DISCLAIMER: Los personajes de The Powerpuff Girls y el mundo animado que lo rodea, le pertenecen a CRAIG MCCRACKEN. Sin embargo, el progreso y ciertos nombres/ personajes agregados, si me pertenecen.

-Es importante agregar que esta historia no tendrá referencias de la nueva versión de The PowerPuff Girls 2016-

IMPORTANTE: Algunos sustantivo propio (nombres, ciudades, etc) que sean referentes a la caricatura, pertenecerá en su idioma original (inglés).

Sin más que agregar, disfruten.


CAPITULO 1

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Ella observaba con fascinación como los copos de nieves caían de forma paulatina desde ese cielo gris que rodeaba cada extremo de la ciudad invernal. Los vidrios de su vehículo estaban empañados con pequeños toques de cristales de hielo y múltiples hilos de agua que resbalaban desde su techo panorámico. Los parabrisas cumplen su función desde que un aguacero la invadió en pleno recorrido nórdico, creando ciertas adversidades a esta larga travesía.

El clima tan hostil la desconcertó desde un principio y agradeció inmensamente a ver guardado sus dos maletas dentro del auto. Lo que más odiaba era el aroma a ropa húmeda.

Se sentía muy exhausta, había estado conduciendo casi cuatro horas y media desde los Ángeles y solo había hecho una parada en la primera gasolinera que vio en su camino ya que la situación lo ameritaba urgentemente para ella. Odiaba viajar en esos días donde la hacían sentir tan vulnerable y acomplejada consigo misma. Conocía su cuerpo tan a la perfección que al momento de sentir dolores estomacales por la mañana, sabía exactamente lo que venía a continuación. Su ciclo menstrual podía ser tan inoportuno. No era regular del todo y de tal manera que no tenía la exactitud de sus días aclamados.

Estaba idealizada que su viaje en auto sería más largo y tedioso que en avión. Sin embargo, la última vez que visitó la casa de su padre, se prometió trasladarse en vehículo para ahorrarse los repentinos mareos que sufría en ese trayecto aéreo. Aunque eso significara tener su trasero dormido y su columna rígida por unas cuantas horas.

Todos estos contratiempos tenían una explicación. Hace unas semanas, su padre la contacto por teléfono para concordar las fechas de celebraciones familiares. Faltaba un poco más dos semanas para navidad, por lo que toda la familia se reunía unas semanas antes para compartir y preparar los festejos para dicho día. Normalmente era ella quien llegaba primero de sus dos hermanas, así aprovechaba de realizar las compras navideñas, organizar la casa y compartir con su padre.

Estaba tan feliz y aliviada al divisar los primeros edificios de su ciudad natal, que la tensión molestosa de su espalda había desaparecido momentáneamente por unos cuantos segundos. Deseaba tanto darse un baño caliente y ponerse ropa más cómoda, ya que por culpa del frío, le dificultaba moverse con libertad. Gracias a Dios siempre portaba una manta de lana en su vehículo para poder resistir ligeramente climas como estos.

Aunque vistiera tres prendas forradas de polar, no sería suficiente para mantenerse caliente. Es muy curioso, ya que de alguna u otra forma el frío era parte ella.

"Finalmente estoy aquí, Townsville"


Al estacionar su auto junto a la cochera de la casa, salió totalmente envuelta en su manta de lana para sacar rápidamente ambas maletas del portaequipaje. Su cerradura estaba gélida por todas las heladas horas de trayecto que transcurrieron, pero milagrosamente no estaba lo suficiente sólida para no abrirlo.

Gracias a dios

Antes de aproximarse a la puerta, activo la alarma del vehículo y prosiguió a sacar las llaves de la entrada.

Al dar un pequeño vistazo panorámico en su entorno, notó las nuevas luces coloridas que decoraban cada superficie de la casa y en especial en las tres ventanas esféricas rodeadas por largas guirnaldas de color verde. Había pequeñas figuras de muñecos de nieve que parpadeaban y se esparcían por las murallas blancas de concreto, dándole un toque único que diferenciaba notoriamente de las otras casas vecinas. En el pórtico marrón había una tierna corona navideña con pelotillas rojas de plástico brillantes que resaltaba su color al ser tocados con las otras luces alzadas. Hubo muchos recuerdos que le vinieron a la mente.

Cuando era niña, las navidades se celebraban acompañadas del círculo más cercano y de algunos vecinos que socializaban recurrentemente con la familia. Recordaba los innumerables brindis de champagne por las noches de nevazón, donde los adultos alzaban la voz para desear felices fiestas a sus semejantes.

"Dioses, ya abre por favor"—susurró un poco irritada. Sus dedos se tornaban morados por cada segundo que realizaba intentos fallidos acertando en el cerrojo.

La puerta soltó un lento chillido y la joven entró con algo de dificultad por la nieve que comenzaba a filtrarse sin permiso a la casa. Sus maletas impregnadas de escarcha quedaron situadas junto a las macetas de cinta y parte de sus ropajes húmedos fueron colgados en el perchero de madera.

Estaba tan complacida de que la chimenea estuviera emanando calor a todo el domicilio que su primer paso a seguir fue templar todo su cuerpo a unos metros de las llamas. Las posibilidades de un catarro mañanero se estaban desvaneciendo.

No había nuevos avistamientos desde la última visita, de hecho, todo seguía tal y cual como estaba. Solo un par de nuevos muebles muy al estilo vintage, que probablemente fueron enviadas por su hermana menor. Algo que llamó su atención, fueron los calcetines de distintos colores que adornaban el pasamano de la escalera en el cuál se podía distinguir unas pequeñas letras cursivas negras.

Blossom

Aquello la hizo sonreír y una nueva ola de nostalgia la invadió nuevamente. Su padre mantenía la costumbre de asociarla con el color rosa. Algo que no la molestaba en lo absoluto.

Muchos manifiestan que el rosa puede ser algo infantil, pero hasta ahora no ha habido alguien que se mofara de ella por preferirlo en muchos atuendos. Todo lo contrario, cada vez que lucía el suave tono pastel recibía muchos piropos por donde quiera que fuera.

"¡Profesor!"

Esperó unos segundos en silencio para escuchar algún tipo de respuesta, pero lo único que oía era el crujido de la leña carbonizada. Subió las escaleras y revisó su habitación sin tener ninguna señal de él.

Se sentía algo desolado.

No obstante, creyó haber visto de reojo la puerta del laboratorio abierta cuando observaba el decorado. Bajó velozmente hasta el primer piso, sin antes reprenderse mentalmente por no haber razonado con lo evidente.

Él podía pasar horas y horas en el laboratorio hasta perder completamente la noción del tiempo. Siempre fue así. Cuando venía de visita con sus hermanas, procuraban distraerlo todo lo posible con distintas actividades en familia, desde ver series en netflix con un enorme tazón de cabritas, o pasar algo de tiempo ocioso con unos de sus pasatiempo favorito, la jardinería. Algo que no animaba demasiado, hay que agregar. La ciencia lo consumía y su salud no le permite sobre exigirse demasiado. Los años no pasan en vano.

¿Pero cómo limitarle la ciencia a alguien que le apasiona extraordinariamente?

Abrió la puerta hasta su tope y lentamente bajó las escaleras con una mezcla de sentimientos encontrados. Realmente lo había extrañado mucho.

Algo que le pareció gracioso fue ver que la colección de alquimia de su padre abundaba más y más sin la posible conciencia de este. Se preguntaba qué haría cuando todas las estanterías de vidrios estuvieran saturadas de tubos de ensayos y gradillas.

Cuando llegó hasta el último peldaño, pudo encontrarlo sentado de espaldas en su escritorio y a simple vista muy concentrado. Tenía curiosidad del nuevo invento que probablemente lo tenía con insomnio desde hace días.

"Tendré que hablar con él sobre esto"

Al parecer aún no se percataba de la presencia de la chica, y realmente no le era de extrañarse la simple razón. Boney M era su música favorita. Desde que el disco de los veinte super hits fue su regalo del día de padres, siempre lo ha tenido instalado en su pequeño stereo situado en las altas vitrinas de madera. Según él, las canciones lo ponían de buen humor.

"Profesor"

Con un pequeño sobresalto, viró su silla al origen de su llamado e inmediatamente se puso de pie sin contener la enorme euforia dentro de sí.

"¡Mi pequeño pétalo!"

El olor a café y tabaco inundaron en su fosas nasales al corresponderle el cálido abrazo fraternal.

"Estoy feliz de verlo, profesor"—dijo la chica. Olvidaba la sensación acogedora que transmitía sus abrazos.

"Me has tomado por sorpresa, querida. Pensé que llegarías más tarde"

"Tenía muchas ansias de llegar a la casa. Además, he salido temprano porque quería evitar la nevazón pero no me sirvió de nada, me ha pillado cuando llegué a Tonwsville"— reía.

"El clima puede ser impredecible"—siseó alegremente— "¿Por qué no vamos a la cocina? Te prepare algo caliente"

"Oh, sí, pero antes me gustaría darme un baño"

"Por supuesto, cariño. Ve tranquila"

Estaba feliz de haber llegado sin ningún tipo de intervalo mayor. Había muchas cosas de que hablar, en seis meses pueden ocurrir un sinfín de acontecimientos. Si bien, mantenían una comunicación a larga distancia activa, su trabajo no le otorgaba el suficiente tiempo para hablar algo más que solo temas del bienestar ajeno. Pero eso ya le daba igual. Estaba aquí con su padre y hablarían un montón de temas triviales como en los viejos tiempos.


La joven acomodó sus maletas sobre su antigua cama chillona para darle facilidad al sacar ciertos artículos de higiene personal y un nuevo conjunto de ropa invernal. Su pijama lo situó arriba de la almohada para reorganizar ciertas prendas con mejor facilidad e intentar no trastocar al meter y sacar cosas de la valija. Decidió organizar el resto de la ropa después.

Al momento de hacer su equipaje pensó cuidadosamente lo que iba llevar, ya que no quería que sucediera lo mismo que en su último viaje a Hawái. Los cierres de su maleta reventaron por exceso de ropa retenida por solo unas mini vacaciones de fin de semana. Cuando viajo de vuelta a los Ángeles, no encontró nada mejor que improvisar con un par de pinches para el cabello, tratando de que estos no se vieran tan evidentes. Sinceramente, fue bastante útil para sacar de apuros.

Mientras llenaba la tina con agua caliente, cepillaba su larga y cobriza cabellera para evitar los nudos horrorosos que empezaban a formarse por culpa de la humedad. El vapor comenzó a desbordar en la habitación y empañó rápidamente todos los vidrios habidos y por haber en un santiamén. Por último, agregó una pequeña bomba de tina para sumar un poco de espuma aromática que relajara su cuerpo.

Cuando consideró que la temperatura del agua era perfecta para ella, se metió completamente desnuda a la bañera soltando un largo suspiro placentero y a la misma vez muy cansador. Estuvo así por varios minutos en silencio.

-0-

Frente al espejo, contemplaba su suéter de cuello alto rojo con tejidos de lana en forma de zig-zag, agradándole la forma que este acentuaba su figura, en especial en sus proporcionadas caderas y parte de sus muslos. Se sentía mucho más cómoda con los jeans gruesos de color azules que llevaba puestos, que con los anteriores pantalones anchos de polar que ya casi arrastraban la bastilla por los suelos y que probablemente tenga que botarlas por lo desgastadas y viejas que estaban.

Frotó sus mechones cobrizos con una toalla de baño desde la mitad hasta las puntas con alta precisión y prosiguió a utilizar la secadora con movimientos circulares en toda la coronilla.

Su cuerpo se sentía mucho más relajado gracias a haberse tomado un tiempo prolongado metida en la tina, sin ningún tipo de interrupciones como llamadas de emergencias o deberes que la lograban agobiar por todo un día. Al menos estaría libre de tanta responsabilidad por unas largas semanas.

A sus veintiséis años se consideraba muy trabajólica y es que laborar en una clínica como cirujana general por tiempo absoluto tampoco podía posibilitarla a lo contrario. Cuándo cumplió dieciocho años, se trasladó a Los Ángeles poco después de graduarse del instituto e ingreso a la universidad estatal de California en el área de medicina como unas de las grandes seleccionadas que obtuvieron una beca completa por excelencia académica. Fue difícil mudarse sola a una ciudad que desconocía totalmente, pero tuvo que armarse de valor para tomar esa importante decisión y lograr independizarse para cumplir sus metas.

Era eso, o estancarse en una sola labor por el resto de su vida.

Y Ella quería más. Quería alejarse de Tonwsville y escapar del deber como heroína o si no fracasaría como persona sin ningún tipo de motivación o algo que la llegara a enorgullecerse verdaderamente y no por solo ser la niña fenómeno con poderes y que rompe traseros.

Actualmente estaba satisfecha con todos los triunfos que ha logrado a lo largo de su carrera, sin embargo, en sus comienzos no hubo demasiado apoyo de parte de su familia. Sus hermanas estaban tan furiosas y dolidas con ella que no le dirigieron la palabra por mucho tiempo. El profesor estuvo un poco sensible por unos días, e intento múltiple veces hacerla cambiar de opinión y convencerla de no dejar su puesto como líder; eres única, fuerte y de mucha utilidad. ¿De verdad quieres abandonar esta labor? ¿Querida, que pasaría si atacaran un sinfín de monstruos a la ciudad? Mojo-Jojo está preso, pero muchos otros enemigos siguen sueltos en las calles ¡Las tres son un equipo!

Esa vez se sintió mentalmente atrapada por esas importantes preguntas que no quería, o más bien, no sabía responder con claridad. Pensó en lo injusta que era la vida con ella y en la complicada postura que debía tomar en el momento de recibir esos cuestionamientos.

Sin embargo, no hubo nada que pudiera hacerla cambiar.

Poco tiempo después, se fue con un sabor amargo en la boca y un nudo bien metido en la garganta.

Desde ese día no volvieron a ser las tres Powerpuff Girls.

Con el tiempo, sus hermanas hicieron sus vidas independientes fuera de Townsville, y cada una se ocupa de sus propias responsabilidades. Pero eso no quería decir que no siguieran en contacto.


"He hecho chocolate caliente, ¿quieres que te sirva?"

"Si, por favor"— sonrió. Amaba el café, la sacaba de muchas situaciones cansadoras en torno a la clínica y la mantenían despierta por un par de horas hasta que debía considerar ingerir otra tasa. Pero el chocolate caliente que preparaba el profesor era muy delicioso. Difícil de negarle—"Muchas gracias"

"De nada"—continuó a servirse en su tasa ancha con enormes letras blancas que decían ´Best Daddy´— "¿Cómo va tu trabajo, Blossy? Te veo agotada"

"Oh sí"—suspiró—"Las últimas dos semanas modificaron mi turno y me asignaron a pediatría de urgencias para cubrir a un doctor que había tomado sus vacaciones. Estuvo agitado esos días y fue por el café que pude darlo todo."

"No abuses con el café, cariño"

"No abuso, solo lo tomo dos veces al día. Aun que puede ser que en los turnos de noches lo tome más, pero descuide. También estoy al tanto de ello".

Era una mentirosa. En realidad lo tomaba con más regularidad dependiendo de la labor del día.

"¿Y usted, profesor? Espero que no esté fumando pipa como antes"— dijo ella— "Recuerde lo que le dijo el doctor Terrence. Debe dejar el tabaco y preocuparse por su salud"

Hace un año atrás, el profesor fue diagnosticado con enfisema pulmonar. Una enfermedad que obstruye las vías respiratorias a causa de una inflamación en ambos pulmones a causa del tabaco. Esto no le permite respirar adecuadamente de forma natural y debido a eso, debe utilizar constantemente un inhalador para reducir la molestia que lo mortifica. Al principio solo se trataba de una simple bronquitis que podía curarse con antibióticos, sin embargo la enfermedad trataba de algo mucho más grave que eso. No fue hasta que un pequeño episodio de ataques de asma ocurrido en un cuatro de Julio fue motivo suficiente para tomar cartas en el asunto. Blossom sabía exactamente lo que sucedería si no se trataba de inmediato, podían surgir un montón de complicaciones peligrosas en su salud. Hasta cáncer pulmonar.

"No debes preocuparte, Blossy"—Sonrió—"Me he mantenido en buena salud".

"Si, profesor. Pero recuerde que usted debe dejar el tabaco definitivamente. Cuando entré a su laboratorio, el olor a humo estaba presente"— recordó insistiendo— "Usted debe poner de su parte para manejar esta enfermedad".

El profesor agacho un poco la cabeza. Parecía niño regañado por su madre— "Lo sé, querida".

Ella suspiro. Quería cambiar de tema.

"¿Bubbles y Buttercup se han comunicado con usted?"—preguntó ella

"Sí. Ayer hablé con Bubbles y me dijo que estará aquí la próxima semana. Quería dejar unas cuantas cosas hechas antes de viajar"

"¿Brad vendrá con ella?"

"No dijo nada al respecto. Pero supongo que sí"— Pausó—"Aunque no lo sé, es muy difícil separar a ese chico de las oficinas"

¿Y lo dice usted?

Brad era el prometido de su hermana menor. Se conocieron hace dos años en un importante evento de modelaje en París, donde él y ella estaban invitados por ser socios de la agencia internacional. El padre de Brad, Leonard Hawkins, es el dueño de una de las boutiques de vestidos de novias más conocidas en Europa y Norteamérica. Bubbles trabaja como diseñadora para él por casi tres años, y es invitada frecuentemente a pasarelas como representante de la marca Beauty Bride. Desde el momento que vio a Brad, supo inmediatamente que era su alma gemela.

Desde ese entonces no se separaron nunca, ambos están muy enamorados. No fue hasta que en una cena familiar organizada por ella misma, anunciaron su compromiso formal después de dos años de noviazgo.

"¿Y Buttercup?"

"Bueno, ella sí me confirmó una fecha clara. Dijo que llegara este sábado por la mañana"— luego miró seriamente a la chica— "Buttercup renunció a su trabajo".

Blossom lo miró con grandes ojos y una mueca totalmente indignante.

"¿Qué? ¿Por qué? ¿Qué hizo esta vez?"— Frunció el ceño— "No alcanzó ni los tres meses ahí y ya se le ocurre renunciar. Dios, Buttercup es un desastre".

"En realidad no me dijo el motivo, pero no hay que asumir tan deprisa. Quizás algo grave ocurrió".

"¡Pues que va a ocurrir! Ella no tiene paciencia con nada"

"Estoy seguro de que paso algo con ella"— el profesor se levando de su asiento para ir a buscar un poco más de chocolate caliente a la cacerola, no sin antes ofrecer a su hija— "¿Más chocolate?".

"Sí, por favor"

-0-

Después de un extenso lapso de conversaciones transcendentales en la cocina, Blossom organizó el resto de su ropa en los cajones de madera y dedico gran tiempo de limpieza a la habitación. Estaba un poco pasmada de haber encontrado muchos de sus antiguos accesorios de cabello deteriorados por los rincones del cuarto y algunas piezas de muñecas Barbie que probablemente pertenecían a unas de las figuras de Bubbles. Cambió las sábanas de las tres camas que irradiaban el olor a humedad, y las reemplazó por unas nuevas de color blancas que se conservaban en unos de los muebles del guardarropa. Sacudió el polvo de todos los muebles y en especial dentro del armario para así colgar las otras prendas pendientes. Eso sí, aseguró dejar espacio para sus hermanas. Y como última acción, pasó la aspiradora por los lugares más recónditos de cada esquina para asegurarse de que suciedad no trajera algún tipo de bicho o arácnido peligroso que pudiera dañar.

A pesar de que el tiempo avanzaba sin que nadie ocupase esta habitación, las paredes rosadas y el cubrepiso pálido aún se conservaban de maravilla. Y es que posiblemente el profesor cumpla con un mantenimiento de limpieza profundo para que no comenzara a acoplarse moho por todos los extremos de las murallas a causa de los bruscos cambios de temperatura. Blossom estaba agradecida de su padre por haberles evitados un sinfín de infecciones provocadas por una asquerosa infestación de hongos. De lo contario, por ningún motivo podrían yacer ahí por más que solo segundos. Eran realmente contagiosos.

Luego de eso, ambos pasaron el resto de la tarde viendo películas en la sala de estar con algunas galletas navideñas caseras en un tazón de porcelana y el infaltable chocolate caliente en un pequeño termo de acero. Se había transformado en un panorama épico que transmitía mucha melancolía en la muchacha. Su mente viajo hace veinte años atrás. Cuando ella y sus hermanas tenían cinco años de edad, se les permitía ver películas de terror hasta un cierto horario, no más de ocho de la noche, aprovechando la ausencia del profesor. Procuraban tener la chimenea encendida, las cortinas complemente cerradas, sin olvidar las luces apagadas, y un montón de dulces para acompañar el filme. Las peleas por la poca compatibilidad de gustos se reflejaban más en Buttercup, quién replicaba por cada opción que sugería cualquiera de las dos. Sin embargo, pasando los años, el cine asiático de terror se transformó en el favorito de dos, mientras que para la otra seguía prefiriendo algo menos violento o sádico.

Blossom sonrió al recodar a Bubbles escondida tras de ella cuando se acercaban las escenas de pánico. Se preguntó si su hermana todavía conservaba lo aprensiva, o puede que no haya cambiado del todo.

La nevazón había parado totalmente de trascender, pero a su vez dejó una helada ventisca que en ocasiones se hacía notar cuando las ramas desnudas de los arbustos provocada un leve choque con las ventanas escarchadas de nieve. El fuego de la chimenea parpadeaba de forma continua por el viento que se filtraba desde el conducto de concreto, despojando una lluvia de cenizas adheridas desde el techo.

No obstante, la brisa despojaba gran parte de las enormes nubes grises, dejando entre ver la hermosa luna llena en el cielo con un par de estrellas junto a ella.

Blossom rogó por un clima soleado para mañana, ya que tenía pensado hacer las compras navideñas al centro comercial de Townsville y quería hacerlas temprano para evitar toparse con la ola masiva de gente que se formaría para efectuar la misma causa. La ciudad entera tenía casi dos semanas para llevar a cabo sus compras, pero la gran mayoría prefería tenerlo todo envuelto en papel de regalo antes de que los productos se agotaran en todas las tiendas. Muy inteligente, por cierto.

Siendo casi las once de la noche y con la pronta salida de los créditos en la pantalla, la muchacha soltó un profundo suspiro de cansancio mientras frotaba sus húmedos ojos por el sueño que comenzaba retener. Mirando hacia su costado, vio al profesor dormido con la cabeza apoyada en su mano y la boca semi abierta dejando escapar pequeños balbuceos incoherentes. La opción de dejarlo pasar la noche en el sofá fue descarta totalmente de la cabeza de la chica, pero también admitía que le daba algo de culpa tener que despertarlo de su plácido sueño.

"Profesor"— llamó con su susurro. Su pequeña mano sacudía ligeramente el brazo de su padre tratando de no sobresaltarlo demasiado— "Despierte, profesor. Ya es tarde".

Luego de que lo percibió incorporarse de apoco a la realidad, Blossom se dirigió al interruptor junto a la puerta principal para encender la luz de la sala de estar y de paso recoger los trastes sucios de la mesa de centro.

"¿La película terminó hace mucho?"— preguntó ojeando su reloj de muñeca.

"No, acaba de terminar. Debería ir a descansar, profesor"

"Sí, querida"— contestó con un bostezo. Se dirigió a paso lento hasta la cocina donde su hija enjabonaba las pequeñas tazas de cerámica con rastros de chocolate pegado en los bordes y se le acercó a darle un tierno beso de despedida en la mejilla de esta— "Buenas noches, mi pequeño pétalo. Descansa bien. No te quedes hasta tan tarde, ¿sí?"

"No se preocupe. Solo lavaré esto y me iré a la cama"— le sonrió— "Descanse y duerma bien. Recuerde tener el inhalador cerca de usted".

"¡Claro! No debes preocuparte"— tranquilizó.

Al momento de que las profundas pisadas se fueron perdiendo por la planta alta, la melodía proveniente de la televisión era su única compañía en ese instante. Rápidamente guardo los trastes al desván de madera y se secó las manos con toallas de cocina que encontró situado en la repisa de especias. Se ocupó de apagar todas las luces navideñas de la casa y de extinguir con un atomizador la diminuta llama que luchaba por permanecer ilesa dentro de la chimenea. Su cuerpo comenzó a enfriarse por la ausencia de calor en el ambiente y no lo pensó dos veces para dirigirse corriendo hasta su habitación.

Vistiendo de un pijama grueso de color rosa pálido, utilizó toallitas desmaquillantes que sacó de unos de los bolsillos de su cartera negra para limpiarse los rastros de delineador y rímel que manchaba sus parpados cansados y prosiguió a desenredar de cabello con el cepillo en mano. Su hermana menor siempre le sugería cortar su cabello porque aseguraba que podría verse más estilizada, pero Blossom seguía prefiriéndolo largo. No sabía la razón, simplemente desde pequeña su cabello largo fue muy característico como la líder de las powerpuff girls. A veces recordaba el pequeño incidente que provocaron sus hermanas cuando eran pequeñas. Pasó casi dos semanas con poco pelo hasta que el profesor logró inventar un antídoto para el crecimiento de este. Fueron lo perores días de su vida, debió esconder su vergüenza por mucho tiempo y aguantar las burlas y risas de su entorno. Puede ser que desde ese momento comenzó a cuidarlo más que antes. Cuando ingresó a la facultad, muchas chicas elogiaban la suavidad de sus mechones cobrizos, y exigían saber su secreto de cuidado diario. Pero no había nada de extraordinario, solo un poco de aceite de coco en las puntas y cepillarlo todas las noches. Esa era su rutina.

Amaba su cabello. Y amaba el resultado de su cuidado.

La cama rechinaba un poco cuando acomodaba sus piernas bajo las frazadas y el cobertor. Los resortes del colchón se escuchaban oxidados por lo viejos que son, y unas de las patas de madera estaba más corta que las otras tres por lo que desnivelaba a la hora de moverse. Debía considerar de comprar una nueva.

Pero todo eso lo resolvería mañana. El cansancio no la dejaba pensar con claridad y no servía de nada arreglarlo en el momento. Lo último que escuchó antes de dormirse, fue la notificación de su celular sobre la mesita de noche.


¡Quiero saber que te pareció el primer capítulo de esta historia así que siéntete libre de contármelo todo en los reviews!

Sé que va un poco lenta, pero no les decepcionará.

Disculpen las faltas de ortografía que pudieron haber. Releí una y otra vez el cápitulo para asegurarme de que todo estuviera bien escrito, pero si encuentras alguna falla por ahí, disculpame.

Muchas gracias por tomarse el tiempo de leer 3

Saludos y besos para todos ustedes!

-Kirsten