Granger's memories.

Capítulo 1.

El callejón Diagon estaba sólo y oscuro, quizás serían un promedio entre las 2 o 3 de la madrugada, caminaba sola, con lágrimas en los ojos, el rímel corrido, sus ropas mojadas, un poco despeinada, adolorida de su cuerpo y la varita en la mano. No sabía que le sucedía, no sabía dónde estaba, empezaba a alarmarse por ratos llorando fuertemente logrando despertar a uno que otro que habitaba por allí. Corrió pero el callejón era bastante largo, era inútil correr así que optó por sentarse en la banca que estaba debajo del tejaban de Ollivander's, se abrazó a si misma dejando caer la varita llorando de nuevo hasta que cayó en un profundo sueño.

La luz del día llegó tan pronto ella cerró los ojos, varios comerciantes abrían sus negocios al público muy temprano. Eran las 8:00 en punto, cuando varios de los comerciantes con asombro se acercaban al negocio de Ollivander's y de dicho negocio salió Garrick Ollivander al percatarse de la gente que se acercaba a su negocio, por un momento temió que Mortífagos en cubierta vinieran por él como había sucedido hace un par de años, el pobre anciano no hizo nada más que alejarse de la puerta sin percatarse de la joven Granger que yacía en la banca fuera de su local.

-¿Qué te sucede Garrick?- preguntó un comerciante chonchito (gordito) de estatura bajita. Ollivander sin duda alguna no contestó debido al temor producido.

-¡Es una chica!- anunció otro comerciante alto y flacucho, acercándose a la banca para verle de cerca el rostro.

-¡ES HERMIONE GRANGER- anunció una mujer en tono de horror cuando el flacucho removió unos mechones de la cara de la joven revelando así su identidad. El sonido sonoro del "Oh" de los comerciantes que se acercaron fueron los causantes del despertar de Hermione quien emitió un fuerte y tembloroso grito el cual asustó a varios haciéndolos entrar de nuevo a sus respectivos locales. Y de nuevo comenzó a llorar, no sabía dónde estaba, que pasaba a su alrededor, se sentía un tipo de Blanca Nieves que cuando despierta de su sueño, aterrirozada de ver a gente extraña grita y estos más asustados que ella huyen a esconderse. Ollivander se armó de valor y salió a ver a la chica.

-No salgas Garrick, quizás sea una trampa- alertó un comerciante desde la puerta de su negocio.

-Quizás es la bruja Bellatrix- comentó una mujer en forma horrorosa.

-Quizás sea una especie de espectro o un espía- anunció el primer comerciante chonchito.

-¡Silencio!- vociferó y se acercó a la muchacha. -Pero ¿qué hace usted aquí Señorita Granger?-

Hermione alzó la mirada, una mirada triste con los ojitos cristalinos y mostrando un dolor.

-No sé dónde estoy señor- susurró bajito. Ollivander se extraño del comportamiento de la muchacha y sin preámbulos se contactó de inmediato con el Ministerio de Aurores, no pasó más de 10 minutos en el que un grupo de Aurores llegaron incluyendo Harry, Ron y el Slytherin, Blaise Zabini.

-Señor Potter, señor Potter- se acercó rápidamente Ollivander a Harry, un grupo de comerciantes atendian a Hermione y claro no faltaba el cotillero que quería saber que había sucedido.

-Señor Ollivander- se dirigió Harry. -¿Qué es lo que ocurre?-

-Venga sígame-el anciano dirigió a Harry al local de Florean Fortscue dónde estaba Hermione tomando de un helado,"quizás el helado la hará volver en sí" había Harry escuchado un comentario en torno a su amiga.

-¿Qué?- musitó Harry confundido mirando a Ron que venía tras de ellos.

-La encontramos está mañana, al parecer no recuerda nada o no sabemos qué le sucede- dijo abriendo pasó a los curiosos dejando a la vista de ellos a una Hermione frágil y rota.

-Hermione- anunciaron los dos acercándose de inmediato, Harry se quitó la túnica y se la pasó por los hombros.

-¿Estás bien?, ¿Qué sucedió?- preguntaba Harry sin obtener respuesta alguna.

-Ya Potter, déjala respirar- anunció tras de él Blaise quién se acercó porque como dice el dicho "La curiosidad mató al gato". Harry asintió a Blaise y volvió su vista a Hermione, le frotoba los hombros dandole calidez.

-No lo sé, no sé dónde estoy, no sé qué hago aquí, no se quiénes son- y definitivamente, la curiosidad si mató al gato, ¿qué le pasaba a Hermione? ¿Cómo era capaz de olvidarse de sus propios amigos? ¿O acaso la joven estaba bromeando? Blaise quedó estupefacto al escuchar aquella oración que salía de su boca.

-Tenemos que avisarle a Draco- no dijo nada más, Blaise y Ron se miraban atónitos ¿quién sería el valiente en decirle a Draco?. -¡AHORA!- gritó Harry y ambos desaparecieron. Harry con ayuda de otros autores llevaron a Hermione a San Mungo mientras que otra parte se quedó en el Callejón Diagon para buscar alguna pista de lo que le había pasado a Hermione.

Mientras tanto…

-¿Haz notado que siempre nos toca dar malas noticias?- preguntó Blaise a Ron, ambos caminaban por la mansión en busca de Draco quien seguramente estaría en el despacho.

-Pensé que era el único que me lo preguntaba- contestó.

-¿Quién le dirá a Draco?-

-Por supuesto que yo no- anunció Ron. –Tú lo conoces mejor, es tu amigo-

Ambos chicos estaban parados justamente en la puerta del despacho, deliberando quién sería el valiente y digo el valiente porque Draco era un hombre demasiado paciente pero en cuanto una noticia mala inundaba sus oídos era el mismísimo diablo no importara mucho si la noticia era triste o de molestia, Draco era otra persona como lo vuelvo a repetir el mismo Diablo, un Diablo que solo Hermione podía controlar. Llevaban apenas unos 9 meses de tener una relación formal y todo esto porque el joven rubio temía que está lo rechazará, dejará a un lado su amistad o que simplemente lo tachara de loco. La relación Draco-Hermione iba viento en pompa, la llegada de ella a su vida fue un cambio drástico muy bueno porque gracias a ella estaba aprendiendo amar lo que una vez odio, su vida. Porque con ella tenía las mejores conversaciones, las discusiones sin insultos mayores y los besos de la morena sabían mejor que toda majadería que en años pasados se dedicaban. Por ella estaba tratando de familiarizarse con la vida muggle, por ella dejo que ella le mostrará el Londres Real en un viaje en auto a lo que Draco tachó de su lista de;

Cosas que me divirtieron del Mundo Muggle

Tachando frente a los ojos de Hermione la oración;

Viajar con Granger en un auto— agregándole a un lado:

Mala conductora, conductora kamikaze

Ofendiendo a Hermione y ganando una discusión que a los minutos se apaciguó cuando este le robó un beso y le pidió un disculpa, sin embargo la oración tachada la cumpliría, jamás se subiría con ella a un auto, jamás. Por ella, Draco rompió el compromiso con Astoria enfrentándose a un padre Greengrass furioso, echando fuego con la mirada, por ella enfrentó a su padre quién no estaba de acuerdo con la relación debido a la sangre de la muchacha, –una total aberración Draco– le recordaba todas las noches durante la cena haciendo molestar a Draco y saliendo de su hogar, por ella aprendió que es mejor hacer el amor y la paz que el sexo y el odio, porque Hermione era un alma pura, un diamante divino y para él era toda una diosa, amaba y conocía cada parte de su cuerpo, sabía cuantas pecas tenía en el rostro, algunas en la espalda, unas pocas en el pecho y las que ligeramente le iban saliendo, tenía unos labios tan bonitos, unos ojos tan preciosos e inocentes, el alma de una niña, su cara cabía a la perfección en su mano, adoraba cuando Hermione tomaba su brazo y en su palma ponía su rostro, la hacía ver adorable. Tenía el perfil más perfecto que cualquier otro ser en la Tierra, una nariz respingada y con la punta levantada que siempre se posaba en su cuello para oler el dulce ahora de menta de Draco. Sus manos tan chiquitas, tan suaves las besaba a diario, le encantaba cuando ella lo acariciaba y su olor, era una tipo droga tan fuerte de la cual jamás podría recuperarse. Por Hermione Granger, Draco Malfoy tiró todo por la ventana y por primera vez se abrió al amor y solamente por ella cambio.

-Adelante- se escuchó del otro lado de la puerta. Ron y Blaise se llenaron de miedo y ambos decidieron afrontar a Draco, esté cuando les vio les sonrió de lado, si esa sonrisa Hermione nunca se la cambiaría. -Que gusto verlos ¿a qué se debe su visita?- dijo Draco acercándose a ellos, invitándolos una copa. Ron inmediatamente la acepto y en cuanto Draco de la dio esté la bebió de un sorbo en señal de valor.

-Es sobre Hermione- habló al final Blaise y el mundo se cayó a la espalda de Draco.