Hola Ustedes!!
Esta es la primera vez que escribo algo sobre Twilight, así que espero no haberlo echo tan mal x3, son solo 15 viñetas y van especialmente dedicadas a mi amiguisima Cori, quien apesar de ser una personita a la que conosco desde hace muy poco se ha convertido en mi grillito de la conciencia y una de mis mejores amigas, Cori tu sabes que te debo un pedazote de mi felicidad xD
Subiré una cada viernes, la gente que me conoce sabe que de no cumplir con esto mi Colacuerno mascota llamado Jimmy Hendrix me comerá de un bocado xD.
Son mitad y mitad Rosalie/Emmett y Alice/Jasper que la verdad son mis parejas favoritas de la saga, siempre supe que Bella y Edward vivirian felices por siempre ¬¬ asi que, que pasa con el resto, del amor vampiro?!! xD
¿Fingimos?
Definitivamente, había días en los que cambiaria sin pensarlo, toda su belleza por una noche de sueño… poder recostarse sobre su cama para dormir… descansar… y despertar acompañada de aquel sentimiento humano de que sería un día "nuevo"… y esa parecía ser la noche perfecta para cerrar el contrato, pues recién había terminado de presenciar unos de los espectáculos más tortuosos de su existencia y eso, ya era demasiado, tenía que aceptar el hecho de que esperaba con esperanzas que ella se retractara en el ultimo minuto y dejara de restregarle en la cara el mismo error dos veces, sin embargo, para Rosalie Cullen los días nunca se terminaban, y la noche era solo el tiempo en que por breves horas, el cielo se oscurecía...
Se quitó los tacones uno por uno y soltó con facilidad el agarre de su cabello dorado. Miró con pesar el edredón de seda blanca tendido perfectamente sobre el colchón y suspiró.
-¿Fue una gran fiesta he Rose?, mi hermano parece muy feliz –murmuró Emmett quitándose el saco – Incluso la parte de los lobos estuvo bien.
El chico soltó una risita ronca y se quitó la corbata.
-Sí… ¿Sabes?, Esmee le prestó su Isla a Edward, seguro lo pasarán muy bien –contestó ella con desgano y bajo la mirada, no le importaba mostrase así frente a él. Débil.
-Hey… -en menos de un segundo el enorme vampiro estuvo hincando a los pies de la cama, acariciando tiernamente las manos de su esposa. Siendo sincero prefería una y mil veces verla enojada a encontrarse con ese rostro triste que lastimaba su propio corazón –Al menos Bella estará lejos unos días… -dijo él torciendo su gesto con ironía. Sabía perfectamente que la aún humana esposa de Edward no era del total agrado de su mujer.
Rosalie suspiró y se levantó de la cama.
-No… no me… no me molesta verla, me… -la rubia cerró los ojos con fuerza, sintiendo como le carcomía el echo de aceptar aquella situación- la envidio –soltó de una vez, completamente convencida de que jamás volvería a decirlo.
-Lo sé… -murmuró un suave aliento sobre su cuello y unos enormes brazos capturaron su cintura –Me preguntaba si alguna vez me lo dirías.
-Si alguien pregunta lo negaré –apuntó Rosalie con algo de acidez, sintiéndose incapaz de hacer una buena broma.
Un incomodo e interminable minuto se hizo presente, algo no estaba bien con ese abrazo.
-Perdóname… -susurró Emmett sobre su piel en un tono serio muy impropio en él.
Rosalie giró lentamente para mirarlo de frente, honestamente curiosa.
-¿Por qué?
-Porque no puedo darte lo que quieres.
Por ningún motivo esperaba esa respuesta. Nunca se sentía particularmente culpable por mostrarse fría o egoísta con nadie… excepto con él… si alguien no lo merecía era él.
-Sé que ella tiene todo lo que quieres y también sé que te sientes así… lamento no poder llenar ese vacio y lamento aún más el echo de que agradezco que sea así… de otro modo jamás te hubiera conocido, así que perdóname… lamento que mi amor no sea suficiente…
Emmett Cullen era enorme, una intempestiva masa de acero descomunalmente fuerte… y era totalmente increíble que justo ahora, más que nunca, esa mirada que le hacia parecer un niño pequeñito resultara más tierna.
Rosalie sonrió conmovida y tomó el rostro de su esposo entre sus manos para obligarle a mirarla, soltando una pequeña risita al notar que sus manos parecían encogerse ante su tamaño.
-¿Sabes que es lo que envidio más que todo? –preguntó divertida por la mirada confundida de su vampiro.
-Ser mortal –respondió este con triste sinceridad.
-No-Rosalie sonrió radiante- desearía… desearía poder comer algo… -La melodiosa risa de la rubia inundo la habitación y Emmett se atrevió a sonreír- Me encantaría una manzana cubierta de caramelo, como cuando era niña… desearía… desearía poder probar una de esas bebidas de arándano que venden en el centro comercial y estoy segura que yo sola podría terminar con un pastel de chocolate.
Emmett rio sinceramente por primera vez y ciño más el abrazo sobre su esposa.
-Desearía… desearía haber llorado de felicidad en nuestra ultima boda –susurró ella hundiendo los dedos en el cabello de su amante – desearía poder resfriarme en invierno y tomar consomé de pollo preparado por Esmee… desearía haberme cansado cuando salí de caza con Carlisle… haber sangrado la semana pasada cuando ayudaba a Alice con las rosas de la boda y haberme ensuciado por descuido cuando revisaba mi Porche con Jasper, pero sobretodo… más que nada… desearía poder dormir… dormir contigo…
Rosalie suspiró recordando aquella sensación humana que cada día se hacia más borrosa y cerró los ojos, tratando de refrescarla lo más posible.
-Podemos hacer eso –sentenció Emmett totalmente decidido y Rosalie abrió los ojos de golpe.
-¿Qué?
-Podemos dormir.
La rubia levantó una ceja incrédula y le miró enojada, dispuesta a romper con el encanto del momento.
-¿Pero qué estas diciendo…?
Emmett la interrumpió con un fugaz beso en los labios y de un ágil movimiento la tomo por la cintura y la subió de pie en la cama, sonrió una vez más y se perdió en el vestidor.
Rosalie escuchó los extraños ruidos de un hombre que obviamente estaba pelando con el guardarropa de una mujer y estaba apunto de bajar de la cama cuando su vampiro entro nuevamente en la alcoba.
-¿Emmett qué estas haciendo?
-Mira –fue toda la respuesta del hombre, y Rosalie se quedó de una pieza... solo había visto esas ropas un par de veces y estaba por demás decir que eran totalmente nuevas.
-Ven –pidió Emmett con ternura, desdoblando la parte superior de una bonita pijama de algodón rosa.
Rosalie sintió un placentero escalofrió al sentir las manos de su esposo deslizar el cierre de su vestido de gala, pero decidió que aún estaba renuente a lo que fuera que estuviera planeando y se contuvo de abalanzarse sobre él.
Con toda la delicadeza de su ser, Emmett envolvió a su esposa en su cómoda pijama y dejo su elegante vestido sobre el respaldo de la silla del tocador, se descalzó de un tirón y se quitó el resto de tu traje para sustituirlo por una pijama masculina tan o mas nueva que la de Rosalie. Apenas terminó de pasar sus brazos por las mangas de su camiseta azul, la ayudó a bajar de la cama y sonrio divertido por su expresión de reproche.
-Vamos a dormir, estoy muy cansado… molido –dijo ignorándola mientras abría las cobijas.
-Emmett… -Rosalie bufó con resignación- No, Emmett, nosotros no podemos…
-Roncaré si es necesario –bromeó él tendiéndole galantemente la mano.
Rosalie no pudo evitar sonreír.
-No tienes que hacer esto, yo tuve… tuve un momento de debilidad… me permito uno cada siglo.
-Solo hoy –Emmett le dedicó su mirada más infantil y sonrió para sus adentros cuando ella respondió a su caricia.
-¿Quieres que me acueste, cierre los ojos y finja que duermo cuando los dos sabemos que estaré despierta todo el tiempo? –preguntó Rosalie rechazando la idea.
-No tienes que cerrar los ojos si no quieres, pero puedes abrazarme y descansar… anda, solo esta noche… ¿Fingimos? –Emmett se metió en la cama y se tumbó boca arriba invitándola a entrar con él.
Era algo que definitivamente nunca habían hecho, esa cama no estaba ahí para dormir, pero había algo irresistible en aquella "escenografía"... tenía puesta una pijama, su esposo estaba acostado quejándose de un terrible cansancio y el espacio junto a su cuerpo parecía hacerle una oferta única para entrar, abrigarse y fingir…
Se rindió encantada ante la proposición y se deslizó entre las sabanas junto a su "osito de peluche", Emmett la abrazó sin agregar nada más y se acomodó junto a ella.
-Buenas noches mi ángel –balbuceó besándola en la frente aparentando que el sueño le vencía.
Rosalie sonrió ante su actuación y lo abrazó también.
-Buenas noches mi amor.
Ambos sabían que el otro permanecía despierto, y aquello resultó un tanto extraño al principio, pero poco a poco sus respiraciones se volvieron acompasadas, y como si de un verdadero sueño se tratase, cada uno quedó inmerso en sus propios pensamientos. Rosalie abrió los ojos un par de veces, sonriendo complacida por la perfecta actuación de su esposo, feliz de haber aceptado esa locura tan solo por tener la oportunidad de verle así… con la expresión relajada, los ojos cerrados, respirando por la boca con los labios ligeramente abiertos, se acurrucó más en su pecho y regresó a su propia actuación, no quería desempeñar un mal papel después de todo. Emmett roncó como un oso en tres ocasiones y ninguno escondió sus carcajadas. Rosalie se dio la vuelta a mitad de la noche y suspiró tranquila al sentir como el enorme vampiro que "dormía" a su lado se movía junto con ella y la abrazaba por la espalda soltando otro falso ronquido.
La noche paso mucho más rápido que lo que hubiera imaginado y recordó nuevamente porque los humanos detestaban tanto la salida del sol por las mañanas.
-Cinco minutos más… ¿Sí? –pidió abrazándolo mientras entrelazaba sus piernas, con el enojo totalmente olvidado.
-Que sean diez... aún tengo sueño–respondió él jalando el edredón sobre sus cabezas para evitar la luz.
Rosalie soltó una risilla.
Tal vez la idea de fingir no había sido tan mala después de todo.
¿Qué tal?
Siempre he pensado que Rosalie es diferente con Emmett, y es que ese chico... vaya! que me conviertan!! xD
Te quiero Cori!!
Nos vemos el próximo viernes!!
Besos Capuchinos!!
