Titulo alternativo: Oh de como Kevin destrozo la motocicleta de su padre en una noche.


Esa noche, el cielo lucía un perfecto manto cubierto por estrellas, que parecían arremolinarse a su alrededor. Las ya familiares calles que recorría a diario, fueron quedando detrás, una tras otra, abriendo paso un terreno nuevo y desconocido para Kevin, libre de autos, libre de personas, libre solo para él. Las gigantes luces del cielo, parecían brillar con mayor intensidad, cada vez que él cruzaba una calle a toda velocidad. No tardó mucho en llegar a la avenida principal. Escuchaba el zumbar de los autos pasar a su lado, acelerando su pulso y llenando su cuerpo con un choque de adrenalina.

Necesitaba ir más rápido.

Presiono el acelerador, produciendo un fuerte rugido del motor en respuesta. Por un instante, lo único que podía sentir era la fresca brisa nocturna y el acelerado palpitar de su corazón. Nunca se había sentido tan vivo.

Llego hasta el final del camino, disminuyendo su velocidad, para poder dar la media vuelta. Había sido un recorrido fantástico, pero ahora debía volver a casa. Con la euforia del momento aun rondando su cabeza, Kevin cometió el grave error de omitir una luz roja durante su recorrido.

Frente a él un auto blanco cruzo a toda velocidad, Kevin giro tan rápido como sus reflejos se lo permitieron logrando esquivarlo, perdiendo el control de la motocicleta. Termino cayendo y rodando por el suelo, mientras que la moto siguió en línea recta, hasta derrapar al final de la calle.

Sentía su corazón golpear dolorosamente su pecho.

Cuando miro detrás, vislumbro un par de luces acercándose a toda velocidad. Sintió un profundo terror estrujar sus entrañas. El sonido seco y contundente que escucho a continuación, nunca lograría sacarlo de su cabeza, aunque quisiera. El auto choco de frente con la motocicleta, haciéndola añicos.

Sus piernas le temblaban, la cabeza le dolía, por un breve instante fue consiente de sí mismo, consiste de su fragilidad. Y eso lo horrorizo.

Para cuando logro recobrarse. Escucho varias voces alarmadas acercándose.

La noche ya no era más un campo libre y lleno de estrellas brillante…


Y como no todo en la vida es bueno, y porque Kevin era solo un hormonal y estúpido adolecente más, la idea de usar la motocicleta de su padre sin permiso esa noche, le pareció de lo más normal.

De todas formas, el conseguir las lleves siempre era fácil, pensó.

Un grupo de chicos esperaba por él a un par de calles de su casa. Entre ellos estaba Ann, una bonita chica castaña de cabello rizado, desde que la conoció el semestre pasado, se propuso el conquistarla. Para eso necesitaba la motocicleta, nada mejor para impresionar a una chica.

Él plan era sencillo, dar un par de vueltas cerca del vecindario, tal vez llevar a Ann hasta su casa, después regresaría la moto a su lugar y nadie se daría cuenta. Hasta que, decidió tomar el camino largo de vuelta, cruzando por la autopista a toda velocidad y al final se pasó una luz roja.

Brillante Kevin, brillante.

La escena parecía sacada de una secuencia de película de acción, una motocicleta destrozada, un hombre gritando, el fuerte ruido de la sirena de la ambulancia. Y él, estaba en medio de todo ese caos. Para cuando lo trasladaron a la fría y silenciosa sala de urgencias, lo agradeció. No paso mucho para que uno de los médicos en turno apareciera, revisaron sus reflejos y se aseguraron de descartar cualquier daño interno. Tendría que hacerse un par de radiografías de su hombro izquierdo, que amortiguo su caída y que en ese momento le dolía como el infierno, pero estaba bien, con moretones, rasguños y un fuerte dolor de cabeza, pero seguía vivo.

En la sala de espera su padre aguardaba, tenía una mirada severa y con la mandíbula rígida, su postura demostraba el esfuerzo que hacía por mantener la calma. Kevin trago saliva con dificultad, ante lo que se avecinaba.


Por alguna extraña razón, todos esa mañana lo miraban como si llevara puesta la ropa de su hermana menor, los escuchaba murmurar a su espalda de camino al casillero. Kevin decidió ignorarlos sacando los libros que necesitaba para ese día. Su primera clase, ciencias.

Ocupo si respectivo lugar, en la mesa del fondo, desde donde podía ver llegar uno a uno a sus demás compañeros. Cuando Andrew llego, no tardaron en acercarse a él.

-Hey Kevin, pensé que ya no vendrías a clases – saludo Andrew

-¿Porque no habría de venir? – interrogo, Andrew el primo de Nazz, un chico demasiado escandaloso para el gusto de Kevin y con quien solo hablaba en ocasiones

-Bueno, todos dicen que te rompiste la pierna y no volverías en un tiempo, incluso dijeron que como castigo tu padre te transfirió a otra escuela

-¿Quien dijo todo eso? – ahora entendía porque todos lo miraban tan raro, esa clase de rumores siempre terminaban creyéndola todos.

-No lo sé, creo que fuera una de las porritas - Andrew se encogió de hombros – pero es bueno saber que es mentira, y tenerte de vuelta

Sí claro. Pensó Kevin con enojo.

La profesora de química llego puntual como siempre, inicio la clase hablando de cómo realizar una cadena de átomos de carbono, entre otras muchas cosas que Kevin ya no escucho, se sentía molesto y un poco frustrado, que se esparciera ese rumor de su supuesta transferencia a otra escuela no les importaba, lo que realmente le molestaba era que durante su ausencia de una semana, ninguno de sus supuestos amigos se había dignado a hablarle, es decir, para algo se inventaron los malditos teléfonos móviles. Pero no, nada, ni una sola llamada, mucho menos una visita.

-…Podrías pasar al frente por favor – escucho la voz de la profesora, saliendo de sus pensamientos

La delgada figura de Edd se colocó al frente de la clase y comenzó a resolver las ecuaciones, numeritos, lo que sea que estuvieran aprendiendo ese día ya no importaba, lo único que Kevin ahora quería, era volver a casa…