Hola u si ya sé, tengo como 5 fics sin terminar, ahora al menos se me ocurrió la genial idea de escribir un OS, y oh! sorpresa, salio algo largo ._. pero pensé: bueno esto ya no parece un one shot, así que mejor lo dividiré en capítulos.
Antes de que me empiecen a regañar que no terminaré este tampoco, déjenme decirles este fic ya lo tengo finalizado en mis documentos ^^ solo que como es muy largo, decidí dividirlo en capítulos.
Otra cosa que quiero aclarar, es que estoy consciente que muchos elementos de mis historias se repiten: el que karamatsu tiene que rescatar a ichi o que ichi queda atrapado, "yara yara~" ehh igual trato de variar lo que puedo y como una vez les dije, si escribo mis historias es porque son cosas se me ocurren y me gustan, no estoy obligando a nadie a leerlas.
Las calles de Tokio pueden ser frías, y más entre los callejones detrás de los grandes edificios de casinos. Era por este sector sucio y abandonado donde cualquier persona decente evita pasar. Vagabundos, ladrones, drogadictos, incluso yakuzas solían poblar estas calles, definitivamente alguien con quien nadie se quisiera meter.
Quien diría era ahí donde un pequeño niño se encontraba deambulando sin rumbo.
Con unos pantalones sucios y una chaqueta con gorro peludo más grande de su pequeña talla, el niño se mantenía dando pasitos dejando unas pequeñas huellas en la sucia nieve.
De pronto, totalmente ajeno a la situación del niño, un auto aparca a unas calles en un callejón cerrado. Se oyen algunas voces discutir, hasta que el volumen de la conversación sube, pero el silencio se rompe con el detonar de una bala.
Nada.
Así como abrupto fue el ruido... más inesperado el silencio.
Uno de los hombres que estaba dentro del auto sale, posando sus hermosos zapatos italianos en el sucio pavimento. Vestido con un traje de rayas, un abrigo gris sobre sus hombros y una sedosa bufanda blanca para mitigar un poco el frío tan acérrimo del invierno. Camina unos pasos a fumar un cigarro y aclarar su mente de lo que acaba de pasar.
Jala unas dos bocanadas cuando ve moverse unas cajas de cartón, sin pensarlo saca su pistola, si hay un testigo de lo que paso tendrá que eliminarlo.
Se acerca y quita algunas cajas para descubrir, la sucia carita de un niño abrazando un gato.
De no haber sido por la aprehensión de pensar que había un testigo, Karamatsu Matsuno hubiera dicho esa escena era digna de una de esas pinturas de niños llorando, que solían colgarse en las casas.
El gato se libra del agarre del niño y se va por su rumbo, dejando sin escudo entre el y el hombre al pequeño niño con frío.
El niño se queda ahí abrazando sus piernas y jalando lo más que puede su abrigo para cubrirse del frío y la mirada del extraño. Detrás de Karamatsu se oye una voz y un hombre esbelto con lentes y mirada calculadora sale a ver qué era eso tan interesante que veía su jefe.
- Ya podemos irnos, han limpiado todo. ¿Un niño? - Choromatsu frunce las cejas, un poco con asco viendo al niño sucio de haber caminado por las calles. - Será mejor irnos pronto, no sea su madre venga por él-
- Choromatsu siempre tan frío - Karamatsu se hinca frente al crio inspeccionandolo un poco - ¿Como te llamas?-
El niño solo se abraza así mismo, con su boquita temblando como queriendo decir algo.
- Quizas no tiene nombre, por aquí también hay un barrio del placer, quizas sea hijo de alguna de las prostitutas de ahí.
- Si.. - Asiente con amargura Karamatsu. Es que el hecho de dejar a un niño así como así en esos callejones tan peligrosos... otra persona lo hubiera matado, así sin más. En este mundo no hay lugar para la compasión.
¿O quizás si?
Para la repulsión de Choromatsu, Karamatsu levanta al niño y lo toma en brazos para llevarlo al auto.
- ¿Quée qué estas haciendo? ¡No podemos llevarnos un niño!
- Yo sé que no, pero no lo voy a dejar ahí.
- ¿Y que piensas hacer con él? No es un gatito para que lo adoptes así como así.
Karamatsu mira al niño que le regresa la mirada con los ojos más lilas y brillantes que haya visto en su vida.
-Quizas sea un gatito, de ahora en adelante será mi gatito.
Y Choromatsu ve con impotencia como su jefe se mete al carro, para dejar por sentado que si: adopto un niño de la calle.
10 años después
Ichimatsu suda copioso, le duelen sus pies, su estomago hace ruidos pero estos malditos clientes no se quieren ir.
Ser el dealer de blackjack en uno de los casinos más grandes y concurridos en la ciudad es difícil. El ambiente está cargado de risas, olor a cigarro y alcohol. Y qué decir de las luces y el calor de tanta gente apretujada viendo como un tipo se quiere pasar de listo en el black jack con él.
Pero Ichimatsu esta confiado, lleva prácticamente toda su vida en el casino.
El hombre frente a él, un tipo raro de dientes grandes y traje morado está confiado que sacara 21, tiene un rey, y un As... sobre la mesa ya hay varias filas de fichas y el muy tonto apostó todo a este juego.
Ichimatsu le reparte la última carta para que sea un... 8 de espadas
El cliente se queda helado, todo el dinero se hizo polvo en un santiamén. La gente alrededor se va decepcionada y el pobre hombre se queda llorando ahí por su mala suerte.
-Tch tonto. Quien le ha dicho apueste todo en una jugada?
Alguien desliza su mano en el hombro de Ichimatsu y no puede evitar sentir su piel erizarse. Su padre adoptivo o mejor dicho su jefe, tiene la mala costumbre de sorprenderlo con roces así.
- Ichimatsu has estado mucho tiempo trabajando, quizás debas retirarte a descansar. ¿Ya te tomaste tus supresores?
"Casi lo olvidaba, los malditos supresores". Piensa Ichimatsu. Y vaya que es difícil su vida. Ser un omega, aun viviendo bajo la protección de Karamatsu siempre hay de que cuidarse.
Ichimatsu se gira para decirle algo a su jefe Karamatsu cuando unas conejitas del bar lo agarran cada una del brazo para cuchichearle cosas y llevarlo a otro sitio.
"Claro, el jefe alfa nunca estará solo" se lamenta para sí mismo el de ojos morados. Cansado y sin ganas de ver más gente Ichimatsu se retira a la parte del edificio cerrada al público, era similar a una pequeña mansión. Con columnas, pisos inmaculados y cuartos de lujo para que el personal de Karamatsu pueda descansar y vivir si se daba el caso.
Ichimatsu llega a su habitación, marcada con un 4. Cierra la puerta tras de si, y se lanza a su cama enterrando la cara en la almohada.
Siempre es así, siempre fue así.
Recuerda el día que llegó al casino. Sucio y hambriento, a regañadientes Choromatsu ordenó a las criadas le dieran un baño hasta que sacaran toda la mugre. Después de dos baños donde el agua salio color gris de tanta suciedad, por fin Ichimatsu se veía como el niño pequeño de tez blanca y ojos morados que siempre fue.
Al menos así ya Choromatsu no torcía la boca cuando lo veía. Después mandaron hacer un pequeño traje a su talla y cuando estuvo vestido parecía un pequeño mafioso.
Karamatsu estaba encantado como se veía, lo cargaba en brazos y traía de un lado a otro como si fuera su hijo.
Pero todo siempre terminaba cuando el alfa debía cumplir sus obligaciones como jefe del casino o se tratará de dirigir su negocio entre yakuzas. Y es que definitivamente dirigir un casino tan ostentoso, no se podía hacer de una forma limpia.
Sea como fuera, Ichimatsu sabía que Karamatsu lo amaba como a su hijo. Aunque cuando Ichimatsu se presentó como un omega, definitivamente vio un cambio en él. Ya Karamatsu no lo abrazaba y hacía cariños como antes, incluso Ichimatsu podía decir lo evitaba.
Todas las noches Ichimatsu se recriminaba tener la maldita suerte de ser un omega. No importara lo que le dijera Choromatsu: "los omegas son el eslabón más débil, pero al ser tan pocos y unicos no dudo un hombre o mujer alfa vengan un día y te propongan casarte con ellos. Quién sabe, quizás uno de los amigos de Karamatsu decida casarse contigo."
-¡Qué mierda importaba casarse con otra persona! - Ichimatsu lanzó una de las almohadas a la pared, y comenzó a golpear otra de las almohadas en su cama, mientras las lagrimas corrían por su cara.
"Al unico que yo quiero es a Karamatsu".
No importaba que Ichimatsu buscará los mejores supresores, los tratamientos más costosos que se pudiera pagar con el sueldo que Karamatsu le pagaba como otro empleado. Siempre él lo evitaba.
Incluso por eso Ichimatsu hacia el doble de jornadas en el casino, para ganarse algo del cariño perdido con Karamatsu.
Pero nada era suficiente.
De nuevo Ichimatsu, lloró hasta dormirse.
Al día siguiente unos golpes a la puerta de su cuarto despertaron de su sueño a Ichimatsu, ni siquiera se cambió de ropa, tan solo tenia desabotonada la camisa y la corbata de rombos púrpura colgando de un lado.
Era Choromatsu, con su rígida cara como siempre.
-Karamatsu quiere hablar contigo, dice vayas a su oficina principal a las 12 en punto.
"Mierda, mierda" la noticia le cayó como plomo al estómago de Ichimatsu, por fin su peor miedo se había cumplido. Karamatsu ya no lo quería más en su casino, nadie quería a un omega trabajando como dealer en un casino y seguramente un amigo alfa de Karamatsu lo quería tomar como esposo.
Devastado Ichimatsu cerró la puerta de su cuarto, quería gritar, quería correr, sobre todo quería gritarle a Karamatsu porqué no podía volver a quererlo como antes.
Haciendo mil planes de cómo despedirse de su jefe, Ichimatsu se preparó, y por si las dudas, dejo algunos cambios de ropa y una maleta afuera. Vaya que la paranoia le había pegado.
Camino por el largo pasillo antes de llegar a la oficina, hasta que un temblor. No mejor dicho una explosión sacudió la mansión.
Se oyeron unas explosiones venir del casino e Ichimatsu no se inmuto y comenzo a correr en dirección del alboroto, tan pronto llegó a la parte del casino era un desastre, hombres encapuchados disparaban a diestra y siniestra mientras otros lanzaban explosivos.
Ichimatsu comenzó a mirar frenetico por un arma o algo que defenderse cuando un golpe en la nuca lo manda al suelo. Se queda tirado desorientado por el golpe cuando siente como desde atrás lo toman del cuello de la camisa y con un taser le dan lo que parece una descarga eléctrica. Suficientemente dolorosa y efectiva para noquearlo de una vez.
Lo siguiente que Ichimatsu sabe, es que está amarrado de manos, no puede ver, porque una tela cubre sus ojos. Tan solo puede mover sus pies patéticamente sin resultado puede gritar pues una mordaza de tela impide hable o grite por ayuda.
Si las cosas no pintaban bien, ahora están peor.
Así se quedó por un buen tiempo o lo que pensaba eran horas, hasta que oyó una puerta abrirse y los pasos de unas personas. Con brusquedad lo hicieron pararse y caminar a ciegas hasta un cuarto donde oían más voces.
Liberandole las manos tan solo para separarlas y atarlas dejándolas extendidas, como en forma de cruz, mientras de una zancada lo hacían arrodillarse.
Las cosas estaban aún más jodidas de lo que pensaba.
Por fin los captures de Ichimatsu descubrieron sus ojos, la luz lo encegueció un momento hasta que pudo enfocar estaba en un mugriento cuarto, frente a él estaban Karamatsu y Choromatsu atados con las manos atrás de la espalda y la boca amordazada.
-Bien bien, la función va a empezar - comenzó dando pasos el que parecía ser el líder. - Ustedes se negaron a cerrar su casino de mierda, y como les dijimos habría consecuencias.-
Junto a Ichimatsu uno de los captores se acercó y le levantó el mentón para quitarle la mordaza. Ichimatsu abrió la boca incómodo de tener el objeto extraño todo este tiempo, abrió y cerró las manos por la cuerda que detenía la circulación de sus brazos.
- Verás Karamatsu, sabemos no te importan tanto tus propiedades o el casino, o al menos no ahora el casino que está en ruinas, pero quizás si tus empleados, entre ellos este pequeño omega. -
Ichimatsu dio un sobresalto al oírse nombrado, "esto no está bien, no está bien".
- Así que como cereza al pastel queremos dejar en claro no volverás a ignorar nuestras advertencias.
Desde el otro lado del cuarto un sujeto traía lo que parecía un soplete y algo parecido a un mazo de cocina.
Ichimatsu comenzó a hiperventilarse, estos malditos locos lo iban a quemar vivo con un soplete. Busco la mirada de Karamatsu, por instinto como buscando apoyo, y vio sus ojos azules llenos de preocupación e impotencia de no poder hacer nada.
Para horror de Ichimatsu vio cómo calentaban la masa con el soplete, hasta que la masa de metal se puso al rojo vivo. Ichimatsu comenzó a mover las manos y para su vergüenza dar leves quejidos producto del miedo, no le podía estar pasando, no quería que pasara.
Unas manos lo tomaron del pelo para mantenerlo en su lugar, para que otro sujeto le rompiera la camisa y chaleco con una navaja, a lo que su corbata cayó al piso.
Ichimatsu comenzó con todas sus fuerzas querer mover su cabeza, pero las manos que lo detenían eran fuertes y ya podía sentir el calor de la masa acercándose hasta que.
"Srrsssss"
sintio la masa quemar la piel detrás de su cuello. Quemaba todo por mil millones, Ichimatsu grito y las lágrimas comenzaron a resbalar de sus ojos, torció sus manos en las cuerdas incluso lastimándose por la fricción. El dolor no cesaba. Fueron largos segundos que parecían no detenerse hasta que al fin quitaron la masa.
De haber podido Ichimatsu se hubiera derrumbado si las cuerdas no lo sostuvieran aún. Aún dolía tanto la quemadura, podía sentir la carne detrás de su cuello aun chispear por la quemadura. Y peor aún, el olor de su propia piel quemada.
Si Ichimatsu hubiera podido ver hubiera visto a su jefe Karamatsu también llorar la ver lo que le habían hecho a su protegido.
- Si te preguntas porque hemos hecho, esto es para que tu omega se vuelva inútil, nadie podrá marcarlo, las glándulas de su cuellos han sido dañadas, ya no tendrá ciclos de celo regulares. A algunos que hemos hecho este tratamiento especial incluso han perdido su celo.
Ichimatsu oía a lo lejos, sentía la cabeza zumbarle de tanto dolor. Tan solo estuvo vagamente consciente para registrar como liberaban de sus manos, y como alguien lo cargaba en brazos a otro lugar. ¿Lo seguirán torturando?¿Volverían a quemarlo así en otros lados? Si era así prefería lo mataran y ya no saber nada más...Y cerró sus ojos.
