Han pasado 12 largos años desde la segunda guerra màgica llegó a su fin. La sociedad de magos ha crecido en algunos ámbitos, especialmente en tòpico relacionado a la tolerancia sobre el origen màgico. Se buscaba erradicar el clasismo y la discriminación hacia aquellos magos que no contaban con "sangre pura" en la sangre. Hermione Granger fue una de las más grandes defensoras de las nuevas leyes que castigaban el racismo y segregación por sangre. Cuando más alto apuntaba su carrera simplemente decidió pedir un año sabático, desapareció del ojo público.

—Debo admitir que su curriculum es impecable. — La mujer de cabellos rubios largos comentaba desde su escritorio. —Tan solo con leer sus cartas de recomendaciones de la familia Zabini y Greengrass se gana el puesto.—La mujer que usaba un vestido negro corto entallado con cuello V, se puso de pie para rodear su silla.—Pero debo advertirle que su pupilo es un niño bastante "especial".

La mujer hizo énfasis en el adjetivo. Ella no soportaba a ese mocoso mimado.

—He tratado con muchos niños y sé cómo manejarlos —Contesto la castaña con una impecable sonrisa, su presencia era avasalladora, perfecta para un puesto administrativo de alto nivel, y no para el de una institutriz.—Me agradan los retos, y sé que cuidar del pequeño Malfoy será el más grande de mi carrera.

Hermione Granger había perdido sus encantadores rizos castaños, llevaba el cabello extremadamente corto. Usaba un blazer y pantalón de vestir negro con una camisa blanca lisa de botones. Unos zapatos nine seven de cuero con tacón de tres centímetros que golpeaban delicadamente el piso.

Teresa Palmer era la asistente personal y mano derecha del mago más rico del mundo, Draco Malfoy. Odiaba entrevistar a las institutrices para Scorpius pero su jefe se lo había solicitado como un favor especial, algo que la rubia le era imposible negarse. No tuvo que investigar mucho debido a que Theodore Nott le envió esa increíble mujer como una recomendación especial. Sus credenciales eran impecables.

—El puesto es suyo Jane Rochester. —La mujer estiró la mano para darle la bienvenida a la agradable mujer. —Mañana debe presentarse en esta dirección.

La mujer extendió una tarjeta con la dirección de la nueva mansión Malfoy. La casa se encontraba en el distrito más importante de magos en Estados Unidos. Hermione Granger o mejor dicho Jane Rochester emitió una encantadora sonrisa.

—¿Tendré una entrevista el día de mañana con el señor Malfoy? —La mujer por primera vez demostró nerviosismo e inseguridad en su tono de voz.—Honestamente me gustaría firma el contrato de una vez.

—Draco saldrá esta tarde en un viaje de negocios.—Contestó orgullosa la mujer, a Hermione no le gusto la familiaridad que la mujer mencionaba el nombre de la serpiente. —¿Quiere firmar el contrato sin conocer al niño?

Teresa trato de no demostrar sopresa, si lograba que esa mujer firmará un contrato especial, tendría todo un año libre sin buscar domadores para el monstruo que tenía su jefe como hijo. Regularmente las mujeres solicitaban un mes de prueba y a la semana se daban por vencidas, rompiendo el contrato.

—Claro, me encantaría cerrar el acuerdo desde hoy, siempre y cuando se acepten mis condiciones.—Una malévola sonrisa se dibujó en los labios de la mujer.— ¿Necesita discutirlo con el Sr Malfoy?

El tono usado era retador, manipularia a esa mujer para firmar un contrato para que su ex compañero de Hogwarts no pudiera deshacerse de ella, en menos de un año. Estaba decidida a recuperar aquello que dejó ir 6 años antes.

—Claro que no. —Le contestó agresivamente sacando un pergamino.—He leído sus condiciones, qué debo admitir son extrañas pero nada fuera de lo normal.—La mujer levitó un papel en dirección a la castaña.— Tengo entendido que usará un sello como firma ¿Verdad?

—Sí.—La mujer sacó el sello con el logo de la familia Granger, con ella iniciaba el legado de ese apellido en el mundo mágico. Dejó su huella al final del contrato que ya tenía el sello de la familia Malfoy. —Entonces el día de mañana me presentaré en la mansión Malfoy.

Hermione se puso de pie para devolver el pergamino. Se giró sobre sus talones para caminar hacia la salida, al llegar al pasillo y cerrar la puerta a su espalda un suspiro escapó de sus labios. La segunda etapa de su plan se cerraba, resultó muy sencillo obtener el puesto. La ayuda de Theo y su amiga Ginny fue esencial.

También le debía mucho a su ex cuñado Percy Weasley. ÉL le ayudó a crear la documentación falsa para su nuevo personaje, llamado Jane Rochester. Hermione caminó hacia el hogar donde se hospedaba como invitada.


EL nuevo hogar provisional de la nómada familia Potter se encontraba en un penthouse del edificio ubicado 157 west 57th street, en el corazón de la emblemática Manhattan, desde cual se apreciaba cada rincón de la ciudad y la vista panorámica del Central Park. La mujer subió por el elevador inmersa en sus pensamientos. No sabía que iba pasar cuando Malfoy volviera de su viaje y la viera en su casa.

—Hola Mione.—Saludo animadamente una rubia notablemente embarazada sentada en un sofá a un lado del ventanal, donde al fondo se vislumbra un largo parque .— ¿Como te fue?

—Tengo el empleo.—La chica soltó para dejarse caer a un lado de su amiga, que le ofrecía un plato de fruta.—He firmado el contrato y mañana conozco al querubín . —Luna levantó la ceja.—Al hijo de Malfoy.—Hermione llevó un pedazo de melón a la boca.—Malfoy saldrá en un viaje de negocios como lo predijo Theo.

Luna se recargo en el respaldo del sofá mientras sus manos acariciaban su estómago inflado, tenía cinco meses de embarazo. Llevaba un overol de mezclilla con las patas dobladas hasta los tobillos, una camisa blanca y calcetas del mismo tono. Ella fue una de las promotoras de esa alocada idea, su esposo era el líder del equipo contrario.

—Tienes una semana para conquistar al querubín y un año para re enamorar al padre.—Añadió la rubia elevando sus pies hinchados y moverlos infantilmente.— Mione ¿Crees tener las fuerzas para tratar con un niño, después de lo pasado?

—Han pasado dos años.—Contestó llevando la mano a ese vientre, su futura ahijada se movía ante el tacto.— No puedo seguir viviendo en el pasado, necesito recuperarlo.

Unos gritos desde una de las habitación atrapó la atención de las dos mujeres que llevaron la vista a la fuente del escándalo. Harry Potter apareció envuelto en una nube de humo con un niño de cabellos castaños en los brazos. Quizá nuevamente los dos personajes jugaban con algunas pociones que Luna usaba para sus investigaciones. La rubia saltó del asiento para caminar en dirección a su esposo.

—Sabía que ustedes tocaban mis cosas.—Les reprendió señalando a sus dos dolores de cabeza favoritos.— Les he puesto una trampa ¿Qué querían hacer?

—Solo una poción agigantada, mami.— Contestó sonriente el castaño saltando fuera de los brazos de su padre, sus mejillas estaban manchadas de ceniza.—Fue idea de papá.

El niño formó un puchero y señaló a su padre.

—Es una poción agrandadora, Severus ha sido tu idea.—Ahora el hombre ofendido señalaba a su hijo, llevaba rota la camisa azul marino y un pantalón de vestir caqui. — Lo siento cariño.

Harry se acercó a su esposa para tomarla por la cintura y depositar un beso en su mejilla derecha, logrando mancharla de ceniza. Severus Albus con apenas cuatro años de edad rodó los ojos fastidiado por la actitud melosa de sus padres. A veces lo avergonzaban con su actitud de novios amorosos. Sus pasos se dirigieron hacia su madrina que miraba desde el sofá al fondo de la sala, corrió a sus brazos para abrazarla.

—Te ves rara Nina.—Llevó las manos hacia esos cabellos cortos.—Pero sigues siendo hermosa.

Hermione abrazó a ese niño mientras sus padres se enfrascaban en una interminable guerra de labios. Era increíble que esa apasionada pareja no se reprodujeron como conejos, si lo hacían como unos.

Harry escapó en tren una noche antes de su boda con Ginevra Weasley, después de ver a esta huyendo con su amante un hombre moreno de ascendencia Italiana. El salvador del mundo mágico viajó hasta el Amazonas para pelear contra Rolf Scamander por el amor de su adorada lunatica.

Ahora el matrimonio llevaba 8 años felizmente casados.


Draco Malfoy caminaba fatigado por los pasillos de su enorme mansión en el distrito Manhattan, oculta en el corazón del Central Park. Una colonia poblada por los magos más ricos de northamerica. Juguetes tirados en el piso, paredes pintadas, manchas de comida en el techo, un par de elfos llorando en una esquina porque les obligaron a comer grageas Bertie Bott, los sabores usados fueron vómito y cerilla. El rubio ingreso los dedos por su largo cabello, la cabeza le explotaba, unas semanas atrás su última institutriz, la doceava, renunciaba. Recordó como esa pobre mujer llegó a su oficina con el cabello verde con algunos bichos creciendo.

—¡Scorpius Malfoy!. —La masculina voz del hombre retumbó por cada rincón de esa enorme casa.—Sal de tu escondite.

El silencio junto con los sollozos de unos elfos eran las únicas respuesta a los gritos del hombre. Draco chasqueo la lengua, no sabía qué hacer son su heredero, nadie lograba controlarlo. Cansado de buscar a su hijo caminó en dirección a la salida. Llevaba más de una hora buscando y llamando al rubio, quién quizá por capricho se escondió para no despedirse.

—Volveré en una semana.—Giró hacia el interior de la casa desde el umbral de la puerta.— Espero cuando regresé te comportes de mejor manera.

El hombre cerró la puerta, no sin antes observar de reojo unos tenis rojos sobre salir en una esquina. El pequeño rubio quizá nuevamente ingresó a su estudio personal, donde guardaba algunas reliquias mágicas. El hombre poseía una capa de invisibilidad. Una cabeza rubia apareció como si flotara por el aire, sus facciones dejaban ver una profunda tristeza. El cuerpo completo se formó entonces el niño comenzó a correr hacia su habitación.


Teresa Mary Palmer emitía una extensa sonrisa cuando su jefe bajaba de un auto. La mujer se había retocado el maquillaje y se baño en una ráfaga de perfume. Recibió con un beso al dueño de sus sueños húmedos. El CEO de la corporación Malfoy usaba un elegante traje negro con una camisa del mismo tono. Su cabello rubio sujetado por una peculiar liga plateada que brillaba, una elegante barba lo hacía ver mayor y lentes oscuros protegían sus preciados orbes grises.

—Recibí tu lechuza. —El hombre comentó sin emitir una mueca de agradecimiento. Draco Malfoy nunca sonreía. —Pobre de la mujer, ¿Como dices que se llama?

—Jane Rochester.— Contestó embobada la rubia colgándose del brazo del hombre.— Es una mujer joven y hermosa, tiene el cabello castaño.—Draco detuvo su andar.—Muy corto.

Draco continuó con su andar, su despedida fue seca y fría, como todos sus gestos. Era ampliamente conocido por sus subordinados como un ser humano carente de empatía, amabilidad y emoción. Un tiburón en los negocios, ambicioso y obsesionado con el trabajo. Ya dentro del jet privado el rubio desató su cabello para observar aquella liga plateada.

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Es un regalo por haber roto la tuya.—Una mujer con rizos castaños comentaba con una tímida sonrisa, sus mejillas rojas demostraban su nerviosismo.—Espero te guste, Malfoy.

La chica con labios rojos dio un paso hacia atrás. Hermione Granger usaba unos jeans relax, con una blusa blanca con el slogan "Believe in yourself", tenis blancos. El aire revolvía esos rebeldes mechones. El hombre entonces ingresó sus dedos blancos en esa jungla, trataba inútilmente de mantenerlos en orden.

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Hermione caminaba en círculos por la sala del departamento, miró el reloj que llevaba en su muñeca, pasaba de la media noche. Un par de horas antes escuchó a sus dos amigos entonar una tradicional canción de cuna, claro con algunos arreglos en las letras hechos por la bióloga ya que mencionaba nargles. La vista de la mujer se enfocó en las luces de los edificios al fondo del paisaje.

—Me seguire oponiendo.—Una masculina voz asustó a la chica que se giró hacia su mejor amigo.—Pero te apoyo en la locura que decidas emprender, no quiero volver a verte de aquella manera.

—Hace dos años que no soy la misma.—Una nostálgica sonrisa se dibujó en esos pálidos labios.— Él es mi tabla de salvavidas, quiero intentar una vez más ser feliz.


Notas de la autora:

Este es un nuevo fanfic. Espero que sea corto, tratare de darle drama, romance y algo de comedia. Hay muchos secretos y espero tengan dudas, no olviden dejar reviews para decirme si les gusta la idea.