DALTONISMO ANARANJADO:
Siete Hermanos y una Biblia
Prologo: Como comienza la historia.
- ¡Hola Papá! – Gritaron los siete hermanos Weasley cuando Arthur entró por la puerta.
- Hola niños.
- ¿Cómo estuvo tu día cariño? – le preguntó amablemente Molly, quien se estaba colocando unos pendientes.
- Bien, bien.
- ¿Encontraste algo interesante que puedas regalarnos? – Pregunto uno de los gemelos.
- Si George, unas partes de un libro muggle de gran difusión.
- Soy Fred.
- Oh lo siento. – Se disculpo el Señor Weasley un tanto anonadado por el hecho de no reconocer a sus hijos.
- En realidad soy George, no entristezcas. – El Señor Weasley lo miro con muy malacara e iba a responderle de no ser por que su esposa lo interrumpió.
- Cariño ve a ponerte tu traje que esta sobre la mesa, ya estamos llegando tarde. Bill, estas a cargo mientras no estemos. – El chico no dijo nada, aunque internamente un ¿Por qué a mí? Se dibujaba en sus pensamientos. – Me alegra que ya no respondas. – le dijo su madre mientras le acomodaba sus largos cabellos.
- Muy bien querida, ya estoy listo. – Dijo el Señor Weasley cuando llego a la cocina, ya vestido. – Vámonos.
- Si querido. Ya conocen las reglas chicos. Bill nada de chicas; Charlie nada de dragones, o bichos extraños, o alojamiento de animales, por nada en el mundo; Percy… Percy… - dijo pensativa y dudosa. – Continúa así – el pecho del chico se lleno de orgullo mientras sus hermanos ponían los ojos en blanco. – Fred y George, nada de incendios, ni hechizos, ni practicas con sus hermanos, ni experimentos, ni guerra de comida, ni de almohadas, ni de otros objetos de la casa, nada de bichos, nada de lo que tienen sus hermanos no hacer, nada de molestar a sus hermanos, nada de no hacerle caso a Bill y hacerlo reventar como siempre, nada de nada ¿entendido? Ron, nada de venganza, ni de intentos de comunicación vía teléfono con Harry, sabes que no funciona. Ginny nada de quidditch dentro de la casa, aunque este punto va para todos.
- Siiii mamaaaaaa – contestaron los chicos cansinamente.
- Entonces nos vamos. – dijo Molly saliendo por la puerta.
- ¡Papa!
- ¿Si, George?
- Nos dejarías ese libro que dijiste. – Los ojos de los gemelos brillaban maquiavélicamente.
- ¿Para que lo quieren? – pregunto Arthur desconfiado.
- ¿Qué clase de maldad podríamos hacer con un libro? – pregunto George incrédulo.
- Esta bien. Pero nada de convertir en realidad las historias.
- Siiii – respondieron una vez más los gemelos rodando sus ojos y sonriendo con aún más malicia. El señor Weasley le dio el libro y los dos demoños salieron corriendo. Unos minutos más tarde Bill los llamó para cenar.
- Tenemos…
- … un juego…
- … muy interesante…
-… estuvimos…
-… leyendo…
- O HABLA UNO O LOS GOLPEARÉ – gritó Ginny fuera de sus casillas.
- Esta bien hermanita temperamental. – dijo Fred – La cosa es así. Estuvimos leyendo el cuento de papá, se llama pecados capitales.
- Estos son siete.
- Soberbia
- Pereza
- Lujuria
- Avaricia
- Gula
- Ira
- Y envidia.
- Cortamos unos papeles con estas "virtudes"
- y los colocamos en una caja hechizada para que a cada uno le salga el pecado, o virtud como preferimos decirles, que les corresponde.
- ¿Quieren jugar? – completó al fin George. Todos sus hermanos asintieron menos Percy.
- ¿Qué te pasa¿Miedo? – le pregunto Charlie.
- Pero por favor, yo no tengo miedo, no se si recuerdas que cuando tenia siete años de edad…
- Saca tu papel y cállate. – le dijo Ginny con la caja en la mano. Percy lo hizo, al igual que el resto.
Al leer los papelitos cada Weasley hizo una mueca distinta. Charly, Bill, y Ron se pusieron rojos. Fred hizo puso una cara dando a entender que le desagradaba por completo ese papel. George se encogió de hombros, por que ya se lo esperaba. Ginny se cruzó de brazos diciendo que era un error. Y Percy simplemente se quedo mirando con superioridad al resto negando lo que decía el papel.
