Este es mi primer fic, o más bien mini-fic. Tenía el principio rondando por la cabeza, me he sentado frente al ordenador y ésto es lo que ha salido. Espero que os guste ;)
La vida está compuesta por puntos, sucesos que transcurren uno tras otro: algunos porque tú así los has querido, y otros que escapan a tu control; algunos son previsibles, otros inesperados; y algunos más transcendentales que otros. Es más, puede que ni siquiera te des cuenta de que algo ha ocurrido. Lo que está claro es que algunos de esos sucesos te cambian la vida para siempre, y en la mayoría de los casos no puedes hacer nada para evitarlos porque ni siquiera sabes que van a ocurrir.
En mi caso, creo que hay dos puntos de inflexión, dos puntos en mi vida que la sacudieron desde los cimientos: uno de ellos para bien, el otro para sumirme en la más absoluta oscuridad.
El primero de ellos fue a los 19 años, cuando al volver a casa nos enteramos con horror de que habían asesinado a una de las personas más importantes de mi universo: mi madre. La chica feliz que había sido hasta entonces desapareció con ella, dejando a una Kate dura, fría y luchadora que entraría en la academia de policía con el único objetivo de destruir a los que le habían hecho eso a su familia.
El día que decidí dejar de investigar el caso de mi madre pensé que sería un segundo punto transcendental, pero con los años he visto que no era así. Y es que ésta es otra cosa curiosa... algo que nos parece el fin del mundo puede perder importancia con el transcurso del tiempo, o al revés, algo que nos parece nimio en un principio llevará al mayor de los cambios.
En aquella ocasión ya desde el primer momento supe que nada volvería a ser como antes, porque mi madre no estaba, y no volvería a estar nunca..., pero cuando llegó el segundo punto, ni siquiera noté que Richard Castle fuera a suponer una diferencia tan grande en mi vida.
Rick sí que me ha hecho cambiar, poco a poco, sin darme cuenta, ha ido rompiendo esa coraza, ese muro interior que yo misma había construido.
Incluso aunque te escondas, los puntos se suceden, siguen ocurriendo. Porque la vida avanza, no te espera.
Y así, poco a poco, volvieron mis ganas de disfrutar de una vida que me ofrecía una segunda oportunidad junto a un hombre maravilloso.
Lo que nos lleva directamente a este momento en que siento que estoy a punto de dibujar un tercer punto significativo.
Estoy tumbada en la cama, perdida en sus ojos, y aunque al principio creo que no seré capaz, destierro ese pensamiento y me dejo llevar, porque sé que no me arrepentiré. Poso mi mano en su mejilla, le doy un beso y con una sonrisa en los labios le doy la llave a mi corazón:
-Te quiero.
