. Una bomba de tiempo que alteraba todos sus frágiles nervios.
—Nitori-senpai, Nitori-senpai —zumbó el chico-nutria esa mañana—. No deberías leer mientras caminas o vas a chocar, Nitori-senpai
—No debería leer mientras camino porque me puedo encontrar con gente desagradable —murmuró no tan bajo. Pero el Mikoshiba oía lo que quería oír. O sea que no oía.
—Nitori-senpai, Nitori-senpai ¿qué estás leyendo?
—Nada.
Cerró el libro, pero Mikoshiba fue más rápido y se hizo con él. Con sus manos grasosas y sudorosas, hojeó y manoseó sus páginas con descuido. Nitori quiso gritar horrorizado y arrebatarle lo que tampoco era suyo, sino que propiedad de la biblioteca de Samezuka. Y también, golpearle en la cabeza por bruto y por tratar así a un libro.
Sin embargo, no se atrevió. Y sus ojos volvieron a opacarse de odio.
—Oé Kenzaburo —leyó el otro—. Senpai está en literatura avanzada ¿a que sí? Eh, Nitori-senpai ¿se pueden traer chicas al dormitorio?
Entonces Nitori enrojeció hasta la punta del cabello.
—¿Eh? ¿Chicas? N-no, claro que no.
Esperaba que no hablase de Gou.
—Entonces no me esperes despierto, Nitori-senpai.
Mikoshiba le guiñó un ojo y se fue aleteando por los pasillos del colegio. A Nitori, la conexión con una libélula roja se le hizo más evidente. Mucho más que con la de un mamífero tan simpático.
Sacudió su cabeza de un lado a otro y se decidió. Sí, decidió que las cosas no podían continuar así. Tenía que hacerse respetar. Observó la portada de su libro maltrecho, y se prometió que, al menos, se terminaría de leer el libro.
—Dinos cómo sobrevivir a nuestra locura —dijo en voz alta. Ojalá que el libro tuviese la respuesta.
Notas
Holas. Es mi primer fic de Free! Nitori mi favorito, creo que se merece una historia. No será muy amistoso pero no se me ocurre otro género para este fic. Tampoco será una historia muy larga. Los capítulos rondaran las 1000 palabras y eso. Si alguien leen, bien. Si no lo hacen, bueno, así es la vida. Y si alguien conoce una historia 100% nitori, eh, avísame.
Japiera Clarividencia.
