Recuerdo, cuando la conocí por primera vez.

Era difícil no escapar de ella, era regañona, cansona, exigente, sinceramente era una molestia, Rukia tenía tan malos y buenos hábitos para todo que me enojaba constantemente, pero así mismo, me convencía de querer acompañarla todo el tiempo que me fuera posible.

— Oye, Sodasha ¿en qué piensas tanto? —

— ¿eh? En nada en especial, solo me gusta ver como se ve el cielo desde aquí… ¿no te parece lindo? —

— ¿lindo? Tonta, es mejor verlo desde una montaña más alta, desde este lugar no se ve tan bien…

Rukia entrenaba con Kaien en la montaña Koifushi, cada vez que Kaien se iba, sorprendía a esa despistada y la obligaba a entrenar conmigo. Cuando los veía a escondidas era fascinante, el solo hecho de tener cerca a alguien que quisiera enseñarte, tener cerca a tu maestro era envidiable, envidiaba tanto no poder hacer lo mismo que trataba de compensar mi perdida cada vez que molestaba a Rukia.

— Ya deberías bajar de ahí, vas a caerte—

— ¡No es cierto! *moviéndose repetidamente* No me desees el mal Rukia, ya estoy aprendiendo a mantener el equili… *se cae*—

— *sonriendo* te lo dije—

— ¡Ay! ¡ay! ¡ay! ¡eso dolió! —

— ¡jajajaja! Te lo advertí... —

— Oye ¡no te rías! ¡No fue para nada gracioso! —

— ¡Jajaja! Eres muy torpe Sodasha, de cierto modo me alivia ver que eres más torpe que yo…—

— *sonriendo* Tonta —

Tenía tanta razón, me enojaba que se burlara de mi problema de equilibrio, pero me alegraba verla sonreír, Rukia venia de un distrito muy horrible, las pocas veces que pude poner un pie fuera del Gotei 13 conocí la horrible vida que tenían todos en el Rukongai, ver que ella llego a un sitio como ese siendo tan niña me parecía frustrante.

— Bueno, ¿vas a seguir burlándote de mí o vamos a entrenar? —

— Está bien, aun así no puedo evitar reírme—

— ¡ya cállate Ruki Ruki! —

— Ya te dije que no me gusta que me llames así, mi nombre es Rukia, R-U-K-I-A —

— Si… como sea… Ruki-a —

— ¡Eres una irrespetuosa! —

— si, si, como digas… mejor vamos que voy a patearte el trasero… *una alarma suena entre sus ropas* ¿eh? No de nuevo… —

Cada vez que sonaba ese rastreador infernal, sabía que me estaban buscando, la realidad me golpeaba cada vez que esa cosa sonaba, mis obligaciones, mi vida, mi martirio reaparecía con ese sonido

— Sodasha ¿tienes que irte? —

— *rascándose la cabeza* ¡jejejeje! Al parecer sí, no te preocupes Rukia, ¡mañana hare lo posible por venir a verte! No me perdería el apalearte…—

— Espera…—

— ¿Qué sucede? —

— Cada vez que vienes… siempre he tenido la curiosidad de preguntarte algo, Sodasha, porque ¿Por qué no me dices quién eres? ¿Por qué no quieres decirme la verdad?—

— Rukia *le da la espalda* si te lo digo… es posible que ya no quieras entrenar conmigo… además *la mira y le sonríe* ¡se me va a quemar el arroz si no me voy! *sale corriendo* —

Cada vez que me preguntaba eso, algo dentro de mí se deshacía, era algo difícil de explicar, Rukia siempre fue para mí como mi familia, era más cercana a mí que la familia de donde realmente provenía. Pero, sabía que por siempre, no podía seguir mintiendo…

Simplemente, no quería contestar, ni a ella ni a cualquier otro que preguntara, era ese mismo dolor de cabeza en todos lados, era como si tuviese mi frente con una marca que me distinguía de los demás…

— Señorita ¿Dónde estaba? —

— ¡Ya Sakí! Estaba durmiendo ¿Cuál es el problema? —

— Pero señorita, usted sabe que no se le permite salir de la mansión, es por su seguridad—

— Ya, ya, ¡déjame en paz! Deja de hacer tanto escándalo, además, si no salgo de aquí de vez en cuando me volveré loca… y ella también…—

— Pero…—

— ¡ñaw! *estirándose* volveré a dormir, adiós Sakí…*se va*—

— *respira hondo* Ella sabe que no debe hacer eso, no debe hacerlo porque él sabe que ella se escapa todo el tiempo…—

Era molesto, no soportaba tener que obedecer las reglas, en eso, Rukia y yo teníamos mucho en común, ambas escapábamos de todo cuando nos encontrábamos. Pero, nunca imagine lo que ocurriría después de la misión asignada al Escuadrón 13.

Esa noche, escuche mucho ruido, más del acostumbrado. Las alarmas sonaban en todas partes, pensándolo bien, esas alarmas se hicieron familiares tiempo después.

Como era mi costumbre, escape de la mansión y me dirigí a buscar a Rukia, cuando llegue al escuadrón, no encontré a nadie… a nadie con vida… todos estaban muertos, unos tras otro… no podía entender lo que ocurría, pero mi zanpakuto sí, ¡un hueco los había matado a todos! Pero ¿y Rukia?, ni su capitán ni su teniente estaban en el lugar… lastimosamente, para mí, entendí porque insistían tanto en evitar que saliera de la mansión y más ese día… ese día yo… o mejor, mi zanpakuto me mostro un poco más sobre si misma… yo… destruí y devore a todos los cuerpos que encontré en ese lugar.

Al día siguiente, me entere de la terrible noticia, Kaien Shiba había sido asesinado, asesinado por un oficial. Ese día, la busque por todas partes, finalmente, fui al lugar donde siempre entrenábamos y… allí estaba.

Su rostro era diferente, su mirada estaba perdida en las sombras, ella ya no era la misma Rukia que conocí. Allí estaba, llorando como una niña…

— Ruki… al fin te encuentro ¿Qué sucedió? —

No era necesario que me respondiera, su expresión hablaba por sí misma, ella solo, después de un largo y amargo silencio, pudo responder…

— No pude pelear contra él…—

— ¿Qué? —

— No pude salvarlo… no pude salvarlo, Sodasha—

Las lágrimas caían de esos grandes ojos violeta, pero, ni su voz ni su expresión cambiaban, ella era otra Rukia, y yo… yo… no podía hacer nada para recuperarla

— Lo lamento… —

— Quiero ser más fuerte, quiero ser más fuerte, no quiero perder a nadie de nuevo…—

En ese momento, solo pude decirle lo que yo quería oír

— Entonces, ¡pelea conmigo! —

— ¿Qué dices? —

— Vamos… ¡pelea conmigo! Yo te enseñare Rukia—

En ese momento, ¡estaba decidida! No podía soportar ese rostro desolado… yo ¡yo la entrenaría para hacerla más fuerte! No permitiría que esas lágrimas volvieran a caer por culpa de la debilidad

— Hay algo que debes aprender Rukia, siempre serás vulnerable, ya sea por tus habilidades o por tus sentimientos. Siempre serás vulnerable, pero nunca débil, porque esos sentimientos serán lo único que te levantara cuando comiences a caer—

— Sodasha…—

Finalmente, vi ese brillo en sus ojos, algo que trataba de regresar, algo de esperanza quizás…

— Yo te entrenare… ¡yo te enseñare a ser fuerte Rukia! Y nunca más tendrás que sufrir por perder a alguien que significa tanto para ti

— Sodasha… tú… tú ¿lo prometes? —

— *sonriendo* ¡claro que sí!

Estire mi mano para hacer la promesa irrompible, al unir nuestros dedos entendí que ella era para mí esa razón por la cual debía soportar y debía entrenar, por la cual debía dejar de huir de mi realidad y… por la que debía ser ¡fuerte! En un segundo, su sonrisa regreso a pesar de su tristeza, sabía que no podía fallarle, porque al verla… ella me recordó… que yo era igual, el día en que llegue aquí, el día en que la conocí…

— Es una promesa Sodasha—

— ¡si! Es una promesa entre nosotras—

Recuerdo cuando la conocí por primera vez

En definitiva, era tan decidida, tan valiente, tan tonta… el que nos pareciéramos tanto me molestaba, pero, al final, me dio las agallas para hacerme más fuerte, para hacernos mas fuertes…