Adiós Hogwarts (REEDITADO)
-Pongan sus varitas en la bolsa que contiene su nombre- ordenó severamente la profesora McGonagall a sus alumnos, que se la miraban ya un poco mosqueados- y también todos los objetos mágicos que lleven encima, porque…
-…nadie puede darse cuenta de que son magos- cortó Sirius Black. Algunos compañeros rieron de su imitación.
-Muchas gracias señor Black, veo que se sabe la lección perfectamente- Sirius hizo una señal de fastidio- Espero que sean ustedes los que mejor se lleven en el instituto Dupont, este castigo será el mas instructivo que habrán recibido nunca.
-¡Y el mas largo!- se quejó James Potter, haciendo un par de pucheritos para intentar convencer a la profesora. Esta volteó la cara hacia otro lado y James la fulminó con la mirada. Lo habría echo con la varita, pero ya estaba en esa maldita bolsa.
-Se lo merecen…- empezó la profesora.
-¿No se lo pueden replantear?- preguntó un tercer chico, este llamado Remus Lupin, en un tono tranquilo y amable, aunque estaba tan desesperado como los otros dos. La profesora no lo escuchó y siguió hablando.
-… por haber ignorado las advertencias de la señorita Pringleton.
Se refería a la pesada de la bibliotecaria que, por accidente, había terminando siendo la victima de una broma que prepararon los Merodeadores a un par de Slytherins.
Después de eso, y otras cosas más, insignificantes según los Merodeadores, se fue a quejar el director que aprovechó el concurso que habían ganado unos cuantos alumnos de sexto y así llenar las plazas que quedaban libres para el viaje al Dupont High School; donde había la flor y la nata inglesa de entre once y dieciséis años.
Eso si, era un instituto muggle.
Una chica soltó una pequeña risita burlona.
Se llamaba Lily Evans, y estaba disfrutando de lo lindo al ver que sus queridos compañeros de clase recibían al fin un digno castigo: seis meses sin utilizar magia, en un mundo donde no conocían nadie. Aunque siempre había una pega: ella tendría que soportarlos púes también iba de intercambio, eso sí, por voluntad propia.
-Como ya he dicho varias veces, aparte de ustedes van haber otros alumnos del colegio Mágico Rozenblade, de Irlanda. Si consiguen aprobar las asignaturas básicas muggles, mas las básicas mágicas, de las cuales harán clases privadas cada día, aprobaran el sexto curso.
-Esto es injusto… -empezó de nuevo James, pero calló ante la fulminante mirada de su profesora.
-Espero que hayan disfrutado de las vacaciones de Navidad con sus familias y que hayan comprado todo el material necesario para el instituto muggle. Bien, ahí está su tren, que les llevará hasta King's Cross, cuando salgan encontraran un autobús- ¿Que es un autobús? Preguntó Sirius desconcertado- donde habrá un representante que les llevará hasta el instituto. Dentro del tren hay un panfleto donde hemos "reformado" la historia de Hogwarts, apréndansela bien. Pues ya está todo, que vaya bien, y hasta el próximo semestre.
Los alumnos subieron al tren, la mayoría alegres y contentos, menos tres, que miraron con melancolía a sus profesores. Las puertas del tren se cerraron, mientras la locomotora emitía un sonido que comunicaba el inicio del trayecto hacia King's Cross. Minutos después, el tren desapareció entre la niebla.
-Profesora McGonagall¿de verdad se han ido Potter y los demás?- preguntó casi sin voz la señorita Pringleton.
McGonagall afirmó con la cabeza.
Los profesores estallaron en aplausos y felicitaciones ante la idea de haberse quitado de encima a esos potenciales terroristas adolescentes con las hormonas desmadradas llamados los Merodeadores.
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¡Buenas! Como creo que he mejorado mi estilo he decidido arreglar todas mis historias, eso significa que van a quedar paradas las que estaban incompletas, más o menos hasta las vacaciones de Navidad.
Espero que el capítulo sea de vuestro agrado. Podéis seguir leyendo si os apetece, pero no lo recomendaría, haré cambios. ¡Imaginemos que la historia empieza aquí de nuevo!
Por cierto, para saber si un capítulo está reeditado esta vez tendrán título (en la "edición" anterior no tenían).
Mil gracias por todo.
Eri.
