Capitulo 1

Una tarde tranquila y cálida como las que suelen gustarle a Antonio para obligar a Lovino a salir con él, pero esa tarde la pareja estaba más ocupada discutiendo, o mejor dicho, Lovino insultando al español por su falta de atención hacia él y Antonio pidiéndole mil perdones:

-Lo siento Lovi, sabes que no he querido hacerte a un lado.

-Y por eso te ibas cada noche de copas con tus mierteros amigos.

-Pero Lovi, te prometo que yo no he hecho nada malo, además hace tiempo que no salía con Francis y Gilbert.

-Eso no te da derecho a salir casi toda una jodida semana a embriagarte.

-Solo han sido unas cuantas copas.

-¡Ha! ¡¿Qué solo han sido unas cuantas copas?! Llegaste ebrio toda la semana ¡Bastardo!

-Lo siento Lovi, prometo no volver a hacerlo

-Si claro, es como si te pidiera que dejaras tu jodido trabajo en el Real Madrid-dijo el italiano haciendo un puchero y saliendo furioso de la habitación.

Antonio lo siguió a la otra habitación, lo abrazo por detrás, y le susurro al oído con voz seductora.

-Sabes que yo siempre seré tu esclavo sexual-Lovino se estremeció ante esto y un color rojo invadió su cara de forma inmediata.

Acto seguido estaba profesándole un fuerte cabezazo en el estomago, a lo que Antonio solo atino a caer al suelo sobándose el estomago.

-Pero Lovi, sabes que es la verdad, tu solo tienes que llamar y yo estar ahí-dijo dificultosamente.

El italiano solo se quedo mirándolo con cierto enfado, dudando si creer realmente o no en lo que su pareja le decía, se sumió en sus pensamientos y cuando se dio cuenta estaba siendo acorralado nuevamente en los brazos del ojiverde.

-Su…suéltame. ¡Aléjate idiota!-dijo este apoyando sus manos en el pecho del otro y tomar impulso para soltarse de aquellos brazos que los aprisionaban, pero Antonio solo ejerció más fuerza en el abrazo, lo beso en los labio y de esta manera Lovino cedió un poco y dejo de forcejear.

Aprovechando esta situación el español lo levanto y lo mantuvo en brazos llevándolo a su habitación.

-¿Qué…qué haces bastardo? Bájame ahora mismo. ¿A dónde me llevas idiota?

-Lovi hoy será mío durante toda la noche.

-¿Qué…qué dices bastardo? Bájame ya infeliz.

Entraron en la habitación y cerró la puerta tras de sí, puso con delicadeza a Lovino en la cama y volvió a aprisionarlo en sus brazos.

-Su…suéltame bastardo-nuevamente un rojo escarlata invadió su rostro.

-Ya te he dicho que serás mío toda esta noche.

-¿Y se puede saber quien carajos te dio permiso para eso? Porque yo no recuerdo haberte dicho que si.

-No tengo por qué, Lovi es mío.

-¿A si? ¿Y cuando me compraste o firmaste un papel en el que diga que soy de tu propiedad?

-Desde nuestra primera vez en la cama.

El italiano sintió como la sangre subía a su rostro una vez más

-Bastardo infeliz- el español soltó una risita al oír estas palabras.

Permanecieron en silencio.

El español beso el cuello del italiano y sintió como este se estremecía ante el cálido y placentero contacto, levanto la mirada y busco una forma de lograr que Lovino lo mirara a los ojos, acto seguido desvió la mirada para que el moreno no pudiera ver lo que sus ojos color miel ocultaban ya que dentro tenía una enorme duda.

El porqué Antonio lo hacía a un lado podía entenderlo, ya que hacía tiempo que no se reunían, lo que realmente lo tenía dudoso era el porqué lo hacía a un lado por ese mocoso Alejandro (que realmente solo era 3 años menor que Antonio y 2 que él), sabía que al igual que con él, habían crecido juntos, y su sueño era ser jugadores profesionales de futbol, ahora cumplido, pero últimamente estaba pasando más tiempo con Alejandro que con él, lo que lo hacía caer en una gran inseguridad.

-Lovi, dime que es lo que realmente te molesta-dijo, forzando al otro a volver a cruzar sus miradas.

-Ya te lo he dicho te vas cada noche y regresas ebrio.

-Eso no es, ya que lo había hecho con anterioridad y no te molestaba de esta forma.

-¡Pues es eso! ¿Qué otra cosa podría ser bastardo?-dijo desviando la mirada nuevamente.

-Lovino Vargas.-Dijo esto haciendo que el menor volviera la que es lo que realmente te molesta y/o incomoda-dijo de manera imperativa.

-Pero ya te he dicho que…-se quedo mirando los ojos verdes de Antonio y sintió que tenía que decirle la verdad de inmediato, soltó un suspiro y hablo.

-Es solo que últimamente pasa más tiempo con ese mocoso que conmigo-dijo desviando la mirada nuevamente.

-¿Te refieres a Alejandro?-dijo el mayor con cara de incredulidad.

-¿Quién más imbécil?- Antonio soltó una sonora carcajada

-Por favor Lovi, no tienes por qué estar celoso de Ale, el es solo un amigo y lo sabes bien.

-¿Que…quién dijo que yo estaba celoso?-dijo esto mientras su cara volvía a encenderse.

Realmente era muy fácil hacer sonrojar a aquel italiano hasta tal punto de que pareciera tomate y eso era algo que le causaba gran gracia y ternura al español.

El español al ver al italiano con tal sonrojo no pudo contenerse y beso sus labios con ternura y pasión, cosa ante la que cayeron todos los esfuerzos del menor por mantenerse firme.

De un momento al otro el mayor paso al cuello y cuando el ojimiel se dio cuenta ya le había arrancado la camisa del cuerpo y las manos del moreno fueron descendiendo lenta y peligrosamente hasta llegar a los pantalones del otro a lo que el italiano respondió arrancándole la camisa de una buena vez.

El menor permitió que se deshiciera de sus pantalones, el español también se apresuro a sacarse los propios para quedar únicamente en bóxers los dos, y volvió a posicionar la mano en la espalda baja del otro.

-Eres un maldito pervertido- dijo jadeando y separando un poco sus labios de los del mayor soltando así una pequeña risita.

-Pero soy tu pervertido- y volvió a juntar sus labios-. ¿Me dejaras hacerlo?

-¿Y qué ganare yo?-pregunto con cara sarcástica.

-Mucho placer y a mi toda una noche

-Ah, con que debo acceder a tener sexo contigo para poder disfrutar un rato de ti.

-Sabes que no Lovi, yo soy todo tuyo las 24 horas del día los 365 días del año.

-¿Y si es año bisiesto?

-Entonces serán 366 días.

El ojimiel oculto el rostro en el cuello del más alto para ocultar su sonrojo y su sonrisa.

El español se enterneció ante aquel gesto.

-Ah! Lovi, de esta manera me haces querer hacerte cosas malas. Siento que podrías hacer que me diera un ataque al corazón con tan solo tu ternura.

El italiano aferro más sus brazos al cuello del otro, enterrando aun más la cara en su cuello, sabiendo el otro que se ruboriza más y no quería mostrarlo, así que de alguna manera hizo que este levantara el rostro para ver ese color rojo tan típico de Lovino y tan tierno en el, froto sus narices y le planto un gran beso en los labios.

-¿Sabes? Soy hombre, no es para nada un cumplido que me digan que soy tierno.

Antonio rio ante este comentario.

Lovino de nuevo se oculto en el cuello de Antonio, besándolo, lo que hizo que los brazos del español se afianzaran más a la cadera del otro.

-No me respondiste, ¿me dejaras?

-De todas maneras lo harás, ¿no es así?

Y de esta forma el español, decidido, le arranco los bóxers, dejándolo completamente desnudo, y empezó besándolo por el cuello para después ir bajando lentamente deteniéndose cerca del ombligo para el deshacerse de lo que quedaba de su ropa, volvió a los labios de Lovino mientras recorría cada rincón del cuerpo desnudo del ojimiel, y este soltaba algunos gemidos guturales por el placer que le producía el contacto del otro, era como si supiera que tocar y en qué momento.

Volvió al cuello, lamiéndolo, mientras que Lovino le mordía el lóbulo de la oreja.

-Voy a entrar Lovi-el otro solo soltó un gemido como asentimiento.

El español fue introduciendo su miembro lentamente en la entrada de Lovino.

Comenzó a darle fuertes embestidas, mientras el otro solo atinaba a gemir por el éxtasis y el placer producido.

Cuando por fin se vinieron los dos Antonio salió de Lovino y enredados en las sabanas se abrazaron, Antonio comenzó a juguetear con el rizo que sobresalía del cabello del cabello del otro, sabiendo muy bien lo que le producía, este ultimo aferraba sus brazos al cuerpo del ibérico, con la cabeza recargada en su pecho, hasta que el mayor se quedo dormido.