Hace tiempo este fic lo habia borrado y ahora lo vuelvo a publicar mientras tanto, se me ocurrio hace mucho tiempo. Gorillaz no me pertenece solo escribo por diversion


El principio de esta historia

Nuestra historia comienza en un pueblo del lejano Oeste, donde la gente vivía con temor a los pillos y malvados cruzaban la puerta, en una cantina donde los vaqueros y viajeros cansados venían por algún trato o mirar a las coristas de cantina, en el rincón del bar, se encontraba un hombre de unos 40 años, de piel que parecía verde, llevaba unos pantalones negros como sus enormes botas, camisa completamente gris que estaba cubierta por su chaqueta negra y llevaba un sombrero vaquero color marrón, bebiendo un gran trago de cerveza sin pensar en nada bueno.

-¿Te sirvo otra Murdoc?- le preguntó el cantinero mientras retiraba el vaso.

-Por favor, ¿Me puedes fiar? Me quitaron todo-

-Si no hay de otra- y le sirve otro tarro de cerveza-¿Perdiendo en las apuestas otra vez?-

-Estaba todo trucado-

Y así se bebe su trago de cerveza.

Mientras tanto, llegando al pueblo, se encontraba un joven de unos 28 años, delgado, de cabello revoloteado azul, con una chaqueta de cuero y camiseta blanca, pantalones vaqueros amarillos y unas botas marrones con un sombrero que ocultaba sus ojos negros que parecían agujeros, al llegar al pueblo se baja de su caballo torpemente y busca algún lugar donde pudiera descansar un poco, finalmente se encontró con la cantina, al entrar, todos los que estaban ahí fijaron su mirada en él y después volvieron a lo que estaban haciendo, para los del pueblo era solo un simple forastero. Se sienta en una mesa tranquilamente tratando de esquivar las miradas acusadoras que le hacían.

En otra parte del pueblo, precisamente en el banco, se encontraba un hombre de unos 35 años, de piel negra y anchura gorda, con unos ojos blancos, se encontraba trabajando depositando las cuentas de algunas personas.

-Date prisa Russel, algunos has esperado bastante- decía su compañero de al lado mientras atendía a una señora gorda.

-Si no fuera por que tengo que concentrarme en contar este dinero-

Pero entonces aparece en el banco un bandido que era el más buscado de todo el oeste, Jimmy O'Margons Jonshson, que con un disparo al aire hizo estremecer a la gente del banco.

-¡Esto es un asalto, arriba las manos!- gritó el forajido a lo que se acerca hacia la caja fuerte- ¡Saquen el dinero ahora!-

Todos asustados levantan las manos excepto Russel que estaba en una pose seria.

-Por favor, llegas en un mal momento para robar el banco-murmuró Russel seriamente.

- Escúchame barrigón, yo sigo mis propias leyes, asi que ve vaciando las cajas y llena la bolsa-

Al mismo tiempo que ocurría eso, en una lavandería, en la trastienda se encontraba una joven japonesa de 17 años, pelivioleta y ojos verde esmeralda (N/A: yo los vi en el video del mañana que son asi, no se si será verdad), vestida con un traje japonés color rosa, terminando de doblar una ropa de unos clientes mientras su maestro y dueño de la lavandería, que era un hombre de mediana edad, servía en una mesa un poco de te verde, su nombre era Mr. Kyuzo.

-Mi joven pupila, has progresado bastante en aprender a planchar y doblar la ropa, por su puesto, en tus clases de karate que te enseñe- murmuró Mr. Kyuzo mientras tomaba un poco de te.

-Arigato sensei-sama- la joven hizo una reverencia ante su maestro.

-Escucha con atención Miho-chan, nadie en este pueblo debe saber tu secreto, no des a conocer a nadie tu secreto o podrías estar perdida-

-Hai- asintió Miho con otra reverencia (N/A: es que no se mucho japonés n.n¿, creo que esto no anda bien verdad?).

-Necesito que me hagas un pequeño favor, necesito que busques algunas cosas- y le entrega un papel con una escritura.

Y así la joven Miho sale de la lavandería a buscar las cosas. Ninguno de los cuatro se iban a imaginar que tarde o temprano el destino haría que se encontraran.