Disclaimer: nada del Potterverso me pertenece

Este fic participa en el minirreto de noviembre para El Torneo de los Tres Magos del foro La Noble y Ancestral Casa de los Black.

Poción: Polvos verrugosos

Generación:


Miró un momento hacia la salida del callejón. Aquel sitio era el único de Hogsmeade en el que no le gustaba estar. Pero había ido allí por un propósito.

—¡Eloise!

Maldijo por lo bajo, pero se volvió.

—Megan. No grites tanto. Nadie debe saber que estoy aquí.

—Es que no deberías estar aquí. ¿De verdad te crees las historias? Es una impostora.

Pero Eloise no quería oírla.

—Me da igual, yo la creo. Tú no tienes problemas, ¿pero qué hay de mí? Madame Pomfrey no me quiere dar nada.

—Porque te dijo que desaparecerían con el tiempo. Olvídalo ya y vayámonos.

Pero la joven no le hizo caso. Se bajó la capucha y entró en la única tienda. Una vez dentro, se quedó totalmente paralizada.

—Entra, querida. —Una mujer con varios chales apareció tras una cortina. Eloise se quitó la capucha de su capa, dejando ver su rostro —. Ya veo… Adelante, tengo lo que necesitas, lo que todos vosotros, alumnos de Hogwarts, necesitáis. Y tú, querida, necesitas esto.

Sacó un saquito de unas de las mangas de su vestido y se lo tendió a Eloise.

—¿Cómo sabe que quiero un remedio para mi acné? —preguntó.

La bruja soltó una carcajada.

—No creo que lleves esa cara por gusto. No eres la primera chica que viene llorando porque sus compañeros se ríen de ella.

—¿Cuánto?

—Diez galeones.

—Es un robo para tan poca cosa —se quejó.

La bruja ocultó el pequeño saco en su mano.

—¿A cambio de quitarte esos horribles granos? Creo que es un precio adecuado —Eloise meditó un momento, pero tendió diez relucientes monedas doradas y cogió el saco. Acto seguido, se marchó —. Mézclalos con agua y aplica el ungüento sobre la piel. El efecto es inmediato.

Por la noche, mientras todos estaban cenando, ella había preferido quedarse en su habitación. Había arrojado los polvos a un cuenco de agua tibia y los había mezclado. En cuanto formaron una mezcla homogénea, comenzó a aplicarse sobre la cara. Sonriente, esperó a que sus granos desapareciesen.

Sin embargo, estaba ocurriendo todo lo contrario. Su piel comenzaba a volverse gruesa y dura, en vez de desaparecer los rastros del acné. A todos los efectos, estaba peor que antes.

Comenzó entonces a respirar con dificultad. Aquella bruja le había engañado. Con un fuerte manotazo tiró todas las cosas que había sobre su tocador, incluida el ungüento. Se miró al espejo, viendo cómo su piel empezaba a cuartearse, y profirió un grito a la vez que descargaba con fuerza un puño contra el cristal, rompiéndose.

Mientras de su mano comenzaba a manar sangre se preguntaba a sí misma a la vez que lloraba amargas lágrimas: ¿por qué tenía que ser así?