Primero de todo, decir que esta historia va a tratar sobre Peter y Claire, sobre su romance (deseado por el club de fans Claireter :) No es exactamente un fanfic de héroes, es SOBRE ESTA PAREJA. Está localizado tras el capítulo 17, Company Man, y... después de esto, simplemente desear que os guste ;)
PD. Sigue, eh, no es sólo este capítulo (aunque tampoco serán muchos más)
Capítulo 1
Los frenos del taxi emitieron un estridente chirrido al frenar bruscamente.
Peter, que se vio propulsado por inercia hacia delante, se estampó contra la mampara de plástico que lo separaba del conductor y estuvo a punto de romperse la nariz. Sin embargo, cuando logró reponerse del golpe, protesta alguna salió de su boca: el corte que se había hecho en la frente cicatrizaba rápidamente y su instinto le instaba a salir del taxi y correr en auxilio de aquellos que, colisionando frontalmente con sus coches, habían provocado el frenazo de su taxi.
Con torpeza, consiguió abrir la pequeña puerta amarillenta y poner los pies en el suelo. La cabeza se le balanceaba peligrosamente, como si estuviera mareado, pero él se empeñó en correr hacia los coches accidentados confiando en que aquel malestar acabaría por desaparecer solo.
La colisión se había producido en una intersección. Alguno de los dos coches debía haberse saltado un semáforo, aunque por suerte, en el congestionado tráfico neoyorquino nadie podía correr demasiado y los coches, pese a estar abollados y echando humo, mantenían todavía su forma original.
Peter llegó junto a la puerta de uno de los coches, un taxi, y la abrió. El conductor, con la cara ensangrentada pero consciente, se derrumbó sobre él balbuciendo algo. El enfermero lo sacó del cubículo, teniendo que poner todos sus músculos en tensión debido al sobrepeso del hombre.
-Una muchacha…
-¿Qué?- preguntó Peter tendiéndolo sobre el suelo. Sabía que había cometido un gran error al mover al herido, pero había sido el taxista quien se había derrumbado sobre él.
-La muchacha…
Un tembloroso dedo del accidentado señaló su propio vehículo y Peter lo entendió sin necesidad de más palabras.
-No te muevas, volveré en seguida.
El joven Petrelli, ya completamente consciente de si y con todas sus facultades recuperadas, volvió hasta el taxi e intentó abrir una de las puertas traseras, que se resistió por unos segundos a ser abierta.
Expirando profundamente, el enfermero evocó al hombre al que se había enfrentado en Texas, el que perseguía a Claire, la joven animadora de sonrisa triste, y al instante la puerta cedió, libre del tope que la frenaba.
-¿Me oyes?- preguntó a la figura que permanecía tendida en el asiento trasero del taxi en una postura extraña.
No hubo respuesta, así que Peter, con cuidado, se metió en el coche a fin de examinar el estado en que se encontraba la herida (suponía que era mujer por la melena larga y rubia). Sin embargo, al descubrir la faz de la chica, se quedó helado.
-¡Claire¡Dios mío, Claire!
El joven enfermero asió a la joven animadora y la colocó boca arriba sobre el asiento. Con ella no eran necesarios los miramientos: en caso de empeorarle alguna herida, su cuerpo la curaría rápidamente…
Mas… si ella era capaz de regenerarse¿por qué no estaba consiente¿Por qué parecía… muerta?
-Claire, eh, Claire- Peter llevó una de sus manos hasta el cuello de ella y le buscó el pulso sin éxito- Claire, no puedes estar muerta. ¡Claire!
Él se acercó todavía más a ella, teniendo que subirse parcialmente sobre el asiento por la falta de espacio. El corazón parecía a punto de salírsele del pecho de tan rápido que latía, y sus ojos, agrandados por pura desesperación, buscaban en el cuerpo de la animadora una explicación para su estado.
-Maldita sea, Claire, despierta…-le susurró el enfermero apartándole el pelo de la cara- Tú eres indes…
Interrumpiéndose, Peter se inclinó todavía más sobre ella y le giró parcialmente la cabeza hasta poder verle la zona de detrás de la oreja. Sus dedos habían tropezado contra algo duro…
Un gemido sobrecogido escapó de su boca al ver un sanguinolento trozo de cristal sobresaliendo de su cabeza.
Implorando al destino para que su instinto funcionara, le extrajo con lentitud el larguísimo vidrio. Las manos le temblaban pese a su esfuerzo por controlarse, y cuando, una vez le hubo sacado el objeto, Claire no reaccionó, sintió que sus pulmones jamás podrían volver a tomar aire, que nunca se libraría de la presión de su pecho, que ya no sería capaz de deshacer los nudos de su estómago y garganta…
Y entonces ocurrió.
Con una pequeña sacudida, Claire volvió a la vida.
Tomó aire bruscamente, como siempre hacía tras esos trances, y parpadeó, confusa.
-¿Peter…?- preguntó, insegura.
Él, riéndose por puro y salvaje alivio, contestó:
-Hola.
-o-o-o-o-o-o-
Peter dejó las llaves sobre una pequeña mesa y se giró hacia Claire sin saber qué haría o diría a continuación.
Después de que la joven animadora hubiera resucitado, ambos habían intentado desaparecer entre el gentío. En Nueva York, hacer tal cosa podía ser relativamente fácil, pero en aquella ocasión, decenas de ojos, por no decir centenas, se habían posado en ellos y los habían seguido, sorprendidos, preocupados e incluso escandalizados: Claire llevaba toda la espalda y parte del pelo apelmazado con sangre que, de un rojo chillón, no pasaba desapercibida a nadie.
Pese a todo, habían logrado llegar al apartamento de Peter en poco tiempo, pues éste estaba ubicado a muy pocas manzanas del lugar del accidente.
"Había encontrado tu dirección, iba a tu apartamento" le había dicho Claire mientras se apresuraban por la calle, negándose a decirle nada más hasta que estuvieran a solas.
Y allí estaban ahora, en el apartamento del joven enfermero, completamente solos y guardando un silencio incómodo pese a saber que tenían muchas cosas que contarse.
-Voy a buscar ropa para que te cambies- le dijo Peter a la joven animadora, que, abrazándose a si misma, lanzaba furtivas miradas a lo que la rodeaba.- El cuarto de baño es…
-Mis vecinos me han visto usando mi poder, Ellos también. No tengo a donde ir, van detrás de mí- confesó Claire a bocajarro, y, en un acto de valentía, alzó sus ojos y los posó en los de Peter, que le sostuvo la mirada heroicamente: aquellos preciosos ojos transmitían tantísima pena…
-¿Ellos?- preguntó él cruzando los brazos sobre su pecho y procurando mantener su cara inalterable.
-Ellos- asintió la joven como si infligiendo sobre aquel pronombre una entonación particular, desvelara todos los secretos de aquellas personas a las que tan ambiguamente se refería.- Lo siento- dijo de pronto sacudiendo la cabeza- Creo que he hecho mal al venir a buscarte. Yo… yo...- retrocedió unos pasos hacia la entrada.
-¡No¡Espera!- exclamó Peter acercándose hasta ella y frenando con una mano la puerta que la animadora ya había comenzado a abrir.- Soy yo el que lo siente, no quería ser tan… frío. Puedes quedarte aquí cuanto quieras, y me gustaría que me contaras todo lo que te ha pasado.
En aquella ocasión, mucho más próximos el uno al otro, la mirada que se sostuvieron fue mucho más intensa y profunda.
-¿Me estás leyendo los pensamientos?- preguntó en un trémulo susurro la chica.
-¿Qué?- preguntó Peter, quien, pese a su sorpresa, no pudo apartar sus ojos de los de Claire.
-Matt me dijo que también tenías su poder, que lees la mente.
-¿Matt, el policía de Texas?- interrogó Peter apartándose el pelo de la cara, y con tan sólo pensara en él, una caótica y susurrante voz femenina llegó a su cerebro.
"No lo hagas, por favor. Peter, Peter Petrelli. No…"
-No lo hagas, por favor; no me leas la mente- dijo Claire, esta vez con sus cuerdas vocales.
-Lo siento, yo…- el enfermero cerró los ojos y se separó de ella- Todavía no lo controlo bien, lo siento.
"Pero tú eras como yo, sanabas…"
-Y sigo sanando, puedo explicártelo todo…
"Para."
-Lo siento- se disculpó Peter una vez más, tremendamente abochornado.
Intentaba quitarse a Matt de la cabeza y controlar su poder, pero su habilidad era tan diferente a todas las demás… no era una cosa que podía hacer a voluntad, sino sonidos que llegaban a su cerebro tan nítidos como si los estuviera oyendo a través de sus orejas.
Cubriéndose la cabeza con las manos, fue hasta su salón a fin de alejarse de Claire y se sentó en una silla, concentrándose en cualquier cosa que no fuera Matt.
"Lo sabe… Peter, Peter Petrelli, lo sabe…" Tras aquellos retazos de pensamiento que llegaron a su mente, todo quedó en silencio.
-Claire- llamó al cabo de unos segundos- Ya puedes pasar.
La joven entró lentamente en la sala, como cohibida, y siguiendo las indicaciones de Peter, se sentó en un sofá frente a él.
-Mi poder- dijo el enfermero lentamente, intentando olvidar todas las veces que había oído su propio nombre en la cabeza de la chica- es el de adquirir las habilidades de otras personas.
Claire lo miró mientras guardaba silencio e intentaba asimilar aquello.
-¿Tienes… todos los poderes?- preguntó al fin.
-No. Sólo tengo los poderes de aquellas personas de las que he estado cerca.
-No… no lo entiendo.
-Verás- Peter, preparándose para hacer uso de los poderes que más controlaba, se inclinó hacia delante en la silla-. Hasta que no te conocí, hasta que no coincidimos aquella noche en Texas, yo no podía sanar; si no fuera porque mi hermano puede volar, yo no volaría- dijo impulsándose lo suficiente como para ponerse en pie y quedarse suspendido en el aire por unos segundos- También he tenido un profesor que se desvanece en el aire…
La animadora dio un respingo cuando Peter desapareció ante sus ojos, y se sobresaltó todavía más cuando éste volvió a hacerse visible sentado a su lado en el sofá.
-También he estado junto a alguien con telequinesia y con una persona que pinta el futuro…- el enfermero extendió un brazo y hasta su mano voló un bloc de notas que rápidamente tendió a Claire-. Sabía lo del accidente desde ayer, de lo que no tenía ni idea era de que ibas a ser tu la que lo tuviera.
La joven miró con la boca abierta el dibujo que Peter había pintado el día anterior, casi veinticuatro horas antes de que la escena reflejada en el folio ocurriera.
-Me has salvado la vida en dos ocasiones ya, Claire. Hace unos días volví a caer desde lo alto de un edificio. Si no llega a ser por ti, por tu poder, estaría muerto. Eres mi mayor heroína.
Ella contestó a la sonrisa de Peter tímidamente. Sentía su corazón galopar dentro del pecho: Peter acababa de repetir las palabras que ella misma le había dedicado varias semanas atrás. ¿Serían en esta ocasión tan sinceras y surgidas del alma como lo habían sido en aquella?
-o-o-o-o-
Peter se puso pálido al oír toda la historia de Claire. La animadora, que en un principio había pensado que su reacción era por mera empatía humana, comenzó a sospechar que algo raro pasaba cuando el joven enfermero empezó a sudar anormalmente.
-¿Estás bien, Peter?- preguntó.
-¿Has dicho un hombre que emite radiación¿Un hombre radiactivo?
-Sí; destruyó mi casa y me destruyo a mi con una especie de… de… mini explosión nuclear. Se llamaba Ted no se qué e iba con Matt.
-¿Qué fue de él?
-No lo sé- Claire se encogió de hombros y negó con la cabeza- Todo lo que pasó después fue tan… extraño.
El enfermero se puso en pie y dándole la espalda a la joven (que ya se había aseado y vestía ropa prestada por Peter), fue hasta la ventana.
-Peter¿qué sucede? Me estás asustando.
Él, con las manos apoyadas en el marco de la cristalera, tenía todos los músculos en tensión.
-¿Peter…?- Claire, cada vez más inquieta, se puso en pie y se colocó a su espalda- Peter…
Alargando una mano, la posó sobre el hombre de él, que se giró rápidamente a la vez que se apartaba el pelo de la cara con un grave gesto.
-Soy peligroso, Claire. Estando aquí conmigo te arriesgas a que te pase cualquier cosa horrible.
-Peter¿de qué hablas?- interrogó la joven, anonadada por la emoción que bañaba las palabras del enfermero.
-Hiro me dijo que debía protegerte- su voz se quebró entonces y su tono se convirtió en un susurro, como si hablara consigo mismo- Y he de hacerlo incluso de mi…
Claire arrugó el gesto mientras miraba fijamente a Peter. No entendía nada…
-¿Cuándo vendrá el haitiano por ti?- preguntó él, ansioso.
-¿Qué¡No! Peter, no sé de qué estás hablando, pero tú no me puedes hacer daño. Soy indestructible.
-Yo te he visto muerta, Claire; en el taxi moriste.
-¡Sólo durante un par de minutos¡Después reviví!
Peter posó sus manos sobre los hombres de Claire y se inclinó hasta que su cara quedó al nivel de la de ella.
-¿También revivirías si quedaras reducida a ceniza?- preguntó con dureza.
Azul contra marrón, sus ojos se encontraron. Claire temblaba, asustada, y pese a que intentaba ocultarlo, Peter lo notó.
"Ahora se irá" pensó, sintiendo una mezcla de desazón y alivio al saber que ya no la volvería a ver pero que al menos estaría a salvo. "Huirá de mi, porque puedo hacerle daño, porque voy a hacérselo de un modo u otro".
Claire lo miró durante unos eternos segundos en los que no articuló palabra, y el enfermero supo con certeza que no erraba en su sospecha: ella iba a marcharse para siempre.
Sin embargo…
-Si alguien puede hacerte frente, soy yo- dijo Claire con firmeza, clavando sus decididos ojos en los de Peter.
-Voy a destruir Nueva York. En algún momento me cruzaré con ese tal Ted, adquiriré su poder y sin poder controlar su habilidad, explotaré, arrasando todo lo que me rodee. Lo he visto, Claire, va a pasar.
-No me arrasarás a mi; ya he sobrevivido a una explosión nuclear y superaré cualquier otra. Tú no puedes hacerme daño, reviviré aunque tenga que hacerlo de mis cenizas.
En esta ocasión fue Peter el que, superado por la convicción de ella, tembló involuntariamente. Sin reflexionar lo que hacía, abrazó a Claire fuertemente: era la primera persona que, sabiendo lo que iba a hacer, no se alejaba de él ni le daba la espalda. Todos los que habían descubierto su sino hasta entonces, o no le había creído o habían intentado acabar con él…
Claire era distinta de todos ellos.
Porque los soñadores son pocos, Peter&Claire.
Dedicado al club de fans de Claireter--- http://z9.
