Disclaimer: Yo no soy Clarisse. Y aquí viene la parte en que digo que si lo fuera Jace, Alec, Lucian y Valentine serían de mi propiedad, y que Alec&Jace y Lucian&Valentine habrían acabado juntos y felices por los siglos de los siglos. Amén.
No sé ni cómo salió esto, fue abrir el archivo de word y tipear sin parar y jo, me ha encantado. Es que normalmente el lapso entre que me meto a un fandom y escribo sobre él es más largo. En cambio, fue tan genial cuando esto me salió de la nada, de manera tan natural, como si mi cabeza no pudiera esperar a escribir de ellos. Y es que no, si son lo más mono del mundo :3
En fin, ahí va el fic:
Es raro porque una mañana, sin previo aviso, se encuentra a si mismo así, mirando los labios de Jace mientras éste le habla y preguntándose si serán suaves. Cómo se sentiría la fricción contra los suyos
Son detalles, los pequeños, los que lo enloquecen un poco más conforme los días transcurren. Casi quiere estamparlo contra una pared y hacerle cosas en las que nunca debería de haber pensado. No con él, al menos.
Son sus sonrisas y las palmadas en la espalda. La manera en que le molesta que Jace le mire con sorna cuando Kaelie le guiña un ojo. Como diciéndole a Alec: ahí tienes, campeón, ve a follártela en los cuartos de baño.
Es Jace sentándose en una silla frente a él y extendiéndole el brazo herido mientras le mira a los ojos con calma, como esperando. La forma en que confía en que Alec le curará.
Es buscar un momento de contacto, dejar su mano un poco más de tiempo sobre su cuerpo cuando lo sana.
Ser él quien golpee la puerta de su dormitorio por la mañana para despertarle, pasando a la habitación sin permiso (aunque, en el fondo, lo tiene, son de esas cosas implícitas desde hace mucho tiempo) y encontrándoselo tendido sobre la cama con el pelo revuelto y una sonrisa perezosa. Los ojos brillando.
Es pillarle mirándole, y no ser capaz de descifrar sus ojos. Bajar la vista sobre el desayuno y sonreír despacio, diciéndole educadamente a su madre que la comida ha estado deliciosa. Y su mente grita, confusa, Jace, Jace, Jace.
Son los sueños a media noche, con poca ropa de por medio y todo parece tan… brillante allí, que prácticamente la pesadilla es despertar. Porque cuando despierta, respiración errática y mejillas encendidas, Jace no está a su lado, sonriéndole de forma traviesa, antes de dejarle un chupón en el espacio entre hombro y cuello.
Es la erección contra sus pantalones que desaparece cuando se encierra en el cuarto de baño, moviendo la pelvis mientras sus manos suben y bajan, pensando sólo en una cosa. Un alguien de cabello rubio y ojos infinitos.
Es preguntarse, cuando sus manos se rozan sin querer mientras esperan el almuerzo en Taki's, e Isabelle no para de hablar de esta nueva fiesta a la que totalmente tendrían que ir, si sólo serán eso. Si Jace y él, él y Jace, sólo son una fantasía.
La cosa es que, al levantar la vista del menú y encontrar sus ojos observándole de esa manera y verlo sonreírle así, piensa que son un mundo de posibilidades.
El amor es locura.
En el fondo, mientras le pega con el menú para que Jace deje de mirarle, Alec piensa que eso es lo que ambos tienen.
