PROLOGO
El mundo está lleno de cosas hermosa, los capullos de flor por nacer cubiertos por finos diamantes de roció por ejemplo, o tal vez también la tierna inocencia de una jover virginal que entre las estrechas calles de una ciudad corre riendo hinchando de ternura el corazón de los transeúntes, el mundo está lleno de cosas hermosas, hermosas y asquerosas.
—vaya, que colorida vista, demasiado para estar entre los dominios de la señora oscuridad.
Muertos ojos verdes posados sobre la llamada ciudad que nunca duerme, sobre aquella ciudad danzante que protegida con un velo de luz intenta olvidar que fuera de ella existe una dama de garras despiadadas que espera con impaciencia entrar en ella, esa dama que se hace llamar noche.
De seguro hay buenas almas por aquí—su cabello rojo, como teñido en la más fina sangre derramada, volando en los dedos largos y fríos del viento otoñal, entre el dulce y despiadado frescor—fue una buena idea venir.
—no, no lo fue, fue la peor idea que pudiste tener maldito.
Palabras escupidas con odio, con ira bien contenido, sonríe ladinamente intentando contener el asco que sin aviso ni tregua le revuelve el estómago avisándole de la asquerosa identidad de quien se encuentra a sus espaldas, un ángel.
Y no es cualquier ángel, es ese bastardo.
Oh yao ¿Cómo te va? Superaste lo de ese niño—su cola meciéndose de un lado a otro más allá del borde del edificio donde sus pies se encuentran, listos para una huida estratégica, odia con todo su maldito ser hacerlo pero el viaje le ha dejado exhausto y no está de humor para lidiar con un ángel menopaúsico y resentido.
¡Ustedes se lo llevaron! ¡él era inocente! ¡Era un alma pura!—la serena mueca del ángel contorsionándose mientras la contenida ira fluye sin pudor fuera de su cuerpo haciéndole temblar ardiendo en las frías llamas de un odio cocinado por siglos—pero hoy me vengare.
La espada de plata, el arma definitiva de un ángel siendo desenfundada en un rápido movimiento, la señal para irse de ahí.
Una lástima yao, pero no tengo ganas de pelear—y el ser de cabellos de sangre se tira al vacío fuera de esa azotea en un bien calculado salto al tiempo que sus negras alas se extienden majestuosas cuan tan largas son elevándolo rápidamente al oscuro cielo.
Y la persecución empieza, el ángel lanzando brillantes flechas de plata y el hábil demonio esquivándolas con gracia y rapidez.
Las personas inocentes e ingenuas creyendo que el resplandor de plata sobre su cabeza es una inusual y no anunciada lluvia de estrellas miran maravilladas al oscuro firmamento, oh pobres ingenuos.
—Hey sabes, con tus estúpidas flechas y siendo solo tú no podrás hacerme daño, yo soy demasiado para que me derrotes.
—pero yo no estoy solo.
Qu. . .—la oración atorándose en su garganta junto con un gruñido de dolor ante la desconocida flecha que le ha perforado de golpe un costado del estómago, la sangre obscura del color del vino añejo empezando a fluir con rapidez cuando una segunda flecha se impacta en su espalda, justo entre sus alas haciéndole precipitarse con rapidez hacia el suelo, la borrosa vista de dos figuras aladas en sus brillantes ojos mientras el vertiginoso descenso empieza-jo . . .der.
Las leyes del maldito newton ejerciéndose contra su cuerpo frenando toda opción de acenso, sus alas retrayéndose involuntariamente y desapareciendo, sacando de extraña manera la flecha con su desaparición pero convirtiéndole en peso muerto, mas muerto de lo que ya estaba.
El inminente golpe llega, porque como está establecido todo lo que sube, tiene que bajar.
Joder, duele—el sonido de sus palabras en sus oídos le indican que no ha muerto, por el momento es un buen comienzo, intenta moverse de su posición pero no lo logra, es inútil su cuerpo no responde y un sonido amortiguado llega a sus sangrantes oídos, pasos sobre pasto, joder él ha caído en pasto, lo más seguro es que vengan a rematarle.
Quién lo diría, aquel que inicio el gran incendio de Londres muriendo de tan patética manera, cierra los ojos con fuerza esperando el golpe final mientras una irónica risa sale de entre sus demoniacos labios, al menos mantendría su maldito honor, rogar piedad y clemencia era para los asquerosos de clase baja.
Los pasos llevando a su verdugo hasta su lado, pero, ¿Dónde estaba la sensación de la fría plata atravesando y destruyendo sus entrañas?, ¿dónde estaba el fuego fatuo comiéndose su agonizante cuerpo?
Con dificultad abre un poco sus ojos acostumbrando su sobrenatural mirada al oscuro entorno solo para al hacerlo encontrarse dos curioso ojos azules mirándole, azules como los asquerosos cielos de verano.
-¡hey cosa! ¿Estás bien?
No soy una cosa, soy un demonio—su orgullo no dejándose doblegar por el dolor que mitiga y envuelve como serpiente su cuerpo.
-bien, Mr. Demonio ¿está bien?
No—y la fría madre que es la inconciencia le abraza con fervor en un abrazo más fuerte que el acero.
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Hey dudes, ¡aquí kichan! Haha siento el golpe nostálgico de esas palabras, bueno, como verán esto no es un nuevo capítulo -sino un remake- pero si la destrucción de la palabra hiatus en este fanfic, my sweet devil vuelve a las andadas, con una nueva narrativa más acorde a mi escritura actual y un nombre nuevo "Tales of Evil" debido a que note que hay muchos fanfics con el título "sweet devil", no creo que tardemos mucho en llegar a donde estábamos ya que abra una actualización semanal como en los años mozos del fanfic, aparte de que la calidad de escritura y ortografía –espero- será mejor, sin más espero que me disculpen por tanto tiempo en hiatus –y que luego regrese solo con esto- solo que siento que esta historia es importante –fue mi primer fanfic- y quiero que de principio a fin, sea hermoso –like a rei-
Sin más, ¡kichan fuera!
Espero seguir contando con ustedes.
