Bueno… Este es mi primer fic que se me ocurrió luego de traumarme de nuevo con una de las canciones de mi banda favorita The Neighbourhood, Honest.

Está ambientado en la 4ta temporada al finalizar el capítulo Undead Again. Un final un poco más triste (y algo acorde con la canción)…

Sé que sonará algo repetitivo pero, dado que es mi primera historia, quisiera empezar con algo básico, y después seguir con cosas más alocadas y eso…

No sé exactamente cuándo podré volver a actualizar porque se viene la escuela pero espero que lo disfruten.

Espero sus comentarios (ya sea positivos o negativos o críticas, opiniones, etc.)

¡Saludos! :3

Capítulo 1.

"A trabajar en mi último caso con la detective Beckett". Llevaba todo el día dándole vueltas a la dichosa frase. A tal decisión que cambiaría el rumbo de su vida definitivamente. ¿Qué haría por las mañanas aparte de intentar escribir? Alexis estaba creciendo; su madre no perdía tiempo para conseguir un ligue y él… él se mantendría ahí, luchando contra sus instintos de volver tan solo para mirar los ojos de esa mujer una vez más.

Se consideraba masoquista. A pesar de todo lo que Beckett le había hecho sufrir con su mentira seguía deseando perderse en el verde de su mirada, estrecharla contra su cuerpo y darle el calor que necesitaba. ¿Qué podía hacer? Estaba locamente enamorado de ella. Pero su situación debía terminar. Ya hacía casi el año y ella le seguía mintiendo descaradamente. En parte la justificaba (¿Quién sería si no?), pero ¡joder! Ella debería saber que él no le haría daño, que estaría ahí siempre.

Y de nuevo esa parte interna que le decía una y otra vez que quizá el sentimiento no era recíproco, que solo lo ocultaba para no herirlo. Sonaba lo más factible, pero también era la opción más dolorosa.

Kyle se retiró con una media sonrisa que pretendía ser sincero y él se giró hacia Kate para, de una vez por todas, terminar con esa fase de su vida. Pasar página. El estar vestido de zombie definitivamente no ayudaba a que sus palabras sonaran serias. Era tan bizarro que parecía un mal chiste sacado de alguna página antigua de internet. Tampoco es que quisiera ser recordado como el galán que pretendió ser los días anteriores, pero ¿un traje de zombie? Le agradaba el disfraz porque en parte ocultaría su verdadero dolor; le daría la oportunidad de bromear al final y hacer todo un poco más llevadero.

Kate lo había sentido distante durante el caso. No es que los últimos días hayan sido mejores, pero ese día en concreto él parecía estar en las nubes. Varias veces se riñó por caer en ese impulso de mirarlo fijamente solo para tratar de descubrir qué pasaba por su cabeza, intentar encontrar una explicación a tal comportamiento que en nada le agradaba. Quería de vuelta al Castle risueño, juguetón, al niño inmaduro, al compañero. Sacudió la cabeza. "Aún no lo pierdes, Kate", se recordó. "Él sigue aquí". Y es que últimamente su consuelo diario ante tanto desinterés era que él aún no decidía dejarla del todo. Aún podía mirarlo, intoxicarse con su colonia cuando pasaba cerca, deleitarse con la suavidad de su piel cuando en algún momento (por escaso que fuese) sus manos llegaban a coincidir. Parecía una locura pero era Castle el que seguía siendo su punto de apoyo. Aunque él no lo supiese. "Ya falta poco".

Parpadeó varias veces cuando la mano de Castle se agitó frente a la suya lentamente. Sacudió un par de veces antes de mirarlo fijamente y sonreír. De nuevo ese vació en los ojos de él. Ese azul apagado que le removía las entrañas pensando que algo malo podía pasar.

—Beckett… yo —Comenzar con verbalizar aquella decisión que había tomado sería un gran avance. Era escritor y no podía encontrar las palabras adecuadas para que su me voy no sonara tan agresivo. Por más que intentara hallar otra manera de decirlo siempre terminaba en las mismas dos palabras. Me voy. Tendría que usarlas—. He decidido que me iré.

Si le hubiesen dado un golpe con un bate de seguro no se habría sorprendido tanto. Todo a su alrededor comenzó a dar vueltas, sus piernas se aflojaron. ¿Se… qué? ¿Había escuchado bien? No podía ser. ¿Qué demonios había hecho ella para que él tomara semejante decisión? ¿Habría descubierto su secreto? "No", se repetía una y otra vez en su mente. Él no podía irse. Él no podía dejarla ahí con su muro a medio derrumbar. Quería gritarle, quería golpearlo, pero nada salía de su garganta. He decidido que me iré. Su mundo entero parecía disolverse a su alrededor y ella solo era consciente de sus propios latidos, de la sangre zumbar en sus oídos.

Quería detenerlo… ¿Detenerlo? ¿Para qué? Si últimamente ni siquiera se fijaba en ella. Últimamente había rubias y policías rudos a su alrededor. No ella. ¿Se iría? ¿De verdad se iría? De nuevo las dudas sembrándose en su interior. Por una parte deseaba infinitamente pedirle que se quedara, que no la dejara. Pero por otro lado tenía miedo de hacerlo. ¿Y si todo salía mal más adelante? ¿Cómo afrontaría un fracaso? Aún no se sentía preparada para dar el paso y dudaba que él siguiera esperándola. No. Detenerlo no era una opción. No en ese momento.

— ¿Qué? —Su voz sonó más ronca de lo que quería. Y es que el llanto comenzaba a acumularse en su garganta. Quería correr, ocultarse, arroparse entre muchas cobijas y perderse llorando entre ellas. Si él se iba…

—Que este ha sido mi último caso —Castle nunca creyó que diría esas palabras con tanta tranquilidad. Por dentro sentía que desgarraban su corazón, pero se las arregló para sonar convincente, relajado. Las palabras de Martha retumbaron en su cabeza de nuevo. ¿Estaba castigándola por algo? "Quizá un poquito". Era cierto que también ella se lo merecía. No por cobarde, sino por mentirosa. Podría haber miles de fantasmas internos pero no era razón para verle la cara durante tanto tiempo.

— ¿Por qué? —Miedo. Ansiedad. Necesitaba saber al menos eso, si es que no lo volvería a haber. Necesitaba saber que no había sido su culpa. Que ella no había cometido ningún error. No para que él decidiera irse sin más. Se mordió el labio con fuerza, conteniendo la respiración por un tiempo demasiado largo. ¿Acaso él dudaba del por qué? Necesitaba una señal entre tanda niebla de que él no quería irse. De que quería quedarse con ella.

Rick inspiró hondo. Si pretendes castigar a Beckett al menos dile la razón. ¿Una razón a todo aquello? ¿Una respuesta a su pregunta? "Porque me mentiste", "porque estoy herido", "porque no puedo soportar que me veas como a un idiota", "porque no me amas". Todos y cada uno de los reproches iban tan directos que no se atrevía a decirlos. No podía decirle eso. ¿Qué clase de hombre sería?

—Porque he decidido dedicarme 100% a escribir. Durante estos 4 años he recabado material suficiente como para seguir aquí, ¿no? —Mentira. Todo sonaba tan falso que él mismo se rio de la excusa. Como si en verdad se quedara por la documentación. Eso había dejado de ser la razón hacía mucho, mucho tiempo, pero esperaba que Beckett se lo tragara… o que fingiera que lo hacía—. Es tiempo seguir adelante —Le dolía la quijada de tanto sostener la pequeña curvatura en sus labios. Quería darse la vuelta e irse antes de que la mirada de ella terminara por hacerlo cambiar de opinión—. Adiós, Kate— Se maldijo internamente por haberla llamado por su nombre de pila, pero no pudo evitarlo. Simplemente salió, y sería quizá la última vez que se atreviera a decirlo en voz alta.

Se dio media vuelta sofocando un suspiro de frustración justo en el momento en el que una mano se aferraba a la manga de su chaqueta.

— ¡No! —Gritó Kate avanzando un paso para sostenerlo del brazo y sentir su corazón acelerado cuando sus ojos se fijaron en los de él. Verde contra azul.

Azul contra verde.

Bueno, este es todo el capítulo de hoy. Espero poder actualizar pronto 3

*Grace* :3