¡Hola! Volvi con un nuevo long fic, esta vez es con una propuesta distintas. Sociedad de almas será como una especie de saga, estará divididas en partes donde el protagonista será distintos personajes. Historias con algo de tragedia y drama, mezclado con el romance.

"Bleach y sus personajes son propiedad de Tite Kubo"


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Sociedad de Almas

Parte I: Alma Agrietada

Capítulo 1

La música ensordecedora del lugar, los juegos de luces y la cantidad de cuerpos pegados bailando la hacían sentir asfixiarse, no sabía cuánto había bebido, solo sabía que estaba mareada y completamente aturdida. Como pudo llegó al baño de aquel club nocturno, se observó en el espejo, su maquillaje ya estaba corrido, sus ojos rojos y su largo cabello tintado de azul completamente indomable.

Patética, así se sentía, su ropa fuera de lugar por las manos del chico con el que bailó, ni recordaba haber sentido las manos de él sobre su cuerpo. Suspiró, se refrescó el rostro, escuchó unas risas detrás de ella, al volver la vista a su reflejo vio a dos amigas reírse entre ellas mientras salían del baño. Hacía tan solo unos meses ella también salía a divertirse con sus amigas, no como ahora que era un desastre, que solo iba a embriagarse, olvidarse de la vida y dejar que algún chico que llamara su atención acompañarla.

Ya no tenía amigos, ya no tenía familia, ya no tenía una vida. Rápidamente sintió ganas de vomitar y fue corriendo a uno de los cubículos, devolvió todo, se dejó caer y lágrimas surcaron sus mejillas. Patética. Como pudo se levantó, salió del cubículo tambaleante, debía irse, ya no se sentía de humor para seguir en aquel lugar.

Volvió a verse en el espejo mientras limpiaba su boca, realmente se sentía mal, su vista medio nublada se fijó en una chica que estaba a su lado arreglando su corrido maquillaje, sus ojos estaban llorosos. Al parecer no era la única en ese lugar hecha un desastre. Volvió la vista a sus temblorosas manos, llevó el agua a su rostro. Salió tambaleante de aquel baño, tenía que irse de aquel lugar, no estaba en sus cuatro sentidos.

Sintió como alguien la tomaba de la cintura cuando iba por la mitad del camino, besaron su cuello, al girarse se encontró con el chico con el que había bailado esa noche. Por su mirada supo lo que deseaba, volvió a suspirar, lo que le faltaba.

—Suéltame —le dijo tratándose de alejar pero estaba tan ebria y mareada que sus intentos no eran nada.

Ella no recordaba cuánto había bebido pero le pareció excesivo el estado en el que se encontraba, alzó la mirada y vio como el chico trataba de volver a acercarse. Conectó todo en su cabeza ¡Qué imbécil había sido! la había drogado, por eso se sentía así, tan desvalida, por esos sus pensamientos estaban confusos, por eso sentía que perdía los sentidos.

—Vamos, hermosa…Nos divertiremos, ya verás —Ella podía ver su estúpida sonrisa.

—Suéltame —volvió a pedir pero estaba tan débil que el chico fácilmente la sacó del local, nadie se percató de su expresión asustada, nadie se fijó en lo drogada que estaba, a nadie le importaba y nadie se preocuparía por ella.

Asustada y sin poder hacer que su cuerpo respondiera, suplicaba que aquello no pasara de allí. El chico la llevó hasta el estacionamiento, ella trataba de resistirse pero era inevitable ni siquiera tenía la fuerza para gritar, no había nadie en aquel lugar.

Lágrimas surcaron sus mejillas, cerró los ojos y suplicó que aquello fuera borrado de su memoria. Sintió como él la apoyaba en el auto, reteniéndola con su cuerpo mientras abría la puerta de atrás, cuando lo logró fue lanzada dentro.

Ya era inevitable, nadie pensaría que estaba siendo forzada, no podía gritar nada coherente mientras sentía sus manos pasear por sus piernas, veía nubloso su alrededor pero a pesar de eso aun estaba consciente de aquellas sucias manos en su cuerpo, el chico siguió subiendo, rogó por caer en la inconsciencia cuando sintió como desgarraba su camisa y besaba uno de sus pechos. Había sido ingenua al creer que no pasaría por algo así con la vida llena de exceso que llevaba.

Cuando las manos de aquel hombre viajaron al lugar intimo entre sus piernas, ella sintió el miedo, el asco y el dolor apoderarse de ella. Esto no podía estar ocurriéndole, con toda la fuerza que reunió logró dar un grito de auxilio, un golpe en la mejilla la dejó por un momento desubicada, la droga en su cuerpo no ayudaba a su defensa.

—S-suéltame, p-por favor —rogó una vez mas pero solo recibió una sonrisa escalofriante, aun con su borrosa vista la distinguió.

Fue arrastrada más a él, donde restregó su miembro junto a su intimidad, un gemido se escuchó de parte de él y ella sintió aun más asco, iba a ocurrir por más que ella luchara.

—Lo disfrutarás, pequeña —subió completamente la falda de ella dejándola a un más desprotegida.

La chica solo cerró los ojos y dejó de resistirse, aquel hombre la iba a violar, escuchó como desgarró su ropa interior y como deslizó el cierre de su pantalón, aquel sonido le dio su última fuerza, y gritó con todo lo que podía.

—¡Maldita! —otro golpe en su mejilla la calló.

La visión se le nubló aún más y dejó de sentir su alrededor, por un momento pensó que quedaría inconsciente. Dejó de sentir el peso del chico sobre ella, escuchó a lo lejos unas protestas y gritos, luego de unos segundos unas manos cálidas sobre su cuerpo, todo se volvió negro.

Cuando recobró la consciencia, su vista seguía nublada, sentía que estaba en movimiento, alguien la llevaba, trató de alejar aquel pecho cálido en donde estaba recostada, empujó pero no tenía fuerzas.

—Tranquila, estas a salvo—dijo la persona que la llevaba, era una voz gruesa y masculina. No la reconoció, se relajó solo un poco, no era el maldito pero luego volvió a estar alerta ¿Ahora con quien estaba?

—¿Quién es… —No siguió, hablaba de forma inentendible parecía un balbuceo, la droga seguía haciendo estragos en su cuerpo.

Un mareo le asaltó por el movimiento, por lo que se sostuvo de la camisa del chico, aun con su vista nublada distinguió que era negra y en el área del pecho tenía letras amarillas, cerró los ojos de nuevo, no los podía mantener abiertos.

—Tranquila, ya me encargue ese maldito —A pesar de que al final tuvo un tono agresivo, ella se sintió a salvo.

Intentó de nuevo abrir los ojos, alzó la mirada y logró ver algo de las facciones de su salvador. Sus ojos eran azules, fieros y gatunos. Sus párpados volvieron a caer y no pudo hacer nada para volver a abrirlos, pero aun sentía el movimiento y la respiración del hombre.

—Voy a pedir un taxi, la llevaré a mi casa…No creo que esté en condiciones de dar declaraciones, es mejor que descanse por lo que queda de la noche —dijo una voz femenina junto a ella. Eso fue lo último que escuchó antes de dejarse llevar por la oscuridad.


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