Hola dulzuras!

Como notarán me cambié el nombre a LadyAnneMarie, pero si se preguntan soy Nicole SHBRCOPG.

Qué bueno es regresar con una nueva historia, y me refiero a una larga. Prepárense porque está historia ya está más que planeada. Se me ocurrió a la mitad de Una Vida Junto a Ti, así que tuve mucho tiempo para planificarla con mucha calma y con todos los detalles más que previstos, algo que no sucedió con Una Vida Junto a Ti.

Así que, toda la historia ya está planeada, por lo cual actualizaré cada viernes puntual, a menos que se presente una fuerza mayor.

Cada capítulo tiene el título de una canción con la que se acompaña, en este caso la primera canción es Holding On and Letting Go de Ross Copperman, la cual encontraran en mi nuevo canal en Youtube, el link está en mi perfil, OJO es un nuevo canal así que les dejo el link del canal antiguo y del nuevo. Algunas las pueden escuchar durante todo el capí y otra solo en determinados momentos, yo les iré señalando cada uno. Esta vez es en todo el capítulo.

Así que comenzamos con Recuerda mi Mirada

PD: El título le pertenece a mi gran amigo Juan quien da títulos geniales, así que créditos a ti Juan.

Disclaimer: Narnia ni sus personajes me pertenecen, sino al gran C.S Lewis


Todo estaba oscuro, negro, tanto que no podías ver hacia dónde ir.

Un rey estaba buscando a tientas como salir de ahí, intentando encontrar uno de los muros para guiarse y así encontrar una posible salida, con suerte y la haya, pero su corazón está muy agitado como para pensar coherentemente y utilizar sus dotes de orientación. El extraño lugar donde se encuentra le provoca una extraña sensación en el estómago, una sensación de frustración, de impotencia. El cosquilleo en sus manos se hace presente otra vez, la sensación de que algo se le está escapando, que el tiempo pasa entre sus palmas y no lo puede retener, como agua que fluye libremente.

La desesperación va en aumento al no encontrar nada en su búsqueda de un muro. Y de repente, se encuentra otra vez con aquella luz, una luz a lo lejos, casi como una pequeña chispa muy cerca y lejos de donde está. Corre desesperadamente hacia la luz; puede que está vez la alcance antes de que se esfume y se vaya como cada noche. Conforme se va acercando, siente que esta vez si lo logrará, que por fin estará de nuevo en sus brazos y le explicara que está sucediendo. Se detiene y se para enfrente de Ella; lleva el mismo vestido con la que la recuerda, el mismo peinado, la misma mirada triste. Está parada a un lado de la luz, como si lo estuviera esperando.

-¡Susan!- su voz denota alegría, felicidad pero también angustia por lo que puede pasar. Intenta abrazarla antes de que se vaya, antes de que...

-Es muy tarde- responde con tristeza. Y tan pronto como termina de decirlo se evapora, como humo se aleja dejando a Caspian sin saber qué hacer, sin poder salir de ahí, sin poder ir tras ella. Otra vez se ha ido y no ha hecho nada para que se quede. Su corazón se oprime en su pecho, está muy roto; destrozado es la mejor palabra, y también lleno de culpa.

El rey Caspian despertó agitado, con un frío sudor recorriendo su cuerpo, intentando dejar de jadear y tranquilizarse.

Otra vez la misma pesadilla de siempre, otra vez el mismo sentimiento de culpa.

Desde que Susan se había marchado y desde su compromiso con la estrella, el rey había sufrido de pesadillas, aunque los últimos días había sido la misma. Noche tras noche, este sueño le quita las ganas de dormir, siempre buscando una respuesta.

No entendía el significado del sueño, por más que todas las tardes se había dedicado a encontrarle una respuesta que lo satisficiera, su cansancio se apoderaba de él hasta que su tutor lo despertaba a causa de los gritos llamando a la reina por la misma pesadilla.

Decidió no darle más vueltas al asunto y se paró de la enorme cama del gran castillo que recientemente había sido reconstruido.

Cair Paravel, volvía a lucir como en la época dorada en Narnia, cuando 4 magníficos reyes habían gobernado con gran sabiduría al pueblo narniano, aunque el rey actual solo pensaba en unos ojos celestes mirándolo y unos labios suaves y rosados posándose sobre los suyos.

Cuando ya estuvo cambiado bajó al gran comedor.

''Un comedor tan grande sólo para una persona''

Pensó con nostalgia al ver que estaba solo, como le gustaría compartir su castillo, su comedor, su habitación y su cama con la reina benévola, cómo lo deseaba y cómo lamentaba no haber ido tras ella cuando pudo, habían pasado 5 años desde que se fue y él la seguía recordando cada día y sería así por siempre.

-Buenos día su majestad- dijo el profesor Cornelius entrando al gran salón.

-Buenos días profesor- contestó sin ánimos.

-¿Sabes?- comenzó su tutor sentándose en una de las muchas sillas de la gran mesa quedando a lado del rey – Ayer estaba en el pueblo y conocí a una hermosa chica…- no pudo terminar.

-No por favor- suplico el joven monarca frunciendo el ceño –No más chicas con las que quieren casarme-

-Es necesario dar una heredero a la corona mi rey- continuó el hombre –toda Narnia lo espera-

-Lo sé, pero aún no estoy listo- Caspian seguía firme en eso.

-Hubo un tiempo en el que si estaba listo- insistió el tutor.

-No estoy listo para casarme y tener esas responsabilidades. Fue por eso que no me pude casarme con Lilliandil- Caspian siempre utilizaba eso como excusa para poder salir del tema aunque esta vez no dio muchos resultados positivos.

-¿No está listo para casarse o para dejarla ir?- habló con ironía.

-Ambas- dijo –No quiero perder la poca libertad que tengo… además de que ella puede volver- El final lo dijo casi en un susurro

-Mi señor- el mitad enano intentaba entrar en razón al joven –Han pasado más de 5 años desde que ella se marchó, y 2 desde su fallido compromiso con la estrella y la verdad es que no ha habido señales de que regresen los reyes de antaño-

-Pero en cualquier momento podría haberlas- Caspian estaba harto del tema, si seguía pensando en Susan era cosa de él y de nadie más.

-Usted mismo escucho cuando el gran rey dijo que ella ni el gran rey Peter podría regresar- Cornelius no se cansaba de repetir aquello- Y después cuando se lo dijo a la reina Lucy y al rey Edmund-

-Miré no quiero seguir hablando de esto ¿está bien?- habló con un tono de imploración pero a la vez dura al ilustre señor.

-De acuerdo mi rey- complació al joven.

-Si me disculpa, tengo asuntos que atender- dijo levantándose de su asiento no sin antes agregar señalando a la mesa –Sírvase lo que guste-

Caspian salió del comedor, su desayuno había quedado arruinado y la verdad es que no podía culpar a su profesor, por más de 5 años se había negado a conocer a las princesas de las tierras lejanas con las que habían pretendido casarle. Si era cierto que estuvo a punto de casarse con la estrella, hija de Ramandú, Lilliandil, sin embargo había roto el compromiso porque él sabía que jamás olvidaría a Susan y por esa razón no quiso crearle falsas esperanzas a la joven. Mejor prevenir el tormento que le hubiera causado ese matrimonio.

Solo esperaba que los consejeros y el pueblo no se hayan cansado ya de esperar y lo obliguen a contraer matrimonio con una doncella, estaba seguro de que estarían dispuestos a casarlo con la sirvienta si es que eso aseguraba un heredero.

Caminó hasta llegar a su despacho en donde cerró la puerta con seguro para que nadie lo molestará. Fue hasta su escritorio y antes de que siquiera mirara los papeles encima se dedicó a pensar una vez más en su reina.

La reina Susan, nombrada la benévola por el mismísimo Aslan, aquella mujer que le quitaba el sueño todos los días, únicamente por ella podía suspirar de amor, pues Susan se había robado su corazón. Ella se había ido y sin embargo el la seguía amando como desde el primer día que la vio en ese bosque, desde que sus ojos se posaron en los de Susan, entró en su cabeza, en su mundo y se ha rehusado a sacarla de los mismos. Sólo por ella estaría dispuesto a dejar de ser un hombre relativamente libre.

Si alguna vez se casaba, solo con la reina lo haría. Tantas veces había imaginado como sería su boda junto a ella en un hermoso vestido blanco y después de eso besarla a la luz de la luna, entregándose el uno al otro, sin embargo no fue aquel su preciado destino.

Los pensamientos del joven rey se vieron interrumpidos cuando tocaron a su puerta, se levantó y fue a abrir esperando que aquel que lo llamaba no fuera a darle una mala noticia.

-Su majestad, perdone que le interrumpa, pero el concejo quiere verlo inmediatamente- Trumpkin apareció del otra lado de la puerta mientras hacía una reverencia.

-¿Se puede saber para qué?- Cómo si no lo supiera.

-Creo que lo sabe alteza- Y Trumpkin también tenía conocimiento del asunto.

-Iré en un segundo- dijo con voz cansada.

El enano no hizo más que asentir ante la respuesta del rey y una vez más se encamino hacia la sala de Consejeros.

-Por favor que no sea lo de siempre- rogaba en silencio el rey Caspian mientras salía de su despacho y se iba directo a la sala de consejo en donde ya todos lo esperaban ansiosos de repetirle siempre lo mismo.

Cuando llegó, todos los hombres de ya edad avanzada, faunos, centauros y demás criaturas que conformaban el consejo, se levantaron en señal de respeto hacia su rey que simplemente paso de largo hacía el trono que siempre ocupaba sin siquiera dirigirles la mirada.

-La respuesta es NO- Dijo Caspian sin dirigirse a nadie en específico sentándose en el trono.

-Su majestad no podemos seguir esperando- dijo un hombre con barba blanca muy larga.

-Ya han pasado más de 5 años desde que el trono de Narnia espera un heredero- continuó un centauro ante la mirada realmente aburrida y hastiada del rey.

-Sabemos que no quiere dejar su libertad como hombre- continuó el primero –Pero debe saber que la seguridad de Narnia es importante-

-Su Alteza- hablo un fauno –Usted sabe que no es por miedo a que una mujer lo espere en su alcoba y las responsabilidades que conlleva; es porque aún tiene ese capricho por la reina Susan- Y la Sala quedo muda. Nunca nadie se había atrevido a mencionarle eso al rey, si lo hacían debían estar muy desesperados.

-¿Capricho?- preguntó asombrado Caspian para después proseguir enojado -¿Creen que lo que siento por la reina es un capricho? Además ¿Usted qué sabe de mi relación con los reyes?-

-Lo suficiente como para pensar que ese capricho suyo llego al límite de nuestra paciencia- gritó de nuevo.

-Con todo respeto su majestad usted lo hace parecer un capricho- dijo un hombre.

-Ahora resulta que el amor es un capricho- Caspian ya estaba más que enojado cuando lo dijo, sin embargo no puedo evitar decir eso con cierto sarcasmo

-¿Amor?- preguntó el fauno que había hablado primero.

-Sí, eso es exactamente lo que siento por la reina Susan; Amor, y jamás sentiré eso por alguien más- contesto fuerte y seguro ante la mirada atónita de todos.

-Un día usted sintió amor por otra persona, por la estrella- gritó hartado un minotauro.

-Se equivoca, sólo sentía cariño, y no es lo mismo que el amor- Caspian solo quería que lo dejaran irse de una buena vez.

Trumpkin que había observado todo desde un rincón se atrevió a hablar en defensa de su amigo y rey –Nadie puede hablar acerca de lo que sucedió entre el rey aquí presente y la reina Susan, porque nadie estuvo presente en los acontecimientos- La voz y presencia de un enano seguía conmocionando a algunos hombres y las demás criaturas le tenían mucho respeto, tanto que nadie dijo ni una sola palabra, mientras Caspian lo miraba con agradecimiento –El que tendría más derecho aquí de hablar sobre el tema, soy yo, porque vi desde la mejor posición del campo de batalla el amor que se profesaban ambos reyes-

-Que importa el amor- grita otro señor –Lo que importa es la seguridad de Narnia-

Eso de alguna forma hizo que el rey se sintiera extraño, era cierto tenía que dejar ir a Susan pues él no podría acabar anciano y solo, además tenía que proteger a su pueblo, fue por eso que Aslan lo designó como el nuevo rey de toda Narnia. Estaba siendo egoísta en todos los sentidos al no pensar en su pueblo, al que le debía todo.

-Yo… - sin embargo las palabras no salieron de su boca, sino que pasó a retirarse sin siquiera escuchar los gritos y las demandas de los consejeros cuando pasaba por sus lados.

Sin seguir escuchando ni el más mínimo ruido se fue al único lugar en donde era capaz de encontrar la paz que necesitaba en aquellos momentos.

Entro a la famosa sala de tesoros, en donde guardaban las pertenencias de los Pevensie junto con su respectiva estatua, aunque Caspian sólo bajaba a admirar las cosas de la reina benévola y en algunas ocasiones para ver las demás estatuas, como para preguntarle a Peter si tenía algún consejo para él, a Edmund para charlar sobre cualquier cosa y con Lucy para que lo ayudase en algún problema que tuviera. Siempre esperando una respuesta que sabía jamás llegaría.

Se fue a parar directamente al frente de la estatua y comenzó a hablarle.

-Su, ¿por qué me dejaste? ¿Por qué? ¿Por qué yo no te seguí cuando tenía la oportunidad?- unas lágrimas comenzaron a aparecer en sus ojos cuando colocaba su palma en la mejilla de la estatua de Susan imaginando que era ella -¿Por qué Aslan? ¿Por qué nos separaste? Te amo Susan, te amo más que a mí propia vida, más que a nada, y jamás dejare de hacerlo aunque creo que ya es hora; perdóname pero creo que ya es tiempo de que te olvide pero nunca dejaré de amarte, lo prometo.

Fue a sentarse a una cómoda silla cerca de la estatua de la reina y siguió llorando, ya sin ninguna vergüenza al hallarse solo en la gran habitación.

Lloró con gran amargura y dolor, pero un tiempo después se quedó dormido pues el llanto le quitó todas sus fuerzas.


Comenzó a despertar lentamente, sus ojos entonces se encontraron que no estaba en la sala de tesoros sino en un lugar muy diferente: un bosque.

Pero no el bosque narniano, uno muy diferente, que tenía estanques de agua cristalina uno un poco más alejado del otro; sin embargo no se sentía extraño, ni asustado, sentía una enorme paz como no había sentido nunca. Su cuerpo estaba muy relajado, tanto que olvido cómo es que llego ahí.

-Hijo mío- se oyó una voz a su espalda y en cuanto volteó se inclinó en señal de respeto ante el gran león –Por favor levántate- él lo hizo – Ahora dime ¿por qué estabas triste?-

Caspian comenzó a preguntarse a que se refería Aslan, pero fue entonces que todo le llegó a la mente de golpe: la pesadilla de siempre, la reunión con el consejo, sus palabras ante la estatua de Susan.

-Porque… Aslan ¿por qué te llevaste a Susan de mi lado? Yo la amo- dijo el rey cuando las lágrimas se arremolinaron en sus ojos.

-Este no es su mundo, ella tenía que vivir en el suyo- contestó calmadamente el león creador de Narnia.

-Lo sé pero… pero la extraño- dijo sollozando.

-Y eso lo entiendo mejor que nadie, yo también la amo, no de la misma forma que tú, y he visto que tus sentimientos hacía Susan son más que nobles, puros y verdaderos; por esto he decidido darte una oportunidad de estar con ella ¿Quieres estar con ella?-

Caspian quedó anonado por lo que el gran león le había dicho. Le daría la oportunidad de estar con ella, con su amada Susan.

-Por supuesto que sí Aslan, es lo que más deseo en el mundo- habló eufórico pero calmado a la vez.

-Entonces tienes que irte ya, antes de que la reina cometa un error, tu tarea es hacer que no lo haga-

-¿Qué no tiene que hacer?- preguntó alarmado pero no recibió respuesta alguna –No importa lo intentaré, ¿pero qué pasará mientras no esté aquí en Narnia? ¿Y qué pasará con los Pevensie? ¿Con Lucy, Edmund, Peter y sus padres?- preguntó dudoso y espantado.

-No se preocupe su majestad, congelaré el tiempo en Narnia para que puedas cumplir tu misión- tranquilizó sólo cómo el gran león sabe hacerlo –Respecto a los Pevensie; esa es tu otra tarea- Caspian lo miró dudoso antes de que Aslan pudiera continuar –Debes traerlos a ellos de vuelta junto con sus padres, para que vuelvan a Narnia con todos nosotros, me he dado cuenta que si los dejo más tiempo sin estar en Narnia, puede haber consecuencias en el futuro- el gran León lo miraba tranquilo.

-Muchas gracias Aslan, te prometo que no te fallaré- Caspian agradecía infinitamente haciendo que Aslan sonriera.

-Pues entonces adelante, se hace tarde- Aslan comenzó a caminar en dirección de uno de los muchos estanques que había en todo el hermoso bosque.

-¿Puedo preguntar qué es este lugar?- se cuestionaba asombrado el joven rey mientras seguía al rey supremo.

-Es ''el bosque entre los mundos''- contesto y antes de Caspian pudiera formular más preguntas el creador de Narnia se detuvo en un estanque –Salta y llegarás al mundo de los reyes y no te preocupes ahí te estará esperando una amiga de Narnia que te ayudará- dijo al ver la mirada de angustia y terror del telmarino

-Jamás dejaré de agradecerte por esto Aslan, muchas gracias de verdad y no te preocupes, los traeré de vuelta a todos- agradeció nuevamente y recibió una sonrisa a cambio.

Salto al estanque y enseguida comenzó a sentir como el agua lo empapaba, rogaba que no llegara así al otro mundo. Al ver que no podía nadar hacia la superficie, cerró los ojos con fuerza empezando a sentir pánico.

...

Sus ojos se abrieron lentamente esperando que todo fuera un sueño, un sueño realmente bello en donde había tenido la oportunidad de estar con Susan, sus ojos esperaban despertar y ver su alcoba con todas sus pertenencias y continuar con su horrible vida sin su amada Su, por esta razón no se imaginó estar sentado en uno de los asientos de una muy pequeña habitación que se movía constantemente y que ahora tenía unas extrañas ropas. Miró a su alrededor impactado.

El rey no sabía que estaba en un simple tren en camino a una gran aventura.


Como verán, Caspian llegó a nuestro mundo. Pero con esta historia no se las pondré nada fácil a los protagonistas. Es más una historia de mucho drama, a mí dolió mientras escribía, así que no sé qué reacción puedan tener.

Me despido de ustedes invitándolos a pasar a mis otras historias, si es que aún no las leen, que son Suspian y claro a que me cuenten que les ha parecido este primer capítulo.

Bss. :D