[Reedición 2015]
Por fin puedo reeditar éste one-shot. Le arreglé un par de desperfectos que me estaban molestando. *paz interna*
Aclaraciones: Pandora Hearts y sus personajes son propiedad de Jun Mochizuki. Ésta historia se realiza sin fines lucrativos. Gracias!
A quien no le gusta perder
—En serio —la voz desganada de un ojiesmeralda sonó—, ¿cómo sucedió esto? —preguntó, mirando un punto indefinido en la habitación.
— ¿El qué? —cuestionó su compañera, a punto de devorar un enorme filete.
—"Eso" —Oz apuntó un pequeño bulto que reposaba en la cama, inmóvil.
Alice volteó indiferente a donde Oz apuntaba su dedo tembloroso. Después dio el primer bocado a su comida.
—"Eso" sucedió cuando el Cabeza de Algas y tu hermana hici-
— ¡E-eso lo sé! —interrumpió sonrojado.
Algunas veces el heredero Vessalius se preguntaba cómo Alice podía decir las cosas tal cual eran. ¿Acaso no sentía vergüenza? ¿Sería una palabra desconocida en su diccionario? Luego soltó un suspiro cansino.
— ¿Sabes? —Alice se acercó al bultito—, para ser algo que hizo ése idiota, es un poco lindo.
—Hmm, sí —asintió acercándose a ambos.
El bultito en cuestión era un bebé, un varón exactamente, de cabellos negros y ojos esmeraldas.
—Aunque debe ser lindo porque salió de tu hermana y no de él.
— ¡A-Alice! —chilló Oz con los ojos orbitándole—, tampoco lo digas así.
— ¿Me contradices?
— ¡No, no! —negó apurado—. Pero es que… tú sabes… —balbuceó con pena.
—Ah, conque es eso —la Chain sonrió con burla—. Al pequeño mocoso no le gusta recordar cómo ése Cabeza de Algas le arrebató a su preciosa hermanita.
—Para, por favor —suspiró con un aura de pesar.
Luego de su salida del Abyss, cuando se había reencontrado con Ada en Lutwidge, de inmediato sospechó que había algo raro entre ella y Gilbert. Sin embargo, jamás se imaginó que eso pasaría.
Flashback
Dos años después de los acontecimientos con la Familia Baskerville.
Dentro de la mansión principal del Ducado Vessalius, Oz y Alice corrían por los pasillos. El primero claramente apurado y la segunda con un rostro de desconcierto.
— ¡Alice, de prisa!
— ¡Un sirviente como tú no debe darle órdenes a su amo! —refunfuñó molesta—, además, ¿por qué estás tan apurado?
— ¿Cómo que por qué? —Oz replicó dirigiéndole una mirada de incredulidad—, ¡Ada viene a casa!
— ¿Qué es eso? —Alice ladeó la cabeza—, ¿se come?
— ¡Te equivocas! —se rió divertido—, ¡Ada, mi hermana!
A unos metros de la entrada principal, unas risitas hicieron que ambos guardaran silencio. Unos signos de interrogación aparecieron cerca de Alice, en lo que Oz permanecía totalmente rígido.
La imagen que presenciaba era… demasiado para él.
Ada estaba en el salón, luciendo un bonito vestido rosado. Todo bien hasta ahí. Lo único que contrastaba con eso, era el tosco sombrero negro que adornaba su cabeza. El mismo sombrero de Gilbert.
—"¡¿Eeeeeh?!".
— ¿Oz? —Alice habló con confusión.
— ¿Oíste eso? —sonó de la vocecita de Ada.
—No he oído nada, Ada-sama —Gilbert le sonrió. Luego miró a donde los otros dos se escondían—. "¡Esos dos!".
—Ya veo —sonrió la rubia tranquilizándose. Por un momento su mirada se clavó en los ojos de Gilbert, haciéndolo sonrojar con sutileza—. Estoy feliz de verte de nuevo, Gil.
—Gr-gracias, Ada-sama —respondió apenado—, y-yo también me alegro de ve-verla otra vez.
La Vessalius simplemente soltó una risita inocente.
—Oye Oz —Alice zangoloteó al aludido—, ¿por qué haces eso? —inquirió mirándolo morder un pañuelo rojo con lunares.
— ¡E-es que-! —lloriqueó.
Repentinamente, como en cámara lenta, dejó caer el retazo de tela para de inmediato volverse de piedra.
—Oh —Alice musitó.
Ada había tomado con delicadeza la mano de Gilbert, para después plantarle con beso en la mejilla; provocando que Raven quedara mudo.
— ¡Tú, mujeriego! —saltó el rubio saliendo de su escondite.
— ¡Oz! —chilló poniéndose blanco—, ¡n-no es lo que parece!
Lo último que Gil vio ése día fue a Oz Vessalius abalanzándose contra él. Después todo se volvió negro.
Fin del Flashback
— ¡Ése tonto se robó la inocencia de mi preciosa hermana!
—Oye Oz… —Alice habló con extraña seriedad. Él mencionado volteó a verla con ojos aún llorosos—, en serio eres patético —añadió pegándole una patada que lo había mandado a volar.
— ¡Alice, eres mala!
—Un sirviente como tú no tiene derecho a decirme eso.
—Pero el pequeño mocoso tiene razón —intervino una cantarina voz.
Ambos ocupantes de la habitación voltearon con brusquedad hacia uno de los closets. La silueta de Xerxes aparecía, como truco de magia, de uno de los cajones.
—Emely, ¿qué te he dicho? —Break volteó hacia su muñeca con una sonrisa divertida—. No está bien decir la verdad.
— ¡Pierrot! —Alice saltó lo más lejos posible de él.
— ¡Break! —sonrió el rubio.
—Buenas, Oz-sama, Alice-kun —saludó agitando la mano. Luego su único ojo se posó en el bultito de la cama—. ¡Ah, conque éste es el pequeño de Gilbert-kun! Es bastante mono para provenir de él.
Unos segundos después, como si una lanza le hubiera perforado la cabeza, una idea cruzó por su mente. Tanto él como Emely sonrieron con perversidad.
— ¿Sucede algo, Break? —preguntó Oz.
—No se fije, Oz-sama —contestó.
Break sacó un pequeño caramelo de su frasco, para luego asestarlo en la boca del rubio. Inmediatamente Oz comenzó a saborearlo como niño pequeño. La primera parte de su ingenioso plan estaba hecha: mantener a Oz distraído con un dulce de fresa. Ahora comenzaba la segunda parte.
—Alice-kun —su sonrisa se dirigió a la morena.
— ¿Qué quieres?
—Supongo que a Alice-kun no le gusta perder en nada, ¿tengo razón?
— ¡Por supuesto! —exclamó con orgullo—. Yo, la grandiosa Alice B-Rabbit no puede perder ante nadie.
— ¿Estás segura de eso? —Emely rió con burla.
— ¿Qué quieres decir, sucio pedazo de trapo?
—Que Gilbert te lleva ventaja con eso —apuntó la muñeca.
—No, no. Eso no es correcto Emely —replicó Break moviendo su dedo índice de un lado a otro—. No está bien que le des a entender a Alice-kun que se empareje con Gilbert-kun en el tema de los bebés aprovechándose de la nobleza Oz-sama.
Inmediatamente miles de ideas comenzaron a surgir en la mente de Alice.
— ¿Eh? —musitó el rubio luego de escuchar su nombre—, ¿yo qué cosa? —preguntó con inocencia.
— ¡Eso es! —la coneja golpeó la palma de su mano con determinación—, ¡Oz, yo también quiero uno de esos! —exigió apuntando al bebé.
El contratista sólo pudo pasarse, por mero accidente también, el caramelo de color brillante completo, para luego toser ruidosamente. Al borde del colapso.
— ¡¿Eeeh?! —chilló al verse jalado por la coneja—, ¡e-espera, Alice!
Sus gritos poco a poco fueron apagándose hasta dejarse de escuchar. Parte dos del plan: meterle una idea imposible a Alice. Finalmente, Break soltó la carcajada.
—Oh, pero qué malos tíos son. Te dejaron solo —rió mientras examinaba al bebé que dormía plácidamente a pesar del escándalo que habían montado—. Vámonos de aquí. Seguro Sharon-ojousama se emociona al verte —sonrió tomándolo.
Por último dejó una pequeña notita de rescate.
Ya después haría una nueva visita para revisar en qué había terminado su plan.
