Guardián silencioso.

Perseguidor incansable.

Protector inmisericorde.

Su chillido avisa de su aparición, extendiendo el miedo por toda Columbia.

Ave mecánica, hombre sin humanidad.

Un único propósito, nada puede distraerle, nada puede alterarle, nada puede matarle.

Pronto su conciencia desapareció.

Tarde descubrió su esclavitud.

No podía romper sus cadenas que envolvían a su protegida en una jaula de oro.

La vida hacía años que le había abandonado, la muerte se negaba a llevarle.

Usado como suerte de titán silencioso no podía escapar a un destino que no era el suyo.

Columbia le nombraba entre susurros, el miedo era absoluto con la mención de su nombre.

Cage. Jaula. Prisión. Palabras relacionadas con su realidad.

Música que anuncia su llegada, figuras que le llaman desde los rincones.

Su existencia era miedo y sufrimiento para todos, incluido el mismo.

Songbird vivía una angustia continua.

Solo servía para las voluntades de poderosos hombres.

Y ahora la salvación. Su vida terminaba y el dolor desaparecería para siempre. El frio del agua le atenazaba y la presión hacia que sintiera como cada hueso de su cuerpo se astillaba y cada órgano estallaba. Sintió el gorgoteo de su cuerpo desangrándose, en los oídos. Sus ojos envueltos en cristal se agrietaban. Notaron como reventaron por la presión. El dolor fue tan intenso que se retorció en su agonía. Cada movimiento era un tormento digno de las más terribles torturas. No era capaz de moverse libremente, el agua le aprisionaba de tal forma que no pudo evitar recordar el proceso por el que paso para convertirse en el guardián de Elizabeth.

Vio crecer a esa chiquilla desde su más tierna infancia y ahora la veía consolarle en su muerte. Allí estaba, tras el cristal blindado, junto a su nuevo protector. Posó la zarpa sobre el cristal, un simple gesto para despedirse de la joven a la que había cuidado como un padre desde que era una niña. Estaba muriendo, ella lo había condenado a esa muerte. Estaba agradecido, no podía odiar a esa muchacha, ella le había liberado. Solo espero que su vida a partir de ahora fuera mejor encaminada. La había visto sufrir por los planes de un padre y los odios de una madre que jamás pensaron en ella como una hija sino como una llave para su futuro. Había pasado las últimas horas persiguiéndola, Columbia había sido testigo de como su misión no tenía en cuenta a los habitantes de Columbia. Solo importaba una cosa. Devolver a Elizabeth y matar a Booker era su única misión y cada segundo que pasaba sin realizarla era sentir ácido en las venas. Era sentir agujas en el cráneo y fuego en las entrañas. Y ahora todo eso terminaba.

La oscuridad le envolvió por completo como un abrazo largamente pospuesto. Su tumba acuática le aguardaba en las frías aguas que rodeaban Rapture. Su última voluntad fue un chillido de agradecimiento. Su último pensamiento fue hacia Elizabeth, quería que ahora que no contaba con un guardián hiciera sus sueños realidad.

"Siempre te protegeré, Elizabeth"