AQUI VAMOS ;)


-No ni se te ocurra Santana no otra vez...- me disponía a dejar mis libros sobre el estante de mi habitación cuando mi impertinente amiga como siempre accedía a mi habitación sin siquiera preguntar.

-O vamos Quinn si no fuera por mí y mis consejos seguro seguirías siendo virgen así que me debes una muy grande.- dijo al momento en que se tiraba en mi cama.

Q: De que me estás hablando yo no te debo nada y en el remoto caso de que lo hiciera, seguro que ya me lo has cobrado muchísimas veces así que estamos a mano.- le conteste desde el baño mientras cepillaba mis dientes y buscaba mi ropa para dormir.

S: Muy bien Quinn me parece perfecto, déjame sola como siempre lo haces, no importa que la amiga de Britt haga mal tercio y no me permita conocer más al amor de mi vida, porque te aseguro que esa chica es la más especial que he conocido en toda mi vida.-contestó haciendo ese típico sonido de chantaje en su voz, el cual sabía que podía doblegarme.

Q:Santana por favor, acabas de conocer a esa tal Britt hoy por la mañana, así que deja de inventar cosas.- solté cansada y tomando algo de ropa para vestirme.

Mientras tanto veía como en su cara se dibujaba una sonrisa, porque si señores Santana López lo volvió hacer, no me di cuenta ni en qué momento sacaba ya unos pantalones de mezclilla y una blusa para vestirme y no la piyama que tenía pensado ponerme. Y es que quien me podría culpar Santana es mi mejor amiga, mi hermana, esa persona que siempre ha estado mi lado ya fuera para darme el abrazo más tierno del mundo como cuando decidí contarles a mis padres acerca de cómo me atraían las chicas, o para darme una cachetada cuando me comportaba de forma tan estúpida que ni yo misma me daba cuenta, como fueran las cosas sabíamos que siempre íbamos a estar la una para la otra y lo mejor era que ni siquiera teníamos la necesidad de estárnoslo diciendo.

Nos conocimos en la preparatoria de Lima y desde ese momento fuimos inseparables, tanto así que decidimos hacer trámites juntas a Yale, ella a veterinaria y yo a arquitectura para así ser admitidas y trasladarnos finalmente a la ciudad de New Haven, donde por suerte y algunos pequeños acomodos logramos quedar en la misma residencia y compartir habitación. Y es así como a más de un año y medio seguimos estudiando juntas

S: Gracias, gracias te prometo que no te vas arrepentir y me los vas a agradecer el resto de tu vida.- dijo guiñándome un ojo y disponiéndose a salir de mi habitación.- Te espero en 10 minutos y apúrate que sabes que no me gusta llegar tarde.- grito ya desde la cocina.


Q: Segura que no nos han dejado plantadas.-pregunte por tercera vez, ya que habían pasado al menos diez minutos y ni rastro de las chicas que esperábamos.

S: Por supuesto que no, Britt jamás me haría algo así.- comento tan segura que hasta yo empezaba a sentir que ya conocía a esa supuesta Britt.- Mira son ellas vienen por allá.

Gire hacia la dirección que me indicaba la vista de mi amiga y efectivamente a lo lejos logre a preciar a dos chicas bastantes guapas que venían hacia nosotras, una rubia y la otra morena, por supuesto por lo que me pudo decir Santana Britt era la rubia y la morena era la amiga, el mal tercio, ese que hizo que no pudiera quedarme en mi casa a descansar y leer tranquilamente. Y eso no fue lo único que logre percibir mientras llegaban a nosotras, el mal tercio traía unas botas puestas y se preguntaran ¿las botas que tienen que ver? Pues se los diré; eran las botas más horribles que vi en toda mi existencia y no es que yo fuera alguien a quien le gustara criticar, pero quien en su sano juicio utilizaba unas botas rojas con patos amarillos que casi llegaban hasta sus rodillas.

B: Lo siento mucho se nos ha hecho un poco tarde, lo que pasa es que Rach no encontraba sus botas y no podíamos salir sin ellas…- que afán con esas botas pensé yo sin poder quitarles la vista de encima a esas monstruosidades, mientras tanto Britt se acercaba a nosotras dejándonos un pequeño abrazo y beso como si nos conociéramos de toda la vida.- Miren ella es Rachel mi persona.-comento con una enorme sonrisa.

R: Mucho gusto Rachel Berry.- Nos dijo viéndonos a ambas pero deteniendo su mirada en mí y fue su voz, una voz tan exquisita y peculiar, que provoco que por primera vez le prestara atención.

Y no es que no la haya visto ya a lo lejos, pero es que estaba tan ensimismada en mis pensamientos que no la había observado con más atención, morena, bajita, con un cabello sumamente largo y brillante y unos ojos... por dios sus ojos parecían ver a través de mí, tanto así que no logre soportar su mirada y solo me limite a responder de la forma más natural que pude su saludo, sin duda alguna yo no lo sabía en ese instante y tal vez ustedes tampoco, pero ese día conocí a la persona que en un futuro iba a cambiar todos mis esquemas y que me iba a enseñar que el corazón en realidad nunca sabe cuándo va a conocer el amor de su vida.