Título: La futura Señora Potter.

Resumen: A James no le gustaba la idea, Lily parecía encantada de tener al fin alguien con quien mantener "charlas de chicas", Harry simplemente se preguntaba cómo rayos sobrellevaba Malfoy tener en casa a la tan mentada Futura señora Potter. Al/Scorp Genderbender.

Advertencias: Genderswap. Que lo haya hecho yo. ¡Va sin beta! Insinuaciones de Drarry .

Disclaimer: Definitivamente no soy JK.

Notas iniciales: Escrito como un regalo para una de mis mejores amigas del fandom –y en general- Silky, tú siempre me pides regalos raros –este no podía ser la excepción- pero va con cariño –lee con cuidado que en mi cabeza aun van dando vueltas los hongos de microbiología.


La futura Señora Potter

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Si había algo a lo que Harry Potter estaba acostumbrado, desde meses antes que cumpliera los once años, eso era a los cambios.

Pues después de todo uno no se entera de que es un hechicero todos los días, o que hay un mago loco que supuestamente estaba muerto que no desea otra cosa más que acabar con uno, tampoco que el supuesto cómplice del asesinato de sus padres es en realidad tu padrino. Sólo para iniciar con un par de cosas, muchas gracias.

Así que Harry podía considerarse a sí mismo como alguien muy versátil y que rápidamente se acostumbraba a los cambios, además con alguien tan terco como Ron como mejor amigo a veces era necesario tener la mente un poco más abierta.

Y además, contaba con la gran ventaja de tener un desarrollado sexto sentido, que le decía cuando uno de estos posibles cambios estaba a la vuelta de la esquina.

Desde que la guerra hubiera terminado agradecía que ese mentado sentido se hubiera mantenido apagado, siete años de vivir bajo alerta era suficiente para toda una vida.

Es decir todo en su vida parecía andar viento en popa, sus amigos y él cumplían sus sueños. Ron y él habían logrado graduarse de la academia de Aurores y el pelirrojo trabajaba en su tiempo libre junto a su hermano en Sortilejios Weasley, ambos se habían casado y formaban familias.

Primero nació James, quien pronto fue seguido por Albus y su prima Rose, finalmente Lily y Hugo. La pintura de su familia parecía al fin aclararse nuevamente, todo estaba bien.

Quizá esa fue la razón por la cual, cuando fueron a la estación a despedir a Albus y a Rose para su primer año en Hogwards y mientras Ginny mantenía una alegre charla con Hermione, Ron y los niños; Harry ignoro esa pequeña señal de alarma que sonó en su mente. Y es que no era muy extraño que esa idea de peligro fuera asociada con la persona que ahora veía frente a él, puede que ahora ambos compartieran una relación tranquila y educada por trabajar para el ministerio, pero ver a Draco Malfoy con su hija –vaya, quien lo diría, una muchacha en lugar de un heredero- siempre había despertado ese viejo instinto escolar largamente dormido en Harry.

Cuando los ojos grises de su anterior llamado némesis dieron con los suyos, Draco sólo le dedico un pequeño asentimiento de cabeza bastante educado y regresó a su tarea de hablar con la pequeña niña rubia que lo miraba completamente atenta y sin hacer alguna expresión reconocible.

Era bastante parecida a Malfoy en sus primeros años, recordó con algo de aprehensión –esa primera impresión en la tienda de Madme Malkin si había calado duro en él- sólo que el cabello más largo atado en una elegante cola de caballo y los rasgos más suaves, parecía una pequeña muñeca de porcelana. Con expresión estoica, sin sonrisa y sin tristeza. Le recordó un poco a la expresión de Narcissa Malfoy el día del juicio de su familia, y vagamente se preguntó si a todos los Malfoy los entrenaban para mantener esa clase de compostura desde siempre.

"Ugh, debe ser horrible"

El sonido del silbato lo distrajo un momento, justo cuando la nueva señora Malfoy le daba a su pequeña un apretado abrazo.

Sólo entonces regreso su mirada a sus propios vástagos, dándole una sonrisa conciliadora a Albus pues el muchacho aún estaba muy asustado acerca de la idea de terminar en slytherin.

Harry solo tuvo que recordarle que no era necesario estar asustado, y tras contarle los beneficios que le daba el sombrero al momento de elegir casa, lo despidió con una sonrisa en los labios.

—Mantente con tu hermano y prima, James—recordó Ginny con ese tono tan parecido que tenía a su madre y Harry solo pudo esperar que al menos estuviera con ellos hasta que encontraran una cabina para instalarse, pues conocía suficientemente bien a su primogénito para saber que tenía tanto de los gemelos Weasley en él, que no podía mantenerse en un solo lugar por mucho tiempo.

Suspiró.

— ¿Estás bien?—preguntó Ginny dándole una larga mirada, mientras aferraba con más fuerza la manita de Lily que aún parecía muy triste por no poder acompañar a sus hermanos en el tren.

—Sí—respondió con tono que intento ser conciliador, al tiempo que su mirada trataba de hallar a los Malfoy de nuevo, pero estos se habían confundido con el resto de gente y ahora parecía una tarea imposible.

Ginny solo sonrió y rodó los ojos, antes de comenzar a alejarse con su hermano y su cuñada. Harry y ella habían terminado hace exactamente un año, pero no habían hecho un escándalo de ello y ahora aunque vivían en lugares separados, se trataban como los buenos amigos que eran.

—Volvamos de una vez, le prometimos a Lily un helado de Florence Fortescue, ¿recuerdas?

Harry simplemente asintió al vacío mientras veía la gran locomotora alejarse a paso rápido dejando una estela de humo detrás.


Aquella noche y después de haber acostado a Lily, Harry se acomodó en su estudio y comenzó a revisar un par de documentos que había traído del ministerio, ser el jefe de Aurores podía ser realmente extenuante, especialmente cuando se trataba del papeleo.

Así que casi agradeció ser interrumpido por el incesante repiqueteo de una lechuza en su ventana. La reconoció rápidamente como Amadeus, la de Albus.

Ginny había salido de viaje esa misma noche, como corresponsal del profeta que era tenía que cubrir un partido importante en Bulgaria, y no regresaría sino hasta dentro de una semana, así que tendría que informarle lo que Albus tenía para contarles cuando volviera, o usando su propia lechuza.

Buscó sobre la chimenea un par de bocadillos para el animalito y se apresuró a abrir la ventana, la lechuza parda entro ágilmente y se posó sobre la silla de su escritorio. Harry se acercó y le dio los bocadillos, por suerte Amadeus nunca mordía.

El ave ululó alegremente y Harry supuso que esperaba una respuesta.

Sus ojos repasaron rápidamente las letras con la infantil caligrafía de su pequeño hijo, le contaba algo emocionado que en el viaje de tren había sido más agradable de lo que había imaginado, James no había cumplido su promesa de mantenerse a su lado pero no importaba mucho pues entre él y Rose se hacían buena compañía, además de un par de niñas que se la habían pasado cuchicheando con Rose de cosas que Al no entendía.

Harry rio, Albus sonaba emocionado.

Después le hablaba sobre la ceremonia de selección, cuando lo llamaron ciertamente el sombrero le había dado a elegir en qué casa podía terminar, pero finalmente se había decido en seguir la sugerencia del sombrero y terminar en Slytherin.

Harry se llevó una sorpresa, casi juraba que su pequeño hijo habría elegido Gryffindor, no es que estuviera decepcionado o algo, sólo sorprendido. Vagamente se preguntó si la pequeña Malfoy también habría terminado en la casa de las serpientes.

Al parecer Al había terminado compartiendo casa con Berlioz Nott, Derek Parkinson y Jhon MgSteven.

Finalmente un par de líneas sobre un par de nimiedades, desde lo deliciosa que era la comida y lo gracioso que era ver todos los cuadros hablando y los fantasmas, incluso Nick casi decapitado había sido amable con él a pesar de no pertenecer a la casa de los Leones; hasta lo frías que eran las mazmorras y las contraseñas tan cliché de la casa de Salazar.

Harry sonrió lánguidamente y terminó sentándose en un pequeño sillón en una de las esquinas del estudio, tratando de pensar en cómo responderle a su pequeño.

Con James había sido más fácil, era un león y sabía exactamente qué clase de cosas decirle sobre la casa de Godric, pero su pequeño Slytherin sería un reto mayor.

No temía que pudiera pasarla mal en su casa, Slytherin seguía siendo visto con malos ojos, pero aun así hacía mucho que había dejado de ser una casa únicamente de sangre puras, y estaba seguro de que Al podrían encontrar buenos amigos allí. Y para los primeros meses, tenía familia allí que lo apoyaría –Bueno, quizá James le jugaría un par de bromas al inicio, pero era su hermano mayor después de todo.

Tomó una pluma y pergamino, al menos un par de trucos y la sala de los menesteres serían buenos consejos.

Sí, todo estaba bien.


Albus tomó un par de pastelillos y se llevó una a la boca mientras masticaba lentamente.

La primera noche en el castillo había sido muy interesante, dormir en un lugar diferente a su casa no había sido tan terrible como había imaginado, quizá solo lo terriblemente frías que eran las mazmorras a comparación a lo que él estaba acostumbrado, pero nada más.

Además, Parkinson y MgSteven habían sido amables con él e incluso le habían dejado escoger la cama que quería en el dormitorio. Con Nott era otra historia, no habían peleado ni nada por el estilo, sólo que el chico era demasiado callado.

Levantó la mirada y la enfocó en la mesa de los Leones, donde Rose lo saludaba con una amplia sonrisa en los labios y James lo miraba algo espantado, de seguro al verlo todo con esa bufanda verde. Albus creía que eso era lo mejor de estar en Slytherin, le encantaba la cara de espanto de su hermano mayor.

—Hey, Albus, ¿no es esa tu lechuza?—le preguntó Derek dándole un leve codazo al tiempo que una gran ave comenzaba a bajar su vuelo en su dirección. No esperaba que su padre fuera tan rápido al contestar.

—Sí—dijo antes de que Amadeus dejara caer un pergamino cerca de él, Albus lo leyó tranquilamente y se tranquilizó al saber lo bien que había tomado su padre la noticia de que había sido el primer Weasley en romper la tradición de la casa rojo-dorada. Sospechaba que Hugo sería el segundo.

Guardó el pergamino en su túnica y se dedicó a tomar lo que quedaba de su zumo de calabaza.

La vida en Hogwarts parecía tan prometedora como su padre y tío le habían prometido.

—Oye Al, no deja de mirarte—había sido el susurro de Jhon, que apenas había sido entendible pues el muchacho le había hablado con la boca llena de huevos revueltos.

Y cuando Albus enfocó su mirada en la dirección que su amigo le señalaba, pudo distinguir una mirada gris que lo observaba como si pudiera atravesarlo tan solo con sus ojos. Tragó en seco.

— ¿Y por qué rayos haría eso?

Ugh— dijo Parkinson, tragando lo que sea que tuviera en la boca—Esa es Malfoy, mi padre me llevó a verla un par de veces cuando era más joven.

"Malfoy"

Trató de recordar vagamente Albus y sus recuerdos viajaron rápidamente a las historias de su tío Ron, no pudo evitar fruncir el ceño. ¿Por qué esa niña lo miraba así? Que mala suerte. Se recordó que tendría que tener cuidado, dudaba que ella lo hechizara o algo así como solía hacerlo el Malfoy de turno en la época de sus padres, pero conociendo a esa familia como Al creía conocerlos, era mejor estar preparado. Al menos estaba seguro de que no llegarían a los golpes nunca, él era por sobre todo un caballero.

Cuando se dio cuenta la rubia había vuelto su atención a su vaso de zumo, que tomaba con una lentitud única y nunca antes vista por Albus.

—Scorpius… ¿quién se llama así de cualquier manera? ¡Es nombre de chico!—la aclamación de Parkinson apenas había llegado a los oídos de Albus, supuso que estaba de más decirle que había visto el nombre Walburga en la pared de Grimmauld place la vez que había rogado a su padre que lo llevara allí y que de seguro los Blacks eran la familia con los peores gustos para nombres de mujeres.

Pero hizo una nota mental. Scorpius. Quizá debería mencionarla en la siguiente carta para su padre.


En su casa en el valle de Godric, Harry Potter tuvo un pequeño espasmo y se preguntó si algo andaba mal con su salud y si sería conveniente una revisión en San Mungo.


Notas Finales: Bien, está dividido entre tres y cuatro partes, ya tiene final pensado. Silky, espero que te guste un poco tu regalito. Mañana es mi examen final y no tengo mucho que decir, salvo. Mísera deja de incitarme al genderbender orz.