Disclaimer: Esto es ficción. Tanto Bella como Edward son personajes que pertenecen a Stephenie Meyer. (Y junto con ellos algunas características propias de la historia Twilight.)
Por lo general los besos de Edward solían limitarse a un escaso roce de labios, pero esta vez el beso superaba las expectativas. Y yo no me quejaba; besar a Edward era una de las mejores experiencias de mi vida, y de ser por mí me la pasaría besándole la mayor parte del tiempo.
Cuando el beso traspasó las barreras que él mismo había levantado entre los dos, dejé que me alejara a regañadientes de su cuerpo. Sus ojos oscuros delineados por las purpúreas ojeras me indicaron lo inevitable; la sed le exigía salir de caza. Acaricié sus ojos sobre sus parpados y luego las ojeras que se formaban bajo estos. Edward sólo suspiró, disfrutando del calor, supuse.
Al abrirlos volvieron a su tonalidad natural, levemente ensombrecidos. Le miré con confusión, y él se limitó a sonreír y lamerse los labios.
–Tus labios. Están partidos –Mencionó con sorna.
–Pues claro, aquí hace frío todo el tiempo, ¿qué esperabas? Aunque no entiendo que tiene eso que…
–Tu sangre –Mencionó con una voz mucho más intensa que de costumbre.
Probé mi labio inferior, saboreando los salados restos de algún tipo de sustancia. Sus ojos se tornaron negros de nuevo, y su mirada se volvió hipnotizante, turbándome hasta el punto de no reconocerme acostada bajo su cuerpo, y con sus tentadores labios tan cerca de los míos.
–Siempre puedes detenerme –Me advirtió, y su boca regresó con la mía.
Sólo que esta vez el beso no sería mío. Contuve el aliento para no hacer la situación más difícil, y dejé que absorbiera toda la sangre que quisiera. La sensación de hormigueo fue rápidamente mitigada por su fría lengua, y al cabo de unos segundos me vi otra vez sin oxígeno. Sin soltar el aire inspiré la mayor cantidad que mis pulmones soportaron, manteniéndome muy quieta, y disfrutando de las sensaciones que la lengua de Edward producía en mi labio.
Un golpe al lado de mi cabeza me alertó. Lentamente, Edward se alejó de mis labios, y al girar el rostro observé cómo su mano ceñía el cubrecama con demasiada fuerza. Alcé mis manos para tocar su rostro y, con un beso en su frente, susurré:
–Todo está bien –Esperé que no notara mi mentira.
Entonces sonrió; esa sonrisa de lado que me traía loca. Y supe que todo estaba bien.
N.A.: Esta historia la acabé en hora y media, más o menos; lo que es un record para mí, ya que puedo tardar meses en esto. Pero he decidido publicarla antes de arrepentirme, pues me ha gustado cómo ha quedado, aunque no tenga Beta alguno más que quien lea esta página (¡estoy emocionada!). Sin embargo no estoy segura de que se entienda del todo lo que he querido expresar, porque estos Bella y Edward se adaptan más a las características que a mí me parecen compatibles para que la historia de Twilight se pueda desarrollar. Así que estuve pensando en realizar la misma historia desde el punto de vista del otro protagonista para que los lectores entiendan de qué hablo.
