Espiral
...
Y como es tan divertido molestar a Naegi, dejemos que su vida sea un espiral.
…
El reloj sobre la pizarra del salón estaba próximo a dar las ocho. A Naegi… no podría importarle menos… Ni siquiera había desdoblado el pedazo de papel sobre la mesa. Su cabeza seguía recostada sobre el pupitre mientras veía las ventanas tapeadas de esa forma tan ridícula e infantil.
-¿Cuántas veces van ahora? –Se preguntó mentalmente mientras trataba de hacer algunas cuentas mentales. – ¿Treinta? Quizás treinta y uno. No, esa no cuenta. Me corté la garganta con un cuchillo antes del quinto juicio. –Sólo digamos que no había sido uno de sus mejores intentos y dejémoslo así.
Resopló pesadamente mientras se reacomodaba; esta vez su cabeza sobre sus brazos mientras se preparaba para dormir una siesta. ¿Qué diferencia había con ir puntualmente de todas formas? Se merecía un descanso. Se volvió a dormir.
8:30
-Ejem, ejem. Probando, probando. –Una voz aguda despertó a Naegi. Provenía desde esas ridículas bocinas pegadas en el techo. –Esta es una llamada de retrasó para Makoto Naegi, debe presentarse al gimnasio inmediatamente. Repito, esta es una llamada de atención para Makoto Naegi, debe presentarse al gimnasio inmediatamente por favor. –La voz se calló. Naegi volvió a dormir.
9:00
-¡En repetición de la llamada anterior! ¡Makoto Naegi, por favor diríjase inmediatamente al gimnasio por llamado del gran director Monokuma! ¡Repito, diríjase al gimnasio para un discurso del gran director Monokuma! ¡No podremos empezar si no te presentas! ¡Si tienes un poco de respeto por tus compañeros, ve al gimnasio! –El mensaje terminó. Naegi volvió a dormir.
9:30
-¡Maldito mocoso irresponsable! ¡Despierta de una vez y dirígete al gimnasio para poder empezar con esto de una vez por todas! ¡No me obligues a ir personalmente por ti! –Esta vez el mensaje fue corto. Naegi volvió a dormir.
10:00
-Por favor, ven al gimnasio. La mente maestra no se supone que se muestre por niños tomando siestas en los salones, debe ser algo más impactante y dramático. –Ahora sonaba como una suplica. Naegi sintió un poco de lastima y se levantó del asiento para dirigirse al gimnasio a reunirse con sus compañeros.
…
-¡Llegas dos horas tarde! Un comportamiento tan irresponsable no puede ser tolerado en la academia. –Ishimaru lo reprendió severamente mientras esa extraña aura azul lo rodeaba. Naegi jamás había puesto mucha atención a eso antes, pero ahora… ¿Donde exactamente provenía? Era un tanto escalofriante. –Ten por seguridad de que habrá un castigo.
-Y aun sigues diciendo esas tonterías. No se que fue peor, esperar aquí parado dos horas o escucharte cinco minutos. –Togami parecía bastante molesto. En su familia no era una costumbre que los dejaran esperando, generalmente era al revés.
-Es necesario impartir la disciplina adecuada para mantener el orden en nuestra sagrada academia. –Ishimaru contraatacó. Parece que en esta ocasión serian ellos quienes no se llevaran del todo bien.
Oowada le mandó una mirada de muerte. Era claro que a él tampoco le había gustado estar esperando tanto tiempo, se le pasaría después de su momento cercano a la muerte. A menos que esta vez fuese Togami, en ese caso no daría mucha atención a la advertencia de Kirigiri, a lo que seguramente trataría de responder antipáticamente mientras el peluche sigue con ese sonido de bip, y luego se transforme en la primera victima.
-E-esto, eres Makoto Naegi, ¿Verdad? –Maizono se acercó a él. – ¿Me recuerdas? Solíamos ir juntos en secundaria.
Naegi sonrió. –Por supuesto, ¿Cómo has estado Maizono-san? Dime, ¿Al final arreglaste tus diferencias con Hitomi?
La mirada de Maizono pasó a una de tristeza. –Por desgracia- ¡Espera! ¿Cómo sabes de eso?
Naegi usó todo el conocimiento que pudo reunir en los escasos segundos a esa pregunta para dar una respuesta directa y a la vez convincente. Algo que le permita hablar con Maizono tranquilamente, o por lo menos hasta que trate de culparlo de alguna muerte, otra vez.
-Internet.
Los ojos de Maizono se abrieron con horror y luego cambiaron a furia. –Eso paparazi, parece que nunca me dejaran en paz.
Maizono se alejó mascullando algo sobre malditos acosadores sin vergüenza y abre latas eléctricos.
-Probando, probando. Cielos, esto ya no es tan impactante como me imaginé que sería. –Una voz un tanto decepcionada resonó en todo el gimnasio. –Saludos a todos los nuevos, seguramente estarán ansiosos por comenzar la ceremonia de apertura.
Un peluche salió desde la mesa de discursos del director.
Todos se sorprendieron.
Naegi suspiró.
-Aquí vamos de nuevo.
…
