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CAPÍTULO 1: La llegada

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- Mika, he dicho que no, y no es negociable.

- Si te entiendo, Eiri, y tienes toda la razón, pero ya sabes lo que opina Tohma al respecto. . .

- Oh, vamos Mika, tu casa tiene como trescientas habitaciones. Instaladle en el ala oeste del castillo y ni os enteraréis de que está allí.

- ¿Es que no te importa poner en peligro mi matrimonio?

- ¿Por qué me lo preguntas, si sabes que no?

"GRRRRRRRRR ¬¬" Está bien, está bien, calma. Necesitaba la colaboración de su hermano, no era el momento de discutir. Respiró profundamente.

- Aiiiiiii. Anda Eiri, hazme ese favor. Es que se lo carga todo, ¡hasta la vajilla! – Suplicó, con vocecilla lastimera.

- ¡Pues ponle cubiertos de plástico! ¡Y no me molestes más!

TUUUUT TUUUUT TUUUUT

Condenado Eiri, ya había vuelto a colgarle. Normalmente se enfurecía cuando su hermano hacía eso, pero tenía que reconocer que esta vez tenía razón. En fin, tendría que buscar buenos argumentos para convencer a Tohma sin que descargara la ira que la noticia iba a provocarle contra ella. Uf, tendrían que ser argumentos muy poderosos. . . "Mañana me pondré la mini falda negra."

-.-.-

Mika entró cautelosamente en el despacho de Tohma.

- Buenos días, cariño.

- Buenos días, reina – Contestó su marido, sin dejar de teclear ni apartar la vista de la pantalla del ordenador - ¿Cómo está mi amorcito?

"Y yo qué sé. Ve a verle y pregúntaselo ¬¬"

- Muy bien, gracias. Este. . . Tohma, tengo que darte una noticia – Con la misma cautela con la que había entrado, caminó para acercarse a su mesa, las manos detrás de la espalda.

- Entiendo, ¿y de que se trata? – Preguntó distraídamente, siempre dedicando el máximo de su atención al ordenador.

- Pues, verás. . . Tatsuha va a pasar unos días en Tokio. . .

- Ajá.

- Una semana, aproximadamente. . .

- Ajá.

- Lo que ocurre es que. . . bueno, como comprenderás, ahora no puede quedarse en casa de Eiri, como solía hacer, así que le he dicho a mi padre que se quedará con nosotros, je. . . jeje. . . je. . .

El sonido de las teclas cesó instantáneamente. Lenta, muy lentamente, Tohma giró la cabeza para mirar por primera vez a su mujer desde que había entrado al despacho. ¿Recordáis su bonita sonrisa? Bueno, pues esta vez no había ni rastro de ella. Bien al contrario, el ceño de Tohma ya no daba más de sí de tan arrugado que estaba, y sus labios se fruncían en una mueca de profundo disgusto.

- ¿Y por qué no puede quedarse allí, si puede saberse? ¬¬

Mika suspiró. Ya se esperaba aquella reacción. No podía culpar a Tohma, Tatsuha era de las poquísimas personas en este mundo capaz de hacer que su marido perdiera los papeles. Aún recordaba la última y catastrófica vez que su hermano se alojó con ellos. Sólo estuvo en su casa tres días, pero le dio tiempo a cargarse media porcelana de Sèvres, dejar el césped hecho un asco con su moto, hacer que la asistenta les pusiera una denuncia por acoso sexual y, lo que rebasó el límite de la paciencia de Tohma: Nunca supieron cómo se las arregló para hacerlo, pero el caso es que Tatsuha destrozó las teclas de su precioso piano-Steinway-hecho-a-mano-en-Inglaterra-por-encargo-especialmente-para-mí.. Los instantes posteriores al descubrimiento de este desastre estaban algo confusos, pero Mika recordaba haber tenido que reducir a su marido, que perseguía a su hermano pequeño por toda la casa armado con un enorme cuchillo de cocina. Lo siguiente fue que, evidentemente, Tatsuha tuvo que irse a casa de Yuki, y Tohma le juró que si "ese monstruo" volvía a poner los pies en su casa, él le dejaría el camino libre, se instalaría en un hotel. . . y prepararía los papeles del divorcio.

- Pues porque ahora está allí Shuichi, por supuesto.

- ¿Y qué, si está Shuichi? No creo que sea Tatsuha el que se escandalice de ver a esos dos metiéndose mano, y tampoco creo que el koi de Eiri duerma en el sofá, precisamente, así que espacio no le faltará.

- Bueno, el caso es que. . . ejem, me resulta un poco embarazoso. . .

- ¿El caso es que qué, Mika? Necesitarás darme una razón de MUCHO peso para que permita que tu hermano traspase el umbral de nuestra casa.

- Aix, pues que a Shuichi le da miedo Tatsuha. Ala, ya está, ya lo he dicho. Esto. . . por lo que Eiri me ha contado, em. . . digamos que Tatsuha tiene la mala costumbre de "propasarse" con él. Dice que se parece a Ryuichi – No hacía falta decir más. Tohma gruñó y puso los ojos en blanco. Eso le recordó que, como siempre que Tatsuha venía a Tokio, tendría que sacar a Ryuichi de la ciudad. Y estaban en plena grabación de un CD recopilatorio. ¡Oh, mierda de salido! – Y, como comprenderás, no le hace gracia tener que estar vigilando todo el día que su propio hermano le meta mano a su novio. . . o lo que sea.

- ¿Y yo qué culpa tengo? Que le ponga un cinturón de castidad y andando ¬¬ - Dijo, cruzando los brazos, visiblemente enfadado.

- Oh, vamos Tohma, no seas niño.

- ¿Y si le instalamos en un hotel?

- ¡Tohma, no pienso enviar a mi hermano a un hotel!

- Le buscare un hotel muy bonito – Respondió, con ojillos suplicantes, aferrándose desesperadamente a esa última posibilidad.

- ¡Ni hablar! ¡Mi hermano no pasará las vacaciones en un hotel mientras yo tenga un techo que ofrecerle! Mi padre no lo consentiría, ni yo tampoco. ¡Vamos hombre! Hasta ahí podíamos llegar.

Tohma volvió a enfurruñarse. Tendría que ceder. No le gustaba nada eso de ceder, y menos aún tener que cohabitar con el monstruo desequilibrado permanentemente en celo de su cuñado. Pero tendría que ceder, no le quedaba otra T.T

- Hn, supongo que me habrás traído algo con mucho azúcar para compensarme por este ultraje – Dijo, tal y como podría haberlo hecho un niño de cinco años que pide una recompensa por haberle obligado a comerse el puré de verduras.

- Por supuesto que sí, amor. Y por eso, adelantándome a tus deseos. . . – Mika sacó de detrás de su espalda un paquetito y lo abrió encima de la mesa – . . .te he traído un pastel de nata con fresas de esos que tanto te gustan – Cogió el pastel y lo puso delante de la cara de su marido – Abre la boquitaaaaaaaaa. . .

Tohma desvió la mirada del pastel, decidido a mantener su dignidad y a no dejarse comprar con un simple dulce. Pero le llegaba el olor de la nata, Mika se había puesto en plan gatita francesa, y él pensaba que se merecía un premio por haber consentido sacrificar el poder vivir en paz en su propio hogar. Vale que él no pasaba ni seis horas al día en su hogar, y normalmente las dedicaba a dormir, pero esa no era la cuestión.

- ÑAM¡¡ - Le pegó un enorme mordisco al pastel, llenándose la cara de nata, masticando furiosamente.

- Buen chico – Siseó su mujer.

Mika salió del despacho colocándose la falda, después de limpiarle la nata de la cara a Tohma con pequeños y excitantes lametones, ponerse una fresa en el canalillo. . . en fin, esas cositas que una tiene que hacer cuando necesita convencer a su marido de algo. Mientras cerraba la puerta, pudo escuchar a Tohma hablando por teléfono.

- ¿K?. . . Haga las maletas, Ryuichi y usted van a pasar una semana en un balneario. . . ¡PORQUE LO DIGO YO! ¿QUÉ PASA?

Realmente, estaba de un humor de perros.

-.-.-

Hiro y Shuichi llegaron al edificio de la NG Records justo a su hora. Por los pelos, pero a su hora. Que su amigo le pasara a buscar en moto todas las mañanas se había convertido en una rutina para que el pelirrosa dejara de llegar tarde, y de momento, estaba funcionando.

- ¡Shindou!

Shuichi dio un respingo. Mika se acercaba a ellos taconeando enérgicamente.

- Em. . . ¿Sí, Mika-san? – Mika también le daba miedo. Los dos hermanos de Yuki le daban miedo. Bueno, ¿de qué nos extrañamos? Incluso Yuki le daba miedo muchas veces.

- Veamos. El jueves se celebra una cena benéfica en el ayuntamiento para recaudar fondos contra la hepatitis B, o el alzheimer o no sé qué enfermedad. Quiero que tú y mi hermano asistáis. Habrá mucha prensa y lo único que tenéis que hacer es vestiros de gala, y quiero decir DE-GA-LA, posar para las fotos al entrar, decir que estáis encantados de apoyar a la causa, cenar y marcharos. Por supuesto, la empresa pagará la donación correspondiente al importe de vuestros cubiertos. ¿Crees que serás capaz de comportarte como es debido?

- Sí. . . sí, Mika-san.

- Eso espero, porque estará el alcalde, su mujer, el presidente de. . . O.O¡¡¡¡

ÑOC-ÑOC.

Mika notó como unas manazas la agarraban por detrás y le estrujaban dos veces los pechos.

- ¿Quién soooooooooooy?

Ante la atónita mirada de los dos miembros de Bad Luck, a Mika se le marcó una vena en la sien, apretó los dientes, dio un giro de ciento ochenta grados sobre sus tacones, y descargó toda la fuerza de su puño contra la cara de Tatsuha, que acabó empotrado en una de las paredes del recibidor, para el inmenso estupor de Shuichi, Hiro, y la recepcionista.

- Jurl O.ô – Dijo el guitarrista – Menudo derechazo tiene la jefa.

- Y eso que no has visto sus patadas voladoras – Respondió Shuichi.

- Jejeje. Veo que sigues estando en forma, no has perdido tu toque – Tatsuha, saliendo del agujero de la pared - ¿Cómo estás, chochito?

- ¿CUÁNTAS VECES TENGO QUE DECIRTE QUE NO ME LLAMES ASÍ? – La cabeza de Mika creció desmesuradamente, y todos sus dientes se transformaron en colmillos, como si fuera un tiburón blanco.

- Venga, hermanita. No te pongas así PLAF - Palmada en el culo – Ooooooooh, mira quien está aquí. Shuichiiiii – Dijo el retoño de los Uesugi, abrazándose al pobre Shu y restregando su mejilla contra la del cantante – Que ganas tenía de verte.

- Em. . . Ho-hola Tatsuha. Esto. . . ¿Ya conoces al Hiro? – Shuichi intentaba apartar la atención de Tatsuha de sí mismo.

- Eiiiiiiiiiii, tú eres el guitarrista, ¿verdad? ¡Tenía muchas ganas de conocerte! – Para alivio de Shuichi, Tatsuha le soltó y se dedicó a estrechar vigorosamente la mano de Hiro – JAJAJA, ¡eres muy bueno, tío!

- Jeje, muchas gracias, pero. . . – Hiro sonreía forzadamente, sobreponiéndose al dolor - ¿Me devuelves la mano? La necesito para ganarme la vida.

- Tatsuha, deja de molestar a los empleados y busca algo para entretenerte donde no estorbes.

- Vale, Mika-chan. Pero, como hermano que te quiere, te aconsejo que dejes de poner esa cara de mala leche, o se te marcarán unas arrugas de lo más antiestéticas alrededor de la boca. Bueno, me voy a saludar a Tohma, tra la laaaa. . .

Y el jovencísimo monje se fue alegremente en dirección al ascensor, dejando a los dos músicos bastante desconcertados, y a su hermana mayor con un cabreo increíble que, efectivamente, le marcaba unas arrugas muy feas alrededor de la boca.

-.-.-

Tohma estaba leyendo unos informes de mercado, mientras sorbía la tercera taza de tila de aquella mañana. Tenía los nervios de punta esperando que su cuñado apareciera por allí, arrasándolo todo como un tifón de verano. Ya sabía lo que le esperaba en cuanto Tatsuha llegara.

- ONIISAAAAAAAAAAAAAAAAN¡¡¡

La puerta se abrió con estruendo, y en el umbral del despacho apareció un apuesto joven de cabello negro. . . y muy malas intenciones.

"Mierda"

- Tatsu-chan, qué alegría volver a verte - ¿Qué? Al fin y al cabo, las apariencias son lo más importante, ¿no? - ¿Qué tal el viaje?

- Oniisaaaaaaaan¡¡¡¡ - Sin hacer ningún caso del saludo de Tohma, y sin más preámbulos, Tatsuha se abalanzó sobre la mesa del presidente de NG Records, tirando al suelo gran parte de los papeles que Tohma estaba revisando, y agarrándose al cuello de su cuñado con toda la fuerza de sus robustos brazos – ¡Oniisan, mi querido oniisan! ¿Sabes que eres mi cuñado preferido?

- Mpf . . . Debe de ser porque soy el único que tienes.

- No, Tohma, ahora también está Shuichi, ¿recuerdas? Es como un cuñado no oficial.

- Claro, claro ¬¬ Qué estúpido soy, cómo no he podido olvidarlo.

- Seguchi, Seguchi, por favor – Tatsuha se arrodilló encima de la mesa, entre los papeles que había arrugado y desordenado. "Maldición. Ya empezamos" Los ojos del chico brillaron con destellos de intenso anhelo, y juntó las manos en un gesto suplicante – Seguchi, dime. . . ¿Dónde está Ryuichi?

- Ejem, verás Tatsuha – Tohma, una vez libre del abrazo asfixiante de su cuñado, volvió a adoptar su pose de amo del universo mientras se colocaba la corbata – Ryuichi ha tenido que salir de viaje.

- ¿QUEEEEEEEEEEEE? – Numerosas lágrimas se empezaron a acumular en los ojos oscuros del pequeño Uesugi - ¿Pero cómo es posible? ¿No le has dicho que yo venía?

- Claro que sí, Tatsuha. Pero has de tener en cuenta que Ryuichi, pese a que se entrega a sus fans como pocos lo hacen, también tiene obligaciones y. . .

- ¡¡¡PERO YO SOY SU FAN Nº 1!!! ¡¡¡NECESITO A RYUICHI COM EL AIRE QUE RESPIRO!!! ¡¡¡ÉL ES MI RAZ"N DE EXISTIR!!!

- ¡Por dios, Tatsuha, no grites! ¡Los empleados te van a oír!

- ¡¡¡PUES QUE ME OIGAN!!! – Chilló, poniéndose de pie sobre la mesa con el puño en alto, pisoteando los papeles del pobre Seguchi - ¡¡¡QUE SE ENTERE TODO EL MUNDO DE QUE RYUICHI ES MI ÍDOLO, MI SOL, MI LUNA!!! ¡¡¡ES MI DIOOOOOS!!!

- ¡Tatsuha, baja de ahí inmediatamente! – Tohma, al borde del ataque de nervios, estiraba de la ropa de su cuñado en un inútil intento de hacerle bajar de su mesa.

- ¿Me prometes que harás volver a Ryuichi antes de que yo me vaya?

- Veré qué puedo hacer. . .

El puño de Tatsuha volvió a alzarse.

- ¡¡¡NO, YO NO PUEDO VOLVER A KIOTO SIN HAVER VISTO A MI RYICHI KAWAI!!! ¡¡¡SI ES NECESARIO, ME QUEDARÉ AQUÍ HASTA QUE ÉL VUELVA, AUNQUE TARDE SEMANAS, MESES, AÑ. . .!!!

- ¡¡Está bien!! ¡¡Está bien, maldita sea!! Haré que Ryuichi vuelva antes de que tú te vayas ¡¡Y ahora lárgate de aquí!!

- Jijiji, sabía que no me fallarías, oniisan – Saltó de la mesa, después de dar un último abrazo a "su querido oniisan", y se dirigió a la puerta del despacho – Voy a ver a Eiri. ¡Hasta luego!

Una vez Tatsuha se hubo marchado, Tohma se desplomó en su sillón, dirigiendo una mirada de profundo odio a la puerta. "Vas listo si piensas que voy a permitir que le pongas las manos encima a Ryuichi para que me lo traumatices, depravado." Pulsó el botón del interfono que le comunicaba con su secretaria.

- Hiroe, tráigame un capuccino. ¡Con mucha nata!

- Em. . . Sí, señor.


Hola a todos¡¡¡

Espero que os haya gustado este capitulillo de presentación, ya que la historia propiamente dicha aún no ha comenzado.

Pobre Tohma, juju, menuda familia política que le ha tocado, porque me da a mí que el suegro tampoco debe de ser muy fácil de aguantar XDDD Bueno, por no hablar de Mika, que tiene que aguantar desde siempre a los dos energúmenos de sus hermanos.

¿Conseguirá Tatsuha conocer a su idolatrado Ryuichi? ¿Conseguirá Tohma sobrevivir a la visita de su cuñado sin sufrir una crisis nerviosa? ¿Conseguirá Yuki mantener a Shuichi a salvo de su hermano? Y Suguru, ¿qué pinta en todo esto?

La respuesta a todas estas preguntas, en próximas entregas. JEJEJE

HASTA LA PR"XIMA¡¡¡¡