Capítulo 1: DE VUELTA
Todos cayeron aturdidos al realizar ese viaje de sombras desde las puertas del inframundo, pero felices de poder ver la luz del sol.
"Se desplomaron. El Argo II todavía estaba flotando sobre el río a unos cientos de metros de distancia, Hazel sabía que debían indicarle al entrenador Hedge que estaban vivos. Y si habían estado en el templo toda la noche? O varias noches? Por el momento el grupo estaba demasiado cansado para hacer nada excepto sentarse y relajarse y admirar el hecho de que estaban bien. Así comenzaron a intercambiar historias.
-Pero ustedes… -preguntó Frank. –El Tártaro tiene que ser la verdadera historia. ¿Qué pasó ahí? ¿Cómo lo hicieron? Percy entrelazó sus dedos con los de Annabeth.
-Te contaremos la historia – prometió Percy. –Pero todavía no, de acuerdo? No estoy dispuesto a recordar nada de ese lugar.
-No- convino Annabeth. –No en este momento … -ella miró al río y se tambaleó."*
Subieron al barco y el entrenador les informó que Reyna se encontraba allí, pero estaba por los establos debido a que su pegaso Escipión al parecer estaba muy mal y no lo lograría así que Reyna debería decidir el destino de su alado amigo.
Aún no les quitaban la vista de encima a Annabeth y a Percy. Después de todo, lo habían logrado, habían cerrado las puertas de la muerte, desde el mismísimo Tártaro.
-Creo que es conveniente tomar una ducha. Necesito agua limpia antes de pensar que vamos a hacer ahora- convino Annabeth soltando la mano de Percy.
-Tienes razón chica lista. También deseo sentir agua fresca- dijo Percy siguiendo a Annabeth que ya bajaba las escaleras hasta las habitaciones.
La hija de Atenea fue la primera en entrar a su camarote. Al cerrar la puerta repasó su pequeña habitación. La cama arreglada, los libros en su pequeño estante, su diario, la gorra de los Yankis. Se acercó hasta este último objeto y lo tomó cautelosamente. Sentía que había pasado demasiado tiempo desde que tomó aquel regalo preciado de su madre en sus manos. Y efectivamente había pasado algo de tiempo y sobretodo, muchas experiencias desde la última vez que estuvo allí.
Se dirigió al pequeño cuarto de baño y se miró al espejo por primera vez en… ni siquiera precisaba por cuanto tiempo. Un par de semanas tal vez?
Su rostro estaba demacrado, su cuerpo estaba demasiado delgado. Claro, había que tomar en cuenta que en el Tártaro habían comido muy pocas veces y la mayoría de ellas fue fuego, así que pensándolo bien, eso no aportaría muchas proteínas para mantenerse en el peso ideal.
Annabeth se quitó su camiseta naranja que estaba hecha jirones. La dejó en el piso del cuarto de baño y quedó aún más estupefacta frente al espejo. Estaba rodeada de sangre en el área del estómago. Algunas partes seguramente eran de ella y otras con seguridad también pertenecían a Percy. Por un momento recordó cuando fue atacado con todas aquellas maldiciones y lo vio desangrado a punto de morir. Movió la cabeza rápidamente de un lado a otro para quitarse ese sentimiento y esa imagen. Su cabello estaba enmarañado. Si bien se las había arreglado para mantener una coleta, no era suficiente. Sus rizos rubios estaban completamente enredados. Su aspecto era casi de una persona habitante de la calle.
Se retiró sus jeans y el resto de ropa. Echó un último vistazo al espejo con su reflejo y se metió a la ducha.
Sintió como su cuerpo agradecía cada gota de agua limpia que recibía. Nunca en su vida había disfrutado de tener agua corriendo por su cuerpo. Si así estaba ella, ni pensar la felicidad que estos momentos estaría experimentando Percy. Otra vez sus pensamientos con el hijo de Poseidón. Amaba a ese chico. Él había sacrificado todo por ella y por poco habían podido salir vivos del Tártaro. Cuando acabara esta guerra contra Gea prometió disfrutar su vida al lado de ese joven que hizo todo por mantenerla con vida y viceversa.
Pensó en aquellas frases románticas que alguna vez leyó en alguno que otro libro, aquellas donde el chico le expresa a la chica que iría "hasta el mismo infierno si era necesario por su enamorada". Ella ahora comprendía ese significado más que cualquier mortal, supuso. Percy había ido al mismo Tártaro por ella. Estando allá quiso sacrificarse por ella. Claro, eso sería algo que no le dejaría hacer, porque imaginar su vida sin aquel Sesos de Alga era algo que no se atrevía a hacer.
No supo calcular cuánto tiempo estuvo en la ducha, hasta que escuchó la voz de Piper por fuera del cuarto de baño. La chica Cherokee había entrado a la habitación de Annabeth. La amistad y la confianza que se tenían daba para esos actos tan sencillos.
Annabeth terminó de lavar su cabello y salió del cuarto de baño envuelta en una toalla. No quería dejar la ducha, pero tener a Piper en la habitación era algo que la obligó a hacerlo.
-No sabes cuánto extrañaba esto Piper- le comentó Annabeth en una expresión relajada.
-Me imagino que si – le sonrió la hija de Afrodita.
-Que pasa Pipes, me he demorado mucho en la ducha?- preguntó inocente.
-No es nada Annabeth. Sólo quería saber cómo estás – la miró con una expresión de preocupación.
-Ahora estoy bien. Volví a ver la luz del sol, volví a sentir el agua, solo me falta probar algo de buena comida para recuperar fuerzas- le dijo Annabeth con una sonrisa sincera.
-Estás segura? Recuerdo que cuando Nico nos dijo que había estado en ese lugar… –Annabeth notó que no se atrevía a decir Tártaro, tal vez el nombre mismo asustaba a la hija de Afrodita, y con justa razón, pensó-. Nico no volvió a ser el mismo. Mientas no estuviste nos contaba poco sobre el lugar, pero siempre decía que era lo mas aterrador que había vivido. Sólo quiero saber si estás bien.
-Nico tiene razón Pipes. El Tártaro es el lugar más aterrador que jamás conoceré. Ni siquiera el laberinto de Dédalo fue tan desgarrador como aquel lugar. A veces cierro los ojos y tengo flashes de algunas imágenes que tendré grabadas en mi memoria por mucho tiempo. Pero por ahora tenemos una guerra que terminar, y una madre tierra que no debemos dejar despertar. Quisiera pensar en eso y luego lo demás- comentó Annabeth con expresión seria al inicio, pero más relajada al terminar de hablar.
Piper la abrazó. La extrañó mucho y ella también había extrañado a su amiga, incluso a los demás integrantes del Argo II.
-Te dejo entonces para que te cambies y vengas a comer porque estás muy delgada.
-Vale Piper. Estaré allí en lo que menos crees. Tengo mucha hambre –dijo levantándose de la cama para buscar algo que vestir.
Cuando Piper salió de su cuarto, agradeció silenciosamente que tuviera gente que se preocupaba por ella. Eso era algo que la alentaría a seguir luchando contra Gea; eso y poder vivir su vida lo más placentera posible al lado de Percy.
CONTINUARÁ...
*Extracto de La casa de Hades by Rick Riordan.
NOTAS DE LA AUTORA
Hola a todos. Es un placer saludarlos en esta nueva historia de Percy Jackson, que está situada entre The house of Hades y The blood of the Olympus, la cual saldrá en octubre.
Espero sea de su agrado y me regalen sus comentarios al respecto.
Es la primera vez que escribo en este fandom, pero estoy super contenta de hacerlo ya que tenía la idea desde hace meses pero hasta ahora saqué tiempo para plasmarla. Confieso que shippeo mucho a Percabeth así que en ellos se centrará esta idea.
Esta historia consta de unos siete o tal vez ocho capítulos y espero subir cada fin de semana uno nuevo.
Sin mas, gracias a los que leyeron hasta aquí y quieren saber que sigue en el siguiente capítulo.
Saludos, Kate.
COPYRIGHT
La saga dePercy Jackson y sus personajes pertenecen al tío Rick Riordan y esta historia solo se publica con ánimos de seguir shippeando Percabeth un poco mas. XD
