Disclaimer: KHR pertenece a Amano Akira.
Notas: ¡precaución! contiene yaoi, incesto y shota…
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Susurros Prohibidos
Era su cielo, el más hermoso y luminoso que cualquiera podría ver en el mejor día de verano. Tan puro que brillaba blanco hasta bajo la oscuridad mas densa.
Siempre lo había amado, era luz en sus ojos y paz en su corazón. Anestesia en su dolor y placer para su cuerpo. Era su pequeño y dorado hermano, de ojos ámbar, piel suave como pétalos de amapola y esencia dulce como el opio.
¿Qué narcótico más prohibido que aquel que lleva tu propia sangre, Giotto?
Él era su guardián, caballero de aquel querubín que le regalaba felicidad en sus sonrisas cándidas y aniñadas, imagen de las más hermosas que sus ojos azules vieron. Velaba por su seguridad, por su satisfacción y cuidaba su felicidad con la más filosa voluntad.
Desde que nació era adicto a su hermanito. Amaba a sus padres pera la devoción hacia Tsunayoshi era fanática. Recordar su rostro, asegurar su prosperidad era el alimento de cada día para acrecentar su impero, ese que revivió luego de la masacre así fu familia. Todo destruido, hasta el último escudo Vongola cuando él ni siquiera pisaba la adolescencia con sus once años y Tsuna había dejado de alimentarse de su madre.
Primero huyeron de aquí a allá, y con su talento y carisma la chispa de Vongola que había sobrevivido emprendió vuelo como un cuervo jurando venganza. Vendetta, máximo mandamiento de cualquier Capo.
Con sus manos aun oliendo a sangre acariciaba esos cabellos revueltos como los suyos propios mientras el pequeño de cinco años dormía sobre su regazo. Le besaba la frente y susurrando tan bajo que solo movía los labios, le decía te amo.
Su cuerpo tibio, suave y delicioso, como todo lo prohibido, era el bálsamo divino para cualquier herida que en su pecaminoso camino le provocase.
¿Mientras él estuviera bien, que importaba lo demás?
Lo crio en cautiverio, como la más exquisita criatura en una jaula de oro que solo él tenía llave. Su mundo era solo su hermano que lo protegía y guiaba en el limbo de mentiras que tenia por rejas, los demás eran solo figuras transitorias. Nunca recordaba sus nombres, lo único perdurable era Giotto. Lo único que le satisfacía era Giotto. El único que era igual que él era su hermano. Los demás…¿Qué importaba que eran los demás? No eran como ellos.
Sus dedos se entrelazaban y sus calores se fundían en un solo cuerpo, sus manos vagaban siempre en caricias ígneas por sus piernas, su espalda; y sus labios le marcaban la piel donde quiera que se posaran. Su voz era la más hermosa de todas, siempre arrullándole y despejando sus sueños de cualquier pesadilla y su aroma era lo que más le gustaba, ese ligero olor a metal impregnado en sus manos.
En su mundo solo había dos personas. Giotto y él, los demás eran incontables ajenos, minucias. El único que significaba algo era Giotto. Por eso amaba sus abrazos, sus besos, sus sonrisas suaves y sus ojos azul cielo siempre en calma cuando aparecía con algún regalo brillante y hermoso después de semanas de haberse ido trayendo mas historias hipnóticas de ese mundo que giraba sin él y que Giotto vivía por los dos.
El mundo de Tsuna era simple, y probablemente nunca escaparía. ¿Qué podían darle los demás?
El mundo de Giotto era cruel, pero él podía serlo aun mas, con tal de regresar bajo las alas de su querubín.
Me gusta esta pareja, me encanta el shota y el incesto le da todavía más perversión. ¿Qué le falta?.. ha sí, un mejor titulo, pero se hace lo que se puede ¬¬
