¡Hola!

En esta oportunidad vengo con una historia muy particular, cuando me la encontré y leí el resumen, no pude evitar obsesionarme con ella. Creo que me tomó menos de una semana terminar de leerla por completo, ocupaba cada minuto que tenía libre para hacerlo, pero al mismo tiempo no quería que llegara el momento del leer el capítulo final, me pondría muy triste hahaha en fin, espero que a ustedes les llegue tanto la trama como a mi. Me gusta cuando los autores mantienen la personalidad de los personajes en todo momento, esta sin lugar a dudas, se preocupó de eso desde principio a fin.

Así que quiero agradecerle esta vez a MystiKoorime por permitirme con mucho gusto traducir su trabajo, a las lectoras que entiendan bien el inglés, les recomiendo totalmente seguir a esta autora, ya que tiene muchas historias muy interesantes y su manera de escribir es exquisita. Ya me encuentro trabajando en más obras de Mysti, así que espero que le den mucho amor haha Sin más los dejo con las notas de la autora (Leanla, es muy importante), y con el capítulo. ¡Sumergamonos en este lindo viaje!

Pareja: Hiei | Botan

¡SIGAMOS MANTENIENDO VIVO EL FANDOM!


Notas de la Autora.

Hola chicos. Estoy de vuelta con otra historia H/B. Un poco de información obligatoria antes de comenzar.

-Todos son humanos en esta historia, los personajes de YYH están terminando sus veintes.

-Hiei es un poco más alto, pero sigue siendo el más pequeño del grupo. (Él creció por el final del manga, así que mi idea es que ya no siga midiendo 1'40 para siempre) Ustedes pueden imaginarlo con la altura que quieran en esta historia, pero sigue siendo más pequeño que Botan, sólo pareciera ser más alto si tomamos en consideración su cabello también.

-El nuevo personaje, Kai, luce como Killua de Hunter x Hunter, pero con el cabello y ojos de Botan.

Esto por ahora, ¡feliz lectura!


Love You More

En sus siete años de vida, Kai nunca sintió como si realmente perteneciera a algún lugar o a alguien. Él nunca encajó. Nunca encajó con los demás niños en el orfanato. Tampoco con su reciente familia adoptiva. Con nadie.

El conocimiento era lo único que le impedía sentirse realmente solo. Había tenido problemas muchas veces antes debido a su insaciable curiosidad, pero a él no le importaba. Se había enseñado a sí mismo más de lo que un niño de su edad necesitaba saber, porque tenía un plan; Un plan para cambiar su vida entera. Era simple, en realidad. Un niño necesitaba de sus padres, no de una familia adoptiva, y definitivamente no del sistema de crianza, y por eso estaba decidido a encontrarlos.

Solía preguntarse cómo serían, cuándo era más joven pensaba que encontrarlos era sólo un sueño fugaz. Pero ahora tenía siete años. Era mayor y más inteligente. Podía encontrarlos; Sólo necesitaba la información correcta.

Necesitaba su expediente.

Le había preguntado a su trabajadora social, Kagura, sobre las circunstancias de su nacimiento unas cuantas veces. Aunque era brusca y un poco extraña, era la única persona honesta que conocía. Ella le había explicado que él era el resultado de un embarazo in vitro utilizando un embrión del donante. Al principio no lo entendía, pero después de leer sobre el tema y de recibir algunas explicaciones de Kagura, comprendió lo suficiente. Sus padres iniciales habían desaparecido, pero todavía tenía a sus padres biológicos. Kagura nunca le mostró su expediente, pero tenía los medios y las capacidades para verlo por sí mismo.

Se saltó las clases de la escuela, volvió al orfanato y robó su archivo. Leyó el contenido y confirmó las palabras de Kagura. Tuvo la suerte de tener otros padres anteriormente. El Sr. y la Sra. Yamato eran incapaces de tener hijos, por lo que juntos habían decidido someterse a un procedimiento in vitro utilizando un embrión donante. Desafortunadamente, ellos fallecieron como estaba indicado en los registros, lo que lo llevó al cuidado de un orfanato. Miró sus fotos con el ceño fruncido, preguntándose cómo habría sido si ellos aún estuvieran vivos. No tenía sentido detenerse a pensar en el pasado, por lo que empujó los sentimientos de pesar y tristeza para, en su lugar, seguir buscando más información sobre los padres que seguían aquí, sus padres biológicos.

Los ojos amatista se ensancharon cuando finalmente encontró los papeles concernientes a sus padres biológicos. No había mucha información allí, excepto por sus nombres e historias médicas, pero era más que suficiente. Fue capaz de extraer cierta información relevante sobre ellos de Internet y complacido encontró que el último lugar de registro sobre su madre decía que ella estaba aquí en Tokio. Ya había memorizado las líneas de autobús y tren, y con la pequeña mensualidad que había recibido de sus nuevos padres adoptivos pudo comprar un boleto. Fue en dirección del último apartamento conocido que su madre había alquilado, pero cuando le preguntó al propietario acerca de ella, dijeron que se había mudado hace años y no tenía ni idea de cuándo volvería.

Caminó por la calle hacia la parada del autobús. Su padre biológico ni siquiera estaba en la misma región y no tenía ni idea de dónde se encontraba su madre. Tendría que replantear su estrategia.

Su estómago gruñó y miró a su alrededor. No podía permitirse una comida abundante, pero estaba seguro de poder encontrar algo que valiera la pena en la tienda de aquel lugar.

La campana sonó cuando un cliente de pelo negro salió y fue cuando Kai aprovechó para entrar. Se dirigió hacia el pasillo de comida chatarra, sólo se detuvo cuando notó que una mujer dejaba caer una taza de ramen delante de él. Recogió obedientemente el artículo para devolvérselo, pero mientras sus ojos se movían hacia arriba para encontrarse con la expresión de gratitud de la extraña, se congeló. Mirando en dirección hacia él estaba la misma mujer con la que había estado soñando durante las últimas noches.

Botan Himura: su madre.

Ella le dio las gracias y se alejó, pero él estaba demasiado atónito como para hablar, y mucho menos para ir tras ella. Él observó como ella compraba, mientras mantenía una pequeña charla con el cajero. Su voz era ligera y melodiosa, emitiendo un aura cálida y acogedora. A pesar de eso, en realidad estaba renuente a acercarse a ella. No tendría otra oportunidad como esta, pero sus pies estaban pegados al suelo. Sólo podía mirarla con una mezcla de asombro y sorpresa.

Si no hacia algo ahora, ella se iría. Justo cuando resolvió hacer algo, cualquier cosa, ella lo sorprendió completamente al volverse hacia atrás. Tal vez sintió sus ojos sobre ella o tal vez era la intuición de una madre. Fuera lo que fuera, se alegró de que ella mirara hacia atrás. Encontró un segundo viento y supo que no podía dejar pasar esta oportunidad.

Y así empezó su historia.


Una semana antes.

Botan suspiró mientras volvía a atar su cola de caballo por cuarta vez esa mañana. No podía mantener un trabajo estable, no podía mantener una relación estable, y todavía no había encontrado su gran oportunidad. No era normal en ella ser tan pesimista, pero con su cumpleaños número 27 acercándose y con la perspectiva de volverse un año más vieja sin nada que demostrar o haber logrado, pensó que estaba justificada en revolcarse en su propia miseria, aunque sólo fuera por un momento.

Miró alrededor de su apartamento y sintió un poco de consuelo cuando se dio cuenta de que había terminado oficialmente de empacar. Acababa de regresar a su ciudad natal, Tokio, y esperaba encontrar algo que le hiciera valer la pena esta vez.

No es que su vida fuera completamente patética – ella tenía los mejores amigos del mundo. Sus ojos viajaron a una fotografía tomada unos cinco años o más atrás, cuando se había graduado de la universidad. A su izquierda estaba Koenma, mejor amigo que había conocido desde la infancia, y a su derecha estaba Hinageshi, una vieja amiga que había conocido en la escuela. Junto a ellos se encontraban Yusuke Urameshi, Kazuma Kuwabara y Shizuru Kuwabara.

Conoció a Yusuke y Kuwabara durante su orientación de primer año. Ellos pasaron a estar en el mismo grupo juntos y se vieron obligados a ser compañeros en una serie de ejercicios y actividades. Aprendió que Yusuke y Kuwabara iban juntos a la misma escuela secundaria y peleaban a menudo. Eran el trío más improbable, pero formaron una camaradería muy natural entre ellos durante años. Ella y Kuwabara solían estudiar juntos, mientras Yusuke se quejaba de que estudiar no era su fuerte. A través de Kuwabara conoció a Shizuru, su hermana mayor. Ella estaba en la escuela de derecho en ese momento y, a diferencia de sus compañeros, ella nunca parecía estresada por ello.

Después de graduarse, Botan salió de la ciudad y se fue a otra en busca de más oportunidades. Mantuvo contacto con la pandilla regularmente, pero parecía simplemente que no podía encontrar una oportunidad. Koenma siempre le había ofrecido un empleo en el conglomerado de su familia, pero Botan no podía soportar la idea de ser oficinista. Le encantaba escribir y había esperado encontrar éxito en este campo, pero hasta el momento había estado muy equivocada. Shizuru sugirió que ella regresara a casa e intentara encontrar el éxito allí. Había estado muy sola y al menos de esta manera siempre tendría a sus seres queridos alrededor.

Sus ojos volvieron a la vieja foto que se había tomado con ellos, poco antes de que ella se fuera. Ella solo se había ido por unos años, pero las cosas habían cambiado mucho para todos. Mientras estaba ausente, se enteró de que Shizuru era una abogada muy solicitada con un excelente historial. Botan casi sintió lástima por las pobres almas que se oponían a Shizuru; La mujer tenía una voluntad de hierro y su naturaleza fresca y compuesta sólo servía para enojar a sus opositores.

Kuwabara se convirtió en maestro de secundaria. No parecía ser del tipo estudioso, pero recordaba todas esas noches que pasaban ocupados desarrollando ecuaciones matemáticas y memorizando fechas de historia. Escuchó que él tenía una manera de motivar a sus estudiantes a llegar más allá de su potencial. Sin embargo, no se sorprendió. Él tenía un corazón de oro y estaba segura de que sus estudiantes eran los más afortunados del mundo.

Yusuke era dueño de un puesto de comida y el negocio era muy bueno para él. Por lo general estaba ubicado en un área densamente poblada de la ciudad y era conocido por toda la zona por su sabrosa forma de cocinar. En todo el tiempo que había conocido a Yusuke, nunca mencionó el hecho de que era un gran cocinero. Ella decidió que tendría que hacerle una visita uno de estos días y ver qué tanto alboroto.

Aunque no había visto a ninguno del trío desde que llegó – en primera, ella quería instalarse – Koenma la emboscó en el momento en que ella regresó. Él estaba en la ciudad por unos días con fines comerciales (algo acerca de que empezará una nueva rama de la compañía, Botan nunca prestó mucha atención a su vida laboral) y ella no podía, en buena consciencia, mantener su llegada en secreto a su más viejo amigo. Aunque ahora era el director gerente de una gran empresa y una figura bastante importante en el mundo de los negocios, a sus ojos siempre sería su amigo de la infancia. Hinageshi lo había seguido por unos días, al ser ella su secretaria.

El sonido de su teléfono móvil la sacó de sus pensamientos.

"¿Hola?"

"Oye, tú", sonó la voz de Yusuke.- "¿Hace cuánto que estás de vuelta?

"Sólo han pasado unos días", respondió.

"Está bien, bueno, ¡esto requiere una celebración!"

"Eso realmente no es necesario", ella declinó.

"Si, realmente si lo es. Tú y otro amigo mío regresaron casi al mismo tiempo… ¿Te acuerdas de Hiei, verdad?

"Recuerdo el nombre, pero no creo que nos hayamos conocido", recordó Botan.

"Él acaba de mudarse aquí también. Contigo y Hiei de vuelta y Koenma yéndose, pensé que podríamos golpear unos cuantos pájaros con una sola piedra. Bienvenidos de nueva a ti y a Hiei y sayonara al hijo de Enma. ¿Qué dices?"

"¿Cómo puedo negar una petición de uno de mis amigos favoritos?", Botan aceptó con una sonrisa. "¡Me encantaría verlos a todos de nuevo!"

"¿Mañana por la noche en el lugar de siempre?"

"Está bien", aceptó Botan.

"Y hey", añadió, como si de pronto se acordara de algo importante. "Es bueno tenerte de vuelta."

Botan sonrió.

"Es bueno estar de vuelta."


Hiei cruzó la calle y caminó por la ruta familiar hasta llegar a la zona donde se encontraba el concurrido puesto de comida. Yusuke era una molesta, pero tenía un talento innegable en el negocio de las artes culinarias. La fiebre del almuerzo estaba en pleno apogeo y Hiei no se sorprendió al ver la increíblemente larga línea de clientes esperando los servicios de Yusuke. Hiei no tenía paciencia ni tiempo, así que caminó hacia el frente de la línea e ignoró los gruñidos y las miradas de desaprobación que recibió al hacerlo.

"Justo a tiempo, como siempre", saludó Yusuke, mientras pasaba una comida envasada a Hiei.

Hiei lo aceptó con un gruñido, mientras dejaba caer la cuenta en el mostrador. Hoy fue yakisoba, lo cual le pareció bien a Hiei. Yusuke realmente nunca tenía un menú fijo, en lugar de eso elegía cocinar lo que fuera que sintiera ese día para preparar.

"¿Qué te he dicho sobre esto, eh?" preguntó Yusuke, agitando el dinero como si lo hubiera ofendido personalmente. Sin embrago, a Hiei no le importaba. El orgullo de Yusuke podría haber sido grande, pero no era tan grande como el suyo propio.

"No acepto favores", dijo Hiei simplemente al tiempo que daba media vuelta para irse.

"Espera un minuto", gritó Yusuke. "La pandilla se reunirá mañana por la noche."

"Pueden hacer lo que quieran, siempre y cuando me mantengan fuera de eso", respondió Hiei mientras se alejaba. Odiaba ser arrastrado a sus travesuras, pero de alguna manera, Yusuke siempre se las arreglaba para que se uniera a ellos.

"Oh, no seas así", Yusuke gritó. "Realmente no creías que podías volver a Tokio y no ser parte de la vieja pandilla otra vez, ¿verdad?"

Hiei hizo una pausa para dar la vuelta y dar una mirada de irritación a Yusuke.

"Sí, eso es exactamente lo que pensé", respondió. "Y eso es lo que pienso hacer."

"Bueno, que mal para ti. Kurama estuvo de acuerdo y también Kuwabara," reveló Yusuke mientras preparaba sin esfuerzo la comida del próximo cliente. "Y Koenma hará una aparición también antes de que tenga que irse y regresar a Kioto. Todos los tragos van por él."

"No me importa."

"… Probablemente verás a Shizuru patear el culo de Kuwabara, como suele hacer cuando no tiene tolerancia", intentó Yusuke.

"Eso apenas alcanza mi interés."

Yusuke hizo una pausa para aceptar el pago de un cliente y darles el cambio, antes de volver su atención a Hiei con renovado vigor.

"Ah, sí, una de mis viejos amigos de la universidad también estará allí. ¿Recuerdas a Botan, cierto? Estoy seguro de que ustedes dos se conocieron por lo menos una vez", recordó.

Hiei no se molestó en tratar de recordar a la chica en cuestión, sabiendo que al final sería un esfuerzo inútil.

"No veo el punto de recordar a gente insignificante", respondió secamente.

"Bueno, está buena, soltera y disponible," Yusuke bromeó, moviendo sus cejas en una manera lasciva.

"No estoy interesado", replicó Hiei.

Yusuke soltó un largo suspiro.

"Realmente no quería sacar la tarjeta de Yukina, pero no me dejas otra opción", comenzó dramáticamente. "También invité a tu hermana, Kuwabara se pone muy a gusto cuando bebe demasiado, pero si no vienes, supongo que no es tu problema."

La sonrisa burlona de Yusuke lo decía todo: sabía que acababa de conseguir la asistencia de Hiei. Cuando Yukina estaba involucrada, era poco lo que él no haría.

"¿Qué hora?", Hiei gruñó resignado.

"Siete en punto, en el lugar de siempre."

"Hn."

"¡Nos vemos, bizcochito!"

Hiei regresó a su oficina y cerró la puerta. Sólo había regresado a Tokio como un favor de Koenma. Aunque nunca lo admitiría en voz alta, conocer a Yusuke Urameshi fue un factor mucho más positivo que negativo en su vida. Había conocido a Yusuke, Kuwabara y Kurama en la escuela. Hiei siempre había sido del tipo antisocial, y Yukina y Kurama eran realmente las únicas personas de las que podía estar cerca. De algún modo, Yusuke se había introducido en su círculo social y con él, vino Kuwabara. A pesar de ir a diferentes universidades, Hiei había fracasado completamente en sacarlos de su vida. Cuando se graduó con un título de negocios y estaba en busca de un trabajo, Yusuke le presentó a Koenma, quien le dio una oportunidad y una posición en su conglomerado familiar en Kioto. Hiei había escalado puestos con bastante rapidez y cuando la compañía estaba comenzando una nueva sucursal en Tokio, Hiei fue a quien Koenma pidió para dirigir las operaciones. Le dijo que sería por un período de seis meses y Hiei aceptó por obligación y deber. Era un trabajo bueno y seguro, pero las ambiciones de Hiei eran mucho más grandes que eso. Una vez que él terminara esta tarea, su deuda estaría pagada, y podría moverse hacia mayores y mejores oportunidades.

Eran sólo seis meses, pensó Hiei mientras miraba por la ventana. Se pasarán volando.

Pero no podía deshacer la extraña sensación de que algo se acercaba; algo que estaba fuera de su control. Estaba en alerta máxima contra un obstáculo que aún no podía ver. Sonaba loco, pero sus instintos siempre habían sido acertados y decidió volver a confiar en ellos. Fuera lo que fuese, estaba seguro de que podría superarlo. Su ambición y determinación eran insuperables, y nada interrumpiría sus planes de éxito.


Como prometió, Botan llegó al bar al día siguiente a las 7:00. Nada había cambiado: el mismo barman robusto, el mismo ambiente brillante y animado, y la misma multitud loca.

Ella había pedido una bebida y había tenido una pequeña charla con el camarero, Chuu, con el que siempre había sido fácil hablar. Incluso había recordado su bebida favorita después de todo ese tiempo y se la había dado gratuitamente como una manera de decir que estaba contento de que estuviera de vuelta. Después de despedir a Chuu de una manera cortés, fue fácil divisar al resto del grupo en un amplio puesto en la parte de atrás con el brillante pelo naranja de Kuwabara como guía. Él y Shizuru eran los únicos ahí hasta ahora. Ella los saludó desde lejos y el rostro de Kuwabara se convirtió en una sonrisa brillante. En toda su prisa en llegar a ellos, accidentalmente chocó con un desconocido y derramó el contenido de su bebida en él.

"¡Lo siento mucho!", se disculpó profusamente.

Botan cogió una servilleta de la barra y trató de limpiarle el líquido, pero el hombre la agarró por la muñeca y la alejó. Abrió la boca para disculparse nuevamente, pero su fría mirada de ojos rojos fue suficiente para silenciarla. Después de quitarse su blazer húmedo y dejarlo sobre uno de los taburetes, él la ignoró por completo y se ordenó una bebida.

"Qué idiota", murmuró Botan mientras usaba la servilleta para secarse. Afortunadamente, no fue un derrame tan malo.

"Hey, ¡lo lograste!"

La voz de Yusuke atrajo su atención hacia el frente, donde lo vio entrar. Todavía se parecía a la misma amenaza busca problemas que recordaba tan cariñosamente. Tenía el cabello recogido y lleva unos vaqueros casuales con una camisa de manga larga.

"¡Yusuke, es tan bueno verte de nuevo!", respondió Botan, dándole un abrazo rápido.

"Digo lo mismo", sonrió, antes de mirar por encima del hombro de Botan. El reconocimiento le brilló en los ojos, dando una palmadita en la espalda de un desconocido. "Oye, tú también lo hiciste, amigo. Sabía que lo vendrías."

Botan se volvió para ver al misterioso huésped con una sonrisa.

"Este es Hiei, el tipo del que te estaba hablando", explicó Yusuke, moviendo la mano en dirección a Hiei.

La sonrisa de Botan cayó y ahogó el jadeo que amenazó con escapar de sus labios cuando se dio cuenta de a quién le estaba hablando Yusuke.

"¿Tú eres Hiei?", escupió con incredulidad, ojos amatistas muy abiertos mientras señalaba al Sr. Gruñón, la última persona a quien quería ver en ese momento.

Los ojos de Hiei se estrecharon de molestia, cruzando los brazos sobre su pecho mientras Yusuke se interponía entre ellos.

"Esperen un minuto… ¿ya se conocen?", preguntó Yusuke, mirándolos confundido.

"Nos hemos topado hace unos momentos", explicó Botan.

"Por desgracia, lo dice literalmente", añadió Hiei con un tono cortante.

"Ah", Yusuke parecía entender la situación lo suficientemente bien con un movimiento de cabeza. "Botan puede ser torpe a veces, pero aprenderás a amarla."

"Gracias Yusuke…", respondió Botan sin tono.

Hiei le dedicó una mirada desinteresada, notándose el aburrimiento en sus ojos y en su voz mientras hablaba.

"Hn, ella ciertamente parece ser de la clase torpe que termina trayendo más problemas de los que debería."

"Y él parece ser del tipo arrogante cuyo orgullo obstinado le impide aceptar una disculpa perfectamente sincera", contestó rápidamente Botan.

Ella estaba satisfecha de ver alguna emoción aparecer en su expresión, incluso si era la ira.

"Mujer", Hiei gruñó en advertencia.

"Whoa, chicos, tranquilícense", los cortó Yusuke, levantando sus manos en defensa. "¡Se supone que esta noche es acerca de divertirse y dejarse llevar! Vamos a beber unos cuántos tragos y ser felices, ¿de acuerdo?"

Botan soltó una profunda respiración.

"Estoy a favor de pasarla bien", admitió, volviendo la vista hacia Hiei. "¿Podemos sólo dejar pasar el incidente anterior y empezar de nuevo?"

La expresión de Hiei volvió a su estado impasible. En lugar de responderle como lo haría una persona normal, eligió ignorarla completamente al ir a reclamar su bebida al bar y alejarse. Botan observó cómo se iba retirando cada vez más, sintiendo sus hombros caídos por la derrota.

"No creo que a tu amigo le agrade mucho", se quejó Botan con una mueca.

"No creo agradarle mucho a mi amigo", admitió Yusuke con un descuidado encogimiento de hombros "Aunque te acostumbrarás a él."

"¿Qué quieres decir? Espero no tener que ver su rostro fruncido nunca más", expresó.

"Él se quedará aquí seis meses por negocios, así que lo verás cerca por un tiempo", reveló Yusuke.

"Simplemente genial…", Botan contuvo la respiración.

"Eh", Yusuke le mandó una ola de desprecio con su mano. "Él no es tan malo como quiere que todos piensen que es."

A Botan se le dificultó el creer lo que decía Yusuke mientras veía a Hiei unirse a los hermanos Kuwabara en su puesto sin ni siquiera decir una palabra a ninguno de ellos. Por lo tanto, además de ser un idiota, no tenía ni un arranque de modales. Eso parecía ser lo correcto para él, pensó Botan con burla. Ella no se había dado cuenta de que estaba frunciendo el ceño hasta que Yusuke presionó un dedo contra su frente en un intento de suavizar las arrugas que se habían formado como resultado de su oscura expresión.

"No te preocupes por él", insistió Yusuke, "Te cambiará la imagen muy pronto."

Botan sacudió la cabeza, disipando todos los pensamientos negativos mientras sonreía a Yusuke.

"No estoy preocupada, ni siquiera un idiota gruñón como él puede arruinar mi estado de ánimo hoy", dijo con sinceridad.

"Bien, porque aquí viene el otro tipo del que te estuve hablando: Kurama."

Botan siguió la línea de visión de Yusuke, y vio a un guapo pelirrojo caminando hacia ellos. Ciertamente era un espectáculo para contemplar con sus largas mechas rojas, sus ojos esmeraldas y su aspecto pulcro.

"Tú debes ser Botan", le saludó con voz suave y calmada mientras le tendía la mano "Es un placer conocerte."

Botan le estrechó la mano y reflejó su sonrisa.

"Es un placer conocerte también, Kurama", le regresó, contenta de que no fuera para nada similar a la brutal amenaza de antes.

"Yusuke me hablaba de que ustedes se conocieron en la universidad, ¿no?", Kurama preguntó conversacionalmente.

"Sí, terminamos en el mismo grupo de orientación y nos vino sorprendentemente bien. Al principio pensé que él solo era un holgazán y un delincuente, pero debajo de esa imagen de chico malo era todo un tipo decente", bromeó.

Yusuke hizo una mueca ante sus palabras, pero prefirió quedarse en silencio mientras Kurama reía.

"Sí, Yusuke ciertamente a madurado con los años", Kurama estuvo de acuerdo. "Me sorprende que no nos hayamos conocido hasta ahora, después de todo, he conocido a Yusuke y Kuwabara desde que éramos adolescentes."

"No tenía mucho de vida social en ese entonces. Si no estaba en la escuela, me encontraba trabajando, y me mudé justo después de graduarme", dijo Botan tímidamente.

"Ya veo", respondió Kurama. "Bueno, no hay mejor momento que el presente."

"¡Es verdad!", Botan estuvo de acuerdo con eso.

Juntos caminaron hacia el puesto más grande de la parte de atrás, donde se reunieron felizmente con los hermanos Kuwabara. Aparte del pelo de Shizuru que crecía un poco y la forma madura de vestir de Kuwabara, los dos no habían cambiado en absoluto. Mientras se acomodaba en el puesto, descubrió que tenía el disgusto de estar sentada frente a Hiei. Él estaba bebiendo de su cerveza con una desagradable mueca tirando de la esquina de sus labios, mirando como si este fuera el último lugar en el que desearía estar en ese momento.

"La pandilla completa está junta de nuevo. Un poco atrasados, pero oye, no soy quien para quejarme", dijo Yusuke mientras tomaba un trago de su bebida.

"No creo que le puedas llamar "pandilla completa" cuando todo lo que has hecho es juntas dos grupos diferentes de amigos", corrigió Shizuru.

"Ajá, ¡y Yukina ni siquiera está aquí todavía!", le recordó Kuwabara.

"¿Yukina?, preguntó Botan, levantando ambas cejas en confusión.

"La hermana gemela de Hiei", contestó Shizuru.

"Oh", ella respondió. Botan se preguntaba qué clase de hermana tendría un tipo como Hiei, esperaba que ella no compartiera su mala actitud. Con uno de ellos era más que suficiente, en su humilde opinión.

"Yukina trabaja en el hospital, pero su turno debería terminar pronto", dijo Kuwabara con una sonrisa.

"Pareces estar muy encariñado con ella", bromeó Botan, observando la forma en que la expresión de Hiei oscurecía.

"Encariñado queda corto, se transforma en un idiota enfermo de amor cuando ella está cerca", dijo Shizuru.

"¡Shizuru!", Kuwabara gritó avergonzado.

"Es incluso peor a como actuó la vez que se encontró con Botan durante la orientación", recordó Yusuke moviendo el pulgar en dirección a Botan mientras miraba a los demás "Él tuvo el enamoramiento más grande por ella en todo el primer semestre, hasta que se dio cuenta de que no iba a ninguna parte. Siempre estaba poniendo esta espeluznante voz grave y tratando de actuar viril frente a ella."

Botan rió mientras recordaba los intentos de Kuwabara de ser meloso.

"No fue tan malo…", trató de defenderlo.

"Ajá, bueno, no es nada comparado con lo desenfrenado que se pone con Yukina", le dijo Yusuke.

"¡Deténganse! Solo están celosos de que he encontrado el verdadero amor", chilló Kuwabara, con los hombros rectos mientras un rubor avergonzado cubría su rostro.

"Yukina ni siquiera ha devuelto tus afectos", señaló Shizuru sin cuidado.

"¡Lo hará algún día! Solo nos estamos tomando las cosas con calma", susurró, cerrando sus ojos carbón en molestia.

"Hn, no hay ninguna cosa que tomar con calma. Me niego a permitir que mi hermana sea cortejada por un bufón como tú", objetó Hiei.

Kuwabara gruñó algo entre dientes y el puño de Hiei se apretó contra el cuello de su botella. Botan estaba segura de que una pelea estaba a punto de estallar, cuando la tensión de repente se rompió. La expresión de Kuwabara se iluminó como la de un niño durante Navidad mientras se dirigía a la puerta en el mismo momento en que entraba una mujer de cabello verde menta.

"¡Yukina!", Kuwabara chilló, saltando desde su puesto para dirigirse hacia la puerta y saludarla.

"Es como si tuviera un radar-Yukina o algo así", bromeó Yusuke.

"Patético", se burló Hiei, tomando un sobro de su cerveza.

"Yo creo que es dulce", lo defendió Botan mientras miraba a la pareja.

"Claro que lo haces, mujer", ridiculizó Hiei.

"¿Qué se supone que significa eso?", preguntó, apartando su mirada de la pareja para ponerla sobre Hiei.

"Te conozco desde hace cinco minutos y ya puedo ver que eres la encarnación de todos los rasgos que no me gustan: torpe, excesivamente emocional y tontamente idealista".

"¡Y tú eres extremadamente grosero y quisquilloso!", ella respondió.

Hiei solo puso los ojos en blanco cuando Yukina se unió al grupo. La primera cosa que Botan notó fue lo amable que era ella, lo cual reflejaba también en sus ojos; Aparte del color de ojos, los gemelos parecían poseer rasgos físicos completamente diferentes.

"Es un placer conocerte finalmente, Botan", saludó Yukina educadamente. "Kazuma me ha hablado mucho sobre ti."

La ira de Botan se desvaneció casi inmediatamente cuando la mujer le sonrió cortésmente. Ella parecía ser todo lo opuesto a Hiei; Dócil, cálida y bien educada.

"Un placer conocerte a ti también, no he escuchado más que buenas cosas sobre ti", contestó Botan.

Yukina miró a Kuwabara y su sonrisa se profundizó.

"Si necesitas algo mientras te estés instalando, por favor no dudes en ponerte en contacto conmigo."

"Lo recordaré", Botan asintió. "Gracias, Yukina."

Los dos se sentaron al otro lado de la mesa mientras Botan tomaba un sorbo de cerveza. Koenma y Hinageshi se unieron a ellos poco tiempo después y Botan no recordaba un momento en el que se sintiera tan feliz. Ella se había estado moviendo de un lugar a otro, y mientras se las arreglaba para hacer un par de conocidos, realmente extrañaba a sus amigos. Algo le estaba diciendo que aquí era exactamente donde necesitaba estar y, por primera vez desde que regresó, se sentía realmente contenta de estar en casa.

Como Hiei se reunía con el grupo por tercera vez esta semana, deseó estar en cualquier otra parte menos aquí. Tomó asiento frente a la mujer de cabellos azules mientras la noche continuaba de la misma manera que de costumbre: el zoquete persistió en sus intentos infructuosos de acercarse a Yukina, Shizuru y Kurama continuaban enviándose miradas para nada sutiles cuando creían que nadie los estaba viendo, Yusuke siguió molestando sin un cuidado en el mundo y la mujer de pelo azul continuó hablando amistosamente con los que acababan de llegar. A Yukina le había agradado mucho, y eso era de esperarse debido a su naturaleza acogedora y amable, pero Kurama era mucho más exigente que los demás y hasta él parecía disfrutar genuinamente de la compañía de la mujer de cabellos azules.

Sin embargo, los esfuerzos de la mujer por conocer a los demás no terminaron con Yukina y Kurama. Había cometido el error de tratar continuamente de hacer amistad con él también, y él simplemente continuó fingiendo que ella no existía. Había algo enteramente inquietante sobre ella que no podía entender y no le gustaba. Cuanto menos tuviera que ver con ella, mejor.

Después de su tercera cerveza, se excusó de la mesa y se dirigió al baño, ignorando a los estudiantes universitarios y profesionales borrachos. Cuando terminó, vio a Botan en la barra ordenando la siguiente ronda. Ella ignoraba todo lo que la rodeaba, incluido el hombre que se había sentado junto a ella con un brillo para nada inocente en los ojos. Hiei quería alejarse de la escena y dejar que la mujer lo manejara por sí misma, pero no podía, en buena conciencia, mirar hacia otro lado.

"¿Te parece si te compro un trago?", le preguntó el hombre.

"Eso no estaría bien", respondió Botan con una sonrisa muy atractiva. "Sin embargo, aprecio la oferta."

"No seas así", insistió, levantando su dedo índice en un gesto suplicante. "Sólo un trago."

"De verdad, no puedo", se negó dando un paso atrás.

"¿Estás segura?, volvió a insistir, acercándose más a ella. "Haré que valga la pena."

Cuando Hiei vio la mano del hombro posarse en la cintura de la mujer, entrecerró los ojos. Nunca pudo soportar la visión de un hombre maltratando a una mujer y no podía dejar que la escena se reprodujera frente a él sin hacer algo al respecto. No era para nada un caballero, pero incluso él tenía sus límites. Botan se apartó del extraño y abrió su boca para decirle unas cuantas cosas, pero Hiei intervino.

"Creo que ella rechazó tus insoportables insistencias", declaró. "No la hagas repetírtelo una tercera vez."

"Mi error, no sabía que ya estaba ocupada", dijo el hombre sin entusiasmo, mirándolos a ambos.

La mirada desafiante de Hiei no disminuyó ante esa media disculpa y se mantuvo firme hasta que el otro hombre se despidió. Botan soltó un suspiro de alivio y se volvió hacia él con una sonrisa agradecida.

"Realmente no esperaba que me ayudaras de esa manera, pero realmente lo aprecio", expresó, "Gracias."

"No me lo agradezcas," contestó Hiei, mirando a otro lado mientras hablaba. "Estabas causando demasiado alboroto y odio el ruido innecesario."

"Bueno, sigo estando muy agradecida", dijo Botan. "Creo que tal vez empezamos con el pie equivocado. ¿Qué dices sobre empezar de nuevo e intentar ser amigos?"

Hiei miró su mano extendida como si estuviera contemplando seriamente su oferta. La expresión de Botan se volvió más esperanzada a cada segundo que pasaba, pero sólo fue un desperdicio. Él no estaba hecho para hacer amigos, especialmente con la gente del tipo ruidoso, alegre. Era la amiga de Yusuke, y eso era lo único que necesitaba para estar lo más alejado en lo que a él respectaba.

"Yo paso", contestó, poniendo sus manos en los bolsillos.

La mandíbula de Botan cayó en incredulidad y él ni se molestó en esperar a que ella dejara ese estado para regresar con el resto del grupo. Hiei notó la mirada en los ojos esmeralda de Kurama, una mirada cómplice, mientras él recuperaba su lugar en la mesa.

"Eso fue amable de tu parte."

"Por supuesto que lo viste, tú lo ves todo", se burló Hiei.

"Si no te conociera tan bien como lo hago, me hubiera sorprendido por lo que acabas de hacer", observó Kurama con una sonrisa divertida.

"Ella es del tipo que atrae la atención equivocada, y habría causado un alboroto si no intervenía", explicó Hiei.

"Bueno, ella es una mujer muy interesante", acordó Kurama. "Así son todos los que están asociados con Yusuke."

"Si te gusta tanto, zorro, ¿por qué no dejas de hablarme de ella y vas a buscarla por ti mismo?", replicó Hiei. "Aunque no creo que la hermana del zoquete apruebe eso.

"No lo dije de esa manera", aclaró, "Pareciera como si fuera a estar en nuestras vidas por un tiempo, tal vez podrías ser un poco menos abrasivo con ella. Después de todo, apenas está conociendo la marca de tu personalidad."

Hiei gruñó en respuesta, sin molestarse en decir nada más sobre el tema y Kurama entendió la indirecta. El pelirrojo tomó un sorbo lento de su bebida antes de volver sus atenciones a Hiei, casualmente.

"¿Cómo te has adaptado a la mudanza?", Kurama preguntó.

"Está bien", respondió secamente, "la ciudad no ha cambiado y tampoco lo han hecho ustedes. Siguen siendo la misma banda de tontos que eran antes de irme."

Ambos miraron a Yusuke y a Kuwabara, quienes estaban teniendo un concurso de beber tragos. Botan los animaba en voz alta, mientras Shizuru y Yukina observaban en silencio.

"Supongo que no lo hemos hecho", Kurama estuvo de acuerdo. "Y aunque este no era el cambio que querías hacer, estoy seguro de que Yukina se alegra de tenerte aquí aunque sea temporalmente."

Hiei vislumbró a su hermana en el extremo opuesto de la mesa. Aunque no estaba gritando en voz alta como la mujer de pelo azul, la suave sonrisa en su rostro era suficiente indicio de su satisfacción. Claramente disfrutaba de la compañía de todos y era un alivio saber que ella estaba viviendo en la misma ciudad que Kurama y los otros. Incluso si él no estuvo tanto como debería haber estado, ella nunca estuvo realmente sola.

"Hn."

Su conversación fue interrumpida cuando Shizuru le clavó a Kurama una sonrisa competitiva.

"Te ves muy cómodo ahí", dijo, con un brillo burlón bailando en sus ojos castaños. "Muy bien, vamos a probar tu resistencia, chico guapo."

Shizuru deslizó un trago a través de la mesa, y Kurama lo atrapó hábilmente.

"Si insistes", concedió, alzando el vaso hacia sus labios y aceptando el desafío.

Tanto Kurama como Shizuru tenían increíblemente altas tolerancias para el alcohol, y su competencia duraría mucho más tiempo de lo que Hiei estaba interesado. Las atenciones de los demás pronto se desviaron hacia el par y Hiei inadvertidamente cruzó miradas con Botan. Él sostuvo momentáneamente su mirada de color caramelo antes de apartar la suya propia. Ese ligero presentimiento volvió, estableciéndose en la boca de su estómago. Ella era tan inofensiva como una mosca, y por eso, nada de esto tenía sentido. Por eso, decidió descifrar que era exactamente lo que esa sencilla mujer podría posiblemente traer a su vida.


Al día siguiente hubo un clima fresco y genial. Botan amaba el mes de marzo por el único hecho de que los signos de vida comenzaban a regresar al mundo después de un invierno frío y triste. Ella despertó sintiéndose especialmente bien en la mañana y esperaba que esa sensación continuara durante todo el día.

Su horario estaba vacío hoy y esperaba tener un día completo de escritura llenándolo. Pero primero, necesitaba desesperadamente abastecerse de algunos elementos esenciales. Como no era cocinera, se la había pasado viviendo a base de comida congelada, ramen y comida para llevar. Era una cosa buena que la tienda de multi servicio estuviera a poca distancia, pensó mientras entraba en ella.

Ella vio un destello de pelo negro desafiando la gravedad, acompañado de un par de ojos rojos los cuales inmediatamente reconoció como los de Hiei. Sus cejas se arquearon de sorpresa al verlo. Debe estar viviendo en la misma área si estaba comprando en esta tienda multi servicio en particular.

"¡Buenas tardes, Hiei!", saludó con la mano.

Hiei dirigió su mirada hacia ella durante unos instantes, antes de apartarla como si no la hubiera visto en absoluto. La alegría de Botan decayó un poco mientras veía la parte posterior de su cabeza al salir de la tienda. No sabía por qué había esperado a que él fuera civilizado con ella cuando apenas podía contar las veces en que ha sido un poco decente. Dio un pequeño encogimiento de hombros y continuó buscando a través de los pasillos. No había necesidad de que el mal humor de Hiei desvaneciera el de ella.

Ella silbaba mientras llenaba su canastilla con algunas de sus marcas favoritas y examinaba a través de los pasillos. Cuando alcanzó uno de los objetos de la estantería superior, golpeó accidentalmente una taza de ramen que estaba colocada en un estante inferior. Hizo una mueca ante su error, dándose cuenta de que tal vez si era tan torpe como Yusuke la acusaba de ser y se movió para recogerlo. Su accionar se detuvo cuando notó al niño más lindo que hubiera visto a su lado. Le devolvió el objeto a su mano sin decir una palabra y ella lo aceptó con gratitud.

"Muchas gracias", sonrió, resistiendo el impulso de inclinarse y revolver su cabello azul.

Botan se dirigió a la cajera y colocó los objetos en el mostrador, iniciando una rápida conversación mientras pagaba la compra. Tenía la intención de irse hasta que sintió la sensación de que estaba siendo observada. Al volverse, se encontró con la mirada del chico amable que la había ayudado antes. Ella le sonrió y el chico se dio la vuelta de inmediato, como si estuviera asustado.

"No fue mi intención asustarte", comenzó Botan lentamente mientras se iba acercando a él. Lucía familiar, pero no sabría decir por qué. "Es solo que…te quedaste mirándome y, ¿me preguntaba si había algo en lo que pudiera ayudarte?"

Él chico murmuró algo en silencio y Botan frunció el entrecejo confundida.

"¿Cómo dices? Lo siento, no pude escucharte."

"Eres mucho más linda en persona", declaró.

"Uh-gracias", ella parpadeó. "¿Nos conocemos?"

"No, pero deberíamos"

Una sonrisa divertida apareció en sus labios cuando decidió seguirle el juego.

"¿Y por qué es eso?"

"Porque tú eres mi mamá", respondió simplemente.

Y así, su mundo entero había cambiado.


Y ASÍ COMIENZA NUESTRA HISTORIA.

Dejenme sus opiniones y comentarios en los reviews, para saber qué tal. Espero que les haya gustado y que estén atentos a los próximos capítulos, si las cosas van bien, creo que estaré actualizando cada Viernes.

A mi personalmente el personaje de Kai me ha encantado y enamorado. Sin nada más que decir, nos vemos en un próximo capitulo!