-¡Corre! ¡Nos va a matar!-gritaba un joven policía en prácticas.

Él y su compañero corrían desesperados por el bosque en busca de un escondite. Lo que fuera que les persiguiera, era rápido como el viento y les pisaba los talones. Corrían lo más rápido de lo que podían y se tenían que agarrar su gorras para que no se les volara.

-¡¿A quién se le ocurrió la idea de perseguirla?!-gritó el policía pálido a su compañero, que le llevaba unas cuantas zancadas.

-¡Yo pensé que la atraparíamos y todo sería más fácil!-gritaba el policía moreno agarrándose su gorra con fuerza-¡Si llegamos a atraparla, hubiéramos pasado a la historia!

-¡Pues ahora pasaremos a la historia como sus dos siguientes víctimas!

-¡Tú calla y corre!

El cansancio ya empezaba a notarse en ambos jóvenes y, con muy mala suerte, el más atrasado en la huida se tropezó con una rama y cayó de bruces al suelo. Su compañero, al darse cuenta de que no le seguía, tragó saliva y volvió a por él para socorrerle. Le agarró del barzo para levantarle:

-¡Vamos!

-¡No puedo más!

Pero una rama rompiéndose les hizo girarse para encontrarse a su perseguidor... Una mujer manchada de sangre con un cuchillo de carnicero les miraba burlonamente:

-Pero mira que dos mozuelos me he encontrado... Ya no podréis seguir huyendo-mientras decía esto, chupó el cuchillo quitándole la sangre.

A ambos policías se les heló la sangre cuando la mujer les miró siniestramente.

-¡Su... Su instinto asesino es muy fuerte!-dijo el policía moreno mientras caía de rodillas al lado de su compañero-¡O-Oye! ¡Hay que salir de aquí volando...!

Pero al girarse, vio a su compañero completamente asustado y en estado de shock. Con sólo mirarla a los ojos, ambos habían visto sus muertes a manos de aquella psicópata. La mujer empezó a caminar hacia ellos dispuesta a blandir su cuchillo sobre ellos.

-¿Por quién empezaré?-vacilaba-Ambos tenéis una sangre muy rica...

-O-Oye...-reaccionó el policía pálido-H-hay una forma de escapar...

-Lo sé...

-No. ¡No la hay!-gritó la mujer tirándose contra el policía pálido y agarrándole del cuello.

Después, ante la mirada asustada del otro policía, subió su cuchillo y apuntó hacia él.

-¡Déjame probar tu sangre!

-¡NOOO! ¡SUÉLTALEEE!

Se hizo el silencio en todo el bosque... Lo único que se oyó fue la sangre derramándose...

CAPÍTULO 1: MUJER ROJA

-Un crimen hundido en el rojo sangre será sacado a la superficie...-

-¡NOOOO! ¡NNNOOOOO!

-¡Kan-chan!-se oyó una voz femenina.

Al abrir los ojos, o el ojo mejor dicho, vio a la detective Uehara mirándole preocupado. Se levantó como un resorte de la cama para observar que todo estaba en calma... No había bosque, no había mujer, no había sangre...

-¿Te ocurre algo? No has parado de gritar durante toda la noche...

-¡Ah! Habrá sido una pesadilla...-intentaba tranquilizarse-Vuelve a dormirte.

-¡¿Cómo que me vuelva a dormir?! ¡Kan-chan, con las 7 de la mañana! ¡Vamos a llegar tarde!

-¡¿Qué?! ¡¿Y por qué no me has avisado?!-se quejó mientras se levantaba de la cama a todo correr.

-Porque estuviste muy enfrascado en un caso por la noche y viniste hecho polvo-le respondió mientras se iba al baño y se peinaba.

Yamato suspiró ante la bondad de su subordinada y se empezó a quitar el pijama para ponerse su habitual vestimenta. Tras peinarse, un olor nauseabundo invadió la casa.

-Oh, no...-se pegó una palmada en la cara.

Oh, sí. Al bajar al comedor, pudo ver en su taza el café que sabía a todo menos a café de Uehara, quién estaba sentada en el sitio de enfrente con una sonrisa.

-Hoy lo he preparado con un nuevo truco.

-No...-dijo Yamato metiendo la cuchara y sacándola toda descompuesta-Si se nota...

-¿No te lo vas a tomar?-le miró con tristeza.

-¡Ah! ¡P-por supuesto! ¡V-vete a fregar los platos mientras acabo!

Aquella era la excusa que siempre ponía para ir al baño y tirarlo todo por el retrete. Pero, aquel día, no funcionaría...

-Quiero ver tu cara de felicidad mientras te lo tomas-sonrió inocentemente Uehara.

Yamato tragó saliva... ¡No sabía cómo salir de aquel apuro! Sólo había una solución...

(Central de Nagano)

-¡Buenos días!-saludó muy enérgica Uehara a sus compañeros policías.

-Buenos días, detective Uehara. Por cierto, ¿y el inspector Yamato?

-Pues ha ido al baño corriendo nada más llegar...

Todos los policías tragaron saliva al oír eso.

-Se nos ha ido un buen camarada...

-Sí...

-¿De qué habláis?

-¡De nada!

Era alucinante que Uehara no se diera cuenta que Dios no la había traído al mundo precisamente para preparar café...

Por el pasillo, Yamato iba agarrándose el estómago mientras respiraba hondo.

-He echado la primera papilla... Creo que esta mujer quiere matarme...

-Hombre, Yamato-le llamó una voz femenina autoritaria.

Al girarse, vio a una muejr de su edad de pelo negro y gafas. Su piel pálida la había hecho parecerse mucho a Drácula en Halloween. Aquella mujer era la inspectora Satake o doctora Satake. Se encargaba de administrar la información y también hacía las veces de forense. Toda la Central está detrás de ella al ser una mujer solitaria, fría, callada y autoritaria.

-Debo algún día estudiarte el estómago porque no puedo entender cómo aún no te has muerto-sonrió gélidamente.

-En serio. ¿Quieres dejar de ser tan sádica y directa?

-No puedo. Es mi personalidad. Dile tú a la detective Uehara que deje de poner cianuro de potasio en el café porque casi no me queda.

Yamato empalideció al oír eso y Satake se rió.

-Era broma.

-¡Deja de decir todo tan seria, que parece verdad!

-Esos berridos sólo pueden venir de una persona...-se oyó detrás de ellos una voz refinada.

Al girarse vieron a un hombre bien vestido y con un peinado de lo má sofisticado y cuidado. Sus ojos grises les miraron burlándose de ellos.

-El gran ispector Yamato, alias: El pregonero de la Central.

-Yo también me alegro de verte, inspector Nakamura, alias: El pijo de la Central-se picó Yamato.

-Podrías haber buscado otro alias mejor... Me has decepcionado-dijo poniéndose los dedos en la frente.

-¡¿De verdad no hay personas mejores que vosotros con las que me podría haber encontrado hoy?!

-Habrá sido el destino-sonrió Satake.

-El destino... Algo tan desigual e impredecible...-dramatizó Nakamura.

En aquel momento, Yamato planeaba suicidarse tomándose otro café. Una policía sádica y un inspector poeta y pijo... Vaya par...

-Por cierto, ¿has preparado lo que vas a decir?-le interrumpió Satake.

-¿Decir?

-Sí, a la prensa.

-¡¿Prensa?!-se quedó con la boca abierta.

-Vaya cabeza, por los antiguos samuráis del periodo Edo. ¿Te has olvidado que hoy es la rueda de prensa?

Antes de que respondiera, Nakamura le tapó la boca.

-No respondas. Es evidente que sí-suspiró-. Al menos, espero que el chulo lo haya preparado-dijo mirando de reojo hacia atrás.

-¿Chulo?

-Al parecer, ya ha llegado...-cruzó los brazos Satake-Cuando llega, toda la Central se impregna de un aroma seguro y frío a la vez...

Los tres miraban el ascensor con espectación para ver salir a un hombrecillo cabezón y con una voz rechinante que a ninguno de la Central de Nagano le hubiera gustado oír.

-¡Buenos días, mis leales amigos de Nagano! ¡Aquí está el gran inspector de Gunma, Misao Yamamura!-levantó la mano con autoridad.

Todos los policías pasaron de él y volvieron a sus charlas. Nakamura suspiró y Yamato lo miró con asco:

-¡¿Se puede saber que hace aquí el idiota de Gunma?!

Yamamura, al oír eso, se acercó al grupo:

-¡Mi buen amigo! ¡Soy el inspector Yamamura, a ver si lo aprende! ¡Y estoy aquí para una algo de prensa...!

-Rueda de prensa-le corrigió Satake.

-La rueda de prensa, mi querido Yamato, trata de unos sangrientos asesinatos entre Gunma y Nagano hace tres años. Es normal que venga un inspector de Gunma... Aunque me esperaba algo mejor.

Yamamura se picó al oír eso:

-Soy el mejor de Gunma para que lo sepas, pijo de las narices-se dio aires de superioridad poniendo sus manos en la cintura.

-Ahí se nota lo necesitada que está Gunma de policías competentes...-suspiró Satake.

-Tenemos muchos policías competentes en Gunma, señorita.

-¡Pues di a uno de esos policías competentes que venga!

-¡Pero si ya he venido yo!

-Qué par... Vaya ánimos me dáis para venir a la Central...-sonó una voz masculina detrás de ellos.

Nakamura se giró picado, al igual que Yamato, y Satake sonrió. Detrás de ellos estaba el inspector Morofushi quitándose el abrigo.

-Si tengo que hablar con vosotros en la rueda de prensa, acabaremos a sillazos...

-No te digo yo que no-dijo en voz baja Yamato.

Ahora sí. Ahora estaban todos los personajes con los que no le gustaría haberse encontrado aquella mañana...

En la planta superior, Uehara hablaba con su mejor amiga, la detective Ryoko, una chica algo más joven que ella y que era la subordinada de la inspectora Satake.

-¿Viste la película de anoche, Uehara? ¡Estuvo genial!

-Sí. La vi nada más llegar.

-¡Que buenorro estaba el samurái! ¡Ya no hay chicos como esos!

-Bueno, tampoco creas eso...-intentaba tranquilizarla.

-¡Buenos días!-entró un chico de la misma edad que Ryoko-¿Qué tal la noche?

-Buenos días, Takuto-le saludaron ambas chicas.

Takuto era otro detective novato, al igual que Satake, pero éste era subordinado de Nakamura.

-¿Q-qué tal has dormido, Ryoko?-preguntó algo tímido.

-Muy bien-levantó el pulgar.

Uehara no pudo evitar sonreír. Era obvio que Takuto estaba enamorado de Ryoko, pero Ryoko no se daba cuenta de nada... Ambos eran conocidos bajo el alias, según Nakamura, los pesados de la Central. Y es que se habían ganado esa reputación porque... ¡Eran más pesados que una vaca en brazos! ¡No se les podía dirigir la palabra porque se te pegaban como una lapa! Y Uehara había cometido aquel error... Pero fue rescatada por otro detective que apareció en aquel momento.

-Buenos días-dijo inocentemente.

-Buenos días, detective Yasuke.

Yasuke era un detective algo regordete y muy novato, casi que este año empezó a ejercer de policía. Su gran inocencia y calidez, sus dos características fundamentales, eran muy opuestas a las de su superior, que no era otro que el inspector Morofushi, frío y calculador. Anteriormente, Yasuke formaba parte de la Comisaría de Arano pero al conocer al inspector Morofushi, le siguió hasta la Central para ser tan buen policía como él, autoproclamándose su fan número uno. Misteriosamente, Koumei, mote del inspector Morofushi puesto por Yamato, accedió.

-¿Viste anoche Samuráis vs Gladiadores?

-No... Tenía que firmar unos papeles del caso...-se rascó la cabeza Yasuke.

Viendo a aquellos tres, Uehara se dio cuenta que ella era la más experimentada como detective y siempre les ayuadaba cuando estaban en problemas, aunque Takuto y Ryoko nacieron con unas habiliadades innatas en aquel campo de la investigación que hacía temblar a las demás prefecturas...

-¡Ya va a empezar!-entró una detective en la sala-¡Va a empezar la rueda de prensa!

(Sala de Prensa)

En la sala de prensa se congregó cincuenta reporteros esperando a oír la información que necesitaban para las noticias de la tarde. En la mesa larga con cuatro sitios y con una gran lona azul sobre ella, estaban sentados el isnepctor Yamato, el inspector Morofushi, el inspector Yamamura y el superintendente de Nagano, Shikatsuno, un hombre calvo, musculoso y conocido por su dureza contra sus subordinados llevándose el alias de la mano de hierro de la Central. Este alias no se lo había dado Nakamura, sino la propia prensa...

-No hemos reunido aquí para hablar sobre el caso que nos incumbió a ambas prefecturas hace tres años. El caso consistió en una mujer psicópata que mató a su marido a cuchillazos y mató a más de un policía que intentó dar con ella. Hace poco, se encontró su cuerpo en un pantano y su cuchillo al lado. Hemos verificado que el cuerpo es de ella al compararle con el cordón umbilical que guardaba su madre. Daremos por finalizado el caso mañana por la noche, no sin antes poner nuestra información a vuestro alcance para que se muestre nuestra transparencia. Tengo a mi lado a los inspectores Yamato y Morofushi de Nagano, y al otro lado... al inspector de Gunma...

Yamato sonrió al ver que no le hizo mucha gracia decir aquello.

-Puede comenzar la ronda de preguntas.

Todo el mundo se cayó. Yamato empezó a pensar qué responder ante cualquier pregunta y rezaba que Yamamura no estropeara nada...

-Inspector Yamamura... ¿Cómo es que Gunma no se puso rápidamente a buscar a la asesina?

-Obviamente, no podíamos centrarnos en un solo caso. Nuestra prefectura tiene muchos más crímenes que esta-se dio importancia.

-No me extraña...-pensó Yamato-Siempre el detective Mouri va más por allí...

-Pero estuvieron a punto de pillarla, ¿no?

-Sí. Pero decidimos dejársela a nuestros compañeros de Nagano.

-Seguro...

-Inspector Yamato, tenemos entendido que fue usted quien encontró el arma del crimen en un arbusto. ¿Qué pasó para dar con ella?

-Me encontraba en un Koban con mi compañero Morofushi...-se fijó que se rio por lo bajo y le pegó una patada en la espinilla-cuando vimos en las noticias que apareció en el bosque cercano de nuestra posición y emprendimos un viaje para buscarla. Vimos varias prendas rojas por el suelo y vi el cuchillo en unos matorrales.

-¿Es verdad que no estaba oxidado?

-En efecto...

-Entonces, ¿cómo se puede constatar que ese era el cuchillo?

-Porque analizamos la sangre y dio positivo con las víctimas.

-Inspector Morofushi, ¿es verdad que a ustedes también se os escapó?

-Como ha dicho, estábamos en un Koban, así que éramos muy novatos-intentaba ocultar su dolor de pierna.

-¿Con esto se explica la ineficiencia de la policía de Nagano?

Al oír eso, Shikatsuno pegó un golpe a la mesa furioso:

-¡Varios policías han muerto protegiendo esta prefectura! ¡Ellos nos han llevado a resolver los mejores delitos!

-¿Indica que ellos iban a morir desde el principio?-sonrió el periodista.

Yamato y Koumei miraron mal a aquel periodista. Aquel hombre era la peor pesadilla en una rueda de prensa, ya que se dedicaba a criticar a la gente y sus revistas eran muy leídas por todo Nagano.

-¡Nosotros no utilizamos a nuestros policías como peones como usted nos utiliza a nosotros para sus titulares! ¡Si no hay más preguntas, cierro la sesión!

Todos los periodistas intentaron hacer más preguntas, pero los policías no querían responder ante nada, gracias aquel gracioso...

Fuera de la sala, Uehara les esperaba junto con sus demás compañeros.

-Ese Usigome... ¡Le voy a meter una patada en sus partes!-gritó Ryoko.

-Eso es lo que quiere que hagamos-respondió Nakamura.

-¡Y luego está ese inútil de Gunma dándoselas de listo!

-Perdone, inspector esmirriado...

-¡¿Qué me has llamado?!-le cogió de la pechera.

-N-nada...

-¿Nos vamos a comer para olvidar todo esto?-preguntó Yasuke intentado calmarles.

-Me parece buena idea-respondió Koumei-. No quiero ver a Shikatsuno dándonos voces...

Satake, que se mantuvo callada durante la charla y la caminata hasta el restaurante. cogió del brazo a Morofushi y a Yamato.

-Quiero hablar con vosotros un momento...

Los demás les miraron confusos, pero Yamato les dijo que fueran a coger mesa (y que no dejaran a Uehara acercarse a la máquina de cafés).

-No me gusta que la gente mienta, Yamato.

-¿He mentido en algo?

-Sí. Cuando el periodista te preguntó sobre el cuchillo oxidado, miraste a Morofushi en busca de una respuesta.

-Yo no hice eso.

-Aunque fuera sólo un segundo, tu mente lo hizo inconscientemente... ¿Qué era lo que ibas a decir en realidad? ¿Por qué dudaste en esa pregunta?

-¡Qué no dudé!

-Recuerda que puedo saber cuando alguien miente. Además, Morofushi lo supo antes que yo.

-En efecto. Te preguntaron por la oxidación y no supiste dar ninguna explicación del porqué. ¿Sigues creyéndote eso?

-¿Creyéndose qué?-preguntó confusa.

-Cuando encontramos el cuerpo en un pantano, yo dije que sí que era de la mujer, pero Kansuke no estaba muy seguro.

-Por eso me mandasteis que hiciera los análisis del cordón umbilical.

-Dieron positivo tal tal y como sospeché.

-¡Tú sólo te basaste en que iba de rojo!

-¿Y en que querías que me fijara cuando se la apoda "La Mujer de Rojo"?

-Entonces, sigues sospechando que...

-Sí...

Un Yamato joven y un Koumei joven consiguieron escapar de la muerte. Corriendo por el bosque hasta la ciudad, oyeron a la mujer gritar:

-¡Nunca moriré hasta haber probado vuestra sangre!

-¿Sigues pensando en aquello que nos dijo?

-Sí... Desde entonces, no ha matado a más policías hasta encontrarla en el pantano...

-Reconócelo, Yamato... Esa mujer está muerta.

-¡No! ¡Tengo la impresión de que sigue viva y que nosotros seremos sus siguientes víctimas!

-Venga ya...

Los tres hablaban sin darse cuenta que el ambicioso periodista Usigome les espiaba y ahora se reía al haber encontrado el mejor titular de su carrera...

Tras una larga conversación, Yamato se cansó de dar razones y se fue a la mesa, dejando solos a Satake y a Koumei.

-¿Tú que crees, Morofushi?

-Está muerta y eso sólo importa.

Koumei se fue a la mesa siendo observado antentamente por Satake:

-Una postura inflexible que se adentra al peligro sin retroceder, pero... ¿por qué dudas? ¿Piensas que "La Mujer de Rojo" sigue viva? Si eso piensas tú... Debe ser verdad...

(Bosque de Karuizawa)

En un camping, una familia comía alegre sin saber que aquella sería su última comida ya que una mujer les observaba sonriendo y empuñando un cuchillo carnicero detrás de un árbol...

-¡¿Está viva en realidad "La Mujer de Rojo"?!-

TAL Y COMO DIJE, VOY A ESCRIBIR HISTORIAS LARGAS DEL TRÍO DE NAGANO PORQUE SE LAS MERECEN! SON MIS PERSONAJES FAVORITOS DE DC :3 LOS QUE SIGAN EL MANGA DE DC, SE DARÁN CUENTA QUE ESTÁ UN POCO AMBIENTADO EN EL CASO DE LA MUJER DE ROJO, PERO NO TODO SERÁ IGUAL :)

TARDARÉ EN ACTUALIZAR POR CULPA DE LAS CLASES, ASÍ QUE NO SE PREOCUPEN :D

¡TODO COMENTARIO, OPINIÓN O IDEA ES BIEN RECIBIDA!