Darien Chiba presenta:
Lord Fanteras
Febrero 1998. Aeropuerto Internacional de Narita, Prefectura de Chiba, Japón.
-Entonces esto es el final.- Dijo ella tratando de esconder sus lágrimas con una sonrisa.
-Es lo que ambos quisimos.- Sonrió tratando de no quebrarse ante ella. -Te sigo amando Sere, eso no lo dudes.-
-Nunca.- Serena se tiró a los brazos de, a partir de ese momento, su ex novio. -Fueron muy buenos años.-
-Los mejores.- Respondió él con sinceridad. -Ojalá que se cumplan todos tus sueños. Sé que hiciste realidad todos los míos.- Sonrió lleno de recuerdos felices.
-Pero no fue suficiente.- Dijo ella sin recriminación. -Que te vaya bien Darien, ojalá que alcances todas tus metas.-
Serena se apartó de sus brazos, limpió sus lágrimas y lo acompañó hasta el área de embarque.
-Gracias Serena, por todo.- Se inclinó para besarla una vez más, pero al instante se detuvo. La miró a los ojos, ella estaba confundida por la actitud de él. -Este beso me lo guardo hasta que nos volvamos a ver. Si el destino quiere, la próxima vez que estemos uno frente al otro, vamos a darnos un verdadero beso de despedida.-
Serena sonrió. -Confiás demasiado en el destino Darien Chiba. Espero que no vayas a arrepentirte.-
ღ´¨·.ღS&Eღ.·´¨' ღ
Septiempre 2006. StandCafe Du Monde Coffee Stand, Nueva Orleans, Lousiana. Estados Unidos.
-¿Te arrepentiste?- Preguntó ansioso Speir. Con casi ocho años trabajando juntos, su amigo siempre tenía una historia más que lo sorprendía. Darien y él desde la universidad iban juntos a todos lados. Escritores y editores de sus propios artículos y libros, nunca confiaban en nadie más sus manuscritos. Ambos habían ingresado a la Facultad de Letras de la Universidad Princeton a la edad de 24 años y, siendo los más viejos, habían congeniado rápidamente.
-No. Sé que alguna vez vamos a volver a cruzarnos, además ahora Serena está casada.- Darien rió al ver a la bella mujer que se acercaba. -Creo que con eso concluimos nuestra charla del pasado.-
Speir miró detrás de él y sonrió. La mujer se sentó directamente en sus piernas y lo besó. -Buenas tardes amor, ¿qué me perdí?- Dijo risueña la joven, a sus 32 años conservaba una frescura y alegría poco común, única. Speir no había perdido tiempo, salieron sólo cuatro meses antes de que él le pidiera matrimonio. Desde hacía un año y medio siempre viajaban los tres, siendo Nueva Orleáns su hogar.
La joven besó lass mejillas de Darien y se sentó entre medio de los dos hombres. -No te perdiste nada Elizabeth, decíamos bolude...- Speir lo interrumpió.
-No le creas Amor, te está mintiendo. ¿Podés creer que me acabo de enterar, que mi mejor amigo está muerto de amor por una mujer a la que dejó hace ocho años?- Elizabeth lo miró sin poder creerlo.
-¿Cómo te dejó?- Eliz amaba las historias de la vida real, donde la mujer era siempre una femme fatal, dejando corazones rotos. Aunque, en literatura, amaba a Fanteras, realmente era una mujer de múltiples gustos.
-No me dejó, nos dejamos los dos. De una forma muy civilizada, con mucho amor y mucho cariño. Los dos sabíamos que no íbamos a poder mantener la relación a distancia, así que decidimos no lastimarnos.- Darien terminó su oración con un trago de café de achicoria.
-Dios... es la mujer de tus libros.- Darien casi se atraganta con el café. -Seguro que es la mujer que aparece en los sueños de Lord Fanteras. Seguro que tu novia era rubia, ojos celestes. "Más bella que una diosa. La aurora y el ocaso perdían su esplendor ante su presencia. Ella iba con él, y por ella, desafiaría el tiempo. Por ella, él viviría eternamente."- Speir se puso de pie para ovacionar a su esposa, tenía muy buena memoria.
-Voy a cobrarte por usar mis líneas Eliz.- Respondió Darien una vez que se recompuso.
-No lo vas a hacer, sabés que amo esa historia. Él rompe con todas la cadenas que pueden a atar a un hombre, sólo para encontrarla. No vas a decirme con termina ¿verdad?- Su marido comenzó a reír, sólo con mencionar Fanteras ella se convertía en una fanática.
-No, no pienso hacerlo, además ese es mi secreto mejor guardado. Ni tu marido lo sabe, él se entera cuando termino de escribir.-
Darien sonrió al ver la cara de enojo de su amiga, pero nunca iba a revelar los secretos de Fanteras, él todavía tenía una vida muy larga. Cada vez que comenzaba a escribir un nuevo episodio en la vida de su protagonista principal, él se sentía libre. Era el único momento donde él escribía historias fabulosas, su momento de reláx. Dejaba de ser el escritor serio y renombrado, para convertirse en un hombre divertido y pícaro.
¡Hasta había escrito cuentos para niños! Todos bajo diferentes pseudónimos. Pero su historia más larga, era Fanteras y una de las que más queridas, hacía 7 años que se publicaba. Más de 21 libros de la serie, y los primeros 9 habían sido escritos cuando era sólo un alumno universitario. El destino había sido muy bueno con él.
ღ´¨·.ღS&Eღ.·´¨' ღ
Julio 2008. Good Day Books, Ebisu, Tokio. Japón.
-No puedo creer que me arrastraras hasta acá. ¡Tengo cosas que hacer!-
-¡Serena! Es el libro número 30 de Fanteras, el momento de la revelación. O al menos vamos a saber de ELLA, yo sé que tenés tantas ganas de leerlo como yo. ¡No puedo creer que te lo tomes tan tranquila!- Gaby gritaba como loca.
Desesperada por tener la primera copia del libro, había acampado en la puerta del shopping toda la noche. Su prometido Nicholas no podía entender, tampoco, la pasión que ese libro despertaba en ella. Pero cuando cuatro años atrás dejaron Estados Unidos, Gaby había obligado a su, por aquel entonces novio, a que viajaran con sus libros.
-Estoy tranquila, porque es sólo un libro. Por mucho que me guste nada va a cambiar, tenerlo hoy o mañana va a ser lo mismo.- Casi muere de la risa al ver la cara de espanto de su amiga.
Gaby consiguió trabajo en la Galería de Arte de Levonix. Unos meses antes de que Serena se casara con el Sr. Levonix, de profesión "artista". Desde ese momento las dos se habían hecho inseparables. Cuatro años después, Gaby la seguía arrastrando en todas sus locuras.
-Además sé que va a pasar.- Aseguró Serena.
-¿Qué? Y quiero que apostemos, 200 dólares.- Los ojos de su amiga brillaban cuando había apuestas de por medio.
-Acepto, Fanteras va a descubrir que su amada le ocultó la verdad.- Respondió Serena sin inmutarse.
-Eso ya pasó, en el libro anterior.- Gaby la interrumpió con mala cara.
-No todo es fácil para esos amantes Gaby, la vez anterior ella le develó algo que le habían prohibido contar, no fue algo que ella quisiera. Ahora hay algo que ella le ocultó, por motivos mucho más poderosos...-
-Una mentira siempre es la ruina de todo.- Sentenció una mujer de la fila, la parecer todos estaban pendientes de las palabras de Serena.
-No, no le mintió, ella le ocultó algo más importante. La verdad sobre ella misma, y eso va a hacer que la última esperanza que tenía él en ella, se desmorone. En líneas generales, todas van a terminar odiándola más a ELLA, y al final ellos se van a separar... Para saber qué es lo que les depara el destino, "Confiáis demasiado en el destino My Lord. Espero que no os vayáis a arrepentir."- Serena sonrió. -Para mí va a terminar así.-
A las cuatro de la mañana el teléfono sonó, Serena maldijo en silencio. Sólo había dormido dos horas, la galería tenía una nueva exposición esa misma noche. Iba a ser un zombi para cuando tuviera que atender a sus clientes.
Y en vez de preparar todo, ella había perdido casi toda la tarde anterior comprando el maldito libro de Fanteras, Gaby no había sido de mucha ayuda después. Con el libro en la mano, había estado sentada todo lo que restaba de la noche. Llegó al teléfono y le contestó.
-¿Cómo lo supiste? Es imposible, hasta la misma frase que vos usó. Esa es mucha casualidad, de donde lo sacaste.- Gaby estaba eufórica, los pedidos de Nick para que se calmara, se escuchaban del otro lado de la línea.
-Es fácil saber cómo se va a desarrollar la historia cuando conocés al autor.- Respondió entre bostezos.
-Yo te hice leer el libro por primera vez, ¡o sea que yo lo conozco mejor al autor que vos!- Gritó por el teléfono.
-Gaby, voy a decirte esto y después voy desconectar el teléfono, el celular y el portero. Así que no me busques porque quiero dormir. ¿Estamos de acuerdo?- Esperó hasta escuchar el SÍ seco de su amiga. -¡Ah! Antes que me olvide tenés que estar a las ocho de la mañana en la galería, hoy tenés que abrir vos...-
-No des más vueltas Serena.- La cortó Gaby.
-El autor del libro, Darien Chiba... Era mi novio.- Sin esperar más cortó el teléfono. El día de mañana iba a ser muuuy largo. Al menos tenía el consuelo de que, en pocos días, sería primero de agosto. Día en que empezaban sus merecidas vacaciones.
ღ´¨·.ღS&Eღ.·´¨' ღ
Julio 2008. Aeropuerto Internacional de Narita, Prefectura de Chiba, Japón.
-Ya estamos acá Darien, quedate tranquilo.- La voz de Speir trató de tranquilizarlo, pero cómo era eso posible, cuando su padre agonizaba en el hospital.
-Gracias amigo, hagamos lo tramites, así puedo dejarlos en mi casa antes de ir a ver a mi viejo.-
Darien, Speir y una muy embarazada Elizabeth, salieron del aeropuerto rumbo a la casa de la Familia Chiba. Los pocos comentarios que surgieron en el camino fueron preguntas de Elizabeth acerca de los lugares por donde pasaban.
Darien llegó rápidamente a su casa, acomodó a sus amigos y se marchó.
-Esperemos que llegue a tiempo.- Speir abrazó a su esposa acariciando su abultado vientre.
-Estamos con él en esto Bizcochito, sé que para vos fue incómodo el viaje. Pero Darien estuvo conmigo durante la enfermedad de mi padre, ahora que él está en las mismas condiciones no lo puedo dejar.- Elizabeth sonrió.
-Lo que sea con tal de que Darien me deba un favor. Y el único pago que pueda hacerme es darme final de su libro.- Speir besó a su mujer, en todo momento ella veía el vaso medio lleno. Y siempre trataba de sacar una tajada para ella.
Darien llegó raudamente al hospital, una enfermera lo acompañó hasta el cuarto de su padre. Ahí lo vio, el gran hombre al que siempre había temido, ahora no era más que un pequeño hombre enfermo.
Al entrar su padre lo miró, ambos sonrieron enormemente. -Tendría que haberte llamado antes, un viejo no puede hacer el mismo trabajo que cuando tenía treinta.- Su voz sonó cansada pero fuerte. -Darien, quiero que sepas que a pesar de todo, estoy muy orgulloso de vos.-
-Yo... yo siempre supe que creías en mí papá. Cuando comencé a estudiar acá siempre estuviste a mi lado. No te reprocho por haberte enojado cuando dejé el negocio familiar, sabía que a pesar de todo, vos me apoyabas tomara la decisión que tomara. Soy ijo 'e tigre, tenía que sacarte alguna cana verde, no podía ser tan bueno toda la vida.- Dijo riendo mientras se sentaba en la cama de su padre. -Me asustaste mucho papá, fueron los peores días de mi vida, cómo no me dijiste que te estabas sintiendo mal.-
-Darien, nos habíamos visto hacía unos meses, no pensé que mi enfermedad iba a avanzar. Además ¿qué ibas a hacer vos? Hasta lo que yo sé, médico no sos.- Rió jocoso. -Fue sólo un pre infarto...- Su hijo lo interrumpió.
-Papá, fue un triple infarto, dejate de joder. En el momento que te den el alta, dejás la oficina. Asesorá siempre que quieras, pero no vas a estar más metido en quilombos. No puedo estar tranquilo, si sé que en cualquier momento me llama mamá para decirme que estás internado al borde de la muerte. ¡No sabés el cagazo que tenía cuando tomé el avión! Es más, arrastré a una mujer embarazadísima a un viaje en avión de más de 20 horas.-
-Tu madre es una escandalosa. Pero me alegro que estés acá, me hace bien verte.- Dijo a viva lágrima. -Hace mucho que no festejamos tu cumpleaños en casa. Va a ser un acontecimiento inolvidable, ahora cuando venga tu madre, voy a empezar a mandar las invitaciones.-
Darien sonrió, por suerte su padre ya estaba bien. Y si él lo decía, en una semana estarían todos en casa festejando su cumpleaños número 34.
Se quedó con su padre charlando y disfrutando de seguir teniéndolo a su lado. Las peleas habían quedado atrás hacía tanto tiempo. Y tenía que reconocer que había sido gracias a Serena, ella había motivado al padre para que hiciera las paces con el hijo. A la distancia ella seguía cuidando de él.
ღ´¨·.ღS&Eღ.·´¨' ღ
Agosto 2008. Galería de Arte Lovonix. Barrio de Ginza, Tokio. Japón
-La exposición salió perfecta. ¡Vendimos todo! Hasta vendimos lo que no teníamos.- Gritó Gaby emocionada, sus pupilas se habían convertido en signos peso.
-Es verdad, eso quiere decir que voy a poder tomarme las vacaciones que tanto deseo. Ya que tuve que cancelar mi viaje romántico a las termas, por una personita.- Miró con furia a su amiga. -No pudo hacerse cargo de una simple tarea. La verdad, no sé por qué te sigo dando trabajo.-
-Porque me querés demasiado. Además, no es mi culpa que el nuevo expositor haya atraído el cuádruplo de gente que en general asiste a estos lugares.-
Serena suspiró, su amiga tenía razón. Lo que realmente le molestaba era la cancelación de su viaje. Era dos de agosto, ya tendría que estar mimada en el hotel de las termas, relajando su mente y su cuerpo. No en medio del lío comercial que era Ginza. Además, faltaban todavía dos horas para cerrar el local.
-Gabu, voy a comprar papa fritas al restó de la esquina. ¿Querés algo?- Se arrepintió nomás de pronunciar la frase.
Obviamente dijo que sí, ahora en vez de llevar su porción de fritas, tenía que llevar comida para un batallón.
-Estás cansada Elizabeth, segura que no querés parar. Hace como cuatro horas que estamos dando vueltas y recorriendo. Podemos seguir mañana.- Darien y Speir estaban sorprendidísimos del renovado entusiasmo de la joven, hasta hacía unos días su embarazo la tenía a mal traer. Pero en las últimas 72 horas, había recuperado su buena salud.
-Nada de eso. El problema acá es que ustedes son viejos, yo tengo la misma edad numérica que ustedes y estoy con seis meses de embarazo, y aún así tengo mejor estado físico que los dos juntos. Ahora, ahí hay una galería de arte, y me gustaría llevarme algún cuadro para decorar nuestra casa. Después de eso, podemos regresar a la casa de los padres de Darien. ¿Les aparece bien?- Dijo con la gracia de una reina y ambos aceptaron.
Era un lugar muy agradable, pensó Darien, y no era sólo por los cuadros. La ambientación, los colores de las paredes, la música. Todo era tal cual debía ser.
Speir se acercó a él aprovechando que su esposa no los escuchaba. -¿Y? Te sentís cómodo en la casa de invitados. Todavía no puedo entender por qué nos dejaste tu habitación a nosotros. Es una locura, tendrías que estar cómodo vos, rodeado de tus cosas. Y en la casa principal, no nosotros, que sólo somos invitados.-
-Creo que esto ya lo discutí con tu esposa. Yo les dejé mi cuarto, porque es el más grande y agradable que hay en la casa. Otra cosa a favor es que, la Sra. Nemo está en la casa, y si algo le pasa a Elizabeth ella la va a poder atender mejor que nosotros. Ella fue enfermera muchos años y eso me hace quedarme tranquilo. No quiero que ella y la panza vayan por ahí tomando frió a la noche cuando le agarre un antojo o algo así. Y por último, no quiero dormir en el mismo lugar donde dormí por última vez con Serena. No quiero escribir un drama, y mucho menos hacer la gran Kurt Cobain.- Los dos amigos se miraron serios por un momento y comenzaron a reír.
-Bueno, puedo creerte partes de lo que dijiste, pero no creo que el suicidio sea una de tus opciones.-
-¡NI LO SUEÑES DARIEN CHIBA, ANTES DE HACER ALGO ASÍ TE MATO YO! ¡NECESITO SABER EL FINAL DE FANTERAS! SI ES NECESARIO VOY A VIGILARTE NOCHE Y DÍA AMIGO, VOY A CONVERTIRME EN TU PEOR PESADILLA.-
Elizabeth gritó hasta que la encargada de la galería se acercó. Pero en vez de echarlos o pedir que se comportaran, en cambio la joven empezó a los gritos. Y los gritos de la vendedora se sumaron a los de Elizabeth, las dos tomadas de la mano y hablando a los gritos. Obviamente ninguno de los dos hombres presentes entendió de qué pasaba.
De pronto las dos se calmaron y comenzaron las presentaciones, la encargada del local era una muy excéntrica neoyorkina, comprometida con un importante y prestigioso arquitecto. Desde hacía seis años que trabajaba en la galería, primero para el Sr. Lovonix y luego bajo las ordenes de su esposa.
Las dos mujeres hablaban como si se conocieran de toda la vida, intercambiando desde teléfonos, hasta posiciones ideales para hacerlo mientras se estaba embarazada. Ninguna de las dos parecía notar la incomodidad de Darien o Speir mientras intentaban realizar esas poses.
Al rato Gaby les ofreció algo para tomar, un lugar donde acomodarse y todas las maravillas de la atención VIP de la galería. Una vez acomodados todos, la joven colocó el cartel de cerrado y dio por finalizado el día, aunque les confesó que el horario de cierre había sido unos minutos después de que ellos entraran.
Y al fin Gaby comenzó con su interrogatorio a Darien Chiba, justo cuando él había pensado que estaba fuera de peligro, ella no había olvidado su principal interrogante. Fanteras.
La joven, motivada por Elizabeth, trató de averiguar el final de la historia. Uso todo tipo de vueltas y formas para sacar información, hasta trató de convencer a Speir, una vez que supo cual era su relación con Darien. Pero no consiguió nada, hasta que se le prendió una lamparita. Convicciones
-Parece que no me voy a enterar nada nuevo de los libros.- Dijo con fingida tristeza mientras tomaba de la mano a, su ahora nueva mejor amiga Elizabeth. -Al parecer sólo Serena puede leer tu mente, así que esperaré a que ella me diga. Es increíble como dos personas puedan conocerse tanto, a pesar de estar tan distanciadas.- Lo último termino de decirlo en un suspiro.
La sonrisa de Speir se ensanchó, regodeado en su crapulencia y contagiando con su maldad a Elizabeth.
-¡Oh! Así que realmente existe Serena...- Comenzó a hablar para ser interrumpido por Darien.
-¡No pienso meterme en este juego! No te das cuenta que lo único que quiere es sacar información. Además yo ya te había contado mi historia con Serena, ¿por qué dudaste?- Preguntó algo molesto.
-¡NO! Yo no dudé, lo que pasa es que me resultó tan misteriosa e intocable para vos, que pensé que escondías algo más. En todo caso, no está mal que yo quiera verte feliz, y si esa mujer te hace feliz, ¿por qué no buscarla?- Planteó con firmeza Speir.
Darien se tensó. Cómo exteriorizar gran parte de sus miedos, dejando ver que no sólo ella le seguía afectando. Si no que además él había sido el gran culpable de lastimarla, de dejarla por perseguir sus sueños. Dejándola a ella vacía de ilusiones, cambiando el deseo de estar siempre juntos, por un solo destino egoísta. Serena había dejado que él destruyera el futuro que soñaban, para aferrarse a un futuro incierto y lleno de la pena del desamor.
Cuatro años más tarde, después de hacer las paces con su padre, él le confesó que había sido Serena quien interviniera entre padre e hijo. La mediadora en una pelea de la cual no era protagonista, pero de gran importancia para dos hombres a los que quería tanto.
Esa misma tarde su padre le contó que ella finalmente había contraído nupcias. Esa noche Darien no pudo dormir.
Al cerrar los ojos podía sentirla a su lado, sus labios le ardían por la falta de los besos de Serena. Esa noche gritó, lloró, odió. Y por sobre todas las cosas, se odió a si mismo porque al fin comprendió, que él había sido el verdugo de su amor.
La mañana llegó viendo a un hombre herido, y escondió su dolor de la única forma que podía. Tomó su computadora, y escribió, horas y horas de escritura que tuvieron un solo final. ELLA ocultando una verdad a Lord Fanteras, ELLA siendo despreciada por él, ELLA traicionándolo.
Cuando terminó el día, su historia favorita se había convertido en una tragedia de amor. Y no sabía ya si alguna vez tendría fuerza para terminarla.
No fue hasta el unas semanas después, que con Speir decidieron fraccionar todo el escrito, para colocarlo en diferentes libros. Su editor y amigo, todavía tenía la esperanza de que el amor prevalecería, no había poder mayor al verdadero amor. Así que sin discutir o pelear, siguió la idea de Speir rogando que sus palabras fueran verdad, tratando de sanar su corazón y el de Fanteras.
Darien sintió el sonido de la puerta cerrándose, justo alguien ingresó a la galería mientras la encargada del local y su mejor amigo hablaban puras tontería.
-Porque no es necesario que me busque Darien. Yo siempre estoy acá.-
Darien giró para enfrentarla, diez años no preparaban a un hombre para ver a la cara al amor de su vida. Nada lo había preparado para verla como la vio.
Y si te miro a los ojos
no sé a quién voy a encontrar
será que ya no te conozco
y es normal que tenga miedo
ha pasado tanto tiempo.
Diez años de pronto golpearon en su cara, aquella mujer que estaba frente a él no era la misma joven que lo despidiera en el aeropuerto.
Esa mujer increíblemente bella, era la mujer de sus sueños. Todo lo que él siempre había buscado, estaba moldeado en ella. Y para su desgracia comprendió que ella era la única para él, siempre lo había sido, y él la había dejado ir.
Serena le sonrió y apoyó las bolsas que traía en un escritorio. Darien estaba inmóvil en medio del salón, y todos los presentes no dejaban de dirigir sus miradas de Darien a Serena. Tal vez esperando alguna reacción, un reencuentro de película, pero sólo vieron a la joven tomando el teléfono y realizar unas llamadas.
Todos siguieron callados, sólo se escuchaba la voz de Serena, suave, calmada, llena de gracia y carisma. Terminó la conversación sonriendo, miró a su amiga y le dijo.
-Gaby, acabo de convencer a Kenji Ando para que haga una exposición acá en septiembre. ¿No te parece maravilloso?-
Su amiga estalló.
-¡QUÉ CARAJO ME IMPORTA! FRENTE TUYO ESTÁ TU PRIMER AMOR, UN PEDAZO DE BOMBÓN IMPRESIONANTE. ¡Y LO ÚNICO QUE ME DECÍS ES QUE TENEMOS UN NUEVO CLIENTE!-
-Gaby linda, te van a hacer mal tantos nervios. Creo que lo que le pasa a Serena es que está un tanto conmocionada por el reencuentro...- Miró a Serena que negó con la cabeza. -Al parecer tu amiga no tiene ni un gramo de sensibilidad o sentimientos en todo el cuerpo, ¿cómo puede estar tan tranquila?- Dijo Elizabeth en tono bajo, pero audible para todos los presentes.
Serena rió con ganas antes de acercarse a Darien y abrazarlo.
-Mirá que caprichoso fue el destino. Tardó diez años y seis meses en reunirnos.- Lo miró fijamente y rozó la punta de sus narices. -Nos hiciste falta.- Dijo en un susurro, esas palabras eran sólo para él, nadie más tenía que escucharlas. -Me hiciste mucha falta.-
Darien sólo la abrazaba, disfrutando de tenerla nuevamente en sus brazos. Pero fueron tan fuertes sus celos, que lo cegaron. En sus brazos no estaba Serena Tsukino, la joven que soñaba ser la Señora Chiba. No, en sus brazos estaba la Señora Levonix. -No creo que te hiciera tanta falta, te casaste enseguida.- Al instante se odió por ser tan infantil.
Serena se puso rígida en los brazos de su ex novio. Pensó que Darien no mencionaría su casamiento, pero no, aparentemente él lo recordaba como si hubiera sido ayer, como si lo hubiera traicionado. Como si él no hubiese vivido su vida durante esos diez años. Se liberó de su abrazo y se presentó a la pareja que venía con él.
Al poco tiempo se excusó y se fue a su casa, sin siquiera despedirse de Darien.
ღ´¨·.ღS&Eღ.·´¨' ღ
Agosto 2 de 2008. 20 horas Hospital Genera, Bukyö, Tokio.
-Estás con un humor de mierda hijo. Si no hubieran pasado más de diez años ya, diría que el motivo de tu mal humor es Serena.- El Señor Chiba recibió una mirada asesina por parte de su hijo. -¡Oh! Así que viste y se pelearon. Realmente me pregunto como te podés discutir con ella, nosotros no vemos casi todos los días y jamás tuvimos problemas.-
-Papá te pido que no te metas, es un asunto delicado.- Suspiró ofuscado mientras se tiraba del cabello. -La verdad es que YO soy un idiota. Serena me vio, me sonrió y cuando me dijo que me había extrañado, yo eché en cara que ella se había casado.-
-Sos más boludo que las palomas hijo.- Dijo riendo mientras palmeaba la cama, en una invitación silenciosa a su hijo.
Darien se sentó a su lado para recibir la regañada de su padre. Pero a pesar de eso, no podía evitar sentirse feliz al ver lo recuperado que estaba su viejo.
-Eso se llaman celos, lo cual no es muy lógico viniendo de vos. Pero a su vez es lógico, porque estamos hablando de Serena. Lo que me lleva a preguntarte, ¿no fuiste vos quién decidió terminar tu relación con ella? No dijiste que no querías arrastrarla a una vida sin garantías. Ese fue tu principal alegato, no saber con qué te ibas a encontrar, o cómo iba a ser tu vida una vez que te dedicaras a escribir.-
-Es una mierda que seas abogado, aunque ya no sos tan bueno. Tu declaración es una cagada.- Rió Darien, su padre tenía razón.
-Sí, tu viejo está viejo nene. Y te recuerdo que fue en medio de tribunales cuando me dio el preinfarto...-
-Triple infarto Papá.- Lo corrigió Darien severamente.
-Uno, tres, principio de... Es todo igual. Lo importante acá es, con quién estás enojado. ¿Con Serena por seguir su vida y casarse, o con vos por no estar con ella?- Su padre cayó unos instantes antes de seguir. -Recuerdo cuando te fuiste. Serena estuvo mucho tiempo muy triste, hasta dejó de ir a visitarnos. ¡Imaginate! Estar sola a los 24 años, no es algo que hagan muchas chicas. Pero ella quiso apartarse, necesitaba estar lejos de tus recuerdos, ella te amó mucho. La prueba más grande está en que ella te dejó ir.- Darien escondió la mirada de su padre. No quería reconocer lo angustiado que estaba.
-Siempre le tuve mucho cariño a Serena.- Prosiguió el hombre mientras palmeaba la manos de su hijo. -Sus padres eran grandes amigos míos y cuando murieron, para mi fue un honor hacerme cargo de su hija.- Sonrió y obligó a Darien a que lo mirara. -Lo que no imaginé fue que mi hijo de 18 años, dejara de tontear con otras chicas y cayera rendido a los pies de mi pupila. Te enamoraste con tanta desesperación de ella, que hasta dejaste tu cuarto en la universidad, para vivir en casa nuevamente. Y Serena ni te prestaba atención, te hizo sufrir...-
-Y un día vos y mamá se fueron a una fiesta, yo la arrinconé y la besé a la fuerza. A partir de esa noche, no volvió a usar su habitación.- La cara de su padre cambió de una dulce sonrisa de recuerdo, a una mueca de odio. -Después de que te acostabas, ella venía a mi habitación. Si papá, creo que al mes ya había pervertido a tu pupila...- Darien miró a su padre que se llevaba una mano a pecho. -¿Estás bien papá?-
-Creo que me diste otro infarto.- Dijo antes pegarle con la vía del suero. -Cómo me contás eso, para mí Serena sigue siendo pura y casta. ¡Es mi hija de la que estás hablando! Jugás con el corazón de un hombre enfermo Darien.- Sentenció fingiendo enfado.
-Sos un tarado papá, me hiciste asustar. Y por eso te voy a decir esto, a tu "hija" le hice de tooooodo. ¡Y sí que lo disfrutó!-
Darien comenzó a inventar historias, todas con contenido erótico, mientras su padre trataba de taparse los oídos para dejar de escucharlo. Siguieron molestándose durante un largo rato, hasta que los interrumpieron.
-Mis dos amores juntos y felices. ¿Puede pedir algo más una mujer?-
-Un nieto Querida, pero nuestro hijo no hace nada para darnos uno.- Contestó rápidamente el mayor de los Chiba.
-Yo lo hago, y mucho papá, pero no voy dejando muestras por ahí. Auch, mamá eso dolió.- Dijo Darien sobándose el brazo.
-Estás hablando con tu madre, no con tus amiguitas del bar. Además ya tenés edad suficiente como para casarte y hacerme abuela.-
-Mamá no voy a tener un hijo sólo porque vos quieras se abuela. Además llámenme anticuado, pero me gustaría que mi hijo fuera concebido por amor, y que nazca dentro del matrimonio.- Darien miró a sus padres, los dos estaban duros. -No se sorprendan tanto, seré un tonto, pero a veces pienso. Además con Serena casada no pierden las esperanzas, con lo que le gustan los chicos... ¿Qué pasa? ¿Por qué tienen esa cara?- Los padres de Darien esquivaban su mirada, hasta que su madre lo miró con sus ojos llenos de lágrimas.
-El marido de Serena murió hace un poco más de un año, y...- Su madre se interrumpió, y a Darien lo recorrió un cosquilleo desagradable.
-Hijo, esto es algo que no tendríamos que contarte. Pero la verdad es que...- Su padre se tocó la frente, un gesto típicamente nervioso en él. -El marido de Serena, bueno, el siempre la engañó, al principio fue muy cuidadoso con el tema y nunca sospechamos de nada. Pero Serena comenzó a sospecharlo, en su segundo aniversario de casados, ella le habló de la posibilidad de tener hijos. Y a partir de esa noche Levonix dejó de... cumplir su rol de marido en el lecho conyugal.- Tomó aire parecía tenso, y eso preocupaba más a Darien.
-Las cosas no fueron fáciles a partir de ahí.- Fue su madre la que habló. -Pero no imaginamos que un año y pico después él iba a perder el control de su vida. Darien, él una noche volvió borracho a la casa y... violó a Serena, el muy hijo de puta la golpeó de una manera.- Su voz se quebró, Darien observó a sus padres pasmado. Los estaban al borde del llanto. -Por un momento pensamos que la perdíamos, pero ella se recuperó de una manera maravillosa. Pero nos pidió que no te dijéramos nada ella no quería preocuparte, además ya el daño estaba echo, pero ella no se iba a dejar caer sólo por eso. Tu padre consiguió una orden de restricción y por suerte no supimos nada de él, hasta que murió.-
-Al parecer, por lo que nos contó su albacea, Levonix estaba muy enfermo, una especie de tumor que afectaba su comportamiento, eso lo hacía irascible. No quisimos saber nada, pero igual nos entregó su testamento. Todo estaba a nombre de Serena, además de una muy larga carta de despedida y disculpas. Al final sabía que iba a morir y quiso arreglar las cosas con ella.- Finalizó su padre.
-¿Por qué nunca me lo contaron? ¿Por qué mierda tuvieron que ocultármelo? ¡No se dan cuenta que ese hijo de puta lastimó a mí mujer! ¡Él casi destruye lo único importante que tengo en mi vida!-
-Darien, vos no estabas acá. Ella siguió su vida y por desgracia el destino quiso que su esposo enfermara, Serena lo perdonó. Eso te demuestra la clase de mujer que es.- Trató de reconfortarlo en vano su madre.
-Yo hoy le eché en cara su casamiento, ella me dijo que yo le hice falta y yo sólo pude insultarla. Necesito pedirle disculpas, necesito tanto abrazarla, sólo en pesar que ella estuvo tan delicada...- Darien estaba desperado.
-No pienses en eso, sólo pensá en pedirle disculpas. Y esta vez, no seas tan tonto, no la dejes ir.- Su madre le sonrió. -Andá a casa, yo voy a inventar algo para que vaya al chalet de invitados, no pierdas esta segunda oportunidad que te da la vida. No creo que pueda haber alguna más.-
Esperando el 5 desde la Cama con Darien!! A todos esta es la primera parte de mi regalito para Darien en su cumpleaños. Espero que les guste! Besos!!
