Te amo. Todavía oigo sus palabras en mi cabeza. Cuánto tiempo he esperado para que Ron dé el primer paso y ahora que se ha decidido ¿yo qué hago? echo a correr a la primera de cambio, ¡vaya Griffindor que soy!

Te amo. Cuando me lo dijo una corriente cálida me recorriera por todo el cuerpo.

-Vale Ginny, espera un momento, enseguida bajo...será mejor que baje o si no se preocupará...espero que la sala común no esté llena o mejor que él no este...

Estos eran los pensamientos de una chica enamorada, pero triste. El mismo cielo la acompañaba en su tristeza, ya que estaba nublado y estaba a punto de llover. No había alegría en su corazón, como tampoco había rastro del astro rey en el cielo.

¡Qué imbécil soy! ¿Por qué se lo he dicho? seguramente no me corresponde o quizás sí...no, seguramente no, pero Harry está convencido de que sí...pero si ha echado a correr entonces ¿eso significa que no?

-Ya voy Harry, ya voy

Espero que ella no esté en la sala común. Limpió la única lágrima que había caído de sus ojos y salio de la habitación en la que se encontraba.

Ron bajó a la sala común y no vio a nadie...que extraño...si harry estaba aquí-pensó el pelirrojo. Eso mismo es lo que pensaba Hermione, pero de su amiga Ginny, al ver que no había casi nadie en la sala común. Al voltear la cabeza hacia su izquierda vio a Su pelirrojo que la miraba sonrojado tal como debía de estar ella.

-Lo siento-dijo un sonrosado Ron.

-Lo siento-dijo la castaña al mismo tiempo que el. Viendo esto se echaron a reír lo dos, disminuyendo así la tensión que se había formado en la habitación.

-Tú primera Mione.

-Mira Ron, siento mucho haber echado a correr pero es que estaba...-pero Ron no la dejó continuar por que se acercó a ella y le susurro al oído:

-Te amo, Mione.-a la chica la recorrió otra vez la ya conocida corriente, y la embargó un montón de sentimientos que ya creía olvidados...

-Yo...-empezó a decir la castaña pero no siguió ya que unos labios, sus labios, se habían posado sobre los suyos impidiéndole el habla.

A pesar de la sorpresa inicial, Mione correspondió al beso.

Un beso desesperado, buscado, ansiado por tanto tiempo por los dos enamorados, que ahora que había llegado no se lo podían creer.

La falta de aire en sus pulmones venció al deseo y se separaron. Ron estaba perplejo ya que su Mione había correspondido al beso y eso significaba solo una cosa:

-Yo también te amo, Ronald Weasley.-añadió la castaña. Mione se sorprendió al mirar por la ventana y ver los primeros rayos de sol de aquel día.

-Oye, Mione ¿tú sabes donde está Harry?-le preguntó el pelirrojo

-No, ¿y tú sabes algo de Ginny?-contestó Hermione

-Entonces vamos a buscarles y decirles que...-pero no siguió sino que buscó algo en el bolsillo de la túnica.-Hermione Grenger ¿quie...quieres ser mi novia?-continuó el chico, algo sonrojado

-Claro que sí-respondió la chica con una expresión alegre en su rostro, abrazándole por el cuello y dándole un beso. Después de coger aire salieron sonrientes hacia los terrenos del colegio para disfrutar del día, del sol y de su amor.

Amor, eso es lo que necesitaban para enfrentar la inminente guerra que los acechaba. Momentos como este iban a hacer frente a los momentos de batallas. Sentimiento como este iban a necesitar para enfrentar todo el dolor que los esperaba.