Hey! Hola a todos! Este es un one-shot o bueno al menos por ahora, ya que no me siento con ánimos de continuación pero talvez luego. Aunque se me antoja jeje.

Aclaro que no respeto las edades de los personajes. En realidad no las usé.

Contiene Lemon.

Sin más demoras aquí se los dejo.

"La joven aprendiz"

Una vez más, Sora Naegino lo había hecho, el público y el escenario se fusionaban en un solo corazón, logrando un gran espectáculo y la mejor de las ovaciones.

Era la última presentación del Lago de los cisnes y la siguiente obra aún estaba en procesamiento en la mente de la audaz Mia.

Ahora que la luna había hecho su aparición, Sora contemplaba el solitario escenario, ya habían quitado gran parte de la escenografía, pero aun así, ella todavía podía sentir aquellos cálidos aplausos y la hermosa sensación que le provocaba subir este.

Pero desde hacia algunas presentaciones atrás, algo había cambiado, era totalmente diferente y se preguntaba qué era.

El escenario la llenaba más que nunca, su corazón palpitaba más rápido que lo normal, incluso la emoción que le causaban las aclamaciones del público cada vez las sentía mas cerca. Sin embargo, ante toda esta euforia, sentía un hueco en el estomago, algo faltaba.

Se suponía que todas las presentaciones eran iguales, pensaba que era porque cada día obtenía mas práctica y con ello realizaba mejor las cosas, pero pronto se daría cuenta de lo equivocada que estaba.

Sin poder evitarlo, su pasión por actuar hizo que sin pensarlo subiera a los trapecios, comenzó a hacer lo que seria la técnica angelical, aunque sin Leon, su compañero, no podía hacerla completa.

Aún con ello, cerró los ojos e imagino a su público, sintiendo el gozo de sus aplausos.

Inconciente de lo que hacía, brincó en el trampolín alzando su mano, como en la obra, esperando a que su pareja la alzara para completar la técnica. Un impulso proveniente de su muñeca hizo que Sora hiciera el vuelo del Ángel. Con ello volvió a sentir aquello que la intrigaba.

Todavía con los ojos cerrados continúo con su acto, obteniendo las fuerzas necesarias para saltar y ejecutarlo. Conocía perfectamente el recinto, al igual que su actuación, era como su casa, no había necesidad de abrir los ojos.

Imaginando como si en verdad estuviera interpretando a Odeth logro divisar a su príncipe. Hizo cada movimiento. Al final volvió al trampolín. De pronto sintió que alguien la abrazaba. Abrió los ojos repentinamente, saliendo de aquel trance, parpadeando varias veces.

"¿Pero que…?"

"Shhh…soy yo…Leon"

"¿Jojoven Leon?"

Como por instinto Sora no rompió el abrazo, al contrario, hizo todo lo posible por profundizarlo. Ahí estaba, de nuevo esa sensación. De total realización y a la vez de vacío.

Sin entender realmente bien que era lo que pasaba, solo podía pensar en que aquellos brazos que la rodeaban y en la paz que su cercanía le provocaba.

En un instante Leon se separo un poco de la chica para contemplarla mejor. Ella lo miro interrogante y no pudo evitar sonrojarse al ver la ternura con que la miraba. Atribuyendo lo que vendría.

Con mucha delicadeza el acercó su rostro al de ella, posando sus labios en los suyos, ella no se sorprendió, lo intuía, pero lo que no sabía era como responder. Si con una merecida cachetada o con la misma moneda.

Su cabeza le decía la primera opción, sin embargo, su cuerpo parecía no obedecer. Además el haber correspondido su abrazo era como haberle dado paso. Sin más resistencia ella optó por la segunda.

Leon, satisfecho de haber logrado su objetivo, la abrazó con más fuerza para acercarla más a él. Ella nuevamente solo obedeció.

Recobrando la conciencia la chica rompió el contacto para verlo con los mismos ojos interrogantes. Y pasó algo que realmente si la sorprendió. El Dios de la muerte sonrió.

Él no hacia eso con frecuencia. Creo que nunca lo había hecho, al menos no tan abiertamente.

La chica Naegino entonces también sonrió. Iba a pronunciar unas palabras en cuestionamiento pero el joven se le adelantó.

"Tenemos cosas de que hablar"


Era una cafetería, muy bonita y con vista al mar. Sora mezclaba el azúcar con su cucharita en su café capuchino. Leon solo la observaba, sin tocar su humeante taza de café. Sora tomó un sorbo.

"Que hermosa eres"

La verdadera estrella casi tira su café. ¿Qué demonios le pasaba al dios de la muerte¿Tendría fiebre? Primero la besa, luego lo mas impactante: SONRIE! y luego de la nada le dice "que hermosa eres".

"Gracias"-contesto con un gran signo de interrogación en la cara mientras dejaba su bebida en la mesa.

En ese instante se le quedo mirando y comenzó a reírse. La pobre mujer casi se desmaya.

"¿Qué es tan gracioso?"

"Tienes bigotes"-Ella sintió la sangre subir por sus mejillas mientras se llevaba una servilleta rápidamente a la boca.

"Bueno, volviendo a lo que paso, ahem, yo…"

"De eso venimos a hablar ¿recuerdas?"-la estrella de Kaleido asintió.

"Se que un principio no me porte muy bien que digamos contigo e incluso busque la manera de dificultarte las cosas y te pido mis más sinceras disculpas"-dijo tomando un pequeño sorbo de su café

"Eso ya es el pasado así que no importa, ya lo olvide"

Leon volvió a sonreír. (Increíble pero volvió a hacerlo)

"Sora, nunca cambiarás, por eso…es que tu me gustas"

Su expresión cambió. Sora sabía que era sincero, en sus ojos lo veía. Su sonrojo y vergüenza fue tal que no pudo emitir ninguna palabra y cuando trató de hacerlo él se lo impidió.

"No quiero presionarte ni mucho menos forzarte, solo deseo una oportunidad y ver si esto funciona. Sora, me gustaría mucho que tu aceptaras ser mi novia y luego ver que sucede"

"Yo…"

"No es necesario que me respondas ahora, tómate tiempo para pensarlo y…"

"No…esta bien…a mi también me gustaría mucho intentarlo y ver que pasa"-dijo emitiendo una sonrisa aún levemente sonrojada

"Entonces ¿aceptas?"

"Si"


La noticia se esparció rápidamente. Todo Kaleido sabía de la actual pareja. Incluso en algunos periódicos habían publicado toda una columna para la verdadera relación de los protagonistas y no perdían la oportunidad para una entrevista.

Y la noticia se difundió más cuando se dio a conocer que en la próxima obra también seria protagonizada por ellos dos.

Todos estaban felices por Sora, quien tenía mejor humor que el de costumbre, y León, aunque se mostraba igual de serio que siempre. Menos para ella, solo ella conocía aquel quien verdaderamente era él.

Solo había una persona a la cual la sola idea de que la chica Naegino tuviera los ojos fijos en otra persona le destruía el corazón en mil fragmentos: Ken. Quien nunca perdió las esperanzas…hasta ahora.

Sora tenía conocimiento de ello, en algún momentoél también decidió confesarle sus sentimientos, lo lamentable fue que ella nunca lo vio como más que el amigo que siempre esta para ayudarla.

Los ensayos comenzarían temprano en la mañana, pero él debía estar ahí por lo menos una hora antes para arreglar todo y no tener que verlos, quería evitarlos. Pero lamentaría haber hecho eso.

Leon y Sora se encontraban practicando, era temprano y no había nadie, además no sabían que es lo que tenían que hacer, así que solo realizaban entrenamiento básico y una que otra acrobacia juntos.

Pero Oswald no perdía el tiempo, así que en la primera oportunidad que tuvo tomo a Sora en pleno aire realizando unas vueltas para caer juntos en la red.

Él la giró para quedar sobre ella, luego no paro de besarla. Esta no se resistió y siguió con el juego. Tan entretenidos estaban que no notaron, a una sombra salir lentamente de aquel lugar.


El ansiado estreno de la obra llegó. Se trataba de la Bella y la Bestia, que de bestia no tenía nada, ya que aún sobre el maquillaje y el disfraz, las admiradoras de León no pararon de lanzarle piropos.

Fue una actuación espectacular, con muchos efectos y sobre todo con mucho profesionalismo. El público quedo más que fascinado, además la química que mostraban los actores era fabulosa.

Pero lo que más encantó al público, aunque dejó a algunas espectadoras con las ilusiones destrozadas, fue cuando al final, después de su transformación en humano, León saco una cajita y le pidió matrimonio a Sora.

Los espectadores no paraban de aplaudir, y más cuando ella le dio el si y terminaron la obra con un tierno beso. Todos aclamaron afirmando que fue muy romántico.

Aunque por otra parte el elenco no atinaba bien que pasaba, ya que en su vida imaginaron a León Oswald, el dios de la muerte, jurando amor eterno. Ken por otro lado, quería morir.

Al cerrar el escenario las celebraciones no se hicieron esperar, luego de cambiarse todo el personal invitó a los futuros esposos a una cena en la que festejaron toda la noche. Sora sintió un nudo en la garganta, al ver que su mejor amigo, no asistió a su reunión.

Indudablemente el futuro matrimonio no hizo más que atraer más gente a sus espectáculos, por lo que Kalos no se opuso en que después de la boda tomaran unas semanas de vacaciones para su luna de miel.


El tan ansiado día llegó. La boda se realizó en Japón, debido a que Sora tenía que pasar por el templo, la ceremonia del té y otras costumbres que su prometido desconocía totalmente. Él no tenía familia que esperar así que no se opuso. Y no tenía ninguna devoción por la religión.

Sus amigos del escenario kaleido no dudaron en ir. Ken acudió también. Se acercó a la pareja y les deseo lo mejor, finalmente lo había superado, y le confesó a Sora que estaba saliendo con Anna. Después de todo había aceptado ser su bufón.

Sora no hizo más que sonreírle y de igual manera desearle la mejor de las suertes. Así la ceremonia pasó, unas cuantas botellas de sake, música y un espectáculo sorpresa preparado especialmente por Mia.


Sora se encontraba en el baño, ni cuando subía al escenario se ponía tan nerviosa. Se había desecho de su vestido y ahora portaba un camisón sencillo y tenia su cabello agarrado por un palito de madera.

"¿Cariño te encuentras bien?"-dijo tocando la puerta

"¿Eh? Si, enseguida salgo"

La puerta del sanitario se abrió y la chica salio cuidadosamente, con la mirada hacia el piso. Luego observó a su pareja, quien se encontraba sentado en la cama contemplándola. Volvió a bajar la mirada al suelo al descubrirlo únicamente en boxers, sus mejillas tomaron un color rosado.

"Ven"

Sora recordó el espectáculo de Romeo y Julieta, donde Leon la había obligado a subir al escenario, el mismo día cuando de su accidente. Pero a diferencia de esa vez, su voz no sonaba como orden, más bien sonaba como una invitación.

Ella avanzó lentamente hacia él. Este la tomo de la cintura y la sentó en sus piernas, aún sosteniéndola con los brazos.

"¿Nerviosa?"-dijo retirando el amarre de su cabello

"¿Tu que crees gran tonto?"-dijo fingiendo enfado

"Tranquila, nunca te lastimaría"

"Lo se"

Diciendo esto se dejo caer de espaldas sobre la cama. Luego se levanto un poco para quedar sobre la chica, quien estaba más roja que las hormigas. Además podía sentir su corazón latir desesperadamente.

Ella lo miraba nerviosa, interrogante, ansiosa, muchas emociones mezcladas.

"No te preocupes, yo te voy a enseñar"

Terminando esta oración, comenzó a besarla. Sora empezó a sentir dos manos que deslizaban suavemente su camisón, bajando lentamente hasta que sintió la prenda pasar por sus tobillos y abandonar su cuerpo.

"¿Mi vida estas bien?"

Ahora en ropa interior, la joven posó sus ojos en él y le sonrió. Contento con la respuesta el decidió cumplir lo que le había dicho momentos atrás y comenzar con las lecciones de su alumna.

Mientras la besaba tomó una mano de la chica y la guió hasta su pecho, donde empezó a formar múltiples figuras con ellas, segundos después, la otra mano de su ahora mujer comenzó a hacer lo mismo que la otra pero recorriendo su espalda, esta vez sin su ayuda.

Con su mano libre apretaba, deshacía uno de sus senos con la copa del brassier doblada debajo de este, sus lenguas no dejaban de encontrarse, correspondía sus besos, al ritmo que él los pedía;

Intento hacer lo mismo con su otro seno pero volvió a toparse con ese sostén. Leon comenzaba a detestarlo.

"Levántate un momento amor"

Sora se apoyo del cuello de su pareja, levantando nada más su abdomen. El muchacho pasó sus manos sobre la espalda de la chica desabrochando la prenda. Volvió a recostarla y saco el sostén.

Sus miradas volvieron encontrarse, pero ella volvió a cerrar los ojos y como por impulso tomo una de las manos de su amante y la posó en su pecho.

"Eres una gran aprendiz"-ella esbozó nuevamente una sonrisa

Siguiendo sus peticiones no tardo en llevar su otra mano al seno totalmente abandonado. Mientras, decidió abandonar su boca para comenzar a deslizarla por su cuello, sellando con un beso y algunas veces con un pequeño mordisqueo su territorio. Aquel que recorrió lenta pero hábilmente.

Sora no hacia más que retorcerse y acariciar sus cabellos, apretando cada vez más su cabeza. El aire comenzó a faltarle y algunos gemidos comenzaron a salir de su boca.

Leon ya no se conformaba con masajearlos, quería probarlos. Así que apoyó sus manos contra sus muñecas para empezar a saborearlos. Succionaba cada vez con más fuerza, lamiendo, mordisqueando y probando aquel busto bien formado.

Ella estaba aprisionada bajo su merced, siguiendo únicamente los impulsos de su cuerpo. Y como buen rehén solo obedecía a su captor. Quien cada vez iba perdiendo más el control, y con sus manos encadenadas por las de él atinó a usar sus piernas. Envolviéndolas en su cadera.

Sus pechos habían recibido demasiada atención, empezó a bajar peligrosamente a la par con sus manos. Siguiendo su camino con la lengua por la cintura, acariciando con ella su pequeño vientre.

Bajó sus piernas, abriéndolas para permitir que siguiera con su labor y ahora sus manos apretaban la cabeza del causante de tanto placer, empujándolo hacia abajo, indicando que no se detuviera.

En su trayecto se encontró con un pedazo de tela estorbando su camino. Levanto su cabeza por un momento y con sus manos la extrajo bajándola por sus piernas.

"Amor, alza tu piernas"

Obedeciendo ella levanto un poco sus caderas.

"León, te amo"

"Yo también amor"

Volvió a su labor.

Ahora lamía su entrepierna, acercándose a su zona vaginal. Ella no paraba de gemir y repetir su nombre, y con sus manos seguir empujando la cabeza de su amante. Este decidió no posponer más su objetivo y comenzó depositar besos en aquel lugar. Probándolo con su lengua.

Comenzó a sentir un ardor en aquel lugar y una sensación que no sabía como describirla pero que nunca había experimentado. Necesitaba algo, desconocía qué, su cuerpo aclamaba por eso pero su mente ignoraba que podría ser.

Dejó de sentir las caricias de su esposo y eso la asustó un poco. Inmediatamente abrió los ojos para descubrirlo de nuevo cerca de su cara.

"Aquí estoy, pero no sería justo que tu fueras la única sin ropa alguna"

Fue cuando Sora sintió subir la sangre hasta su cara al percatarse de que hacia falta cierta ropa interior en su acompañante, era la primera vez que veía a un hombre desnudo. Por instinto llevó las manos hasta su cara para taparce los ojos.

Enternecido por la reacción, agarró sus manos y las guió hasta sus glúteos. Ella no dejaba ese color rojo de su cara, pero no podía desperdiciar una oportunidad así. Pronto los estaba apretando empujándolo inconciente hacia ella.

"Definitivamente te llevas el diez"

"Con tan buen educador no podía esperar menos"

Ambos rieron, no por mucho, ya que sus respiraciones agitadas se los impedía. En ese momento Leon recostó su cadera a la de ella, quien abrió sus ojos un poco confundida. La miro para saber si estaba bien, ella asintió, cerrando sus ojos dando su aprobación.

"Confío en ti"

Entonces el entró en ella, delicadamente. Una sensación de dolor recorrió su cuerpo, que luego fue sustituida por una de inmenso placer, explotó dentro de si misma y no podía contener los gemidos y gritos. Apretaba las sábanas fuertemente, apoyando todo su peso en el colchón. Estaba al borde de las lágrimas.

Él tampoco estaba tan bien, sus gemidos eran roncos y fuertes.

No podía estar quieta, sus entradas la llenaban cada vez mas, fue entonces cuando su cuerpo actuó una vez más sin el pensamiento. Se levanto audazmente cayendo del lado opuesto a la cabecera cambiando de puesto con su acompañante.

Quien tan excitado estaba que le resto importancia. Coloco sus manos en la cadera de la chica mientras ella hacia círculos con ella, haciendo más duradera aquella penetración. Habían llegado al clímax.

Finalmente ella cayó en el pecho de su Leon. Quietos los dos, siendo uno solo, se miraban agitados el uno al otro. Este sintió unas lagrimitas cayéndole en el cuello.

"¿Te sientes bien?"

"Si, fue hermoso"

Después cayeron en un profundo sueño, dos amantes que sellan su amor, ocultos bajo la penumbra, siendo la noche su único testigo.


FIN...

Como dije tal vez haga continuación, tengo ganas no estoy del todo segura. Aunque claro, si me lo piden por supuesto que la hago nn. Mil gracias por leer mi historia y no olviden dejar sus comentarios.

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Besos a todos!

Att. Rinsita-chan