Revolvió su café, analizando a ambos seres frente a él como si tratara de descubrir algún código secreto. Visión estiraba su mano para tomar el martillo de Thor, mismo que éste le pasaba. Y Tony, sentado sobre la mesada de la cocina, los observaba como todo un acosador-maniático, intentando descifrar por qué ellos sí y él no.
Hasta que una idea iluminó su mente y, como todo niño que acaba de descubrir su próximo plan a llevar a cabo, corrió directo a su taller con café en mano, a la espera de que su objetivo se durmiera y la Torre quedara desierta. Esta vez le fue muy difícil concentrarse, estando con el corazón latiendo a mil gracias al ultra-perfecto-magnífico plan que se le ocurrió.
Imitando a los espías salió de su escondite, caminando con la espalda pegada a la pared. Obviamente, cualquiera que pasara podría verle, era un tremendo fracaso; aunque claro, siendo Tony Stark, ni siquiera lo pensaría.
Thor se encontraba desparramado en el sillón, dormido y balbuceando cosas raras, cosas raras que involucraban a Loki, por lo que pudo escuchar.
Para no tener un nuevo trauma, hizo oídos sordos y tomó la capa del Dios, atándola alrededor de su cuello con una sonrisa triunfante. Solamente Odinson y Visión podían levantar el martillo, y eso era —¿cómo no lo notó antes?— ¡Porque ambos llevaban capas! Tan claro como el agua y él, un súper genio, no lo pudo ver.
Se acercó a Mjolnir y, tomándola con firmeza, comenzó a tirar de ella. Incluso llegó a colocar uno de sus pies sobre el sofá para hacer aún más fuerza, pero no había caso, ¡no se movía ni un milímetro!
Un gemido lastimero escapó de sus labios al no estarlo consiguiendo, y bastó solo una distracción para que sus manos resbalaran y terminaran soltándose del objeto, cayendo hacia atrás con toda la fuerza que estuvo empleando para levantarlo.
—¡MIERD-!
Tal vez las capas no eran el motivo.
