DISCLAIMER: Los derechos de Saint Seiya corresponden a Masami Kurumada y a quienes correspondan.
Esta historia está siendo republicada, editada, mejorada y demás cosas finalizadas en –ada (? Si son antiguos lectores, recomiendo seguirla nuevamente porque algunas cosasse modificarán para mejorar la trama.
Cursiva: primera persona.
Despertares
Por Aquarius-chan
Prólogo
Acabó la Guerra Santa contra Hades. Una guerra en la que el sello de victoria se encuentra de mi lado. Pero en estos momentos solo puedo vislumbrar la devastación y muerte. Mis caballeros, quienes me sirvieron desde muy temprana edad, dieron su vida en estas crueles batallas en mi nombre.
El dolor y la culpa opacan esta victoria. Desde mi nacimiento, el Santuario fue perdiendo grandes y valiosos caballeros que, con el objetivo de protegerme, se entregaron a un cruel destino final. Desde Aioros, por trece años, esto fue así y me duele admitirlo. Ellos fueron los que más perdieron, sobre todo mis caballeros dorados.
La orden dorada, la Elite del Santuario como muchos los llamaban. Cuando pienso en ellos, cuando los recuerdo, mi corazón se siente pesado y duele. Familias y amigos fueron arrancados de sus manos y solo por una traición provocada por el cobarde acto de un dios maligno que solo quería manipular a mis guerreros para enfrentarlos conmigo.
Sacando cuentas, perdí más de lo que gané. Y no puedo armar un nuevo ejército cuando tengo una fuerte convicción conmigo. El mundo los necesita de vuelta. Yo los necesito nuevamente, ahora y siempre.
La decisión de Athena era irrevocable. Quería a sus caballeros de regreso; y si se tenía que enfrentar a los dioses para llegar a ese objetivo, que así sea. Pero el primer paso era convencerlos. Algo sumamente complicado, sobre todo por su carente experiencia ante este tipo de discusiones, pero se aferraría a la esperanza.
Con Niké en su mano derecha y vestida con su armadura divina, la diosa de la guerra justa entró a paso tranquilo al gran salón de audiencias del Olimpo. La paredes del lugar eran de un color blanco totalmente puro y decorado con detalles en oro. En el centro del salón, había una mesa con doce sillas decoradas de manera ostentosas, siendo la principal la de Zeus, quien ya estaba sentado teniendo a sus dos costados a Poseidón y a Hades, formando la trinidad divina griega.
Ella fue una de las últimas en llegar. En el lugar ya se encontraban, además, Hera, Afrodita, Hermes, Hefesto, Apolo, Artemisa y Démeter. La recién llegada se sentó en su lugar correspondiente dejando sólo un puesto libre. Menos de cinco minutos después, Ares apareció para ocuparlo dando pie al inicio de la reunión.
—Los doce Dioses Olímpicos estamos aquí reunidos debido a que la diosa Athena convocó una audiencia — inició Zeus con sus largos cabellos rubios, ojos celestes y musculatura perfecta. Vestía su armadura blanca con detalles en celeste y dorado. Su mirada estaba completamente centrada en su hija, a quien notó nerviosa. Con un suave asentimiento de cabeza, le dio el permiso a continuar.
—Ante todo, muchas gracias por haber venido a esta reunión — sintió un nudo en la garganta y carraspeó para poder disimularlo de manera fallida. Por supuesto que todos allí notaban lo mal que se sentía, sobre todo Hera y Ares, quienes sabía gracias a Artemisa que serían sus mayores opositores. Mirando a la aludida, quien le sonrió brindándole confianza, continuó —. Los llamé aquí debido a una tragedia que viene invadiendo a la Tierra por muchos años... — suspiró —. Como muchos aquí sabrán, hace trece años Ares decidió intervenir en mi Santuario de una vil manera poniendo a mis caballeros unos contra otros. Este acto llevó a la caída y pérdida de valiosas vidas de una forma sumamente injusta — lo miró de reojo, pero su indignación fue grande cuando vio la sonrisa en su rostro —. Afortunadamente pudimos acabar con ese problema, pero antes de recuperarnos, tuvimos otras dos Guerras Santas, siendo la última la que más vidas arrastró con ella. A lo que quiero llevar con esta introducción es que quisiera que esos caballeros que...
Una irrespetuosa carcajada la interrumpió. Grande fue su sorpresa cuando notó que venía, ni más ni menos, del mismísimo Poseidón. La risa vibraba por su cuerpo, provocando que su largo cabello azul ondulado se mueva de forma descontrolada.
—Déjame adivinar. ¿Quieres que te permitamos traer de vuelta a la vida a tus caballeros? ¿Me equivoco? — la risa lo envolvió nuevamente — ¿Crees que fuiste la única que perdió a sus guerreros? — preguntó recuperando su compostura y seriedad. De esta manera y luciendo su escama, no solo se mostraba como alguien digno de mostrar respeto, sino también cierto grado de temor.
—Y por supuesto destaquemos tus palabras, Athena. Los principales hechos ocurrieron en tu Santuario, tus caballeros se exterminaron entre ellos y de una forma patética — lo siguió Hera quien estaba arropada por un largo vestido con un clásico corte griego rosa pálido y cubierta en su tórax, piernas y antebrazos por su armadura divina de tonos rojo y dorado. Su larga cabellera pelirroja estaba decorada por una diadema de los mismos colores y su rostro por una sonrisa cargada de arrogancia.
—Por supuesto que estos terribles hechos sucedieron en mi territorio, mi reina — contestó Athena —. Pero todo ocurrió por la intervención de Ares tal como lo expliqué. Si crees que los planes de tu hijo son patéticos, está en ti y a mí no me molesta. Lo que si me enoja es que metió su nariz donde no debía hacerlo y fue el causante de todo, hasta de la Guerra Santa que tuvimos contra Poseidón — dictamó con un dejo de ira. Sus palabras le valieron la mirada furiosa de la anterior.
—¿Puedo saber qué es lo que ganamos si tu deseo se cumple? - cuestionó Hades mirando a la pelilila — A pesar de que la guerra ocurrió por mi causa, temo que también perdí a mis guerreros, incluyendo a los Jueces. Esto traería enormes problemas a las almas de los fallecidos.
El dios del Inframundo tenía ese as a su favor y planeaba usarlo. Él sabía muy bien que el mundo necesitaba de sus servicios y era algo que Zeus no se podía permitir dejar pasar. Era su carta de victoria.
—¿Tienes algo que decir, Ares? — el dios Hermes, cuyo cabello era anaranjado y sus ojos verdes esmeralda con una figura proporcionada, habló llamando su atención —. Tuviste un rol indispensable en todos estos acontecimientos y creo que tu opinión sería bien recibida — sonrió ante la ironía de sus palabras.
—Por el momento creo que lo más sensato es guardarme mis palabras para mí. Hablaré cuando sea solamente cuando sea requerido — contestó Ares dedicándole su sangrienta mirada roja con unas cejas negras fruncidas.
—Puede sonar descabellado — habló Hefesto —, pero, analizando las problemáticas de las tres órdenes propongo que sean traídas de vuelta.
—Eso es inaudito, cariño — dijo su esposa Afrodita — ¿Sabes lo que podría suceder si inician una nueva Guerra Santa luego de esto? — Y la hermosa diosa, cuyo cabello iniciaba siendo azul en sus raíces y se iba degradando hasta las puntas convirtiéndose en celeste y ojos hermosamente rojos.
—Es la única solución que encuentra, querida. Athena quiere a sus caballeros de vuelta y el único que puede lograr esto es Hades. Pero su objetivo es el mismo y no hará algo si solo mi hermana es beneficiada. De ser resuelto esto en favor de ambos, Hades solo no podrá realizar su trabajo solo y necesitará de la ayuda de un dios igual de poderoso que él. Es allí donde entra Poseidón — explicó.
—No tengo problema alguno en eso. Y si un tratado de paz es necesario para demostrarlo, estoy dispuesta a proponer uno a Hades y Poseidón.
Todos, inclusive los mencionados, quedaron sorprendidos ante ese pedido. Hacer la paz con Hades era una cosa, pero con Poseidón, uno de sus principales rivales y a quien le ganó las tierras de Atenas era otro nivel.
—Si bien es una medida desesperada, un tratado de paz podría ser beneficioso para las tres partes — comentó Apolo.
—Me parece un buen plan — sostuvo Hades —. Sería una alianza perfecta si los tres estamos de acuerdo. El tener de regreso a los espectros es lo fundamental para mí y Perséfome estará encantada con esto.
—Poseidón, ¿qué opinas? — cuestionó esta vez Zeus.
—La única condición que pido es tener de vuelta a mi contenedor también — respondió —. La familia Solo son personas poderosas en Grecia y su mansión se ubica al lado del mar.
—Un momento — interrumpió Hera mirando a su esposo —. ¿En verdad estás considerando esto?
—Así es, pero esto no depende solo de mí, sino de la votación de cada uno — se acomodó en su silla —. Yo estoy a favor del tratado de paz y el regreso de las tres órdenes.
—A favor — lo siguió Poseidón con una sonrisa en su rostro.
—A favor — dijo Hades.
—En contra — votó molesta Hera.
—A favor — Artemisa conocía su respuesta desde que Athena le comentó sus planes.
—A favor —respondió Apolo curioso sobre la posible nueva y poderosa alianza divina.
—En contra — votó indiferente Ares.
—En contra— por primera vez habló Démeter enviándole una fría mirada al dios de los muertos —. Juras que es lo que Perdéfone quiere, Hades. Yo creo que son tus manipulaciones hablando.
—Eso veremos — contestó, simplemente.
—A favor — habló Hermes.
—A favor — clamó Afrodita.
—A favor — susurró en voz alta Hefesto mientras le dedicaba una amable sonrisa a su hermana.
Athena estaba rebosante de alegría. Estaba cada vez más cerca de volver a ver a sus guerreros.
—¡Esto es inaudito! — se quejó la pelirroja —. Sus caballeros murieron en batalla, no tienen por qué regresar.
—Supéralo Hera, tu hija — carraspeó la peliazul mientras se hacía la desentendida al ver la furibunda cara de la aludida -. Mis disculpas, Athena ganó la votación limpiamente.
—Afrodita tiene razón, Hera — secundó Artemisa —. Si te molesta, puedes retirarte y nosotros seguimos.
—Mira niñita malcriada — atacó —. No eres digna a dirigirme esas palabras.
—Y tú a mi hermana tampoco — defendió Apolo a la diosa de la cacería — Mi hermana ya lo dijo, eres bienvenida a retirarte de no estar de acuerdo a las votaciones. Por supuesto, esa decisión no afectará los resultados.
—No quieres escucharlo de mí, pero tienen razón — las palabras de Ares sorprendieron a los presentes —. Cuanto antes acabemos con esto, mejor para nosotros. Es obvio que perdimos y no hay algo que podamos hacer más que escuchar cuáles son sus planes. Tu ira nos terminará llevando a una Guerra Santa y en estos momentos carezco de ejército.
—Ares tiene razón, es mejor que te relajes — continuó Démeter acomodando con suavidad su cabellera verde —. Entiendo tu impotencia, pero así lo quisieron los demás.
Hera no respondió. Simplemente se sentó con la delicadeza que la caracterizaba pero con una mirada dura dirigida a la diosa de la guerra quien optó por ignorarla.
—Hades, ¿qué se necesita para concluir con esto? — preguntó Zeus, olvidando la discusión anterior.
—Aún con la ayuda de Poseidón y Athena será un proceso largo — respondió —. Gran parte de la orden de Athena y los Generales Marinos no representarán dificultad. Pero mis espectros, el caballero de plata Orfeo de Lira y los caballeros dorados tomarán un proceso distinto debido a la completa desaparición de sus cuerpos. Sin dudas nos tomará años traerlos a la vida. Si Athena está dispuesta...
—Por supuesto que estoy dispuesta, no solo a esperar sino también a participar y ayudar en lo que sea necesario — se adelantó la peli lila.
—Poseidón — Zeus lo llamó mientras sus ojos se cerraban y su cosmos dorado lo rodeaba —. Tu contenedor está listo para volver a recibirte. Puedes ir cuando quieras.
—Hades, no dudes en llamarme cuando sea necesario — lo miró y el aludido solo asintió —. Athena, tampoco dudes en comunicarte conmigo de requerir mi ayuda. Aún no hablamos sobre el tratado de paz como corresponde, pero supongo que lo haremos en días posteriores a este. Eso no significa que no puedas comunicarte conmigo de ser requerir mi ayuda — sin más palabras, se levantó de su elegante asiento y marchó hacia la salida.
—Athena, en verdad estoy contento con nuestro acuerdo. No veo la hora de reunirnos los tres y conversar sobre este trato — se paró de la silla y miró a los demás dioses —. Como siempre, es un placer ver que se siguen llevando igual de bien que siempre. Es bueno saber que sus dramas no llegan al Inframundo — girando hacia la salida, se despidió con un movimiento de su mano.
Algunas disputas, discusiones y reproches continuaron por algunos minutos más, pero fueron calladas a medida que los miembros se retiraban del despacho. Solo Athena y Zeus quedaron presentes.
—Mi querida hija, noto en tu rostro la felicidad por esta nueva victoria.
—Es un buen día, padre. Pensé que iba a ser más difícil, pero estoy muy feliz de lograr mi objetivo.
—Este tipo de laurel es superior a las batallas que sueles enfrentar. Convencer a dioses de cambiar sus pensamientos o ponerlos de un solo lado es algo sumamente difícil — comentó el rubio —. Escuchaste esto mucho hoy y lo seguirás oyendo, pero esta paz que declararon traerán grandes consecuencias a todos.
—Buenas, espero — contestó la peli lila.
—Lo veremos con el tiempo. Por el momento, sería ideal que regreses a la Tierra y descanses. Tendrás mucho trabajo por realizar próximamente.
—De acuerdo — le sonrió al mayor —. Muchas gracias por todo el apoyo que me brindaste.
—Cuando quieras hija — unas cuantas líneas de despedida más y la diosa se retiró bajo la mirada cargada de orgullo de su rey, su padre.
Éste sabía que se vendrían tiempos difíciles para su hija. Así mismo, tenía el fuerte conocimiento de que Athena lograría atravesar todos los obstáculos con la frente en alto.
-Será mejor que regreses a tu santuario - aconsejó - Tienes que descansar.
A los pocos días de la reunión, se dio mi encuentro con Hades y Poseidón. Allí charlamos sobre nuestra nueva alianza y el trabajo que se nos aproximaba.
El dios del mar, metido nuevamente en el cuerpo de Julián Solo, y yo serviríamos de apoyo al ceder nuestros cosmos a Hades debido al forzoso trabajo que le tocaba. Pero, de forma increíble, su labor dio frutos.
Los primeros en volver a la vida fueron los Generales Marinos, quienes se sorprendieron de los últimos sucesos al igual que los Espectros que aparecían poco a poco.
Quienes quedaron impresionados, no solo por verme parada junto a mis antiguos enemigos, sino por volver a vislumbrar la luz del día y sentir en el viento correr en su piel fueron los caballeros que regresaban a la vida. Muchos guerreros de Bronce y Plata juraron nuevamente su fidelidad a mi persona, provocando que la emoción inunde mis venas y el ánimo de volver a sus entrenamientos y antiguas posiciones me llenaban de esperanza a todo este esfuerzo.
Y a los caballeros dorados, al igual que muchos espectros, tardarían inclusive años en regresar. Recordarlos traía un sentimiento de pesar a mi corazón.
La inesperada aparición y mano de Cronos fue por completo beneficioso. A pesar de nuestro turbulento pasado, el titán ofreció sus habilidades de manipular el tiempo y, con ellas, reconstruir los pilares y el templo de Poseidón y mi Santuario en su totalidad. Nos explicó que esto no se convertiría en una alianza, sino que era un regalo por el tratado de paz sellado entre tres de los dioses más poderosos.
Esto me permitió pasearme por las Doce Casas y observarlas. Dentro de ellas había muebles, algunas fotografías que tenían apenas a la vista y objetos personales de cada uno. Las alacenas y refrigeradores de las cocinas estaban vacíos, esperando a los guardianes de los templos para ser llenados.
Poco a poco todo estaba volviendo a la normalidad.
.
Cinco años.
Ese fue el tiempo en el que Hades se demoró en regresar hasta al último guerrero a la vida.
Presencié como, uno a uno, eran traídos en estado de inconsciencia a sus respectivos templos, que ya estaban equipados con lo necesario para poder vivir un tiempo sin preocupaciones.
Lágrimas inundaron mis mejillas debido a la felicidad y el alivio.
Una mano se posa en mi hombro y no tengo que voltear para saber que pertenece a Seiya. Él, junto a Hyoga, Shiryu y Shun fueron grandes apoyo en todo este tiempo. Por supuesto que Ikki también, pero él siempre permaneció más alejado.
Mis ansias por recibirlos el día de mañana eran enormes, pero no todo sale como uno lo planea.
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Uno de mis mayores problemas en estos cinco años fueron mis viajes de ida y vuelta a Japón. La Fundación Kido me necesitaba constantemente y no podía evitarlo. Esta no fue una excepción, por lo que la llamada que recibí en la noche no me sorprendió,
Debía regresar para poder solucionar algunos problemas que surgieron, por lo que debía resolver todo antes de partir.
Sacudo lentamente el cuerpo de Shion como si temiera herirlo, pero éste no reacciona haciéndome reír bajo.
—Shion, despieta — lo empujo con un poco más de fuerza, teniendo mejores resultados. Sus ojos fueron abriéndose con lentitud y el destello de sorpresa e incredulidad dominaron su rostro.
—¿Athena? — con un leve esfuerzo, se sentó en su cama —. ¿Cómo...? ¿Cómo es posible? Yo...
—Están de regreso, Shion. Todos — las lágrimas cautivas nublaron mis ojos.
—¿Todos? ¿Qué está pasando? ¿Cómo es siquiera posible? — su cuestionamiento era entendible. Necesitaba una explicación urgente.
—Logramos forjar una paz junto a Hades y Poseidón — la tensión de su cuerpo fue notoria y no lo juzgo por ello —. Hace cinco años que tenemos esta alianza formada por nosotros tres y pudimos hacer grandes cosas. No solo ustedes, Patriarca y caballeros dorados, están de regreso, también regresaron los de plata y bronce, generales marinos y espectros.
—Nunca creí que algo como eso podría suceder — confesó Shion y es algo que hasta el día de hoy a mí me cuesta creer.
—Cuando propuse traerlos a la vida, todo surgió por su cuenta. Tuve que pararme ante los demás dioses olímpicos y mostrar mis argumentos. Afortunadamente tuve apoyo y es gracias a ello que están aquí.
—Sin dudas es excepcional, Athena. Noto la madurez y evolución de su persona — se levantó de su cama mostrando su cuerpo cubierto con simples ropas blancas y se apoyó en su pierna derecha ante mí —. Y eso me hace sentir muy orgulloso de estar bajo sus órdenes.
—Shion... — mi voz sonaba ronca de la emoción.
—¿Cuáles serán sus órdenes?
—Debo regresar a Japón por unos días — contesté reponiendo la compostura —. Preparé algunas carpetas con documentos para que estés al día con todas las cuestiones del Santuario. Además, Hades y Posidón pasarán a reunirse con nosotros en estos días y todos aquí deben estar advertidos. ¿Podrás con esto?
—No será sencillo, Athena — el pesar en su voz me dejó anonadada —. Los caballeros no se fueron en los mejores términos. Hay rencores y culpas dando vuelta por las Doce Casas — pensó por unos minutos —. Pero usted no se preocupe por esto, yo me haré cargo.
—Muchas gracias Shion — sonreí y le indiqué que se levante —. Confío en que podrás manejar esto. Ahora necesito que descanses y recuperes tus energías.
—De acuerdo, Athena — se dirigió a su cama para volver a reposar —. Nos veremos pronto.
Me despedí de él y salí de su templo. Seiya, Shiryu, Hyoga y Shun esperaban fuera con sus armaduras guardadas en sus respectivas Caja de Pandora que llevaban en su espalda. Ellos me acompañarían a Japón. Kiki también estaba con ellos, pero se quedaría en el Santuario debido a su maestro. La emoción lo volvía más radiante de lo normal y se notaba en su enorme sonrisa.
—Ya es hora caballeros — sin perder el tiempo, comenzamos a descender por las escaleras sin olvidar el siguiente paso.
Cada caballero tendría su regalo o carta de bienvenida. Una idea interesante que Kiki propuso pensando en Mu. Por supuesto que lo apoyé.
Una maceta con unas rosas blancas aguardaba por nosotros en un costado de Piscis. Atreviéndome a invadir la privacidad de Afrodita, me adentré a la zona privada del templo y dejé la plata sobre un mueble antiguo. Una vez allí, provoqué un pequeño corte en mi mano para rociarle algunas gotas de sangre a las flores, convirtiéndolas en armas poderosas o potente antídoto, de acuerdo a lo que usuario decidiera. Cerrando mi herida, salgo hacia el salón de batallas y seguimos nuestro camino.
Hyoga desapareció en Acuario por unos minutos. Según contó, le dejó una carta a su maestro, pero no nos habló de lo que contenía. Shiryu lo imitó en Libra y Capricornio y Seiya en Sagitario.
El tiempo que pasé con Milo me sirvió para conocerlo, por lo que sabía de su debilidad por las manzanas. Por ello, decidí dejarle una canasta con las mejores provenientes de la isla Milos para que pueda disfrutarlas. Shun se encargó de dejarle a Shaka su rosario junto a una tarjeta.
En Leo estuve tentada a dejar algunas cosas de Raion*, pero esa tendría que ser una sorpresa que Marin debía dar. En cambio, opté por dejar sobre la mesa de la cocina una fotografía en blanco y negro donde se veían a un chico idéntico a él, un bebé y un hombre parecido a Aioria y Aioros vistiendo la armadura de Sagitario.
En Cáncer la historia fue distinta. Hades supo explicarme sobre los antecedentes que cargaba Máscara de Muerte y su constante advertencia sobre él. Una carta escrita por mí se encontraba en mi mano, dispuesta a dejarla sobre algún mueble. Pero mis nervios me superaban. Antes de arrepentirme, la dejé donde había planeado y regresé con los demás. La historia que cargaba ese templo me provocaba escalofríos.
Olvidando esos sentimientos, caminamos hacia Géminis y lo atravesamos sin interrupción. La reunión de los gemelos será el obsequio más valioso dado. No terminaron con la mejor relación, pero los lazos que compartirán hasta los fines de los tiempos podrá sanar cualquier herida.
Tauro demoró un poco más. Seiya y los demás le prepararon un desayuno contundente para Aldebarán. Tardamos menos de lo estipulado, pero quedamos conforme con nuestro trabajo en equipo.
Por último, atravesamos Aries. Kiki se quedó allí para esperar el despertar de su maestro. Lo despedí con un abrazo y salimos del Santuario, donde Tatsumi nos esperaba con una limusina.
Sin duda alguna, está sería la semana más larga de mi vida.
El alba cubrió el Santuario de la diosa Athena. Muchos se preparaban para los entrenamientos y otros para comenzar con sus rutinas.
Shion estaba terminando de escribir los doce pergaminos para reunir a toda la elite dorada en un solo lugar. Suspiró pensando en las peleas que podrían surgir y las discusiones constantes que habría.
Algunos de los documentos que le encargó Athena habían sido leídos. Allí no sólo se encontraban temas a tratar con los dioses, sino que habían anuncios que debían ser dados en público.
Una sonrisa cubrió sus labios. Era tiempo para que muchos pudieran redimirse y él se encargaría de ayudarlos.
Continuará...
*Pueden ver la historia de Raion en "Último Recuerdo de un Amor". Pueden buscarla en mi perfil.
Comentarios de la Autora: Desde ya les hablo a mis antiguos lectores. Lamento mucho mi desaparición y esto que estoy haciendo. En este tiempo que no estuve, mejoré un poco (no mucho) mi forma de escribir. Por lo que cuando releí todo "Despertares" sentí llorar sangre. Entonces decidí modificarla completamente para bien. Seguiré haciendo esto con los demás capítulos.
A los nuevos. ¡Hola! Espero que les guste esta historia que está siendo re-editada.
No tengo mucho que decir, pero sí prometo volver a ser constante ?
Por el momento es todo. Saludos y nos leemos luego 3
