Eres tú

Un pequeño escrito. Diferente, hecho para fines de entretenimiento. Los personajes pertenecen a Mizuki y Yumiko. ¡Espero que les guste!.


Sus ojos, esos ojos que eran como un par de llamas brillantes e intensas en la oscuridad penetraban hasta en lo más profundo de mí ser. No era la primera vez que esto me sucedía y a decir verdad me gustaba aunque mi incertidumbre crecía. No sabía que estaba pasándome y si lo que fuese era normal. Mis manos sudaban y el corazón me latía con tanta fuerza cada vez que despertaba de mis letargos. Al caer la noche también llegaban mis sueños y escuchaba su voz fuerte y a la vez tan dulce que acariciaba mi alma... ¡Me parecia increible y loco pensar que ese ser viviera en mi mente, era tan real!. -¡Me gusta!- exclamé tantas veces que me sorprendí de mis propias palabras. El solo hecho de saber que llegaría a mi, al hundirme en mis sueños me mantenía expectante, pero también llena de miedo...¡lo esperaba! A pesar de sentir todo eso sabía que todo ello me llevaba a un mundo sin retroceso. ¿Será posible que me esté volviendo loca? ¡Debía ver a un médico lo antes posible!. No me parece normal o quizás si, el soñar siempre con lo mismo y con la misma persona. Era como si en el pasado hubiese compartido una vida con esa persona cuya imagen en algunas ocasiones se perfilaba borrosa e iba tomando forma poco a poco. ¿Quién invadía mi mente esas noches? ¿Por qué? ¿Será algo oculto que de alguna forma desea decirme algo?. Ahora habia visto sus ojos y su color era tan divino y hermoso, de un color especial, el color más hermoso que haya visto en toda mi vida. Tan azules como el mismo mar y tanto como el mar se mantenía agitado mi corazón cada vez que me miraban.

-¡Por favor no me dejes!- Escuchó a lo lejos una voz con tanta tristeza

Ella caminaba sobre la hierba recogiendo flores...Desconocía donde se encontraba, no entendía nada y esos ojos que no dejaban de verle seguían quemándole la piel-¡No lo haré!... ¡Te prometo que siempre estaré contigo!- respondió con todo el aplomo de una chica enamorada.

-¡Me gusta que digas mi nombre!... adoro escucharlo de tu boca. Me gustas cuando ries y me encanta hacerte enojar, sobre todo para ver tus pequitas brincar en tu cara.

-No empieces a molestarme por mis pecas ¿quieres?... ¡Segura estoy que lo tuyo es envidia porque no tienes una sola!, apuesto que te encantan y por eso no paras de molestarme...

-Sí, me gustan las pecas, esa naricilla rara y...- ella sintió en sus palabras algo especial, pero no dejo terminara sus palabras.

-¡Para ya!..¡eres un maleducado granuja! ¿Quién te has creido para decirme todo eso?

-¡No te enojes!...solo estoy bromeando, no deberías hacerlo si te sientes tan orgullosa de tener tu cara detrás de esas pe...

-¡Debo irme!... contigo no se puede hablar...¡Adiós!

Despertó confundida, ¿Qué era todo eso? un sueña más. Tenía la frente perlada de sudor y mucha sed. Esta vez no era solo su rostro, uno totalmente hermoso. El hombre de sus sueños era muy apuesto y de un aspecto diferente. Temía ver a un médico de esos que cuando los mencionan inmediatamente dices "Yo no estoy loca"- ... ¿Qué puedo perder? dirá que es normal - pensó internamente- lo peor que podría pasar es que me diga que tengo un tornillo menos, pero ¿y si es eso exactamente?...a lo mejor de tantas noches de desvelos estudiando ya enloquecí- dio un manotazo al aire como queriendo despejar sus confusos pensamientos.

-¡Creí que estaba soñando despierto!- dijo cuando ella se apareció frente a él y sentado al piano tocaba una dulce música.

-¡Jamás habría pensado que un granuja como tu tocara el piano!...sí que eres muy bueno haciéndolo.

-Es una pieza que mi madre me cantaba...lo recuerdo, era muy pequeño, pero era cuando me iba a dormir

-¡Con razón me estaba dando sueño!...- Los rasgos poco a poco mostraban detalles con sentido. Su cuerpo era alto, sus manos sobre el piano perfecto y sus dedos largos y finos se acomodaban elegantemente sobre las teclas. Podría hasta pensar que era de una época pasada por sus vestiduras. Lo comparo con un príncipe, si, su figura se asemejaba a ello. Una imagen que su memoria atesoró. Había sido agradable escucharlo y poco a poco se iba metiendo en su consciencia y en su corazón. Parecía algo oculto, algo perdido que aguardaba y que buscaba volver.

"Me gustan las pecas"- esas palabras resonaban en su cabeza sin parar cuando despertó con los latidos de su corazón a mil- en esa frase entendió que también a su sueño le pasaba lo mismo. Que también se estaba enamorando.

-¡Es ilógico!- exclamó- ¡cómo me puede gustar alguien que no existe más que solo en mi mente! – lo que ha pasado no es real, pero, sus labios...sus labios tocaron los míos...No, no, es solo alguien que divaga en mi subconsciente, pero...Oh, Dios, Qué es todo esto?-El reflejo de la luna pegaba en su cara y sus ojos brillaban- ¡Tú no existes!- musitó- Ni siquiera en mis sueños sé tu nombre o quizás ¿alguna vez me lo dijiste?... no lo recuerdo...-Ella sentía enojo por su propio comportamiento, estaba tomándole mucha importancia al asunto y no era para menos. Si seguía pensando en lo mismo no podría dormir. La mañana siguiente tenía que regresar a su país. Su vuelo con rumbo a America saldría a las Siete y treinta de la mañana y apenas conciliaba el sueño. Tras un tiempo en o en Escocia estudiando para una tesis que culminaría en sus estudios de doctorado en medicina debia regresar. Dió varias vueltas sobre su cama tratando de volver a conciliar el sueño, sabía que volvería y así fue.

-"Me gustan las pecas"-¡No te vayas! "Soy Romeo y tú eres mi Julieta!...la Julieta del san pablo

-¡Grosero! ¡Engreído! y un malcriado...todo eso eres tú.

-Ja, ja, ja...Tarzan...


A alguien le sucedia algo similar. Sus noches se plagaban en sueños y luego no dejaba de pensar en lo ocurrido. Esa persona que vivia en su mente era la mujer con la que siempre habia soñado, pero sentia volverse loco por pensar en ello, decir que la encontraría algun dia era cosa desquiciante.

-Te has quedado en silencio... ¿Te sucede algo?

-Lo mismo de siempre. Bueno ahora con un agravante más...

-¿Un agravante? ¿Qué quieres decir?

-No me hagas caso...son tonterías mías...ya sabes... ¡Me tengo que ir!, no quiero que se me haga tarde y por nada del mundo deseo perder el avión, eso sería un caos.

-¿volverás?

-¡No lo sé!- dijo viendo al horizonte- No lo sé, pero por favor no alimentes algo que no creo...que...

-¡Te esperaré!...Quizás estando lejos las cosas cambien y entonces pueda tener una oportunidad...puede que dejes de tener esos sueños y pienses en mí.

-Ellos me han seguido siempre. No es la primera vez ni ha sido solo este el lugar. No, mis sueños no tienen nada que ver... Además, sería una locura pensar que ella existe... Yo... ¡simplemente no te am...!

-¡No lo digas!...yo, yo deseo que te vaya bien y espero algún dia volverte a ver...quizás te visite en América...- El joven era alto de elegante presencia, sus ojos azules y su cabello castaño era corto. Regresaría a América después de unas vacaciones en la misma ciudad. Profesor de arte y literatura que había visitado a su familia después de mucho tiempo.

-¡Adiós!

El lugar estaba muy concurrido, gente yendo y viniendo con sus maletas grandes y otras pequeñas en el Prestwick Airport de Glasgow en Escocia parecía que toda la ciudad entera se le había ocurrido visitarlo. Llegó media hora antes y pensó en comer algo, pues su estómago le reclamaba atención. Un café, una pequeña rebanada de pastel eran suficientes y lo devoró en minutos sentada en unos sillones grises mientras esperaba el momento de su abordaje.

Minutos después anunciaban que el viaje se atrasaría un poco. No le importó porque de todos modos era un hecho y la espera le dió pie para caminar un poco por las tiendas del pasillo, trataba de no alejarse demasiado. Todo lo que miraba era fascinante, ella siempre se tomaba el tiempo de admirar las cosas y darles el valor que tenían. Serían más de ocho horas de vuelo y necesitaría algo que la distrajera. Observó unos estantes llenos de libros que le llamaron la atención.

-Buen día...-dijo con su voz cantarina saludando al Señor dueño de la tienda de libros.

-Buen día. ¿Que se le ofrece señorita?

La muchacha echaba un vistazo en todo el lugar. No tenía en mente nada en específico. Los libros de pastas de diversos colores llamaron mucho su atención.

-Necesito comprar un libro, pero no tengo idea...- se detuvo a pensar un poco- ... ¿Cuál me recomendaría usted? Que sea atractivo e interesante por supuesto.

-Bueno, aquí tenemos de todo...libros con contenido dramático y con todo respeto supongo sea de sus favoritos- lejos de molestarse solo sonrió ante la aseveración del comerciante- También de tragedia, ficción y medicina.

-¡Medicina! No...de esos ya he leído muchos.

-¿Es usted médico?

-Sí, bueno... terminando mis estudios, pero se puede decir que si.

-Si no me lo dice no lo creería, es usted muy joven aún. Acostumbro en mi mente retrograda a socializar a un médico con alguien mayor...Le felicito por tener una profesión muy bonita.

-Gracias- sonrió

-Bien, entonces...

"¿Entre mis sueños?"- dijo al fijar su mirada en un libro de cubierta café que tomó en sus manos mientras la mirada del hombre le observaba desconcertado. No previendo que una mujer como ella le interesara ese tipo de libros.- ¡Me lo llevo... Tengo mucha curiosidad sobre este tema...Lo compraré!

-¡Espero que disfrute su lectura señorita!

Pensó que quizás era una tontería comprar un libro en el que quizás no encontraría respuestas a sus preguntas, pero al menos lo leería para distraerse, ese era en principio el motivo y en cuanto subiera a ese avión lo leería con tranquilidad.

Eran las 7:35am y nada de su vuelo. Retrocedió sobre sus pasos para volver al sillón, pero a unos pasos de su destino volvió su vista al estante de libros como si una fuerza extraña la había impulsado a hacerlo. Su mente no podía procesar lo que sus ojos veían. Se quedó allí como si se tratara de una estatua. Entrecerró sus ojos creyendo equivocarse y su campo visual era interrumpido por el paso de la gente. Seguía mirando hacia el estante y era tal cual.

-¡Señor, Señor!... ¿Qué libro le interesa?- No respondía porque su mirada se habia atado a quien le miraba con fijeza.

-¡Oh, disculpe!...pero creo que...¡Debo irme!- el vende libros quedaba otra vez desconcertado y pensó en que la juventud vivia en el limbo. Mientras tanto el Joven lentamente avanzaba como atraido por un iman donde estaba ella que aún le sostenia la mirada. La gente seguía pasando y pasando y el ruido era ensordecedor. De repente escucharon el llamado y como salidos de un trance tomaron sus maletas y continuaron caminando por su lado ¿quizás seria mejor dejar las cosas asi?- se dijo la chica atribuyendo a una mala pasada que su imaginación le estaba jugando. La observó avanzar como si al hacerlo perdiese algo que le dejaba un vacío y que de dejarlo así sabía que no podría vivir más nunca con esa angustia, no dudo en ir tras ella sin saber que hacer ni decir, pero estaba seguro de lo que sentía su corazón, ese no le engañaba. Los ojos verdes y brillantes de esa mujer le vieron con sorpresa y era como si lo conociera.

-¡Espere! ¡Espere!...¡por favor!- El tumulto y el ruido del lugar no permitía que le escuchara, pero él seguía insistiendo, no le importaba si se ganaba una bofetada por su impertinencia y apresuró el paso hasta quedar junto a ella-¡espere por favor!- dijo de nuevo y ella detuvo su paso conteniendo los latidos desbocados de su corazón-"¡No puede ser!" es igual a él... algo diferente pero, son sus ojos, si, esos ojos, esa mirada...es dificil de olvidar. No es verdad, no puede ser ese hombre...¡Esto es una locura!- ¿Nos conocemos?- preguntó el muchacho- Perdoneme, pero siento que usted me conoce de algun lugar. Su mirada... no se como explicarle, por favor disculpeme, no quiero incomodarla...

Incrédula de lo que estaba a sus ojos se quedo impavida y sin poder por minutos decir una sola palabra hasta que logro recobrar la cordura dijo- ¡No lo sé!- dijo provocando en él gran curiosidad- ¡Yo...No lo sé!, en realidad...me siento confundida, verlo y, siento que... de algún modo...Yo, lo he visto, pero tampoco se como explicarlo y pienso que...todo esto es una estupidez ¿no lo cree?- sus manos sudaban y la incertidumbre del muchacho crecía

-¡No lo creo!

-Puedo saber cual, ¿Cuál es tu nombre?

-...Terence, mi nombre es Terence- extendió su mano para saludarla sin saber lo que provoco en ella el revelarle su identidad- Pero mis amigos acostumbran a llamarme Terry- su corazón se agitó con mucha más fuerza al escuchar claramente su voz, esa voz. Abrió sus ojos llena de asombro, recordando ese nombre, sí, ese nombre lo habia escuchado en sus sueños lo mencionaba...era el nombre -¿Terry?...¿Acaso eres Terry Granchester?- asintió-...¡No puede ser!- temblaba de pies a cabeza, sintiendo el corazón saltar de su interior- "Eres tú".

-¿Candy?- dijo de manera inquisitiva y sus ojos esculcaban el rostro de ella que estaba llena de esas pecas que adoraba, esas que tanto le gustaban.

Sus miradas se recorrían uno al otro. No entendían lo que habían pasado, lo que habian vivido ni lo que sucedería, no podían explicarse lo que en ese instante estaban sintiendo el uno por el otro, pero de algo estaban seguros es de que sus vidas habian estado unidas antes y que un nuevo mañana escribirian juntos, porque el corazón no se engaña en esos asuntos. Escucharon nuevamente el llamado, el vuelo MT31121912 con destino a América. Se vieron a sus rostros reconociendo sus miradas y sonrieron ampliamente. Era su vuelo...el vuelo de su destino.

Fin


Gracias por leerme.