SHINRAKUGUMI
CAPITULO I
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En Edo durante el shongunato de Tokugawa ShigeShige, la fuerza policial estaba dividida por distritos, pero había una que tenía el poder sobre toda la fuerza militar de país, esta fuerza se llamaba Shinrakugumi. Nadie conocía su modo de operación ni a su comandante, pero sabían de su gran eficacia y que eran la mano derecha del Shogun.
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—Bueno chicos, el tema de la reunión matutina será: "Como ganar más influencia y poder para que nos den más recursos y derroquemos al Shinrakugumi" —habló el comandante de la fuerza policial Shinsengumi.
—Señor Kondo creo que no tenemos que mostrar la desesperación de los directivos para incrementar fondos a los subordinados —dijo el hombre recto de flequillo V.
—Señor Kondo —pidió la palabra tiernamente un joven de cabellos castaños —. La solución a los problemas, sería que muera cierto vicecomandante inútil y el capitán de la primera división tome su lugar —decía mientras intentaba enterrarle su espada al hombre de flequillo V.
—Y si mejor mandamos un espía a la base del Shinrakugumi —sonó una voz al fondo de la habitación, todos los presentes voltearon buscando quien había sido el que se le ocurrió esa descabellada idea —. Lo sé fue mala idea —se desanimó el solo.
—Espera muchacho —habló el hombre al mando —. Tu idea ha sido de las mejores que he escuchado —dijo mientras felicitaba aquel hombre abrazándolo —Yamazaki —gritó haciendo énfasis en la última silaba.
—Mande capitán —llegó enseguida y eso que se encontraba fuera de la sala.
—Tengo un trabajo para ti como el espía del Shinsengumi que eres —hablo sonriente Kondo.
—A la orden capitán —. El joven seguía en posición de firmes con una señal de respeto.
—Quiero que vayas y espíes el Shinrakugumi
— ¿Disculpe capitán? —la orden lo había dejado atónito —. Escuche bien, el Shinrakugumi.
—Sí, quiero conocer los secretos detrás de esa organización que tiene mucho poder, grandes sueldos y es la mano derecha del shogun.
— ¿quiere que me infiltre a la organización policial más poderosa del país?
—Si — afirmo el comandante.
El joven espía solo suspiro y encamino hacia la puerta de las instalaciones del Shinsengumi.
Casualmente las oficinas centrales de ese organismo policial se encontraban en el centro de la ciudad cerca de la base del Shinsengumi. Yamazaki Sagaru, se encontraba espiando la entrada y salida de las instalaciones mientras que él estaba en un café cosplay que estaba en frente del gran edificio de muchos pisos que tenían como base el Shinrakugumi.
Durante su vigilancia observaba que solo entraban y salían mujeres, eso le pareció muy extraño. Durante su estadía en el café, vio que unas chicas que provenían del edificio entraron al establecimiento donde él se encontraba.
—Amiga me rechazaron para entrar al Shinrakugumi —escucho que una de las chicas se quejaba con su amiga, esta era de complexión baja y una gran delantera.
— ¿Y eso? ¿Cómo te fue en la práctica con la espada?
—Muy mal, pensé que con solo tener buena habilidad con los kunais y la pistola tendría un lugar asegurado, pero creo que me equivoque. Además creo que mi evaluadora tenía un complejo con los pechos grandes —se desahogó la chica, esto hizo que el espía se interesara más.
—En mi caso, mi evaluadora era muy buena y amable, me enseñó a equilibrar mi cuerpo con la ayuda de artes marciales, y me aceptaron sin problema —contaba entusiasta la chica —. Con su aprobación pasaba enseguida, ¿Quién sabe por qué será? —dijo mientras ponía una cara de estar pensando —. Pero era muy bajita y poco desarrollada, pero eso sí tenía unos ojos hermosos y su tono de cabello es poco visto por aquí.
—Oye pero si fuiste aceptada ¿qué haces afuera?, se supone que quienes son aceptadas no tienen permiso para salir ya, al menos que sea para una misión —expreso su preocupación.
—Me les escape —dijo la chica sonriendo ante su travesura. Pero ni bien había acabado esa frase cuando dos chicas se pararon detrás de ella.
—Erika Kindo —hablo una de las detrás de la chica.
—Sí, soy yo —dijo temerosa la muchacha. Las mujeres detrás de ella la tomaron y desaparecieron de la nada. Todo eso paso en menos de cinco segundos que las personas de al redor no se dieron cuenta, pero para la desarrollada vista de Yamazaki paso en cámara lenta.
El chico pagó por lo que había consumido y salió corriendo del establecimiento en dirección a las instalaciones, eso podía contar como secuestro. Yamazaki detuvo su corrida y se paró en frente del gran edificio, que decía en una lona muy grande "Se solicita personal", pero abajo y casi con el mismo tamaño de letra decía "Si eres hombre mejor ni lo pienses".
Yamazaki entro a pesar de la advertencia, pero al entrar la sala era toda oscura, pero vio que mediante anuncios luminosos señalaban la puerta de entrada y de salida y otros de "Si eres hombre, largo", "hombres no pueden pasar".
Ingreso a otra puerta pero ahora la habitación era completamente blanca, seguía manteniendo los mismos anuncios, trago en seco e iba rezando a todos los dioses que ese rompimiento de reglas no le costara a vida. Abrió la otra puerta y ahora esta habitación era completamente morada, en esta ya no había anuncios, pero una voz tétrica comenzó a hablar.
—Hombre necio que entra a un lugar sin ser llamado, con su vida deberá pagarlo —fue lo único que Yamazaki logro escuchar, ya que salió corriendo de esa habitación, por extraño que parezca con solo abrir una puerta ya se encontraba afuera del edificio eso le resultó extraño.
Una vez con su respiración tranquila y caminando lejos de ahí, hizo una llamada.
—Buenas tardes comandante —dijo a través de ese aparato telefónico —. Le hablo para comentarle que no puede adentrarme en el Shinrakugumi, pero solicito a usted que forme un escuadrón de espionaje, iré a ver a un conocido en busca de algo que nos pueda ayudar. Un virus que… —No se puedo escuchar bien lo que dijo porque justamente iba pasando un camión que al andar producía mucho ruido. Yamazaki terminó su llamada y emprendió camino.
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En la base del Shinsengumi, en la oficina del comandante se encontraba dos hombres más aparte de él. Estos hombres eran el vicecomandante y el capitán de la primera división. Ambos se encontraban peleando.
—Hijikata deberías ser tú el elegido —decía tiernamente Sougo, mientras ambos hombres estaban agarrados de las manos como si se empujaran entre ellos
—No Sougo, tú, tu cara de niño ayudaría mucho —expreso Hijikata empujando sus manos hacia su interlocutor —. Además si tienes éxito en esta misión te ganes el título de vicecomandante porque traerías un nuevo orden a estas instalaciones.
—Hijikata por eso insisto en que debe ser usted, si cumple satisfactoriamente su misión puede que hasta comandante llegue a ser y si muere en el intento yo podría ser su sustituto.
Ambos hombres seguían peleando mientras que Kondo sonreía y se rascaba la cabeza, esos oficiales rodaban por el suelo mientras se abría la puerta y entraba Yamazaki con algo que traía con sumo cuidado, pero esos dos hombres al estar rodando por el suelo hicieron que al espía se le cayera el bote con un líquido morado viscoso de dudosa procedencia. Este cayó todo encima de Okita Sougo. Los otros tres hombres se hicieron un paso para atrás.
—Yamazaki, espero que esto sea solo un helado o tu nuevo gel para cabello —dijo Sougo mientas se ponía de pie y su uniforme estaba manchado con esa extraña sustancia. Apenas iba a desenfundar su espada para amenazar mejor al espía pero este cayó desmayado.
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El capitán de la primera división del Shinsengumi logró abrir los ojos, y se encontraba acostado en su futón, vio por su ventana y se asomaba un nuevo día, se intentó poner de pie pero le costó trabajo, empezó con sentarse y al hacer esto notó que le faltaba algo entre sus piernas, dio un grito ahogado, como todo hombre que se entera que ha perdido su masculinidad.
Todos los oficiales cerca de la habitación de Sougo corrieron a ver, pues se había escuchado un gran grito de mujer, nadie se animaba a abrir la puerta, pues conocían los gustos sádicos de su capitán.
Hasta que llegaron Hijikata, Kondo y Yamazaki, abrieron la puerta y se encontraron con una mujer de larga cabellera castaña vestida con el uniforme del Shinsengumi, lo extraño era que traía abierto el saco y la camisa dejando ver su escaso pecho. Cuando la mujer se dio cuenta que la estaban espiando, empezó a caminar a la puerta.
—Yamazaki —gritó haciendo énfasis en la última silaba.
— ¿Por qué siento que cuando me llaman así es para algo malo? —articulo con baja voz el mencionado. Los otros oficiales que estaban de mirones abandonaron la habitación en menos de un 0.1 segundo, dejando solo a sus altos directivos y a Yamazaki. —Capitán Okita ¿es usted?
—Yamazaki, creo que haremos una operación sin anestesia —decía la joven mientras desenfundaba su espada y ponía una cara de sádica.
—Sougo cálmate —dijeron los otros dos hombres mientras intentaban detenerla, sosteniéndola por los hombros.
—No se preocupe capitán, hay un antídoto —hablo el informante.
—Dámelo ahora —gritó.
—Sougo cálmate, recuerda que esto era para una misión importante —hablo Hijikata mientras ponía un cigarro entre sus labios.
—Si Sougo, recuerda que es para ingresar al Shinrakugumi —manifiesto el comandante.
—El Shinrakugumi se puede ir a la mierda, no quiero perder mi hombría —expresó la dama presente.
—Sougo, si cumples esta misión satisfactoriamente —dijo Hijikata mientras exhalaba algo de su humo —. Te cederé mi posición como vicecomandante.
—Toshi —dijo Kondo a lo bajo.
—Me parece perfecto —expresó Okita muy sonriente.
—"Malditas hormonas, malditos cambios de humor" —pensaron los tres hombres.
Una vez ya calmados, los hombres sentados en frente de la mujer y esta vestían el uniforme correctamente y se había recogido su cabello en una coleta alta de lado.
—Bueno Sougo, sabes el objetivo y lo importante que es esta misión —hablo Kondo. —Tienes que infiltrarte en el Shinrakugumi, conseguir la información tras el éxito de su carrera policial. Ahora Yamazaki te dará la información que logro recolectar.
—Bueno capitán, durante la noche que durmió le mande a hacer una documentación falsa, ahora su nombre es Okita Souko —empezó a hablar el informante —. Actualmente el Shinrakugumi está solicitando personal, pero por extraño que parezca solo aceptan mujeres, les ponen distintas pruebas para poder ingresar, entre ellas hay un examen médico, hay distintas evaluadoras, hay una que esta traumada con los pechos grandes y reprueba a toda aquella que los tenga muy desarrollados, pero creo que con usted no habrá inconveniente —dijo mientras miraba el escaso pecho de la mujer frente de él.
—Yamazaki podrías dejar de verme con esos ojos o podría hacerte la operación sin anestesia que desde hace tiempo tengo ganas de intentar ser cirujano.
—Como le iba diciendo capitán —el joven alzó la vista lo más que pudo, tanto que pareciera que sus ojos iban a ponerse blancos —. Les hacen pruebas físicas, entre ellas manejo de espada, lanzamiento de kunais y artes marciales.
—Muy fácil —expreso la chica
—Si usted es aceptada, por nada del mundo debe abandonar las instalaciones porque podría ser considerado traición y ser castigado con la muerte. Ya cuando haya recolectado la información suficiente puede fingir su muerte en una misión, aquí le entrego una pastilla que le permite entrar en un estado de muerte falsa —dijo mientras le entregaba una rara pastilla azul.
— ¿Qué pasa con esta transformación? —Preguntó Souko mientras se tocaba sus escasos pechos —parezco una vil puberta mal desarrollada.
—Me imagino que el virus aún no se manifiesta por completo, o tal vez así hubiera sido si hubiera nacido mujer —comento el chico mientras miraba hacia otro lado —. Cuando la misión haya concluido regresa inmediatamente acá, nosotros levantaríamos el acta de que Okita Souko murió, o nos pone en su referencias de que nos entreguen su cadáver a nosotros y ya una vez que esté con nosotros le doy el antídoto.
—Bueno ¿eso es todo? —pregunto Souko mientras se ponía de pie.
—Si.
—Buena suerte Sougo —expreso con alegría su comandante.
—Gracias Kondo, hasta luego —dijo mientras cerraba la puerta de la oficina. Souko se dirigió a su habitación.
Una vez ahí busco una caja en su closet, se notaba que ya tenía tiempo sin ser usada pues la gruesa capa de polvo lo delataba. De ella saco dos kimonos, uno verde y uno rosa, se probó ambos, el que mejor le quedaba era el rosa, la coleta que se había hecho, la cambio de posición hacia atrás, se vio en su espejo y vio la imagen de su difunta hermana.
—Hermana —susurro la chica mientras de sus ojos brotaba unas pequeñas lágrimas.
—Eres idéntica a ella —hablo una voz masculina en la puerta de su habitación.
Souko se limpió sus lágrimas y volvió su cabello a su peinado inicial.
—No quieras consolar tus frustraciones conmigo —dijo la chica cuando lo volteo a ver con una sonrisa maldosa.
—Ni que tuvieras tanta suerte, puberta calenturienta
— ¿Y a ti que te pasa? ¿Qué haces entrando a la habitación de una mujer sin avisar? —dijo mientras amenazaba con la espada al hombre en su puerta.
—Kondo me mando a ser su escolta
—Yo puedo hacerlo solo —dijo Okita.
—Querrás decir sola, recuerda que eres una mujer ahora, comportante como tal.
—Gracias por tal observación, soy tan plana que paso como un hombre —dijo mientras posaba sus manos en su pecho.
—Souko deja de hacer eso —dijo sonrojado mientras miraba a otro lado.
—Bueno vámonos —expreso Souko mientras corría por los pasillos del cuartel y los hombres la volteaban a ver y los hombres que recordaban haberla visto con el uniforme de forma excitante se sonrojan a su pasar.
—Ni se emocionen es Sougo —dijo el hombre rompiéndole sus ilusiones a los chicos, estos ambos se pusieron con los rostros morados.
Después de una pequeña travesía caminado y raras miradas de los peatones insinuando que era una joven pareja, esto se le hacía divertido a la chica mientras que el oficial estaba rojo de vergüenza. Una vez que ambos se encontraban frente a ese gran edificio.
—Bueno Souko aquí te dejo.
—Gracias Toushiro por traerme hasta aquí —dijo una voz atrás de él, que sonó tan conocida y llena de nostalgia, esto hizo que el joven se emocionara y girara —Ja ja ja —reía a carcajadas la chica — ¿Qué opinas de mi imitación? Te emocionaste al pensar en ella, mira ese rostro es idéntico al de enamorado que ponías cuando estabas cerca de ella.
—Souko —menciono su nombre por silabas.
—Mande —respondió melosa.
—Buena suerte y con cuidado —dijo mientras ponía una mano en su hombro, después de eso emprendió su andar.
—Estúpido Hijikata preocupándose de más, me enferma —murmuro la chica mientras veía su partir, después de perderlo de vista giro su cuerpo a la entrada, tomo la manija de la puerta, suspiro y se adentró.
Holo, esta historia si es 100% mía :3
Espero les guste :3 y nos leamos hasta el final :3
Si tienen dudas del titulo, Shinrakugumi viene de juntar los kanjis del nombre de Kagura con el kanji de "gumi"; en español podría ser traducido como el "Equipo de la música de dios" 神楽組
GRACIAS POR LEER
