¡Hola a todos! Es un placer para mí presentarles mi nuevo Fic. Espero que les guste la historia tanto como a mí me gusto cuando apareció en mi cabecita.

Los personajes y todo lo relacionado con Los Juegos del Hambre pertenecen a Suzanne Collins


POV Peeta

Veo como poco a poco la luz del amanecer se va colando por mi ventana, el peor día del año ha llegado, el día de La Cosecha, ya cumplí 18 años, así que esta es la última vez que me enfrento a la posibilidad de ir a Los Juegos del Hambre. Este también es el último año de ella. Me encantaría poder quedarme unas horas más en la cama, pero a pesar de que hoy no es un día común, igual hay que hacer pan.

Mi familia es dueña de la panadería del Distrito 12 y con el nuevo subsidio del pan, mi familia ya no da a vasto con la demanda. El subsidio del pan es una de las nuevas políticas sociales instauradas por el gobierno. Consiste en dar cupones para que la gente pueda canjear un pan por cada miembro de sus familias cada día. A mí me parece una excelente idea ya que mucha gente no puede permitirse pan de panadería.

En la cocina me encuentro con mis hermanos, Alex de veinticinco y Daniel de veinte años, me saluda y hablan entre ellos sobre el clima y los pedidos de hoy, todos evitan comentar La Cosecha y lo que puede pasar. Que yo me convierta en tributo.

- Peeta – me llama mi padre desde la puerta de la cocina, me hace un gesto con la cabeza para que lo siga. Hoy se ve 10 años más viejo.

Lo sigo por el pasillo hasta su pequeño despacho, él toma asiento en un sillón y revuelve una taza de té humeante. Mi padre es un hombre grande, ancho de hombros, con cicatrices de las quemaduras sufridas en el horno a lo largo de los años.

- ¿Cómo amaneciste? – decide preguntar al fin.

- Bien – respondo también ocultando la amenaza de este día.

- Me alegro – dice mi papá sin dejar de mirar su taza de té – como ahora estas volviendo tan tarde a la casa, pensé que tendrías sueño – se me va el color del rostro, lo sabe y ante mi mutismo él sigue hablando – jamás pensé que tu serias de los hombres que pagan para acostarse con una mujer.

- ¡Yo jamás haría eso! – le grito, pero mis mejillas no me dejan de arder.

- Entonces explícame hijo ¿Por qué todas las noches vas a la calle de las prostitutas con todos tus ahorros en el bolsillo? – estoy perdido, mi papá ha descubierto todo y no me queda más que decir la verdad, aunque sé que él me entenderá ya que es el único que sabe lo que siento por ella.

- Tengo miedo – trato de controlar mi voz porque mi garganta se aprieta.

- ¿a qué hijo mío? – mi padre por fin alza su mirada hacia mí y en sus ojos azules veo dulzura, su mirada regocija mi corazón.

- a que una noche la encuentre a ella – lagrimas traicioneras mojan mis mejillas – sabes que la alambrada esta electrificada y en el colegio cada vez la veo más delgada – mi padre se levanta y cruza su brazo sobre mis hombros.

- Confía en ella Peeta. Ella es fuerte. Muy fuerte – nos quedamos mirando a los ojos, trato de llenarme de su serenidad y confianza. Él tiene razón ella es fuerte y valiente, una sobreviviente. Le sonrió para que crea que ya estoy tranquilo y el palmotea mi espalda un par de veces, vuelve a sentarse y tomar de su té mientras continua – mañana me pondré a buscar ayudantes ya no podemos más de trabajo.

- Es una buena idea papá.

- Bueno hijo no te entretengo más, vuelve a trabajar – me dirijo a la puerta, antes que cruce el umbral él me dice – y que la suerte es te siempre de tu parte Peeta.

Vuelvo sonriente a la cocina, mi padre es un hombre de pocas palabras, pero muy observador y siempre tiene el consejo justo. Lo adoro. Espero que hoy no me tenga que separar de él.

La plaza es uno de los pocos lugares agradables del Distrito 12. Está rodeada de tiendas (entre ellas la panadería) y, en los días de mercado, sobre todo si hace buen tiempo, parece que es fiesta por los banderines de colores. Pero hoy el paisaje es desolador, lleno de banderines del Capitolio, Agentes de las Paz con sus armas dirigidas a los vecinos, cámaras y torres de iluminación por todos lados. Frente al edificio de justicia se ha levantado un escenario para el espectáculo de hoy.

Al medio día todo debe estar listo para la transmisión, así que media hora antes me dirijo a las filas para la identificación. Me toma unos minutos ubicarla, esta tres filas a la derecha mía y lleva a su hermana pequeña de la mano. Una mujer Capitolina en un mesón me picha el dedo para sacarme unas gotas de sangre, luego coloca una muestra en el lector y así confirman que yo soy yo. Luego me dirijo al lado de los hombres de dieciocho años. Al otro lado de la plaza se encuentra ella.

Con un poco de retraso empieza La Cosecha, la famosa Effie Trinket, una mujer optimista hasta la demencia que saca los nombres de los tributos, saluda con su habitual "Felices Juegos del Hambre y que la suerte este siempre de vuestra parte". El único vencedor del distrito y mentor de los desgraciados tributos es Haymitch Abernathy esta borracho como una cuba. Se muestra un video y se lee el Tratado de la Traición que nos recuerda Los Días Oscuros y porque debemos padecer de este castigo. No pongo mucha atención, total he escuchado lo mismo siete años consecutivos, solo la veo a ella. Lleva su pelo negro suelto, me encanta cuando lo usa así, las ondas que se forman por el uso de la tranza la hacen ver adorable. A través del escote de la blusa puedo ver lo marcada que tiene las clavículas. Me recuerdo que no es muy apropiado que le vea el escote.

Ha llegado el momento del sorteo. Effie Trinket dice lo de siempre, "¡las damas primero!", y se acerca a la urna de cristal con los nombres de las chicas. Mete la mano hasta el fondo y saca un trozo de papel. La multitud contiene el aliento, se podría oír un alfiler caer, y yo empiezo a sentir náuseas y a desear desesperadamente que no sea ella, que no sea ella, que no sea ella. Effie Trinket vuelve al podio, alisa el trozo de papel y lee el nombre con voz clara. "Elena Darcy"

Libero todo el aire de mis pulmones, veo a una chica flacucha de 14 años subir al escenario, llora en silencio y sé que cada persona en esta plaza siento su dolor. Pero mi lado egoísta está feliz de que ella por fin se liberó de todo esto. Effie Trinket mete su mano en la tómbola de los hombres y un nuevo momento de terror inunda toda la plaza, ella saca un papel lo abre frente al micrófono y lee. "John Freeman" el tributo camina hacia el escenario, un joven de 17 años, alto y fornido. Un hombre ya formado por la dura vida de la Veta.

Los tributos son llevados al interior del edificio de Justicia y la ceremonia termina, tomo varias bocanadas de aire, es como si hubiera tenido un cuchillo en la garganta y me perdonaran la vida. Varios compañeros y amigos de la escuela se me acercan y saludan, todo acompañado por un "¡felicitaciones!" o un "¡Sobrevivimos!". Rápidamente la plaza va quedando vacía y en lo que a mí me pareció un largo momento aunque sé que fue tan solo unos segundos la vi y ella me vio a mí, luego ella me dedica una sonrisa, grande y amable e inclina la cabeza. Luego se gira y se pierde por una calle, pero sé que en ese momento pensamos lo mismo "¡lo logramos!".

POV Prim

Camino por la pradera hacia el gran álamo que está cerca de la alambrada, a la sombra del árbol veo una manta de lana color café, él está recostado en la manta disfrutando de la sombra, yo llevo en mi canastita unos panes con queso de mi cabra.

- ¡Y QUE LA SUERTE ESTE SIEMPRE DE VUESTRA PARTE! – me grita cuando me ve llegar, con el gracioso acento del Capitolio, sé que lo hace para hacerme reír. Me encanta que me haga reír.

- ¡Rory! – corro la distancia que nos separa y él se levanta para recibirme con los brazos abiertos - ¡Superamos un año más!

- Si Prim ¿Cuántos nos quedan? – vuelvo a reír porque sé que ya sabe la respuesta.

- Tenemos quince así que nos quedan… tres años de Cosecha – Rory me abraza fuerte y yo apoyo mi cabeza en el hueco de su hombro, me abraza fuerte, quizás para sentir que estoy aquí y no en un tren camino al Capitolio. Yo también tengo ese miedo.

- Me alegro que Katniss pasara por su última Cosecha.

- Yo estoy feliz.

Nos recostamos en la manta, Rory ha traído té de menta helado, mi favorito y con los panes disfrutamos un pequeño picnic. Luego nos recostamos, coloco mi cabeza sobre su pecho. Aún recuerdo como nos unimos, como nuestros corazones se sincronizaron hace un año.

Siempre fuimos amigos, desde niños. No sabría decir cuando fue que lo comencé a ver como un hombre. Quizás fue cuando lo acompañe a pedir Teselas, yo veía como Katniss se esforzaba para que yo no lo hiciera y por eso pensaba que si pedía Tesela seria como despreciar todos sus esfuerzos. Rory pensaba de otra forma, el creía que no podía quedarse de brazos cruzados, viendo como su hermano trabajaba hasta el agotamiento en la mina. El como el segundo hermano estaba obligado a aportar para la casa. A pesar de que Gale se enfureció como un demonio cuando supo que Rory tomo Teselas yo lo encontré un tremendo acto de valentía.

Quizás fue cuando lloro de impotencia en mis brazos cuando un niño de nuestra calle murió de hambre, con mi madre estuvimos dos días cuidándolo, pero la muerte igual nos lo arrebato. Quizás fue cuando venía a dejarme flores todas las mañanas el invierno que sufrí una terrible fiebre que me tuvo en cama durante semanas. Quizás fue cuando me di cuenta de que Rory me sacaba una cabeza de altura y cuando me abrazaba me rodeaba con sus fuertes brazos y mi cabeza quedaba recostada en su pecho, en ese lugar me sentía calentita, protegida y feliz. Quizás fue cuando me di cuenta de lo ancho que eran sus hombros, de lo oscuro de su cabello, del gris de sus ojos, de la dulzura de su sonrisa.

Y un día simplemente paso, hace un año antes de tener que presentarnos en la plaza para la Cosecha, Rory tomo mi rostro entre sus manos y me beso. Una sensación cálida se formó en mi pecho y mi corazón se acelera ante el recuerdo, giro mi cabeza para poder verlo, tiene los ojos cerrados y disfruta de la brisa que se forma bajo nuestro árbol.

- ¿en qué piensas? – me pregunta haciendo que me sobresalte un poco, aun así no abre los ojos.

- En nuestro primer beso.

- ¿y que recuerdas?

- Que hoy se cumpliría un año - le digo con tono de "es lo más obvio del mundo" pero no, lo que recuerdo son sus labios sobre los míos y de lo mucho que quiero que me bese ahora. Rory abre sus ojos.

- Entonces ¡feliz aniversario! – acorta la distancia que nos separa y como si me hubiera leído la mente me besa.

Me gusta cómo me besa, primero solo siento el calor que emite sus labios, luego siento la presión, primero delicado para después dar paso a la pasión, si pasión. Hace un tiempo nuestro contacto se hace más cercano. Sus manos recorren mi espalda y su tacto por mi espina me da escalofríos, yo me sujeto de sus hombros mientras él gira para quedar sobre mí. Pasa sus dedos entre mis cabellos, ni siquiera me di cuenta cuando soltó mi trenza. Y para terminar nuestro beso nuestras bocas se abren, dando paso a que ahora nuestras lenguas se besen, luchando por la propiedad de la otra, hasta que la necesidad de aire nos obliga a separarnos.

- Me encanta cuando te sonrojas Primrose – Rory pone su mejor cara coqueta y yo me rio mientras noto que mis mejillas se prenden aún más.

- A mí me encantas tu Rory – el ríe conmigo, pero siento que sus manos toquetean mi cintura hasta mis sobresalientes costillas.

- Has perdido peso – y vuelve a poner su cara seria de hombre responsable – Puedo darte mi vale del pan Prim. Lo sabes.

- No Rory, estamos bien de verdad – ya hemos tenido tantas veces esta discusión, que me agota. No estoy dispuesta a que el me ayude, ya que su familia es más numerosa, además él también tiene que comer – no las arreglamos.

Y es verdad, nos las arreglábamos bien, Katniss cazaba, yo vendía queso y leche de mi cabra Lady y mi mamá cuidaba enfermos y hacia remedios. Pero hace un mes la alambrada esta electrificada permanentemente, desde donde estamos escucho el zumbido que indica su funcionamiento. Dentro de unos meses Katniss terminara la escuela, quizás entre a la mina, no sé. Ella aun viene cada mañana a ver si puede volver al bosque.

- Prim prométeme que si las cosas se ponen malas me lo dirás – y mira directo a mis ojos ya que él tiene el talento de saber cuándo estoy mintiendo.

- Te lo prometo – y lo digo de verdad. El vuelve a tomar mi rostro entre sus manos y me besa.

Y así pasa la tarde, disfrutando el uno del otro. Digan lo que digan cumplimos la ley. Aunque nosotros tenemos otra razón para celebrar el día de la Cosecha.


¿Qué les pareció? Espero que este cap introductorio a la vida del Distrito 12 les guste. También por fin Katniss y Peeta no tendrán que enfrentar los Juegos.

Aclarar de que ahora en adelante publicare los días viernes mis dos fic de manera intercalada, hoy les presento esta nueva historia y el próximo viernes publicare un nuevo cap de "Trata de Blancas" y así sucesivamente.

Ya saben cualquier cosa, sugerencia, critica y demás me dejan un comentario que a mi tanto me gusta ¡quiero saber su opinión!

Nos leemos pronto

Iris