Naruto y personajes pertenecen a M. Kishimoto
Solo la trama de esta historia es de mi autoría.
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Two shots
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Run baby Run
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Ella
Pésimo, era un adjetivo interesante, pero no era el que buscaba. Horrible, aplica para muchos casos, en especial esos en los que ella siempre estaba envuelta, pero nuevamente, no aplicaba esta vez. Tal vez el apocalipsis y fin de su vida como la conocía (aunque no es que su vida fuera la gran maravilla), sí, eso sonaba mas a lo que esa noche sucedió.
Miró las estrellas en aquel cielo oscuro y perfecto, suspiró como hacía mucho no lo hacía, no de amor, no de cansancio, no de fastidio, sino de derrota. Observó su vestido recorriéndose así misma de abajo para arriba, lucía, digamos, fatal, si, así se veía y así se sentía. Su zapatilla, la que todavía conservaba en su pie derecho, estaba llena de fango, el tacón estaba quebrado y la punta raspada, le faltaban algunos detalles que 4 horas atrás si tenía, ¿pero a quién le importaba?, a ella francamente no. Sus tobillos algo rasguñados, es el precio que se paga cuando decides esconderte en unos arbustos, que lejos de acogerte con gusto y brindarte su protección, te atacan con sus ramas filosas y secas.
Sus ojos continuaron vagando por el resto de su anatomía, roto, genial, el vestido blanco, que ahora mas bien parecía disfraz de fantasma penando en casa abandonada, estaba roto. Quiso llorar, pero, si lo hacía, toda esa pesadilla ocurrida momentos antes, sería verdad, su realidad la golpearía con fuerza, y se dejaría caer por ese puente en el que estaba recargada, mirando al infinito. En fin pues, con el poco valor que aun poseía, tomó la parte dañada y la jaló, lo hizo como si su vida dependiera de ello, tenía tanto coraje y frustración, que descargó su amargura en la inofensiva tela. Lo logró, por lo menos ya tendría un logro en su vida, "el único", pensó volviendo a suspirar. Con ambas manos, empezó a crear una bola con el pedazo de tela cortado y lo lanzó, quería que su pena se fuera con aquel bulto, que fácil sería, si uno se deshiciera así de los malos momentos, ella no estaría parada ahí, con las lagrimas atoradas, empujando para salir por sus orbes, y su garganta ardiendo como si tragara fuego, no, definitivamente seguiría bailando y disfrutando de su sueño hecho realidad.
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12 horas antes
-Aceptémoslo, nunca seremos alguien en esta escuela, que digo esta escuela, en esta vida –se quejaba con voz teatral una rubia de ojos verdes, tenía el cabello trenzado en 2 coletas largas y unos lentes con un poderoso armazón.
Sus dientes eran perfectos, y como no serlo, si desde los 7 años había usado aparatos de ortodoncia, pero no sonreía, eso de que te molesten siempre por tener dientes de fierro, suele crear complejos muy difíciles de superar. Era alta y delgada, aunque su cuerpo no era el de una modelo, poseía atributos que bien podrían resaltar, eso si a ella le interesara mostrarlos.
-Mn, siempre dices lo mismo. Temari, no, no somos nada en esta escuela, pero eso es porque las personas que deciden quien importa y quien no, son unas huecas que se dejan llevar por los estereotipos habituales. Numero uno, si tienes un rostro bello. Numero 2, no es suficiente el rostro bello, si no le pones un cuerpo que lo armonice. Numero 3, ese rostro y ese cuerpo tienen que estar forrados de dinero, si no, eres solo un pobre con gracia, y por ultimo además del rostro, el cuerpo y el dinero, tienes que tener una personalidad que llame la atención, así de simple –alzó los hombros a modo de resignación.
Sakura, no muy alta, no muy baja, digamos estatura promedio. Ojos: verdes, preciosos, para quien los hubiera visto, que era, prácticamente nadie a excepción de sus padres y su mejor amiga, los cubría con su fleco largo y lacio, ¿por qué?, pues porque todo el prescolar tuvo que aguantarse apodos odiosos, que la hacían llorar cada día en el recreo, todo por el tamaño de su frente, el cual visto con objetividad no era un problema, pero para su mala suerte, los niños y los adolescentes, no suelen ser muy objetivos. Piel: blanca, lechosa, ¿qué si también eso era un problema?, oh, pero por supuesto que si, cuando no se marcaban sus verdes venas, se marcaba cualquier tipo de lesión que tuviera, un pequeño moretón, se volvía una herida de guerra. Labios: mn, delgados y finos, bastante besables, al menos por sapos de cuento, ya que en la cruda realidad, nunca habían sido tocados. Cuerpo: delgado, ¿qué esto que quiere decir?, bueno, piernas largas y llamativas, al menos sin esa falda larga y esas horrorosas calcetas, cadera algo ancha, esa ni como esconderla, glúteos redondos y firmes, correr escapando de los que te hacen bullying es un buen ejercicio, busto, pequeño pero existía, ¿eso ya era ganancia, no?, cuello largo como de cisne, adivinen, ¡si!, cubierto por una blusa cuello de tortuga. Cabello, eso, era lo mas interesante, color rosa, si, ¡rosa!, ¿cómo diablos?, ni ella, ni sus padres lo saben, alguna maldición, mutación, error de Dios, siempre existirán teorías; lo llevaba largo, era sedoso, muy manejable y exquisito al toque, al menos en las noches cuando se lo cepillaba, porque en el resto del día, lo tenía agarrado en un chongo que la hacía lucir acabada de levantar.
Todo eso englobaba nuestra pequeña joven de 17 años, tantos tesoros y tan pocas personas dispuestas a descubrirlos.
-Pues si, pero, a veces me gustaría ver que se siente ser diferente. Que los demás te vean como si existieras, y no solo con repulsión y odio, como lo hacen siempre –comentó desanimada.
-Va, ¿para qué?, eso sería pura hipocresía, una felicidad efímera, ya que estarías olvidando la verdadera esencia de tu ser Temari.
-Sakura la filosofa, ay, deja de ser tan inteligente. Admite que a ti también te gustaría que él, te mirara y sonriera –la miró con ojos acusatorios.
-El…él es solo un chico. Si perdiera mi cabeza por él, me volvería como el resto de huecas que están en este Instituto –desechó la idea por completo.
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9 horas antes
-Mira, pero si es la pelirosa –sonó burlona la voz de una peliroja- sabes, busqué un tinte que me dejara el cabello como a ti, pero no lo encontré, ¿dónde lo consigues tu eee? –estalló en carcajadas junto a su sequito de seguidoras y disque amigas.
Recapitulemos, ¿qué se necesita para ser popular?, mn, hoy en día, no mucho. Rostro bello, ya sea gracias a la genética o a la mano santa de algún cirujano; cuerpo proporcionado en las áreas requeridas, buenos pechos, buen trasero; dinero, o su equivalente que serian padres bondadosos cumplidores de caprichos. Un buen colorante en el cabello, con retoques cada 2 semanas, ¿acaso queremos que se note la raíz?, impensable, eso no es de gente cool, por ultimo, y muy indispensable, no tener alma, ósea, dicho de otro modo, ser una completa perra con los que no son tus iguales. ¿Qué que es ser perra?, vamos, la mayoría lo hemos sido, burlarnos de los que no tienen nuestra suerte, ensañarnos con los que podamos, ¿cómo hacerlo?, pues los insultos son muy efectivos, dejan huellas muy palpables de nuestros actos. Karin, la persona que molestaba ahora mismo a Sakura, cumplía con los requisitos.
-Bueno, es que este color solo lo venden en el mercado, ¿no creo que te pases por ahí muy seguido, o si? –contratacó con valentía la chica.
-¡Hahahaha!, y ella misma lo reconoce –ladraron las otras a la espalda de la líder.
"Ejercito de zopencas", rio en su interior la de ojos verdes. Ino Yamanaka, Tayuya Kurosawa, Tenten Takumi y Hinata Hyuga, eran el eco de la malvada de Karin. Siempre siguiéndola, siempre sometiéndose a la voluntad de aquella chica, pobres, no tenían ni una pisca de libre albedrio, ¿y Temari quería ser como ellas?, vaya que su amiga estaba perdiendo capacidades.
-Estúpidas, ¿no se dan cuenta que esta infeliz me siguió la broma? –renegó la de cabellera de sangre.
-Oh…perdón amiga –se disculpó Hinata.
La pobre tímida que cayó en ese grupo porque no le quedó opción, ya saben, cuando no puedes con el enemigo, únetele.
-Mhmp, y dime Sakurita. ¿Iras al baile de hoy? –se acercó a ella sin perder su pose de mujer fatal.
-Claro que no, tengo cosas más importantes que hacer. Ustedes me comprenden –sonrió falsamente.
-Mmn, ¿mucha ropa que lavar? –soltó una nueva risotada-no, ya sé, no te quieres perder tu novela. Te entiendo, sabes, me encantaría que todos los entes de esta escuela fueran como tú, que supieran cual es su lugar y se dejaran de soñar con lo imposible. Me caes bien Haruno, me gusta que aceptes tu patética existencia y te apegues a ella –habló seria.
-Pues gracias, para mi es todo un honor. Si me disculpas, debo irme Karin, además de lavar, tengo que planchar, sino, como tu misma dices, no podré ver mi novela –se despidió tranquilamente mientras pasaba por su lado.
"Solo unos meses mas Sakura, después de esto, la vida comienza", se dijo con amargura. Lastima que eso era lo que se venia diciendo desde que tenía uso de razón.
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6 horas antes
-Estas de broma, no iré mamá, odio ese tipo de eventos –frunció el ceño con enojo.
En su cuarto, recostada en la cama, por supuesto, comiendo frituras y viendo una de sus series favoritas de crímenes, se enfurruñaba la molesta pelirosa. La causa, su linda y agradable progenitora, trataba por todos los medios que asistiera al dichoso baile, visto desde su perspectiva, nido de arpías y lobos hambrientos de sangre. Obvio se resistiría, por nada del mundo asistiría a ese maldito lugar, si antes pudo abstenerse de hacerlo, ¿por qué ahora no?
-Es uno de los últimos bailes Sakura. ¿no quieres saber que se siente ir? –preguntó sentándose en la cama la mujer de mirada tierna.
-Créeme madre, sé lo que se siente. Lo he visto en todas las películas de comedia romántica, las cosas siempre acaban mal –satirizó con voz cansada.
-Hija, para mi sería muy grato verte salir al menos una vez en tu vida –comentó con tono triste.
Sus ojos verdes se quedaron fijos en la mujer que estaba a su lado. Seguro su madre pensaba que ella era una decepción, ¿acaso a las mamás no les gusta enseñarles a sus hijas todo ese asunto de ser femeninas?, las amas de casa adoran y ansían cada paso que sus retoños dan de niña a mujer. La pobre de Ruka Haruno jamás sabría eso, Sakura era hija única, sin probabilidad de que las cosas cambiaran, ya que su madre no podía tener más hijos. Resopló tomando algo de paciencia y sonrió sincera, le regalaría a su madre ese placer, aunque esa noche se convirtiera en la peor de su vida, ¿qué mas daba?, su mamita querida estaría feliz, además ella no tenía porque enterarse de que su dulce hija probablemente ni siquiera entraría al dichoso baile, seguía sonriendo la joven oji verde.
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3 horas antes
Se debatía en su fuero interno como sortear aquella situación. Vestida, peinada y maquillada como una reina de belleza, ni ella misma se reconocía. Estaba de pie frente a aquel salón que la sociedad de alumnos rentó, bueno, no literalmente frente al lugar, pero si 2 calles antes, donde le dijo a su vecino, el bueno de Chouji, que la dejara. Como no contaba con pareja, sus padres decidieron encontrarle una, el chico de al lado, ¿qué porque no podía ser como en las historias de amor, donde a tu lado vive un bello y apuesto príncipe, el que apenas te ve y se enamora de ti?, no lo sabia, karma quizás, no, no era karma, hasta donde recordaba ella había sido buena. Una vez, hasta regaló ropa a los pobres. Pero en fin, su vecino dudó en acompañarla, ya que no quería encelar a su novia, ¡ja!, oh broma cruel del destino, hasta el gordito comelón y enojón de la casa adyacente tenía novia, y ella no podía conseguir una mísera pareja, que mas daba, tenía que aprender a vivir la triste vida que le tocó. Convenció a Chouji de solo llevarla, a fin de cuentas ella no lo quería como su acompañante, no quería darle mas material a sus compañeras para que la destrozaran con sus burlas.
Caminó despacio, respirando el delicioso aire de la ciudad, tierra mojada, mmm, adoraba ese olor, pronto llovería, casi se carcajeó de ella misma, solo eso le faltaba, llegar como perro remojado a aquel horroroso baile. Sus pasos se fueron haciendo más cortos cada vez, hasta que llegó al punto de detenerse completamente.
-¡No!, no asistiré, no me interesan los bailes, buscaré una cafetería donde refugiarme de la lluvia y comeré rosquillas hasta que sea hora de regresar a casa –habló en voz alta como si estuviera con alguien mas.
-Hmp, buen plan, o podrías invitarme a mi, y bailar toda la noche conmigo –resonó una hermosísima voz tras ella.
Su cuerpo se paralizó, ¿escuchaba voces?, esperaba que no, pero si no era así, entonces tal vez un loco violador, o asaltante, estaba a punto de clavarle una navaja en el corazón, llevarla a un callejón oscuro donde la mancillaría y le quitaría lo que tuviera de valor, "oh por Dios, ojala escuche voces", decidió rogar por la primera opción.
-No te asustes, soy inofensivo, al menos…por el momento –sintió como aquel hombre extraño tocó su hombro.
Gente iba y venia por las aceras de aquella calle, así que si ese tipo intentaba algo, "por mi madre que me voy con él", pensó al girarse y ver al imponente chico frente a ella.
Complexión: compatible con la de ella. Rostro: de ensueño, de ángel, o demonio, pero un demonio bello, esos que te derriten si sonríen, y si no, también. Ojos: como abismo en el cual caer, negros, oscuros como la noche, y rasgados, 2 rendijas de luz. Cabello: azabache, con tonos ¿azulados?, por fin alguien tan raro como ella, se emocionó la chica, algo largo y alborotado. Estatura: le sacaba 2 cabezas, traducción, mucho más alto que ella. Edad: desconocida, pero se apreciaba mayor a los 17. Otros detalles dignos de resaltar: voz de galán, mirada felina, piel blanca que resplandecía con la luna, ataviado con pantalón y camisa negra que le daban un toque de chico malo, y oh si, lo mejor de todo, ¡le estaba coqueteando!
-Yo… ¿escuché mal?, ¿o acaso te ofreciste a acompañarme? –la incredulidad no le sentaba bien, ya que su voz se escuchó temblorosa.
-No, no oíste mal, tu hablabas sobre un baile, así que pensé, hn, me gustan los bailes, ¿por qué no la acompaño? -sonrió torciendo sus labios en una hermosa mueca.
-Si claro, como no –respondió sarcástica. Ya parecía que tremendo Dios estuviera pidiéndole ser su pareja, en un odioso baile de pubertos, bueno, adolescentes, pero se comportaban como niños con exceso de hormonas, ósea, pubertos.
-Es enserio, te vi, me gustaste, quiero conocerte, ¿qué mas necesitas? –bajó su rostro hasta quedar frente a ella, sus miradas se conectaron y la pelirosa perdió la razón.
-Bien, pues andando –aceptó. Total, ya estaba desquiciada, ese hombre la trastornó. Que mas daba si todo eso solo fuera una bella alucinación, y ella en realidad acababa de ser golpeada por un auto y estaba entrando en un coma profundo.
-Andando –la tomó de la mano y empezó a dirigirla.
-Por cierto me llamo Sakura –recordó presentarse, en caso que el bello adonis que la llevaba flotando por la calle, quisiera llamarla de algún modo.
-Mucho gusto Sakura, me llamo Sasuke, Uchiha Sasuke –se presentó de igual forma.
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1 hora antes
Satisfacción infinita, si, eso era lo que pasaba por su mente. Desde que arribó con tremendo hombre, la vista de medio mundo se clavó en ellos. Hasta él, si él, Uzumaki Naruto, rubio de ojos azules que todas adoraban, la había mirado, era una suerte que a ella no le importara en lo mas mínimo. No le gustaban los de cabello amarillo, prefería a los de cabello negro, así como el chico que la pegaba posesivamente a su cintura mientras bailaban.
Karin y compañía, la fulminaban con los ojos, pero Sakura estaba tan contenta, que su felicidad no disminuyó por nada. En esas 2 horas que tenía platicando y bailando con Sasuke, se sentía plena, por fin algo la llenaba y la hacía feliz, sonreía sin parar.
-Bailas muy bien para no gustarte los bailes –señaló el muchacho llevándola a un lugar apartado.
-Si bueno, tengo una fuerte motivación…no me gustaría dejarte en ridículo –tomó algo de ponche que él le ofreció.
-Sakura, quiero besarte –le platicó como si nada.
Sus ojos verdes brillaron de emoción, "¡si!", casi saltó pero se contuvo, no quería verse desesperada, aunque de que lo estaba, lo estaba.
-¿Me estas pidiendo permiso? –contestó tímida, queriendo coquetear un poco con él, bajando la mirada y jugueteando con sus manos.
-No, te lo estoy informando –con su mano derecha le levantó el rostro por el mentón.
La tomó por sorpresa, plantándole sus deliciosos y fríos labios en la boca, Sakura sintió su rostro quemarse con fuego abrasador, sus brazos se dirigieron inmediatamente al cuello del pelinegro, y lo abrazó, tenía que asegurarlo bien a su cuerpo antes de que él se arrepintiera, ¿qué tal si no le gustaba el beso y quería separarse?, después de todo ella era inexperta, sus dedos se escurrieron en su suave y hermoso cabello, mientras él con sus habilidosas tácticas, inmiscuía su juguetona lengua dentro de la cavidad de la de ojos verdes.
Eso si podía llamarse beso, se devoraban como 2 viejos amantes, llenos de deseo y pasión contenida, ni parecía que la pelirosa en su vida había dado una caricia como aquella.
De repente un aplauso se escuchó, todos los ahí presentes celebraban algo. Sakura se despegó del bello pelinegro. Divisó a la peliroja que se acercaba con su grupo de amigas, todas sonriendo y mirándola con mofa, mientras el resto de asistentes continuaba con la algarabía esperando el show.
-Vaya Sakura, ¿acaso no dijiste que no asistirías al baile? –empezó la peliroja llegando hasta ellos.
-Uhm, Karin, hola –saludó tranquila- pues ya ves, es lo bueno de la adolescencia, uno nunca sabe lo que quiere. Mira, te presento a Sasuke –quiso girar la atención hasta su precioso acompañante, este permanecía callado y serio.
-Oh, no, no hacen falta las presentaciones. Yo conozco a Sasuke, y demasiado bien, él, es mi novio –dibujó una sonrisa maliciosa en su rostro.
Se escucharon murmullos por todo el lugar, obvio que los estudiantes estaban atentos a cada palabra que Miss Popular debatía con Miss Insignificante.
-¿Qué…tu novio?, ¿qué broma es esta? –articuló posando su verde mirada en el chico.
-Pues es claro que una broma preparada para ti, hahaha, y yo que pensé que eras más inteligente –siguió arremetiendo la de cabellera teñida.
-Sasuke… -susurró la pelirosa.
El rostro se le puso pálido, él solo continuaba ahí, tranquilo, sin moverse, hablar, o mirar a algún lugar en específico. Así que una broma, bueno, pues tenía que admitir que era muy buena, ¿cuándo en su vida se hubiera imaginado que ese hombre era el novio de Karin?, pero, ¿cómo la habían ideado?, ellas ni sabían que Sakura asistiría al baile.
-Sabes, tu mami fue muy fácil de convencer, le dijimos que queríamos que asistieras hoy, que nos ayudara a persuadirte, y al parecer lo hizo.
Ah, ahora si todo cobraba sentido, con que ellas hablaron con su inocente madre, con razón su progenitora se había empeñado en insistir tanto. Bueno, con sus dudas resueltas, solo quedaba otro detalle. ¿Qué ganaban ellas haciéndola llegar con tremenda pareja?, al contrario de hacerle un mal, le hicieron un bien, ese tipo era un sueño, y aunque se burlaran de ella cada minuto de cada día, pues no le dolería tanto, porque por lo menos obtuvo ese beso.
-Bueno, ya sabes la verdad, no es necesario que te sigas haciendo la princesa de cuento. Si mi novio, se acercó a ti, fue por ordenes mías, no porque realmente le hayas gustado, pero es que mírate, ¿Cómo crees que alguien como mi Sasuke, que es hermoso, se fijaría en alguien tan poca cosa, que digo poca cosa, tu no eres nada, no te comparas con alguien como yo. Asume tu realidad y lárgate Haruno, aquí no queremos fracasados –cada palabra impregnada con un odio que a la pelirosa le pareció excesivo.
De lo que recordaba, nunca le hizo algo a Karin como para que ella tuviera tanto rencor para con su persona, bueno, "tal vez fue el beso lo que la molestó", razonó, "pero aun así, esto…es lo peor que me ha pasado en la vida", un vacío inmenso se generó en su pecho. ¿Tenia ganas de llorar?, pero claro que si, desplomarse como peso muerto en el suelo, a veces se cansaba de luchar contra esa gente intolerante, y eso que no los confrontaba, solo asumía una pose de aparente indiferencia, pero en el fondo una parte de ella se quebraba con cada burla, con cada mirada de desaprobación. Pero no, no haría un espectáculo de aquello, era lo que esas personas esperaban, verla acabada para darle el toque final, así que alzó su frente lo mas alto que pudo y sonrió, de una forma tan deslumbrante que descolocó a los que la observaban.
-Pues…solo me queda darles las gracias. Tienes razón Karin, alguien tan poca cosa como yo, nunca hubiera conseguido llegar con alguien como él, así que, de nuevo gracias, por cierto, besa muy bien. Y en cuanto a compararme contigo, jamás lo he hecho ni lo haré, perdería, me falta la perversidad que a ti te sobra. Me voy, los dejo porque enserio no quiero arruinarles su baile con mi aura de fracasada, que se diviertan, y ya saben, aprovechen cada segundo de estos momentos, porque creo que es lo único que recordaran cuando descubran que su vida es una mierda –finalizó orgullosa, girándose en dirección a la salida- por cierto, Sasuke, un placer haberte conocido, adiós –se dirigió con pasos veloces hacia afuera.
El viento le golpeó el rostro, volteó para todos lados, no sabía que camino tomar, aunque cualquiera que la sacara de ahí sería una buena opción. Escuchó como alguien gritaba su nombre, una voz hasta hace poco desconocida para ella, pero que ahora escuchándola, la reconocería en cualquier lugar, Sasuke. Visualizó unos arbustos frondosos al lado del salón, no perdió tiempo, se aventó sobre ellos esperando camuflajearse, "auch", ahogó un quejido cuando sintió las ramas rasgar su piel, para colmo se embarró de lodo, seguramente generado por la ligera lluvia que cayó.
El chico de tremendos ojos negros buscaba desesperado, parecía querer encontrarla a como diera lugar, lo escuchó maldecir y sacar su celular de su bolsillo.
-Sai, necesito que vengas por mi –se oía molesto.- Tsk, me importa un carajo que estés ocupado, necesito un auto, el mio esta en casa… Salí con Karin y termine en un maldito baile de preparatorianos… Si, espero, pero no te tardes, necesito localizar una persona… Hmp, es un salón que se encuentra en la 5ta Avenida, ¡apúrate! –cortó la llamada guardando nuevamente su celular.
El azabache caminó a la esquina contraria a donde ella se escondía, aprovechó la distracción del pelinegro y poco a poco salió de donde estaba. Con pasos silenciosos empezó a caminar alejándose de él. "Maldición", pensó al escuchar como él se dio cuenta de su presencia, ya que volvió a gritar su nombre. Hizo lo que mejor sabía hacer, correr, tanto que en algún momento del sendero, perdió su zapatilla izquierda, el otro pie se le dobló ya que su tacón se quebró, pero mantuvo el equilibrio y continuó corriendo. Dio vuelta en una esquina y detuvo a un taxi que milagrosamente pasaba por ahí. Subió apurada y le indicó que siguiera, escapar era su meta, no estaba furiosa con el muchacho, pero quería evitarse la charla de lastima que seguro él quería establecer.
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Tiempo actual
Entonces ahí estaba, en aquel canal a las afueras de la ciudad, no le urgía llegar a casa para asustar a sus padres al verla en aquellas fachas, así que prefirió ir a uno de sus lugares favoritos a pensar. Colocó sus brazos encima del pretil. Que ganas de no existir, de no tener que enfrentarse a esa tortuosa vida cada día. Sacó la cabeza por aquel puente mirando hacia abajo, una caída fatal era lo que aguardaba al fondo.
-No vas a lanzarte ¿o si?, sería un problema para mi, tendría que saltar tras de ti –resonó Sasuke.
-¿Qué haces aquí? –preguntó con la vista fija en el mismo lugar.
-Corriste, tu zapatilla se quedó en el camino, vine a traerla –se colocó a su lado.
-No te preocupes, no soy cenicienta, no la necesito –bromeó abatida.
-Lo que Karin hizo…
-No me interesa, yo fui la mas beneficiada –comentó despreocupada.
-Terminé con ella, mi intención no era-…
-No digas mas, no tengo nada contra ti, después de todo me la pasé bien –restó importancia a las palabras del azabache.
¿Para que reclamarle o decirle que era un idiota?, mejor disfrutar de su compañía, ese hombre seguía siendo endiabladamente atractivo.
-El gordito… ¿es tu novio?
-¡Ja!, Chouji, no, ni él esta disponible para mi, al parecer merezco morir sola y amargada.
-En serio terminé con Karin -repitió.
-Bien por ti, mereces algo mejor –su expresión no cambió.
-Tsk, demonios, ¿acaso no te intereso?, ¿no te gusto como tu a mi? –la giró para encontrarse con su rostro.
El chico se veía muy pero muy enfadado, vaya, así se veía más sexy todavía, salivaba presa del antojo de sus labios, la pelirosa.
-Mn, si me gustas, pero no estoy muy segura de demostrártelo, créeme no funcionaríamos, somos de mundos diferentes, yo soy de fracasilandia y tu de exitolandia. No, para nada compatibles.
-¿Crees que soy un mocoso idiota que se preocupa por esas estupideces?. Lo que menos me interesa es que tan popular o impopular seas, me encanta tu ingenio, me fascinó tu personalidad, y por supuesto, me excita tu belleza –se la comió con los ojos al recorrerla.- Sakura, tengo 20 años, mis metas están muy lejos de querer salir con la reina del baile o la porrista, estudio medicina, y nunca una chica me había llamado tanto la atención como lo has hecho tu.
Y bien, ya estaba, con tan solo esas palabras logró enamorarla, no es que antes no lo estuviera ya, desde que lo vio le robó el corazón. Su autoestima se elevó a la decima potencia, en el preciso momento en que él le dijo que le encantaba su ingenio, después cuando expresó que se excitaba con su belleza, ella subió al cielo. Sin duda estaba en coma desde hacía rato, eso no podía ser real.
-Sakura, ¿te gustaría salir conmigo? –le acarició la mejilla en un gesto tierno.
-Sasuke…espero que cuando despierte, recuerde tu rostro –fue lo único que pudo decir antes de lanzarse a sus labios.
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Días después
Gracias a Dios, Sasuke si existía y no era producto de una lesión por un coma profundo, como creyó en un principio. Todos los eventos del baile y la broma si sucedieron. Justo ahora que lo tenía junto a ella en esa inmensa cama, sonreía al saberse victoriosa. De Karin, ni sus luces, después de que Sasuke la terminó frente a cada ser viviente en ese salón, no volvió a verla, que mal, le hubiera encantado restregarle a su nuevo novio por el frente. Comían frituras viendo un programa de crímenes, esa escena le resultó bastante familiar, aunque antes faltaba el pequeño detalle de tener a un modelo a su lado, obvio prefería esta versión. El azabache le pasó el brazo por detrás de su cuello, y la acercó a él, besándola y llenándola de divinas caricias.
¿Un cuento de hadas?, ¡mejor!, por lo menos Sasuke no había llegado en forma de sapo.
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¿Raro?, creo que si, no sé porque pero la idea me asaltó y como ven la llevé hasta sus ultimas consecuencias, me parece que lo que generé aquí es algo extraño, pero se me ocurría y lo escribía como maquina, espero les haya gustado.
Aclaro que es Two shots así ke el otro capitulo será visto desde la perspectiva de Sasuke, ya que en este me centré en las emociones y actuar de Sakura y pues algunas cosas quedaron en el aire.
El titulo, Run baby Run, pues tampoco sé, solo se me ocurrió porque siento que hace alusión a lo que nuestra pelirosa vivía, siempre huyendo y corriendo de la vida dura, en donde ser molestado por otros pues es un calvario.
Sin mas que decir, pues gracias a los que lo lean, si tienen dudas o algún comentario, con gusto colóquenlo que será bien recibido.
Cuídense muxo, un saludo y un enorme abrazo, nos leemos pronto!
