Este será un fic de dos capítulos, quizás.
Espero que lo disfruten, y es totalmente M, así que están advertidos.
...
El sonido de sus zapatos por los pasillos se escuchaban como un sonido único, afuera podía ver a algunos niños de primero y segundo jugando en la nieve, eran pocos, quizás el resto estaba buscando refugio del frío en sus respectivas casas, la mayoría del colegio se encontraba en Hogsmade, por ser día sábado, y el fin de semana antes del famoso baile de invierno, este año se celebraría como algo especial, único, el primer baile que se hacía en el colegio después de la guerra.
La verdad no tenía ganas de asistir a ningún baile o algo así, se lo había dicho a McGonagall, pero claro, por ser el premio anual, tenía que asistir – palabras de la directora – Por lo que ahí, ella abriría el baile con su compañero de Torre.
Ginny estaba emocionada por ir a comprar un vestido para el baile, y le insistió a la castaña toda la semana para que la acompañara, pero las fiestas solo la dejaban más melancólica. Y a la pelirroja también, estaba consciente de ellos, pero ella prefería disfrutar, o por lo menos, aparentar que estaba disfrutando. Así que al negarse Hermione, Ginny fue con una muy emocionada Luna a elegir un vestido.
El año había sido lento, tortuoso y lleno de melancolía. Como nunca, estaba sola, a Harry y a Ron les habían ofrecido un puesto seguro en el departamento de aurores, por lo cual debían asistir a la academia, sin pensarlo Ron aceptó, como no, era su oportunidad para formar parte de las filas de los aurores, su sueño, según el mismo, Harry lo había dudado puesto que no estaba seguro de que eso era lo que quería, pero no estaba listo para volver a Hogwarts después de tanta muerte, por lo que después de meditarlo, aceptó entrar a la famosa academia de aurores. La invitación también había sido para ella, el jefe de los aurores se mostró muy interesado en tener al trío de Oro trabajando codo a codo con ellos. Pero ella se negó, explicando que sus sueños siempre fueron trabajar en el ministerio, en el departamento de Leyes específicamente, por lo que quería terminar sus estudios en Hogwarts y presentar sus EXTASIS. Este dejo la invitación abierta.
De verdad extrañaba a sus amigos, Ginny y Luna eran excelente compañía, no lo podía negar, al igual que sus compañeros de casa, Neville, Dean, Seamus, Parvati e incluso Lavender. En general, todo el alumnado se sentía en una deuda con ella. Y lo podía sentir , y se sentía horrible.
Llegó a su destino y se encontró la biblioteca vacía – tal como esperaba – con un movimiento de cabeza saludó a la señora Pince y esta le respondió mientras hundía su mirada en un libro. Por ser el día tan especial para todos, nadie había querido acercarse a la biblioteca, no habrían evaluaciones hasta vuelta del receso por lo que estaba segura de que nadie la interrumpiría. O al menos eso esperaba. Se acercó a su lugar favorito, la mesa que estaba apartada de todo, casi invisible. Alumbrado escasamente por una lámpara que daba la iluminación perfecta, y con un movimiento de varita hizo aparecer una taza de té. Un té para beber y un libro para leer. Perfecto.
Durante lo que llevaba del año, lo que se encontraba sola, pudo conocer más de sí misma, había necesitado algo en que sentirse libre, los libros ya no eran lo mismo, amaba leer con todo su corazón y cuando lo hacía solía sentirse lejana por un momento, solía sentirse bien, pero después de la guerra los libros no fueron suficiente. Necesitaba otro pasatiempo, algo que fuera de ella, algo que la alejara aunque fuera por un momento de sus pasatiempos y sus fantasmas del pasado. Y lo encontró. El sexo.
Nadie hubiese imaginado que la aburrida Hermione Granger hiciera esas cosas, probablemente Harry y Ron pensarían que ella era un ser asexual. Pero no. Después de finalizar la guerra viajó, sola. En busca de sus padres, ahí los encontró, estaban felices y para su sorpresa habían adoptado a dos niños, un niño y una niña. Pequeños. Estaban radiantes. Por lo que con el corazón hecho pedazos, decidió dejarlos ahí, felices. Ella sobraría. En vez de regresar a su casa decidió continuar su viaje y fue cuando se encontró con nadie más que Viktor Krum. El había sido quien la introdujo a todo esto. Le había mostrado los placeres del buen sexo. No podía decir que había sido amor, pero si cariño, por supuesto, y las veces que pasó fue cuando más sintió. Se sentía viva. Otra vez.
Cuando volvió a Hogwarts había pensado que sería una año eterno, aburrido, ya que había vuelto a su monótona vida. Pero fue cuando se le ocurrió. Viktor no era el único hombre del mundo y si el sexo con él la había hecho sentir tan bien, ¿Habría diferencia si se acostaba con alguien más? Probablemente no. Entonces así lo decidió. No era complicado seducir a la población masculina del colegio. Para nada, a la primera los tenía comiendo de la palma de su mano. Y así, por su cama pasaron diferentes compañeros, Blaise Zabini, Dean Thomas, Zacharias Smith, Cormac McLaggen … en fin, muchos, no podría nombrarlos a todos. Le gustaba el sexo y sabía que no había nada de qué avergonzarse.
Un ruido hizo que se moviera incomoda en su silla – La estaban observando, estaba segura, y fue cuando un olor llegó a sus fosas nasales. Uno conocido, un aroma que la hacía estremecer solo a los recuerdos – Nott – susurró.
- Pensé que había pasado desapercibido, gatita – y ahí frente a ella estaba nada más que Theodore Nott, alto, pálido, con el cabello negro y desordenado, unos ojos que parecían dos zafiros puestos en una cara masculina y perfecta. No había forma de describir a Nott sin usar la palabra perfecto.
- Sí, claro – cerró los ojos y cerró el libro que había intentado leer –
- Por qué no fuiste a Hogsmade – el ojiazul rodio la mesa y se agachó a la altura de Hermione –
- No tenía ganas – respondió escuetamente la castaña tratando de no observar sus ojos, sabía que si lo hacía, estaría perdida, adiós tarde de lectura.
- Debiste acompañarme – se apresuró a decir el ojiazul al momento que con su mano de manera delicada hacía que ella lo observara. – vi a Weasley y Lunática solas, así que asumí que estabas acá.
- Ya te dije… - se dio vuelta para encararlo - .. que no tenía ganas –
- Segura? – bajó más el volumen de su voz y se acercó al oído de la castaña - por qué puedo hacer que te den ganas en un momento – y tras decir esto mordió el lóbulo de la oreja de la castaña.
- Theo … - suspiró Hermione cuando sintió los labios del pelinegro besar su cuello
- Te deseo tanto – murmuró a su oído mientras las manos del recorrían las piernas cubiertas por un jeans –
- Enserio? – preguntó la castaña con una sonrisa de lado, en verdad lo sabía, sabía la reacción que tenía ella en los hombres, pero con Nott, era diferente, era especial, y de verdad que le encantaba.
Sus labios se unieron sin decir más, fue un beso pausado, sus labios ya se conocían, pero cada vez que lo hacía estaba segura que sentía un sabor diferente en el – caramelo – el día de hoy. Sintiéndose poderosa mordió el labio de su compañero, este sonrió y aprovecho el momento para profundizar el beso y hacer que sus lenguas se encontraran y como siempre, ambas se enfrascaban en una lucha que ninguno quería perder.
En un movimiento rápido Theodore la tomó en brazos y la sentó en la mesa para que quedaran a la misma altura, botando todo lo que había en la mesa en ese momento, pero poco le importaba la verdad. Sin desaprovechar un momento la castaña comenzó a quitar el chaleco que traía Nott dejando al descubierto una camisa azul que combinaba perfectamente con sus ojos. Se volvieron a besar y sintió como Nott acariciaba con sumo cuidado su cintura, bajando por sus caderas y sus muslos, tan lento que parecía tortura, pues ya se sentía húmeda con la sola idea de que el pelinegro la hiciera suya en la biblioteca. Continuaron besándose mientras las manos de Theodore subían por su torso, acariciando su piel y sintiendo suaves espasmos al sentirlo.
El sweater de Hermione ya estaba en el piso cuando sin darse cuenta su blusa fue arrebatada y antes de sentir el contacto del aire con su piel el pelinegro ya estaba devorando su cuello otra vez y tocando sus senos por encima del sostén. En ese momento en un movimiento el ojiazul se acercó más a ella, poniéndose entre sus piernas, aun estando con pantalones podía sentir que tan excitado estaba, y vaya que lo estaba.
Un suspiró más sonoro que los anteriores salieron de la boca de la castaña sin poder controlarlos más. Y un gruñido salió de la boca de su compañero como respuesta, y en ese momento su sostén voló, y sus manos fueron reemplazados por su boca, lamiendo, succionando, mordiendo. Para Hermione esto era el paraíso, se sentía maravilloso. Y no pudo evitar suspirar su nombre – Theo… -
Y sin más palabras el pelinegro le quitó el pantalón dejándola solo con sus bragas puestas.
- Dime – le respondió el incorporándose de nuevo y acercándose a ella, mientras que con una mano tocaba su intimidad que más húmeda no podía estar.
- Hazlo – le susurró con las mejillas rojas –
- Que quieres que haga – volvió a tocarla por encima de la ropa interior –
- Tócame – y sin más le quitó las bragas y comenzó a tocarla, se sentía exquisito, solo Theo sabía tocarla así, y en un abrir y cerrar de ojos el pelinegro se perdió, se agacho y comenzó a comer de ella. Lamiendo lenta y tortuosamente su centro, dedicándose especialmente a su clítoris. Y esperándolo introdujo un dedo en su interior. – aaah … - un jadeo salió, sintiendo su orgasmo a la vuelta de la esquina –
- Hazlo, quiero sentirte como te corres en mi boca – le dijo y ahora la comenzó a penetrar con la lengua mientras con su pulgar tocaba su clítoris.
La mezcla entre su forma de hablar y las caricias que le estaba proporcionando hizo que sin demorarlo más se viniera con un sonoro gemido. Apenas había alcanzado respirar de nuevo cuando ya tenía a Theodore entre sus piernas y besando sus labios, sentía su sabor en su boca y estaba más que excitada con eso.
Pongámonos a la par – le dijo observándolo directo a los ojos y saliendo de encima de la mesa, agachándose y quitándole los pantalones a su compañero. Paso sus manos desde las piernas, pasando por el bulto que hacia su miembro, recorriendo su perfecto abdomen y llegando a su cuello, ahí lo observó y lamió su boca y sin dejar que este le respondiera volvió a agacharse y con suma sensualidad, que solo sentía cuando tenía sexo, lo miró a los ojos al pasar su lengua encima de la ropa interior negra de su compañero –
Un gruñido suave se hizo presente – quieres matarme, gatita –
Y eso bastó para que ella le quitara la ropa interior, y ahí, erecto e imponente se encontraba su erección, era enorme, se humedeció los labios de la sola idea de volver a probarlo. Y observándolo directo a los ojos, comenzó a lamer la punta, dando lamidas por toda la extensión, succionando y acariciando de manera ruda, posesiva, como solo se sentía al tener sexo.
En un movimiento el pelinegro se levantó y la volvió a dejar sentada
- No aguanto, necesito estar en ti – y sin nada más que decir la penetró, de una estocada, provocando que ambos jadearan al mismo tiempo.
Sentir a Theo dentro de ella exquisito, el sonido que hacían sus cuerpos era un sonido simplemente erótico, sentirlo entrar y salir la volvía loca, se movían rápido, con hambre, cuando estaban juntos eran uno a diferencia que cuando estaba con cualquier otro hombre, Theo era especial.
En un movimiento puso sus las piernas de la castaña en sus hombros para poder profundizar aun más, si es que eso era posible, como pudo Hermione tomó su varita y puso un hechizo para silenciar esa parte de la biblioteca, y de paso un hechizo anticonceptivo para ella. Y cuando lo logró comenzó a gemir sin más, gemir, gritar. Y cuando pensaba que no podía más …
Estás tan malditamente estrecha – gruñó el pelinegro y comenzó a acariciarle nuevamente su hinchado clítoris, no necesitó más que unas estocadas más para hacerla venir, otra vez, en un deliciosa y sonoro orgasmo que la hizo estremecer desde los dedos de sus pies hasta el último pelo de su cabeza
- Hazlo … - le susurró la castaña tras morder su labio inferior, y sin esperar al pelinegro se bajó de la mesa y se puso de espalda, dejando su trasero al descubierto – acaba adentro … - le susurró coqueta
Un gruñido fue la respuesta del ojiazul y tomándola por la cadera comenzó a penetrarla más y más, moviendo la mesa en el proceso, gruñendo cada vez más fuerte y deslizando una mano para continuar acariciando el clítoris de la castaña –me voy a ir – le murmuro entrecortadamente
- Hazlo , hazlo, hazlo – le contesto acaloradamente la castaña, presa del placer
Y en un sonoro gruñido el pelinegro se dejó ir.
- Eso fue … wow – Se estaban arreglando la ropa-
- Si … lo fue –sonrió la castaña –
- Me encantas – se acercó posesivamente a la castaña y la tomo por la cintura tomando sus labios presos –
La castaña suspiró contra sus labios y los mordió coquetamente.
- Es tarde –
- Sí, tengo hambre – sonrió Theodore – aunque podría conformarme con volver a comerte –
La castaña se sonrojó en respuesta – vamos a comer … juntos –
- juntos? – preguntó el ojiazul sorprendido –
- seguro – sonrió ella – somos amigos verdad?
En una media sonrisa el pelinegro se acercó a ella y besó su frente escondiendo una sonrisa melancólica
los mejores – y la abrazó a lo que ella respondió su abrazo. El escándalo en el comedor esta noche sería grande.
...
Yyyy hasta aquí.
Podría dejarlo hasta ahí, pero falta que aparezca mi amado rubio platinado, obviamente ya sabrán quien es su compañero de Torre. Jiji. Espero les haya gustado. Déjenme su opinión en un lindo Review.
Besos y abrazos *-*
